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Ana Westley, mi artista favorita

«Insomnia», la última obra de Ana Westley, con la pintura aún fresca. ¡Madre mía!
«Marea baja», segundo premio del 86 Salón de Otoño de la AEPE en la Casa de Vacas del Parque del Retiro (Madrid)

Aún hay quien se sorprende al ver la obra pictórica, casi completa, de Ana Westley. Yo no. Yo la vi primero, en sus ojos, el 8 de enero de 1968, el día que la conocí al cumplir 21 años. Amor a primera vista. Ella tenía 20. Al año siguiente, nos casamos.

Nuestra boda en un bosque de pinos de Canillas (Madrid)

Ya le gustaba la pintura. Mejor dicho, los colores. En su adolescencia, ganó concursos pictóricos en el área de Boston.

Su primer premio en Boston cuando era una niña.

La universidad (Sicología y Literatura), su viaje a España (¡su boda!), su dedicación al periodismo (New York Times, Wall Street Journal, etc.) y la crianza (compartida, ¡oiga!) de tres hijos maravillosos (Erik, Andrea y David) alejaron temporalmente a Ana Westley de los pinceles.

David, nuestro hijo menor, heredó su gusto por el dibujo y la pintura. Su trazo infantil, pero firme, cuando apenas tenía 7 u 8 años, nos conmovió a todos. Le apuntamos a la Escuela Municipal de Pintura de Villanueva de la Cañada (Madrid). Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que allí renació en mi esposa su pasión por el arte. Tras llevar y/o recoger a David los sábados por la mañana, Ana soñaba con volver a pintar. Por animar a nuestro hijo, cayó en la tentación…

Dibujo de David Martínez Westley, con 7 u 8 años, inspirado en un cartel del Museo del Prado sobre Velazquez que colgaba en su Escuela.

David siguió dibujando y pintando, en el taller «Acuarela» del maestro Angel Torres (Boadilla del Monte, Madrid) al que su madre le llevaba y le traía.

«El pensador», primer premio de pintura de Madrid obtenido por nuestro hijo David cuando apenas tenía 16 o 17 años. Lo vendió por 500 euros. Siempre lamenté no haber llegado a tiempo para comprárselo.

Durante los años de la transición española de la Dictadura a la Democracia, Ana Westley fue una destacada corresponsal para la prensa de habla inglesa. Enamorada de España e implicada desde muy joven en la lucha por la libertad en nuestro país, que también era el suyo, contribuyó muchísimo a divulgar por todo el mundo el proceso ejemplar de nuestra doble transición política y económica para recuperar las libertades y pasar del tercer mundo al primer mundo. Siempre estaremos en deuda con Ana Westley por lo que hizo en favor de la Democracia en España.

Cuando yo fui trasladado a Nueva York, como corresponsal de Televisión Española, Ana dejó su puesto de corresponsal del New York Times en Madrid para mudarse a Estados Unidos con toda la familia. Su plena dedicación al periodismo la había alejado del arte… solo parcial y temporalmente.

Angel Torres, el maestro de David, se interesó por la pintura de Ana y la animó a sumarse a su taller. Desde entonces, la vi renacer como artista plena. Al regresar a España, se olvidó del periodismo y se entregó a los pinceles. Me maravillaban su progreso y su audacia.

Ella misma lo reconoce en su web:

-«Mi obra pictórica no es ajena a mi experiencia como periodista durante décadas. El periodismo separa hechos de opiniones. El arte, no. Mi vocación artística actual me permite interpretar la realidad y embellecerla o ensombrecerla con cierta fantasía creativa. Sin abandonar mis raíces figurativas, experimento con nuevas formas, colores y materiales que me permiten fusionar lo figurativo con lo abstracto, lo tranquilizador con lo inquietante.«

La Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE) entregó el 7 de noviembre los premios correspondientes al 85 Salón de Otoño organizado por esta entidad centenaria, en un acto que tuvo lugar en la Casa de Vacas del Parque del Buen Retiro (Madrid, España), la exposición de obras se prolongó hasta el domingo 25 de noviembre de 2018. El acto de inauguración de la exposición, que constó con un total de 76 obras, entre los trabajos premiados y seleccionados. La obra «Encrucijada» (Óleo y acrílico / lienzo. 89 x 130), de la artista Ana Westley, se encuentra entre las seleccionadas por el jurado.

Así es el cuadro («Encrucijada») que tengo colgado en el salón de nuestra casa frente a mi sillón de lectura. Unas veces me tranquiliza y otras, me inquieta. Con razón, fue seleccionado y catalogado por el Jurado del 85 Salón de Otoño de la AEPE (Asociación Española de Pintores y Escultores) de la que ambos somos miembros. Yo fui admitido en la AEPE (con perdón) como escultor en madera (aficionado) del taller de la maestra Sandra Krysiak.

Durante un cuarto de siglo, Ana Westley ha ido atesorando (y vendiendo) verdaderas obras de arte.

Una de las páginas de su web

Algunos dirán, y no les faltará razón, ¿qué va a decir de ella si es su marido desde hace medio siglo? ¡Ah! pero no lo digo solo yo. Lo ha dicho, y con voz muy alta, clara y sonora, el Jurado del 86 Salón de Otoño de la AEPE al concederle el segundo premio de España en la Exposición de la Casa de Vacas del Retiro en noviembre de 2019. Su obra «Marea Baja es espectacular:

Ana Westley recibe su premio.

