Mensajes de colegas de la talla y del tenis me avisan de que me están viendo en Imprescindibles de la 2 de TVE con Rosa María Calaf. Ante tal provocación, me conecté a la 2 y allí estaba yo, joven y con bastante pelo, abrazando y hablando con la maestra Calaf. Un ataque de nostalgia y una alegría poder repasar la vida y la obra de una gran colega y amiga.
Recomiendo el documental sobre Rosa María Calaf en TVE a todo el mundo, pero especialmente a los jóvenes periodistas o estudiantes con vocación por nuestra profesión, la más hermosa del mundo.
La Calaf era valiente, casi temeraria, para conocer el mundo de cerca, palmo a palmo. No solo el mundo de los líderes políticos o de las guerra, sino el de la gente normal y corriente. Por eso, ha recorrido más de cien países y ha sido corresponsal de TVE en todos aquellos donde teníamos oficina.
Inolvidable para mí fue el susto que me llevé volando junto a la Calaf en un avión de Aeroflot, la compañía de la todavía Unión Soviética, desde Moscú a Berlín. Debió ser allá por 1988, al término de la cumbre entre Ronald Regan y Mijail Gorvachov en la capital rusa. Nuestro avión atravesó una zona de fuertes tormentas que produjeron enormes turbulencias. De pronto, un golpe brusco y un ruido seco, como de un cañonazo, retumbó en la parte exterior del avión, muy cerca de donde íbamos sentados. Removió la aeronave.
Me asusté. Ya lo creo. En cambio, la Calaf se echó a reír. Me tranquilizó:
-«Estos pilotos de Aeroflot proceden, en su mayoría del Ejército del Aire de la Unión Soviética y están entrenados para acercarse al peligro en lugar de alejarse de él. Son muy machos. Van por el camino más corto sin atender a las tormentas. No te preocupes. Ya estoy acostumbrada a estos vuelos. «
El País publica hoy una entrevista con ella.
Ha sido un placer y un honor haber trabajado con la gran Calaf en TVE. !Enhorabuena, Rosa María!
¡Maestra!