A muchos abuelos les parecerá una minucia (o un ataque de soberbia) presumir de haber ganado al tenis, con 75 años (aunque no lo parezca) a un hijo que ya cumplió los 40. A mí, no. Hoy he disfrutado en la pista.
Celebrando la victoria por 6-3 frente a mi hijo Erik en un set larguísimo y muy disputado.
Normalmente, Erik me gana al tenis, pero ayer tuve una clase con mi maestro Gildo y hoy, con un cordaje nuevo, remonté un set durísimo con muchos empates. La verdad es que ganar un partido da gusto. Y mi hijo no es de los que se dejan ganar. Le eduqué para todo lo contrario.
Mis lesiones fueron leves. Ningún hueso roto.
Legué bien entrenado a la pista, en buena forma, recuperado del remate que, hace tres semanas, me costó una caída de culo muy aparatosa. Radiografía limpia.
Camiseta de propaganda de Goat Knight, la productora de mi hijo Erik. Eso me animó.
Para celebrar mi regreso al tenis, mi hijo me había regalo una camiseta de propaganda de su productora (Goat Knight S.L.).
Logotipo de Goat Knight, sobre mi pecho. No podía fallar.
Quise darle buen uso con su logotipo en mi pecho. Eso quizás le impresionó o le aflojó. Ambos jugamos bien. Juegos muy largos con voleas y remates dignos de ser grabados. Un gran día.
Yo invité a los churros y a la tortilla. Para una vez que gano…
Lo celebramos con churros y tortilla en el Café de los Austrias, frente al polideportivo de La Bombilla de Madrid.
Premio merecido.
Hoy me toca siesta en el sofá, quizás con una película del Oeste que mi chica odia porque dice que son simplonas y machistas. Pero es que mi cuerpo serrano hoy ya no da para más.
Libros aconsejables para masoquistas.
Para un nuevo proyecto sobre la prensa, me castigo leyendo, a la vez, dos libros muy fuertes, casi insoportables, que ya comentaré algún día en ese blog cuando los termine. (Uno se llama «Pedro J. Ramírez, al desnudo», de Juan Díaz Herrera, y el otro se titula «Memorias I» del mismísimo José María Aznar, el «hombrecillo insufrible», como le llamaba su correligionario el canciller alemán Helmut Kohl).
La victoria al tenis me permite dejar esas dos lecturas masoquistas para días laborables. Ya estoy cocinando de lujo.
Aprobada anteayer la Ley de Memoria Democrática, que declara ilegal el franquismo, urge que el busto del tirano salga del Casino de Madrid y el cadáver del general Queipo de Llano, del altar mayor de la Macarena de Sevilla.
El franquismo, por fin, declarado ilegal por la Ley de Memoria Democrática recién aprobada por el Senado.
Mas vale tarde que nunca.
Tumba del general franquista Queipo de Llano en el altar mayor de La Macarena de Sevilla.
Será un alivio y una reparación para los familiares de las víctimas de estos dos criminales de guerra y de postguerra.
Busto del dictador Francisco Franco en el Casino de Madrid
Desde ayer, este busto del dictador Francisco Franco, se expone ilegalmente en el Casino de Madrid. La nueva Ley de Memoria Democrática prohíbe la exaltación del tirano.
Merecido abrazo a Fernando Martínez, secretario de Estado de Memoria Democrática. ¡Enhorabuena y gracias, paisano!
¿A qué espera el nuevo presidente del Casino para retirar el busto de Franco de su sala de lectura?
El Real Casino de Madrid encargó estas obras en 1940 y desde entonces, se mantienen junto a una placa con 152 nombres de “héroes y mártires” franquistas muertos en la Guerra Civil; una portavoz asegura que forman parte de su patrimonio y no se ha planteado su retirada
5 de octubre de 2022 22:52h Actualizado el 06/10/2022 05:30h
Fue un “acto solemne” celebrado el 19 de diciembre de 1940. Aquel día, en plena dictadura de posguerra, el Casino de Madrid, uno de los clubes sociales más selectos de la ciudad, descubría a los ojos de los socios las nuevas piezas que pasarían a formar parte del decorado: dos bustos en mármol blanco y una lápida. Los primeros eran imágenes de Francisco Franco, el “salvador de España” y del “inolvidable presidente perpetuo” de la sociedad, el general José Sanjurjo, mientras que la placa honraba a 152 “mártires” del bando golpista durante la Guerra Civil. Así lo contó el ABC al día siguiente, en una crónica que subraya el “fervor y entusiasmo” de los asistentes.
