Mañana, al comernos en familia el pavo de Thanksgiving (Acción de Gracias), mi hijo Erik y yo daremos gracias a los lectores que han comprado nuestro libro para sus hijos y nietos. Estamos felices por la aceptación que ha tenido: en apenas tres semanas Catarata ha repartido 2.500 ejemplares en 1ª edición, 1.000 en 2ª y otros 2.500 en la 3ª que salió ayer de la imprenta. Gracias también a 20 minutos, eldiario.es, Infolibre, RNE, La Ventana de la SER, La Noche en 24 horas de TVE, La Voz de Almería, etc, por la crítica y las entrevistas sobre el libro. En torno al 20-N, aniversario de la muerte del dictador, con razón, ha sido noticia. Unos querían a Franco, otros le odiaban. Todos le temían.
Ojalá lo lean los jóvenes que nacieron en libertad y nunca tuvieron que sufrir el terror y la falta de libertad del franquismo. La libertad, como el oxígeno, la valoras más cuando te falta. A mí me faltó durante 30 años. Es bueno conocer nuestro pasado para que no se repita lo malo.
Hoy nos toca cortar manzanas y preparar el relleno del pavo para asarlo mañana al horno. Cuando vivíamos en Estados Unidos, celebrábamos Thanksgiving el último jueves de noviembre. Pero ese día aquí es laborable por lo que lo cambiamos al sábado que sigue el Black Friday (que mis niños llaman Black Fraude).
Nuestro hijo David nos ha pedido prestada la mesa de plástico para comer todos en su casa. Es fuerte y la lleva, desde nuestra casa a la suya, con un trapo en la cabeza. Eso hacía mi prima Isabel para llevar el cántaro de agua en Mojacar. La tradición familiar continúa.