Francisco Naranjo, un «enano infiltrado» de CC.OO de RENFE en el sindicato franquista, me ha recordado, no sin emoción, la portada que hicimos en el semanario DOBLON para celebrar la infiltración heroica de los sindicalistas clandestinos en el corazón del franquismo. Entre todos, así tumbamos la Dictadura desde dentro. No fue una concesión desde arriba sino una conquista desde abajo no exenta de riesgos. Lo cuento en mis memorias «La prensa libre no fue un regalo» (Ed. Marcial Pons). El recuerdo de «Ha ganao el equipo colorao» (Junio 1975) me ha producido emoción, nostalgia y un punto de orgullo por el éxito de aquella lucha sindical, periodística y política por la libertad contra el dictador Francisco Franco, tres meses antes de que éste firmara 5 penas de muerte tras una pantomima de juicio sin garantías. Todos los demócratas estamos en deuda con aquellos valientes «enanos infiltrados».

Mientras los demócratas se infiltraban en el corazón sindical y político del franquismo, los inmovilistas de Franco se refugiaban en «el bunker». Doblón descubrió la palabra bunker (en recuerdo del de Hitler) y la aplicó al escondite de los últimos defensores de Franco. Inventamos un gran eslogan que fue adoptado por los demócratas para definir a los franquistas.