El 20 de diciembre de 1940 el periódico ABC se hacía eco del acto con el que el Casino presentó ante sus socios las tres obras eldiario
Han pasado 82 años y 16 hombres han presidido desde entonces el Real Casino de Madrid, pero todavía los bustos de los generales permanecen en sus instalaciones. Están, según acreditan varias fotografías, en la sala de lectura de su sede, situada en el número 15 de la céntrica calle de Alcalá. Es el espacio conocido como la hemeroteca, uno de los tantos repartidos por sus 12.000 metros cuadrados de instalaciones. Y está destinado a que los socios consulten libros y prensa diaria tanto nacional como internacional.
También permanece la lápida en una de las galerías del edificio, según confirma una portavoz del club. Con una inscripción que homenajea a los 150 socios fallecidos durante la contienda, todos del bando de los sublevados, apunta la misma portavoz: “El Casino de Madrid, a sus héroes y mártires. Octubre de 1940”. La diferencia es que entonces estaba coronada por el escudo que usaba el régimen franquista, tal y como aparece en la crónica del ABC, mientras que ahora el escudo es el del Casino.
La instalación se produjo nada más terminada la Guerra Civil, desencadenada por el fracaso del golpe de Estado que en 1936 dieron militares como los dos homenajeados en los bustos: Franco, de sobra conocido, y Sanjurjo, un golpista por partida doble. El general ya había encabezado el intento de derrocar a la II República española unos años antes, en agosto de 1932. La sublevación fue conocida como la Sanjurjada y se malogró en cuestión de horas, pero se convirtió en todo un manual de instrucciones y una guía para los sublevados del 36.
El busto del general Sanjurjo que el Casino mantiene en la sala de lectura de su sede eldiario
Preguntado el Real Casino de Madrid sobre por qué sigue manteniendo estas obras expuestas, la portavoz explica que “al fin y al cabo es una sociedad privada” y las obras “forman parte del patrimonio artístico del casino, al igual que otras, y todas se exhiben para disfrute de los socios”. La misma portavoz confirma que “en ningún momento se ha planteado retirarlas ni cambiarlas”, al menos no en las últimas dos décadas.
Hay, sin embargo, socios que sí se niegan a que las esculturas permanezcan, aunque reconocen que son “una minoría”. “Cuando los vi me incomodó muchísimo, pero parece que allí te miran mal si hablas de estas cosas. No debemos tener ninguna simbología de una época muy triste de nuestra historia y yo no quiero que un club al que pertenezco pueda tener fama de ser un nido de fachas”, opina uno de ellos, que rechaza que se exhiba la imagen “de un dictador” y se “rinda homenaje a una persona que dio un golpe de Estado y provocó una guerra entre españoles”.
En la misma línea se expresa un hombre que acudió al Casino hace algunos meses, invitado por un socio. “Me quedé sorprendido, no me lo podía creer”, afirma. Se da la circunstancia de que su padre fue “secuestrado y torturado” en 1976 “por un comando de la Guardia Civil”, ya en la Transición pero en un momento aún marcado por la represión de huelgas y manifestaciones y un franquismo que daba sus últimos coletazos, pero aún no había muerto del todo. “Los hijos y nietos de la Guerra Civil deberían poder estar [en la sala] sin estos agravios y toda esta parafernalia fascista”, clama.
Un encargo de 55.000 pesetas
Los retratos, obra del escultor Mariano Benlliure, fueron encargados directamente por el Casino, que le pagó por las tres obras 55.000 pesetas, un montante al que contribuyeron los socios, según recoge el investigador Ángel Llorente en el estudioLa construcción de un mito. La imagen de Franco en las artes plásticas en el primer franquismo. Se trataba de “un precio razonablemente bajo para la categoría de escultor”, lo que podría explicarse “por su calidad [de Benlliure] de socio del Casino desde 1898”, según el profesor honorífico de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid.
