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¿Por qué PP y VOX no condenan el franquismo?

Hoy encontré mi primer carnet oficial de periodista (nº 5.083 de 1970). Me obligaba a observar la moral cristiana y a guardar fidelidad a los Principios del Movimiento impuestos por un dictador elegido no por los votos de los españoles sino «por la gracia de Dios».

Mi primer carnet oficial de periodista
Observar la moral cristiana y guardar fidelidad a los Principios del Movimiento dictados por Franco.
Cinco duros del «Caudillo de España por la gracia de Dios». Mil años antes, Abderramán III fue Califa de Córdoba «por decreto de Alá».

Me estrené sin prensa libre hace 53 años y me ha dado repelús pensar en lo que podría pasar en el gobierno de España después de 23 de julio. Me da mala espina que la coalición PP-VOX pueda gobernar pronto España sin haber condenado expresamente la dictadura de Franco.

Carnet oficial obligatorio para poder ejercer el periodismo.

¿Por qué son tan reacios a mostrarse anti franquistas? ¿Acaso le tienen querencia a aquel régimen fascista y cruel, inspirado en Hitler y Mussolini, que privó de libertad a los españoles durante 40 años? Me cuesta entenderlo.

Una recomendación que circula por las redes contra los mensajes de odio.
La lona del odio, en el centro de Madrid, retirada por la Junta Electoral no por su contenido delictivo sino porque aún no había comenzado la campaña.

Sobre todo, me perturban y preocupan que tantos jóvenes, que no sufrieron la Dictadura, sigan las consignas de odio (homófobas, racistas, xenófobas, machistas, etc.) sembradas por VOX, el socio predilecto del PP. Se acercan tiempos duros para la libertad. No es bueno que todo el poder (local, regional y nacional) se concentre en las mismas manos que no condenan el franquismo. ¿Qué hemos hecho mal los demócratas?

La gaviota del PP alimenta al águila imperial de Franco

Ahí van dos artículos de El País que recomiendo sobre la Ley de Memoria Democrática que la derecha quiere derogar.

La incómoda memoria

Para un sector radical de las sociedades recordar parece ser más bien una amenaza y no un paso necesario contra la repetición del horror

DIEGO GARCÍA-SAYAN09 JUN 2023 – 06:30 CEST1

Hay dos formas a través de las cuales una sociedad puede enfrentar un pasado traumático en el que en un país la obra humana dejó muchas víctimas, incluyendo personas asesinadas, desplazadas o exiliadas. Tema que en varios países se ha convertido en una suerte de Rubicón que polariza posiciones políticas tras lo cual se suele esconder, en realidad, la diferencia entre tolerancia e intolerancia.

Un camino es el de la recuperación de la memoria histórica. No sólo como homenaje a las víctimas, sino como mensaje, para el presente y futuro, de hechos graves que deben conocerse —y conocer las nuevas generaciones— para que jamás se repitan. La otra forma es la opuesta: el olvido, lo que podríamos llamar la “volteada de página”, en nombre de una idea abstracta de la “reconciliación” que omite conocer la verdad. Borrando hechos que generaron miles y hasta millones de víctimas, dando pie a la impunidad y una sociedad que prescinde de su memoria, con el pretexto de la conciliación.

Lo que está detrás de esta contradicción suele ser un pasado terrible. Que va, por ejemplo, desde los genocidios hitlerianos o polpotianos y la Guerra Civil española hasta los asesinados por dictaduras sangrientas en el cono sur latinoamericano (Chile, Argentina, Uruguay) en los setentas y ochentas, llegando a las decenas de miles de muertos en Perú, tanto por la acción del terrorismo como por agentes del Estado. Y hay muchos otros casos más en la región y en el mundo.Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.

Así como ha habido sucesos gravísimos que no merecieron particular expurgación, memoriales o “comisiones de la verdad” o, en fin, políticas públicas de promoción de la memoria y de homenaje a las víctimas.

Sin duda la política pública “sanatoria” más espectacular en las últimas décadas ha sido la de la Alemania reconstruida luego de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Para cualquiera que visite el país no queda sino inclinarse con respeto ante los impactantes resultados pasos para no arrojar bajo la alfombra las atrocidades del nazismo desde la década del 30 del siglo pasado y durante la Segunda Guerra Mundial con varios millones de objetivos de persecución, destrucción o muerte por pertenecer a una determinada raza, etnia o nacionalidad.

