Anoche bajé a Madrid y me junté con toda la tribu para aplaudir la última novela de Nativel Preciado. Al regresar a casa me puse a leerla. Sus palabras sabias y cargadas de sensibilidad y humanidad, me emocionaron. Citó a Bertrand Russel: «El amor es sabio y el odio estúpido». Recomiendo vivamente su lectura. ¡Qué buen ojo tuvimos al ficharla en 1974, casi una niña, como redactora fundadora del semanario Doblón! ¡Enhorabuena, Nativel! No cambies.
Hubo una larga cola de fans para conseguir la dedicatoria de la autora. Mi chica (awestley.com), que tanto quiere a Nativel, no pudo acudir por su rehabilitación de rodilla. Nunca olvida que, en la presentación que Nativel hizo de mis memorias en el Ateneo de Madrid («La prensa libre no fue un regalo»), le dio públicamente a la Westley el mérito de haberme «civilizado y convertido al feminismo». Siempre me gustó contratar a mujeres para fundar diarios, semanarios o programas de televisión. Son superiores (y muy rentables) en muchos aspectos. Desde luego, Nativel lo fue.