Ha muerto Abel La Calle, un sabio en Derecho Medioambiental y un colega generoso en la Universidad de Almería. Su fallecimiento, a los 67 años, me ha traído muchos recuerdos entrañables de los años y las nobles batallas que compartimos juntos en la Junta Rectora del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Descanse En Paz. Los almerienses (y los enamorados del Cabo de Gata) estamos en deuda con Abel. Mi primer acto en 2010, como presidente del Parque Natural, fue acudir con él al Cortijo del Fraile. Allí ocurrió el crimen de Níjar («Puñal de claveles» de Carmen de Burgos y, poco después, de «Bodas de sangre» de García Lorca). Allí rodó Sergio Leone «El bueno, el feo y el malo» con Clint Eastwood. Un montón de piedras y todo a punto de caer, casi en ruinas. Desolados por el abandono imperdonable de ese símbolo histórico, Abel y yo nos miramos y, allí mismo, nos comprometimos a luchar por salvar esa joya de la historia, la literatura y el cine almerienses. Teníamos que vencer no molinos sino gigantes. Y uno de los mayores podría ser la pusilanimidad y pereza de nuestras autoridades y de no pocos paisanos. Allí mismo nos pusimos manos a la obra. Abel nos ayudó mucho en la batalla jurídica y política. Merece reconocimiento por ello.
Estudiamos acciones jurídicas para la expropiación de lo que sin duda era un Bien de Interés Cultural. Al cabo de casi 14 años, aquella ruina ya es ahora un Sitio Histórico.
Y los políticos de la Junta de Andalucía, de la Diputación de Almería y del Ayuntamiento de Níjar se hacen fotos ante las obras de restauración. No hay nada que guste más a los políticos que inaugurar cosas para hacerse fotos. Ya es algo.