Millones de judíos, disidentes políticos, gitanos, homosexuales, personas con discapacidades físicas y mentales fueron objetivo de destrucción o matanzas por pertenecer a una determinada raza, etnia o nacionalidad. Quedaron para la memoria los nombres de campos de concentración como Dachau, Buchenwald, Mauthausen o Auschwitz-Birkenau (Polonia). Conversando con la gente se puede constatar el espectacular impacto de esos memoriales y de la educación pública alemana han tenido en las generaciones que aún no vivían cuando los horrores del nazismo.

En otros países el relativo silencio frente a sus propias responsabilidades en la historia de hechos terribles y en la misma Segunda Guerra Mundial no ha sido, sin embargo, materia de especial “memorialización” como, por ejemplo, el Japón.Pero fuera de esas grandes hecatombes mundiales de obra humana ha sido más bien en conflictos y situaciones “internas” de algunos países en las que se ha visto más vivamente la existencia o no de políticas públicas claras y consistentes. En torno a ese tema, por el contrario, por razones de política interna muchas ha sido materia de controversia y hasta de propuestas regresivas. En estos días en España, por ejemplo, dentro de la recién iniciada campaña electoral de cara a la elección del 23 de julio llama la atención la postura de los candidatos de la derecha de, por ejemplo, derogar la Ley de Memoria Democrática. Uno de los objetivos de esa ley es, precisamente, reconocer a quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, de pensamiento u opinión, de conciencia o creencia religiosa, de orientación e identidad sexual, durante el período comprendido entre el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la Guerra Civil, la dictadura franquista hasta la adopción de la actual Constitución en 1978.

En el contexto latinoamericano se han dado en las últimas décadas varios pasos notables —literalmente “memorables”— de lo primero, es decir de recuperación de la memoria histórica. No sin tensión y contradicción con quienes, desde el conservadurismo extremo, prefieren el olvido y que no se hable de hechos y responsabilidades atroces.

En los últimos 20 a 30 años se han dado pasos importantes en la región para mantener la memoria para que hechos terribles sean conocidos por las futuras generaciones para que no se repitan. Por ejemplo, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Santiago de Chile referido a la larga dictadura de Pinochet o el Lugar de la Memoria (LUM) en Lima sobre el conflicto armado interno generado en el Perú por el accionar terrorista de Sendero Luminoso y las atrocidades en las que de ello derivó en responsabilidades graves de agentes de instituciones del Estado. También el Museo Sitio de Memoria, localizado en lo que fue la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en Buenos Aires, centro de detención y exterminio durante la dictadura militar entre 1976 y 1983 de miles de detenidos y desaparecidos, muchos de los cuales perecieron en los “vuelos de la muerte”.

Siendo las cosas así, el hecho es que para un sector radical de las sociedades recordar parece ser más bien una amenaza y no un paso necesario contra la repetición del horror. Si en la España de hoy hay quienes promueven en su discurso político voltear una página del pasado que parece incómoda para algunos, algo parecido ocurre en una Latinoamérica ya contagiada del virus global de la polarización política. Algo de ese mismo espíritu retardatario flota en otros lares.

Es lo que pasó en Lima con el LUM, espacio de memoria inaugurado el 2015 con la cooperación de Alemania. La exhibición arranca precisamente recordando cómo fue que se inició en 1980 la violencia terrorista de Sendero Luminoso que ensangrentó al país durante veinte años.

Pero, como no podía ser de otra manera, en el LUM la exhibición trata también de las víctimas de graves violaciones a derechos humanos cometidas desde el Estado, algo que para algunos extremistas es mejor omitir. Así, la autoridad municipal en Lima, en manos de un grupo político de extrema derecha, ordenó abruptamente el cierre del LUM con objeciones administrativas que pudieron haber tenido otro manejo. Por el momento la crisis ha sido superada pero ya se sabe de la espada de Damócles que pende sobre su funcionamiento dentro de un contexto político general cada vez más tenso y de regresión.

No deben sorprender estas corrientes de regresión que buscan cancelar la memoria y que se repita y extienda por otros países. Y que, con ello, se pretenda borrar de la historia hechos graves. Que deben ser conocidos y recordados como datos de la historia de manera que en la formación de las futuras generaciones haya mejores y mayores elementos para que esas tragedias no se repitan. Cancelando la memoria, por el contrario, es cómo el aliento a la repetición de tragedias se hace más posible.