Inaugurado en 1836, el Casino fue concebido al calor de las tertulias del café Sólito como un espacio de ocio y encuentro entre las élites de la época. Eran condes y marqueses la mayor parte de sus primeros socios y, tras pasar por varias sedes, el club aterrizó en el número 15 de la calle de Alcalá en 1910. Todavía habría que esperar 77 años para que las mujeres pudieran entrar.
Ahora los socios disfrutan de un amplio abanico de servicios, desde gimnasio a peluquería, sala de billar o biblioteca pero, sobre todo, el Casino es un lugar en el que relacionarse y aprovechar las redes de contactos para generar oportunidades de negocio y conocer gente. Así, la sociedad promete a sus miembros “numerosos privilegios” y ofrece “exclusivas actividades culturales y sociales”; de hecho, son habituales las fiestas, las catas de vino, las galas, tertulias o conferencias.
Actualmente, para ser socio hay que ingresar una cuota inicial de 6.000 euros y una mensual de 98,73 euros por persona (y su cónyuge, que también tendrá acceso), según especifica el folleto informativo. Además de la sede central, en la que está el restaurante del aclamado chef Paco Roncero y la cadena NH alquila salones y espacios para eventos, el Real Casino de Madrid tiene tres campos de golf y un centro deportivo con piscinas, pistas de tenis, frontón o pádel.
Esquivan la ley actual
Otro socio con el que ha hablado este medio apela precisamente “el carácter social” del espacio para rechazar la exhibición de los bustos. “Se me cayó el alma a los pies al verlos, podemos tener diferentes inclinaciones políticas, pero siempre con respeto y no mostrando una ideología que todos sabemos lo que fue”, añade este mismo miembro, que apunta a que “va en contra del origen y la esencia del Casino”. “La sociedad está en otro punto, se está debatiendo una Ley de Memoria Democrática”, explicaba antes de la aprobación definitiva de la norma que se ha producido este miércoles.
Está por ver si esta norma acaba siendo utilizada para estos casos, en los que los símbolos de exaltación de la guerra o la dictadura están en lugares privados. La vigente, la de Memoria Histórica aprobada en 2007, “no sería de aplicación”, según el abogado especializado en el tema Eduardo Ranz, precisamente por este motivo. “Aunque si el club recibiera algún tipo de subvención, la misma debería ser retirada”, añade. El texto de la nueva ley sí pretende llegar más lejos y apunta a que la simbología contraria a la memoria histórica que esté en lugares de “carácter privado”, pero “con proyección a un espacio o uso público” debe ser eliminada.
Los miembros del Casino con los que ha hablado este medio consideran, sin embargo, que los bustos deberían retirarse de inmediato y confían en que el nuevo presidente, el profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Alfredo Alvar, dé definitivamente el paso tras la crisis y disputas internas que ha vivido el club con su anterior ejecutiva. “Puede tomar la decisión por sí mismo, los estatutos no requieren ninguna votación”, apunta uno de los miembros.
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Luis Yáñez ha publicado esta nota en Facebook que copio y pego:
QUEIPO FUERA DE LA MACARENA!
La aprobación definitiva en el Senado de la Ley de Menoria Democrática que ha declarado ilegal la dictadura de Franco, habilita la salida de los restos del genocida general Queipo de Llano de la Basílica de la Macarena, un histórico reclamos de los demócratas y de las familias de las diez mil personas asesinadas por este sálico criminal.
Aún habrá tiempo de recordar a tantas víctimas pero baste ahora con citar a algunos que Queipo, personalmente, ordenó asesinatos: Federico García Lorca, Blas Infante, dos alcaldes de Sevilla, Fernández de la Bandera y Horacio Hermoso, diputados del PSOE como Manuel Barrios Jiménez, generales, jefes y oficiales del Ejército que permanecieron leales a la República, maestros, médicos, abogados, decenas de alcaldes y concejales de la Andalucía dominada por el general felón, jornaleros. Trabajadores, campesinos…
Las Memorias del teniente general Andrés Cassinello, imprescindibles para entender la Transición, se presentarán mañana, miércoles, 5 de octubre, a las 18:30 h. en el Instituto Gutiérrez Mellado, Calle Princesa, 36, Madrid.