Y posa, feliz, junto a «Marea baja»

Ella misma lo reconoce en su web:

«Nunca pensé que el reconocimiento de un jurado pudiera producirme tanta satisfacción. La verdad que el segundo premio del 86 Salón de Otoño (AEPE), patrocinado por la ciudad de Getafe me hizo muy feliz. Estoy deseando mostrar mis últimas obras en la exposición individual que tendrá lugar en la Vieja Fabrica de Harina en la ciudad de Getafe entre los días 04 y 22 de Mayo de 2020 .

El Ayuntamiento de Getafe, la AEPE y la prensa se hicieron eco del premio.

«La artista Ana Westley se ha alzado con el premio ‘Ciudad de Getafe’ por su obra ‘Marea Baja’. El concejal de Cultura de Getafe, Luis Domínguez, fue el encargado de entregar este premio que ha celebrado su IV edición, en el marco del 86 Salón de Otoño que organiza la Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE).

Enlace noticia Ayto. Getafe

PREMIO CIUDAD DE GETAFE, Dotado con la realización de una exposición individual, con su correspondiente catálogo, en la Sala Municipal de Exposiciones “Lorenzo Vaquero”, en la Antigua Fábrica de Harinas y diploma de la AEPE. Entregó el premio el Concejal de Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Getafe, Luis Domínguez, a Ana Westley Benson.

Enlace AEPE

20 minutos / 09-11-2019

La Asociación Española de Pintores y Escultores entrega los premios del 86 Salón de Otoño La Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE) entregó el pasado jueves los premios del 86 Salón de Otoño, organizado por esta entidad en colaboración con la Fundación Maxam. El premio Ciudad de Getafe, dotado con una exposición individual, recayó en Ana Westley Benson.
Enlace 20 minutos

Ana Westley ante la Antigua Fabrica de Harina en la ciudad de Getafe donde podréis ver su Exposición individual entre los días 4 y 22 de Mayo de 2020.

Yo no me la pierdo. Faltaría más.

Allí está el Centro de las Artes Ciudad de Getafe (Sala Lorenzo Vaquero) en la calle Ramón y Cajal, 22. Tel. 91 208 04 61. Horarios: de L a V de 10 a 14 y de 17 a 21 h. Entrada gratuita.

Si no podéis ir, visitad su web. Ya es algo. Gracias.

¡Viva la radio! Un ataque de nostalgia…

Hoy madrugué y valió la pena. Javier del Pino me había invitado su programa «A vivir que son dos días» de la SER. Llegué pronto y sin saber muy bien el motivo de la entrevista. Se había encontrado en Washington con Bill Kovak, un amigo común ex New York Times y ex Harvard, y me mandaba saludos.

Contra mi costumbre, de cuando trabajaba en la radio o en la televisión, esta vez no iba preparado para enfrentarme a las ondas. Quizás por eso, Javier  del Pino y José Martí-Gómez me pillaron desprevenido y, en una atmósfera tan cordialy con la guardia baja, hablé como si fuera libre… de mi vida y milagros.

No se por qué, fuí con la idea de que íbamos a hablar de periodismo en general… al año casi de jubilarme. Pero no. Hablamos de mi tema favorito, con perdón, o sea de mi. Tampoco se si fue más fuerte el ataque de vanidad, por preguntarme sobre mi curriculum, o el ataque de nostalgia por verme de nuevo ante un micrófono…   El caso es que me sentí tan cómodo con los viejos colegas, los cascos y el micro que me solté el pelo y conté cosas sobre mi secuestro, al final de la Dictadura, que no había contado nunca en la radio ni en la televisión. Aunque sí en este blog.

También me comprometí a seguir dando guerra, a no jubilarme del todo, en honor a mi nieto Leo, que ayer cumplió tres meses. Como sabéis algunos, desde que nació este bebé yo creo y practico el ¡Leocentrismo!

Esta es la primera entrevista que mi hija Andrea le ha hecho a su hijo Leo:

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Por un lado, después de diez meses de pensionista y (¿merecido?) relajo casi total (tenis, talla de madera, jardinería, huerta, pesca, etc.) me siento algo culpable de pasarlo tan bien cuando parece que el mundo se nos cae encima a pedazos. Puede ser un reflejo del sentimiento judeo-cristiano de culpabilidad que nos inculcaron los frailes de La Salle. Parece que todo aquello que nos produce placer es pecado, engorda o da cáncer.

Por otro lado, el pasado 23 de octubre nació Leo Jiménez Martínez, mi primer nieto, y ese acontecimiento tan singular trastornó mis planes de jubilado feliz y despreocupado.  ¿Como no seguir la actualidad y no estar al día de lo que pasa en el mundo que se va a encontrar este niño? La verdad es que Leo, sin ningún mérito por su parte, ha tenido doble suerte: nació varón y en Occidente.  Las mujeres lo tienen todo más difícil, incluso en Occidente.

¿Acaso los abuelos (o yayoflautas) no tenemos el deber de intentar mejorar este mundo para entregarlo a las generaciones venideras mejor de como lo recibimos?

Estas fueron mis reflexiones cuando salí esta mañana de la cadena SER, al concluir esta entrevista que copio y pego aquí mismocamino de las pistas de tenis de Villanueva de la Cañada.

Jugué como nunca y perdí como siempre (4-6, 0-6). Mantengo estable mi posición en el ranking de tenis de mi pueblo. Ni subo ni bajo: sigo siendo el último. Claro que hoy me enfrenté a un joven de la Policía Nacional, que está en plena forma física para perseguir a los malos y que me ha hecho correr de lo lindo.  Lo pasé tan bien tanto en la pista como en la SER. Gracias a Hugo y a Javier.