En defensa de la memoria democrática para construir futuro

Las políticas de recuerdo de la represión y la dictadura deben adaptarse a generaciones que no han vivido la Transición; para ello hay que abrir archivos, desclasificar documentos, dar formación y resignificar los lugares de represión

GEMMA UBASART30 JUN 2023 – 05:00 CEST

En el cambio de milenio, la transversalidad del ciclo de protesta que se acrecienta en la segunda legislatura del presidente José María Aznar cobija también a los movimientos memorialistas. Estos no salen de la nada: son herederos de un trabajo incansable de exigencia de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición desde la misma Transición. Pero es solo a principios de la década de los 2000 que las demandas memoriales empiezan a devenir un nuevo sentido común. En este sentido, el pacto del Tinell que da vida al Gobierno catalanista y de izquierdas de Pasqual Maragall en 2003 apela a la experiencia republicana como antecedente fundacional de la democracia contemporánea. José Luis Rodríguez Zapatero, desde una mirada más personal, llega al Gobierno reivindicando a sus familiares represaliados en 2004. Por primera vez se establece un marco cultural que posibilita políticas públicas integrales de memoria democrática. Dos décadas después, la irrupción de la derecha radical amenaza con romper aquellos consensos. Su proyecto político, basado en la intolerancia y la exclusión del diferente, se ve amenazado por unas políticas de memoria que pretenden construir sociedades más libres y más pluralistas. Lo estamos viendo ya en algunos acuerdos de coalición a nivel autonómico. Sin embargo, para defender los consensos en materia de memoria democrática no es suficiente con repetir títulos declarativos como el de este artículo. Debemos avanzar, consolidar, innovar.

En primer lugar, necesitamos pensar las políticas de memoria en un contexto postransicional. Las nuevas generaciones no han vivido la Guerra Civil ni el franquismo, pero tampoco la Transición o los primeros años de la democracia. La educación, la formación y sensibilización deben estar en el centro. Las políticas de hoy no pueden ser las mismas que deberían haber sido en los ochenta (aunque no fueran). En segundo lugar, no estamos frente a un ejercicio de nostalgia, sino que abrimos un horizonte de presente y futuro, de articulación de una cultura cívica democrática. Se debe entender el presente con perspectiva histórica y de derechos humanos para construir y reconstruir ciudadanía social. En tercer lugar, hay declinar las memorias democráticas en plural. No estamos aquí para construir una única verdad historiográfica sino para avanzar en la defensa de los derechos humanos, la cultura de la paz y la fraternidad. En sociedades complejas y mestizas, con distintas sensibilidades, experiencias y orígenes, las memorias democráticas también son, por ejemplo, las de las diásporas y la ciudadanía nacida fuera del Estado o sus descendientes.

Para construir memoria democrática en pleno siglo XXI se abren escenarios practicables desde el aquí y el ahora. Cuatro vectores hay que transitar y pueden conectarse con el derecho internacional relativo a los derechos humanos. Para empezar, el derecho a la verdad. Este pasa por abrir archivos y digitalizar al máximo su contenido. El objetivo debe ser el de facilitar el acceso a los investigadores/as y la ciudadanía en general. También deviene imprescindible proceder a la desclasificación de documentos del periodo franquista y construir bases de datos públicas, repositorios de información y material clasificados que permita el avance de la investigación y divulgación. Seguidamente del derecho a la justicia. Es la hora de iniciar procesos judiciales en relación con los abusos de derechos humanos que se produjeron durante la dictadura franquista. Aunque la Ley de Amnistía dificulte penar, no debería ser un impedimento para investigar. La ley 20/2022 de memoria democrática y la creación de la Fiscalía de sala reforzarían este marco de oportunidad. Para que sea una realidad, el Gobierno catalán del que formo parte, por ejemplo, trabaja para ofrecer formación en materia de memoria democrática a operadores jurídicos y en la construcción de la prueba que pueda acompañar procesos judiciales.

El derecho de reparación deviene también fundamental. La abertura de algunas fosas puede actuar como ejercicio de reparación individual y colectiva, de manera relevante en los casos más cercanos al presente, pero no es el único instrumento a utilizar. También lo es dignificar cementerios y lugares de inhumación (por ejemplo, recomiendo visitar el Fossar de la Pedrera en Barcelona, un ejemplo modélico y pionero inaugurado en 1985), conmemorar y homenajear, resignificar lugares de represión, patrimonializar hechos y espacios vinculados a las luchas democratizadoras, etcétera. Por último, la garantía de no repetición. La memoria democrática debe estar presente en las actividades curriculares y extracurriculares de nuestros centros educativos, desde primaria hasta la universidad. Sin ir más lejos, en Francia todos los jóvenes deben visitar algún espacio memorial a lo largo de su escolarización. Y también es necesaria la introducción de la memoria democrática en la formación de trabajadores de la administración pública (aparte de operadores jurídicos antes citados: policías, bomberos, maestros o médicos forenses).