Andrés Cassinello, cuando fue capitán general de Burgos
Este experto almeriense en inteligencia política y militar, que inventó en embrión del actual CNI a las órdenes del presidente Suárez, tiene mucho que contar. No solo sobre lo que ocurrió en España de la Dictadura a la Democracia, sino, más importante aún, por qué ocurrió.
Cubierta del libro de memorias de Andrés Cassinello
Y lo hace con una escritura limpia y clara. Por muy raro que parezca, el teniente general Cassinello es un militar que sabe escribir. En cuanto leí su libro, recién salido de imprenta («La huella que deja el tiempo al pasar»),lo recomendé inmediatamente a nuestros paisanos en el diario La Voz de Almería. En vísperas de su presentación al público de Madrid, copio y pego aquella crónica.
Crónica sobre el libro de mi paisano Andrés Cassinello publicada en el diario La Voz de Almería
Almería, quién te viera… (26)
Los demócratas, en deuda con el tte. general Cassinello
J.A. Martínez Soler
Si tuviera que elegir a los tres almerienses que más me han inspirado en mi vida diría Nicolás Salmerón, presidente de la I República, Carmen de Burgos, primera periodista y corresponsal de guerra, y Andrés Cassinello, coautor clave de la Transición. Por eso, me emociona tanto tener hoy en mis manos el libro de “memorias de tiempos difíciles” de nuestro paisano, el teniente general Cassinello Pérez, recién salido del horno. Su título: “La huella que deja el tiempo al pasar”. Os lo recomiendo vivamente.
Su historia personal y profesional, desde la Dictadura a la Democracia, te engancha porque, por raro que parezca en un teniente general, nuestro paisano escribe muy bien. Da gusto leerle. Es su quinto libro. Y aunque me gustó mucho su biografía del Empecinado (“O el amor a la libertad”), ejecutado por orden del rey felón (Fernando VII), como nuestros Colorados, esta es, a mi juicio, su mejor obra.
Andrés Cassinello, que ya ha cumplido 95 años, estudió en el colegio Ferrer Guardia como Andrés Pérez (su padre y su tío habían sido fusilados por los republicanos) y luego, en el Instituto de Almería, fue alumno de Celia Viñas. Con un solo párrafo de su primer capítulo, el autor muestra toda su gran humanidad ante los lectores:
“Pero mi compañero de banca, mi amigo para toda la vida, era Pepe Fornovi, cuyo padre acababa de ser fusilado por las tropas de Franco que a mí me liberaron. Podría contar su historia. Igual a la mía, pero desde el otro lado del espejo, porque a su padre le condenaron a muerte y le fusilaron los míos en el verano de 1939, mientras yo me ufanaba con la victoria. (…) Me confesó que a uno de sus hijos le había puesto de nombre Andrés en recuerdo de nuestra amistad juvenil”.
Este es nuestro Andrés, como dice la contra cubierta de su libro, “un militar profesional que, desde planteamientos netamente alineados con el régimen franquista, pasó a convertirse en uno de los principales impulsores del proceso de transición a la Democracia”. Como jefe de Inteligencia, a las órdenes directas del presidente Adolfo Suárez, Cassinello, que sabía inglés (esto cambió su suerte) y por eso había estudiado en Estados Unidos, creó el SECED, embrión de lo que luego sería el CNI. Su informe secreto a Suárez en favor de la legalización de PCE fue clave para el éxito de la Transición sin violencia por parte de los comunistas. También lo fue para traer a España al president Tarradellas, a quien visitó en el exilio, y durante la noche del golpe fallido del 23-F que pasó hablando con todas las capitanías generales.