En definitiva, el reto está en transitar de la resistencia a la innovación, de la nostalgia a la construcción de futuro: impulsar políticas de memoria democrática situadas. Porque cualquier batalla cultural requiere de mucha inteligencia, audacia y flexibilidad. Memoria democrática, en fin, para avanzar hacia unas sociedades más inclusivas, tolerantes y convivenciales.Gemma Ubasart es consejerade Justicia, Derechos y Memoria de la Generalitat de Catalunya.

«Empiezan quemando libros…» (Heine) ¡Aprobado!

¡Aprobé, por fin, con mi «Quema de libros por la Inquisición! Claro que no tuve mucho mérito ya que la maestra Sandra Krysiak, siempre generosa, nos concedió un aprobado general.

Con mi maestra, mi talla y unos pasteles que Sandra llama «facturas argentinas».

Ayer terminó el curso de tallasmadera.com en los talleres de Villalba y Vadillo y hubo fiesta dulce en Vadillo y salada en Villalba.

Cena salada de fin de curso en el taller de Villaba.
Merienda dulce de fin de curso en el taller de tallasmadera.com en marqués de Vadillo.

Ya solo me falta lijar con cuidado las caras, las manos y los libros de  los doce inquisidores dominicos quemadores de libros.

«Quema de libros de un un hereje por el tribunal de la Inquisición». Una escena muy española inspirada en la gran obra de Juan de Juni (Museo de León). (En la foto no se nota, pero fracturé tres dedos inquisitoriales que iban contra veta y a uno lo dejé tuerto. Eso, seguramente,  me bajó la nota).

En su margen superior, grabaré con pirógrafo la frase premonitoria del poeta Heine: «Empiezan quemando libros… y acaban quemando personas». Me recuerda el día en que mi padre y yo salvamos muchos libros de la hoguera. También me recuerda la quema de los libros de mi colega y paisana Carmen de Burgos, ordenada por el dictador Franco, otro cruel inquisidor.

Comencé esta talla en madera de cerezo español antes de la pandemia. Me tomaron por loco. Y nos les faltó razón. La retomé este curso después del Covid. Y ahí está. ¡Aprobado! Con gubia y maza en la mano, me siento alguien. Tras mi jubilación, me alegro de haber cambiado la dirección general del diario 20minutos por la talla de madera y el tenis.

Pag.546 de «La prensa libre no fue un regalo»

Ahora que se agota «La prensa libre no fue un regalo» no tendré más remedio que empezar otro libro con la esperanza de que los retrógrados franquistas de VOX no me lo quemen. ¡Miedo me dan! Pobres mujeres españolas y pobres hombres gobernados ya en muchos lugares por machistas, homófobos, xenófobos, odiadores y racistas declarados de VOX que exhiben, sin complejos, toda su ignorancia y su amor ciego por la represión franquista. Y pobres los demócratas del PP que no saben dónde se meten.

Nicolás, sobrino rebelde de Franco, fue nuestro salvador

Acabo de leer el El País que Nicolás Franco, sobrino rebelde del tirano, ha donado toda su colección de caza al Museo de Ciencias Naturales.

Nicolás Franco en El País de hoy.

Celebro su gesto que me ha traído, además, gratos recuerdos de nuestro paso conjunto desde la cruel Dictadura de su tío a la Democracia que él nos ayudo a traer para nuestro hijos y nietos…

Con Nicolás Franco ante mi talla del emir Jayrán, expuesta en el aljibe árabe del siglo XI, en el Hotel Catedral de Almería.

Desde el aljibe del emir Jayrán, nos fuimos paseando a celebrar su visita a mi tierra -¡cómo no!- a Casa Puga. Entrañables recuerdos.

Con Nicolas Franco en Casa Puga

Ojalá que los de VOX (que están engatusando a algunos ingenuos del PP con su discurso retrógrado, machista y xenófobo) sigan el camino liberal y democrático de Nicolás Franco y no el rumbo dictatorial de su tío de tan triste y dramática memoria.

Tras leer el reportaje de El País, te tenido un ataque de nostalgia y me he puesto a leer las páginas que dediqué a Nicolás Franco en mi libro de memorias personales y periodísticas («La prensa libre no fue un regalo») cuya lectura os recomiendo. Copio y pego:

Sobre Nicolás Franco (pag. 240)
Sobre Nicolás Franco (pag. 241)
Sobre Nicolás Franco (Pag. 242)
Sobre Nicolás Franco (Pag. 243)
Sobre Nicolás Franco (Pag. 244)
Sobre Nicolás Franco (Pag. 245)
Sobre Nicolás Franco (Pag. 296)
Sobre Nicolás Franco (Pag. 297)

La entrevista a Lobo que nos ayuda a vivir… y a morir

Hoy me quedé paralizado, inmóvil, de pie en mi cocina, con el café en la mano, mientras mi amigo Ramón Lobo, tan querido, hablaba con Javier del Pino en la SER sobre su vida y su muerte.

Diálogo cervantino de Ramón Lobo, sobre su último libro, con Javier del Pino.

Una entrevista magistral que nadie sensible que ame la vida debería perderse. Las respuestas sosegadas del hermano Lobo son tremendamente útiles para transitar por esta vida, desde la nada a la nada. Os la recomiendo. Aquí podéis escuchar la entrevista de hoy en A vivir. A mí me ha resultado muy útil y, por ello, quedo muy agradecido a Ramón y a Javier, pareja de ases de mi profesión.

Y muy orgulloso y feliz por gozar de la amistad de Ramón, compañero del alma.

Mensaje de Ramón en su Facebook
Inolvidable manifestación, organizada por Ramón Lobo, ante la embajada de Putin en Madrid por la libertad de prensa en Rusia y contra la invasión de Ucrania.
Periodistas con nuestro folio en blanco pidiendo libertad de prensa en Rusia. Una idea genial de Ramón Lobo.

Cuídate, hermano Lobo. Te queremos.

Testigo de la Transición. Así lo conté ayer en Capital Radio

Victor López leyó mi libro «La prensa libre no fue un regalo» y me invitó a Capital Radio para hablar de la Transición de la Dictadura a la Democracia, algo que pasó hace casi medio siglo y que nos conviene no olvidar.

En el estudio de Capital Radio hablando de la Transición.

Si desconocemos u olvidamos nuestro pasado reciente corremos el riesgo de repetir los mismos errores y sufrir traumas semejantes. Por eso, me gustó la entrevista que me hizo Victor para Capital Radio y que podéis escuchar aquí. Hablé como si fuera libre.

Con Víctor López en Capital Radio
Introducción a la entrevista.

Testigos de la Transición – José Antonio Martínez Soler

José Antonio Martínez Soler, JAMS, trabajó en Televisión Española en las décadas 80 y 90. Antes, había dirigido el semanario Doblón -siempre beligerante con la dictadura-, siendo secuestrado en marzo de 1976 para obtener de él información sobre dos generales y algunos jefes prodemocráticos de la Guardia Civil. Fundador de los diarios El Sol y La Gaceta de los Negocios, redactor jefe del diario El País, Cambio 16 y director general del periódico 20 minutos, es cum laude en Ciencias de la Información por la UCM y diplomado por la Nieman Foundation for Journalism de la Universidad de Harvard. En los estudios de Capital Radio (Madrid) nos habla de aquel suceso que pudo costarle la vida, de su etapa como empresario de la comunicación y de lo difícil que resultó conseguir la libertad de prensa en España. Con mirada aguda, voz vívida y vivida. Lo comprobamos en este decimoséptimo episodio de Testigos de la Transición. 50 años de Periodismo.

También tenéis la entrevista en la web de Capital Radio y en plataformas digitales (Spotify, iVoxx, Spreaker…)

La lona del odio. Me estoy asustando

Lona del odio desplegada en la zona madrileña de la calle de Alcalá. Aún no han detenido a los autores.

Me llegó por Instagram y me dio un escalofrío de miedo. Conozco al monstruo… y reconozco que me estoy asustando. Los nazis dan la cara sin disimulo. ¿Quién firma esta lona? ¿Acaso es de VOX? ¿Qué podemos hacer si la Policía aún no ha detenido a los autores? Esta lona temible no está protegida por la libertad de expresión. Es un delito de odio contra quienes no piensan como ellos e incita a la violencia. El cubo de basura podría convertirse algún día en cámara de gas. La Inquisición no murió con el rey felón en el siglo XIX. Solo quedó dormida… hasta que la resucitó el tirano en la postguerra con decenas de fusilados diarios sin juicio cuyos cuerpos siguen en las cunetas. ¿Nos falla la memoria? ¿Qué hacer con estos fanáticos nostálgicos del franquismo?