Bueno, con todas, no. Solo se le resistía la del general Milans del Bosch, capitán general de Valencia, quien se había unido a los golpistas y mandó sus carros de combate a recorrer las calles de la capital de su región militar. Hay una anécdota que no aparece en sus memorias y que yo, con su permiso, cuento en las mías (“La prensa libre no fue un regalo”):
“El jefe de la Comandancia de Valencia, a quien mi paisano conocía muy bien, no se le ponía al teléfono. Cabreado por su resistencia, le dio este mensaje al telefonista: “Dígale a Quintiliano que, si no se pone al teléfono, mañana me presentaré en Valencia y le cortaré los huevos”. El mensaje, claro y cuartelero, surtió efecto. Al final, la sangre no llegó al río”.
El teniente general Cassinello ha leído y recortado mi manuscrito (como han hecho mi esposa Ana Westley, mi hijo Erik y Manolo Saco) y me ha concedido el honor de escribir un prólogo cariñoso (“Vidas que han estado entrelazadas”) para mi libro de memorias. También tuve la fortuna de leer su manuscrito y ayudar en su edición y recorte. Ojo por ojo. Este trabajo conjunto en ambas memorias, mano a mano, me ha permitido conocerle mejor y quererle más. Es un personaje excepcional, con sentido del humor y de la Justicia, buena escritura y una gran finura y profundidad en sus análisis.
De sus memorias y de nuestras tertulias de almerienses transterrados a Madrid, me han impresionado mucho sus reflexiones sobre los nacionalismos para entender el fenómeno de ETA y lograr vencer al terrorismo. A las órdenes directas del general Saénz de Santamaría, Andrés Cassinello se dedicó ocho años a la lucha contra ETA, que luego continuó como capitán general de Burgos. Por sus análisis tan acertados del terrorismo y sus éxitos al combatirlo, los demócratas estamos en deuda con este almeriense ilustre.
Le conocí hace años en la ADVT (Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición) de la que él era su presidente. Así terminó Andrés Cassinello el prólogo que tan generosamente escribió para mis memorias:
“Y allí apareció José Antonio Martínez Soler, el hijo de “Pepe el del Cemento”, el que leía los libros de mi tía Serafina, a quien me unían, sin saberlo, recuerdos y recuerdos. Después, las memorias de uno y otro. Leídas, discutidas, subrayadas…, y el atraco de que escriba un prólogo. Pues bien, he aquí la criatura. Por favor, sigan leyendo, se podrán enterar de muchas cosas y recordar otras tantas”.
También escribió:
“No estábamos tan lejos sin saberlo. Posiblemente, nos pesaba la historia. Yo era lo que entonces se llamaba hijo de caído, y él era hijo de un teniente del ejército republicano, pero ese peso no coaccionaba nuestras libertades supuestamente enfrentadas”.
Comprenderán que, con este prólogo del teniente general Cassinello, fruto del afecto mutuo, cómo no voy a quererle. No os perdáis sus memorias. Lo digo en serio.
«A José Antonio, el hijo de Pepe el del Cemento, con mis letras garrapatosas pero con todo cariño, Andrés». Dedicatoria que guardo como oro en paño.
Andrés Cassinello vino a la presentación de mi libro en el Ateneo y yo iré mañana a la del suyo. Faltaría más. (Manuel Saco, Joaquín Estefanía, Andrés Cassinello, Ricardo Urías, un servidor, Nativel Preciado y Antonio Cantón)
Acudí al Salón de Conferencias de Periodismo en la UCM para aplaudir a mi colega María Ramírez, autora de «El periódico», libro que presentaba allí a más de un centenar de jovencísimos estudiantes y que yo os recomiendo. Ella había aplaudido mi libro en el Ateneo. ¡Qué menos! Ojo por ojo y libro por libro. Me lo pasé muy bien, aunque sufrí un ataque de nostalgia.
María Ramírez habló de su libro «El Periódico» ante más de un centenar de estudiantes de Periodismo.
María, subdirectora de eldiario.es, estuvo genial en la promoción de su libro.
Cubierta del libro de María Ramírez
Chica lista, brillante en su exposición. Gran periodista, mucho mejor que su padre, Pedro J. Ramírez, quien no es santo de mi devoción. Ella, sí. Los jóvenes disfrutaron del optimismo de la autora sobre el presente y el futuro del periodismo. Comparto ese optimismo. A pesar de las «fake news» y la teorías conspiratorias que llenan de vergüenza las redes sociales, nunca estuvo el periodismo, con grandes jóvenes profesionales solventes, mejor que ahora. ¡Bravo, María!
El profesor Arturo Gómez Quijano, organizador del ciclo de conferencias (#NewPaper26), defendió el futuro de nuestra profesión. ¿Cómo iba a enseñar Periodismo a sus alumnos ni no creyera en su futuro? Mucho hablaron de la prensa digital online (el libro de María trata del periodismo en internet), como amenaza frente a la prensa tradicional de pago en papel, pero olvidaron mencionar el fenómeno revolucionario del boom de la prensa gratuita que, desde el año 2000, llegó a repartir 4 millones de ejemplares diarios, más que toda la prensa de pago junta en España.
Micrófono en mano, defendí el modelo del diario 20 minutos que fundé en el año 2000,
Ante tamaña provocación, no pude contenerme y, micrófono en mano, hice un canto al diario 20 minutos, que fundé en febrero del 2000 y sigue dando de leer gratis al sediento. Mi vieja tesis era que «pagar o no pagar, no es la cuestión». «Leer o no leer, esa es la cuestión». Y mi diario no era realmente gratuito, sino que el lector nos pagaba de sobra con su atención que valía, para los anunciantes, más que el euro y pico de los diario de pago. «La atención y la confianza del lector es oro puro», dije a los estudiantes y ese es el objetivo que debemos perseguir cuando somos reporteros de la realidad que nos rodea, tan poliédrica. Ya sabemos que la objetividad no existe, pero es una hermosa tendencia que debe dirigir nuestro trabajo.
Dos libros del profesor Arturo Gómez Quijano sobre los diarios gratuitos en España.
A la salida, el profesor Gomez Quijano, un especialista en la prensa gratuita, con dos libros preciosos en el mercado, me pidió que presentara allí mismo mi libro «La prensa libre no fue un regalo» y defendiera el modelo de 20 minutos. Acepté encantado, Faltaría más.
Con María Ramírez en un reportaje de Berna González Harbour en El País (1)
Con María Ramírez en un reportaje de Berna González Harbour en El País (2)
Con María Ramírez en El Pais (foto de Moeh Atitar)
Mi amigo y colega Pepe García Abad (a quien vi el martes 27 en la primera fila del venerable salón de Actos del Ateneo) fue subdirector del semanario Doblón y director en funciones, mientras yo me recuperaba de las heridas provocadas por las torturas de mis secuestradores. Es un periodista y escritor brillante, clave en la Transición y más allá, con quien he compartido grandes aventuras profesionales y muchas risas. Y hasta la construcción de nuestras casas en el mismo barrio. Me ha pedido que le escriba una reflexión sobre mi libro para la revista elsiglodeeuropa.es que él fundó.
Mi artículo en elsiglodeeuropa.es
Lo hago de mil amores y lo comparto también con mis lectores de 20minutos.es. Todo aprovecha para el convento. Gracias, Pepe.
Mi último libro (“La prensa libre no fue un regalo”) trata de la forja de un periodista que transitó de la Dictadura a la Democracia, sin querer volver a las andadas de otra guerra civil tras la muerte de tirano. Fue una lucha larga y arriesgada de los periodistas, pero, sobre todo, de la sociedad española entera a la que el traje, rígido y opresor, impuesto por el dictador se le rompía por las costuras.
Ahí cuento como peleábamos por la libertad de expresión palabra a palabra. Nos procesaban en distintos tribunales especiales, ordinarios o militares, por delitos de prensa o de orden público, la censura nos prohibía el reparto de ejemplares, la policía nos perseguía, nos detenían… Yo mismo fui secuestrado, torturado y sometido a un fusilamiento simulado por haber publicado un artículo sobre la purga de mandos moderados en la Guardia Civil. Con una pistola a dos palmos de mi frente ensangrentada, pensé que iba a morir. Y sigo vivo para contarlo. Por fin, me atrevo a contarlo.