Ahora, sus votos resultan útiles para los conservadores moderados y civilizados del PP. Pero, ¿quién frenará a estos racistas, xenófobos, machistas, etc. cuando su odio se convierta en violencia impune contra quienes no pensamos como ellos? ¿Será demasiado tarde?

La derecha alemana confió en los nazis para acabar con los comunistas… Cuando acabaron con los comunistas, los nazis echaron del poder a los conservadores civilizados y ya sabemos lo que pasó. Pasaron del cubo de basura a las cámaras de gas. Ojalá me equivoque. Les veo asomar la patita del odio…. contra el sanchismo y más allá. Para ellos, el fin justifica los medios. Miedo me da.

Mensaje de pacobecerra recibido por Instagram

Berlusconi, mi ex jefe en el Sol. ¡Madre mía!

Silvio Berlusconi, mi ex jefe.

La muerte de Berlusconi, mi ex jefe, un sinvergonzón descarado y golfo, me ha traído recuerdos tristes como director fundador del diario El Sol, uno de mis sueños y el mayor fracaso de mi vida periodística. El artículo de Vallespín, en El País de hoy, ha removido mis tripas. Me pregunto lo mismo: ¿Qué estamos haciendo mal los demócratas para que gentuza como Berlusconi o Trump, que desprecian las leyes, obtengan tantos votos populares? No te lo pierdas. Vallespín da muchas claves. Lo copio y pego.

‘Berluscotrumpismo’

Cuando se observa la extraña trayectoria de estos privilegiados pillos posmodernos el calificativo de populistas se nos queda corto

FERNANDO VALLESPÍN

18 JUN 2023 – 05:00 CEST

Que no nos engañen las diferencias entre el “simpático” personaje mediterráneo de la amplia sonrisa y el hosco wasp del ceño fruncido permanente; o las que existen entre la cultura política de cada uno de sus dos países de origen. No nos fijemos tampoco en exceso en algunos de sus muchos puntos en común, como su origen empresarial, aunque aquí el italiano tuvo un éxito considerablemente mayor, ni en su patológica personalidad narcisista o sus veleidades en temas de faldas.

No, el aspecto más relevante y misterioso, el que nos permite asociarlos a un mismo fenómeno, es —era, en el caso de Berlusconi— que las reglas que rigen para todos no sirven para ellos. Su comportamiento como políticos es tan inmune a consideraciones de moral general como al sometimiento a las leyes; es más, el apoyo de sus seguidores parece intensificarse cuanto más severa sean las acusaciones en su contra; curiosamente, el escándalo juega a su favor, cuanto más transgreden más se aprietan las filas de sus partidarios; estos son, en un sentido literal, “incondicionales”. Se dirá que esto ocurre con todos los partidismos, pero lo habitual en otros lugares es que cuando un político o un partido quiebra las normas se acuda a la clásica cortina de humo del “y tú más”. Aquí hay al menos una forma implícita de reconocer la culpa, se es consciente de la falta, aunque acabe manchando a la clase política como un todo. Nuestros dos protagonistas no lo necesitan, se saben, sabían, exentos. Quizá por eso mismo se metieron en política, abrazándose a la retórica populista de su enfrentamiento con el sistema establecido, el pueblo contra un defectuoso e inmoral Estado de derecho. Si este se vuelve contra ellos siempre les queda la justificación, como ahora hace Trump, de imputarlo a una reacción de defensa del “Estado profundo” y sus élites frente a quien eleva la denuncia, el fácil recurso a la victimización del supuesto rebelde frente al establishment.

Cuesta creérselo de quienes ostentaban tal condición de privilegio, pero funciona. Y lo hace porque previamente ambos consiguieron establecer la visión de la realidad que mejor encajaba en sus designios. Desde su control de la televisión, Berlusconi provocó un verdadero destrozo de la cultura política italiana. Cuando la situación estuvo madura creó su propio partido político. Trump se construyó también un personaje gracias a los medios y luego a través de su peculiar uso de las redes sociales. No precisó recurrir a un partido, se apropió del republicano y casi consigue hacerse con el Estado. Puede que la clave para entender el misterio de su impunidad entre los suyos resida, pues, en esta extraña reestructuración de la comunicación política a la que estamos asistiendo. Sin embargo, cuando se observa la extraña trayectoria de estos privilegiados pillos posmodernos el calificativo de populistas se nos queda corto. Entran más bien en la categoría de los caraduras que toman al pueblo por idiota y, esto es lo extraordinario, ¡aciertan! Deberíamos hacérnoslo ver, averiguar qué diablos estamos haciendo tan mal los ciudadanos en los sistemas democráticos.