Esta es una historia de periodistas y políticos, de empresarios y trabajadores, que trata de describir, a veces explicar, cómo se gestó la Transición pacífica en España. Una rara historia de éxito. Algunos jóvenes piensan ahora, quizás con razón, que nos quedamos cortos al optar por la reforma política y no por la ruptura total con el pasado. Posiblemente, no saben que tuvimos miedo, mucho miedo. Miedo legítimo al ruido de sables y a la represión policial.
A medida que el dictador se acercaba a su fin, los franquistas, vencedores de la guerra civil, también tuvieron miedo a la eventual revancha de los vencidos. El miedo mutuo, una pizca de generosidad y la desconocida debilidad de ambas partes, nos hizo demócratas. Por eso nació la Constitución del 78, la más larga, y la única en paz, de la historia de España. Por fin, le quitamos la razón al gran poeta Ángel González. Decía que la historia da España era como la morcilla de su pueblo: “se hace con sangre y se repite”. Pues, no. Esta vez no fue así. Se hizo sin sangre y, pese al intento de Golpe de Estado del 23-F de 1981, no se repite.
Aunque no lo parezca, mi generación lo tuvo fácil. Cuando, por razones también biológicas, saltó el tapón generacional de los ex combatientes, incrustados en la prensa de la Dictadura, los jóvenes periodistas, ansiosos de libertad, ocupamos su lugar. Gran oportunidad. Teníamos un presente oscuro y un futuro brillante. Mi compañero de mesa en el diario franquista Arriba nos hablaba de sus batallas en la División Azul que luchó a favor de Hitler. En el despacho de al lado, Antonio Izquierdo solía poner su pistola junto a su máquina de escribir. Cerca de mi mesa había dos redactores próximos al Partido Comunista. Fascistas abiertos y comunistas y demócratas clandestinos convivíamos en la misma redacción. Los primeros, en declive; los segundos, en alza. En la muerte de Franco, la curva descendente de los franquistas se cruzó con la curva ascendente de los demócratas. Eso también ayudó la Transición pacífica.
La Iglesia católica, con el cardenal Tarancón al frente (“Tarancón, al paredón”, gritaban los fascistas del bunker) fue evolucionando lentamente del rígido nacional catolicismo, que bendecía al dictador bajo palio en sus templos, hacia posiciones mas abiertas y dialogantes. Algo parecido ocurrió con el Ejército. Ante la muerte cercana de Franco ya no era una piña. Surgieron los oficiales y jefes de la UMD (la Unión Militar Democrática) que envidiaban a sus colegas portugueses que, con claveles en sus fusiles, nos precedieron en la transición en paz de la Dictadura a la Democracia.
Y la prensa ayudó lo que pudo. Lo contaba como podía. Denunciaba la corrupción generalizada del franquismo y su incapacidad para homologarnos con Europa. Queríamos ser ciudadanos libres, como nuestros vecinos del norte, y no súbditos oprimidos por un tirano que venció en la guerra civil con la ayuda de Hitler y Mussolini.
Muerto Franco, Adolfo Suárez y otros franquistas, convertidos en demócratas de toda la vida, contribuyeron a desarmar las instituciones de la Dictadura, mediante la Ley de Reforma Política, y legalizaron a los sindicatos y partidos clandestinos, incluido el Partido Comunista. Los extremistas o inmovilistas del bunker franquistas se refugiaron durante décadas en sus cuevas. (Solo ahora enseñan su patita con las siglas de VOX). Los demás firmaron los Pactos de la Moncloa y acordaron la Constitución de 1978, la única aprobada sin ruptura con el pasado. Surgieron líderes extraordinarios (Suárez, Abril Martorell, González, Guerra, Carrillo, Fraga, etc.), propiciados por una situación de alto riesgo también extraordinaria. Fue una transición bastante ejemplar, con sus luces y sombras, que ha servido de ejemplo para otros países.
Creo que toda la sociedad española debe felicitarse por ello y animar a los jóvenes para que no se duerman en la defensa de la libertad. “Por ella, Sancho, se puede y se debe aventurar la vida”, dijo don Quijote. La libertad, como el oxígeno, se valora más cuando te falta. Y ésta no nos tocó en una tómbola. Ojalá nunca les falte a los jóvenes de hoy, mejor formados que nosotros. Este no es un libro de texto para futuros periodistas, pero puede ayudarles a construir y consolidar su futuro en libertad conociendo mejor el pasado de su padres y abuelos. Así sea. Y a los de mi generación puede provocarles un ataque de nostalgia (“La sonrisa al trasluz” que decía Gómez de la Serna) y, ¿por qué no?, un chute de amor a España. Amén.