Los recuerdos de mi etapa (errónea) con Berlusconi los he recogido en mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo». Copio algunas páginas del capítulo de Berlusconi y el diario El Sol.

Capítulo con Berlusconi
Capítulo con Berlusconi
Capítulo con Berlusconi
Capítulo con Berlusconi

¿Ortega Schmidt, ministro del Interior con Feijóo?

Me lo dijeron ayer, en broma, y sonreí. Ortega Schmidt, ministro del Interior con el presidente Feijóo. ¿Qué pensará el PNV? ¿Una fragata en La Concha? ¡Menuda broma!

Abascal y Ortega

Al rato, me enteré del pacto PpVox compartiendo gobierno en Valencia y se me heló la sonrisa. Peor aún, se me pusieron los pelos de punta.

Feijóo con su amigo, el contrabandista, de vacaciones.

Inmediatamente surgieron en las redes nuevas bromas… de muy mal gusto.

Vox entra en el Gobierno valenciano con el PP

¿Dónde está el límite o la línea roja para frenar el ascenso de la extrema derecha, que augura el retorno al fantasma del franquismo? El franquismo, por lo que veo en Valencia y quizás pronto en la Moncloa, no está muerto sino mal enterrado. Miedo me da. La abstención o el voto en blanco el próximo 23-J es abrirle la puerta a ese fantasma franquista (xenófobo, machista, liberticida…) que los jóvenes españoles, afortunadamente, no sufrieron.

¿Qué pensarán las mujeres que votan a VOX? Porque ya saben que el número 1 de la lista de VOX al Congreso es un condenado (condenado, no solo acusado) por maltrato machista. Ya no disimulan. No lo esconden. Lo lucen y sacan pecho. ¡Madre mía!

Portada del semanario Doblón cuando murió el dictador felón.

Ya no estamos para bromas, sino para repasar nuestra historia reciente o, mejor aún, para preguntar a los abuelos quién era aquel tirano genocida que gobernó España durante 40 años basado en el terror. Por si acaso, el 23 -J, antes de votar, preguntad al abuelo quién era ese tal Franco y que hacía.

El «caudillo de España por la gracia de Dios», como rezaba en las monedas, con el traje típico del cargo de dictador en el salón del trono.

O leed mi libro. Me haríais un favor.

Portada de mi último libro.

Berna presenta hoy su Goya en el Ateneo

No me lo pierdo. Esta tarde, a las 20.00h, Berna González Harbour presentará en el Ateneo de Madrid (Prado, 23) su obra «Goya en el país de los garrotazos». Entrada libre. Berna, subdirectora de El País, juega muy bien con los garrotazos en la época de Goya y en nuestros días. Aprendemos poco de nuestro pasado y lo olvidamos. Quizás, por eso, lo repetimos. El coloquio promete.

Hoy, a las 20.00h, en el Ateneo de Madrid (calle Prado, 23). Entrada libre.
Berna, autora de «Goya en el país de los garrotazos»

El acto lo organiza la Agrupación Goya del Ateneo que preside mi amigo (y paisano) Paco Forte, un apasionado de la vida y la obra de Goya, aunque él solo puede disfrutar sus pinturas por el recuerdo que tiene de ellas cuando podía verlas con sus propios ojos. Hoy es ciego.

Goya y Berna

El debate en torno a Goya y su época y a Berna en este país de los garrotazos no puede ser más actual en vísperas electorales. Siempre me enfrento a la obra del genial pintor con el corazón partido.

Goya repintó su homenaje al 2 de mayo sobre el medallón que antes dedicó al rey José I, hermano de Napoléón.
Mi talla «Fake news» de dos periodistas golpeándose con sus diarios. Inacabada por la pandemia. Pronto la terminaré. Goya siempre me inspira.

¿Soy anti español si voto al PSOE? ¡Sosegaos!

¿Soy anti español si voto al PSOE?

El eslogan maquiavélico y perverso “Sanchismo o España” de Feijóo, el derogador, (“que le vote el del bote”, digo yo) es enemigo de la España que construimos entre todos con la Constitución del 78. Dudo que alguien de la derecha me gane a patriotismo. Sin embargo, por sentirme socialista a fuer de liberal, la derecha dura me coloca en la anti España, junto a los heterodoxos de Menéndez Pelayo. Desentierran el hacha de la dos Españas. Ya veo por qué. Todo le vale y el fin justifica los medios. A algunos les resulta rentable la tierra quemada con tal de alcanzar el poder. A mí no. Y a muchos amigos y conocidos de derechas, tampoco. ¿Qué hacer?

Lo primero, escuchar a los que no piensan o juegan como yo. Si pierdo al tenis es porque he jugado peor que mi adversario. ¿Qué hice mal y qué hizo bien el vencedor?

Mensaje de Manuel Saco que hago mío.

El coste de pacificar la parte sediciosa de Cataluña, de arreglar los platos rotos por los separadores Rajoy y Aznar, antes de la declaración de independencia de los separatistas del Parlament, ha sido muy alto. Quizás no había alternativa, pero en el resto de España el acercamiento de Sánchez a ERC (quitar la sedición, reducir la malversación, etc.) ha tenido un coste electoral muy alto en municipales y autonómicas. Lo entiendo. No hay mal que por bien no venga. Cataluña se separa hoy de España mucho menos que en tiempos de Rajoy.

No digamos el gran error de la Ley del “sí es sí” y el empecinamiento de Podemos para no remediar inmediatamente el desaguisado. Ahí creo que murió la coalición PSOE-Podemos. El PP tuvo el acierto genial de votar con el PSOE contra Ione Bellara e Irene Montero, dos nombres quemados y que serán disuasorios en cualquier lista electoral. Con el “sí es sí” acertó el PP y erró el PSOE.

A mi juicio, acierta el PSOE cuando vota con el PNV para cerrar el paso a Bildu en Álava, por ejemplo. Aunque el eslogan le fue muy rentable, a fuer de hipócrita, se equivocó el PP con eso de “que te vote Chapote”. Iba dirigido, con mala fe, a las tripas, no al cerebro ni al corazón de los españoles. Las emociones (y las tripas) son traicioneras. ¿Acaso no negoció Aznar con ETA a la que definió como Movimiento Vasco de Liberación y autorizó cientos de traslados de etarras al País Vasco? ¿A qué viene ahora eso de “que te vote Chapote” contra el partido que acabó, de verdad, con el terrorismo de ETA?

El PSOE acertó con sus medidas de fondo de carácter social (subida del salario mínimo, pensiones, reforma laboral, etc.). Muy oportuno el artículo sobre “¿Qué hicieron los romanos por nosotros?” Se equivocó al vender chuches de última hora (cine más barato, inter rail para jóvenes, etc.). Ir del brazo del populismo de Podemos (que critica a los empresarios con nombres y apellidos, que se emperra en dividir al feminismo con minucias de la ley Trans, etc.) ha tenido un coste electoral muy alto para el PSOE. Dime con quien andas y te diré quien eres.

Para mí el error más gordo del PSOE es no haber sumado a los socialistas liberales que, aunque ya van rozando la ancianidad, adelantaron la civilización y cambiaron España durante 14 años: Felipe González no puede faltar en la foto con Pedro Sánchez. Y algo habrá que hacer para que Alfonso Guerra, artífice principal en la sombra de la Constitución del 78, junto con mi amigo y maestro Fernando Abril Martorell, no vuelva a recomendar nunca más que votemos en blanco.

Muchos vecinos de mi pueblo (Villanueva de la Cañada) nos seguimos queriendo después de votar al centro derecha o al centro izquierda, y me pregunto ¿qué les pasa a nuestros dos grandes líderes políticos emperrados en radicalizar y tirar de nosotros hacia los extremos?

Ni Feijóo es un narco ni Sánchez un etarra. ¿A qué esperamos para luchar decentemente por el centro? Y que gane el mejor. Tengo envidia por las grandes coaliciones derecha/izquierda que los alemanes hacen en caso de apuro. Imaginemos un debate en televisión sobre el futuro de la economía española entre las dos cabezas más singulares del PP y del PSOE, Luis Garicano (ex Ciudadanos) y Nadia Calviño (nº 2 del PSOE en el Gobierno). Sus márgenes de maniobra serían pequeños y sus discrepancias no tendrían nada que ver con las “gamarradas” de Cuca, la rabiosa monja alférez del PP, o los golpes bajos que MAR (Miguel Ángel Rodríguez, el Rasputín de Aznar y Ayuso) dirige, sin pudor, a las tripas de los españoles más ignorantes o apáticos.»¿Comunismo o libertad?» ¡Vamos, hombre!

Falta alguien como Adolfo Suárez, Felipe González, Fraga Iribarne o, incluso, Santiago Carrillo (padres de la Democracia) que les diga a los suyos, a voz en grito: ¡Sosegaos!

Amén.