Aquí van algunas páginas del libro en las que cito a Pepe García Abad.
Glosaron mi libro el teniente general Andrés Cassinello, los periodistas Manuel Saco, Nativel Preciado y Joaquín Estefanía e hizo de moderador mi paisano Antonio Cantón. Ricardo Urías (Junta de Gobierno del Ateneo) presidió la sesión.
Recibí tantos piropos y abrazos que la emoción impidió que mi vanidad se elevara como un globo de feria.
El venerable salón de actos del Ateneo de Madrid se llenó de amigos.
Muchas gracias a tantos amigos que nos acompañaron y gratitud eterna a quienes glosaron mis memorias profesionales y personales con tanto cariño y análisis profundo de la Transición: el teniente general Andrés Cassinello Pérez, autor del prólogo, Manuel Saco, editor del manuscrito junto con mi hijo Erik, y autor del preámbulo, Nativel Preciado, cofundadora del semanario Doblón, cuando pensé que iba a morir, Joaquín Estefanía, ex director de El País y padrino de mi hijo David, y Antonio Cantón, hermano adoptivo, maestro de ceremonias y moderador del coloquio.
Manel Saco, Joaquín Estefanía y Andrés Cassinello.
Menudo grupo de amigos. Todos a favor, incluso con críticas justas que me fortalecen y agradezco.
Con Nativel Preciado, cofundadora del semanario Doblón donde publiqué el artículo sobre la Guardia Civil del general Campano que casi me cuesta la vida.
Firmé varias docenas de libros que Marcial Pons vendió en el venerable salón de actos del Ateneo.
Marcial Pons vendió varias docenas de libros que pude firmar con dedicatoria al término de la sesión.
Una tarde memorable que no olvidaré fácilmente.
Entre Francisco Ros y Fernando Martínez, al salir del Ateneo para compartir tertulia y copa.
Con Fernando Martínez, ex alcalde de Almería y actual secretario de Estado de Memoria Democrática, Francisco Ros, ex secretario de Estado con el Gobierno Zapatero, Manuel Saco y otros amigos del núcleo duro disfrutamos de una rica tertulia en un bar típico de la zona. Aun tengo que asimilar tantas emociones y abrazos.
Jon Rico, Julio Ruiz y Alberto Ruiz, compañeros de tenis. Y vino hasta Gregorio García Arranz, que me gana siempre, y no salió en la foto.
Necesito perder mañana al tenis para rebajar mi ego. Lo digo en serio. No faltaron los principales colegas del tenis y la talla de madera. La maestra de talla tenía clase en la Escuela de Arte La Palma. Lástima. Y el historiador Ángel Viñas, principal impulsor desde hace años de mi libro, junto con nuestro común amigo Gabriel Jackson, siguió el acto desde la primera fila pero no pudo quedarse a la copa. En vísperas de la pandemia celebramos en Barcelona un homenaje póstumo al historiador Jackson y allí fue donde Viñas me dio el empujón final para que concluyera mi manuscrito. Dos semanas después, nos confinaron. Este libro es, pues, un «daño» colateral del Covid. Con los ojos cerrados, firmaría ahora mismo que no hubiera existido el Covid aunque nunca hubiera terminado este libro fruto del confinamiento. Puto Covid.
Con entrada libre, el próximo martes, 27 de septiembre, a las 19.00h, se presenta mi libro («La prensa libre no fue un regalo») en el Ateneo de Madrid, calle Prado, 21. Me repito, sí, pero es que, sinceramente, me gustaría ganar lectores jóvenes… No te lo pierdas. Pásalo. Gracias.
Cartel del Ateneo sobre la presentación de mi libro.
¡Hala! Al Ateneo… ¡Qué nervios!
Para quien quiera saber algo más del libro, antes de ir Ateneo, copio y pego aquí un resumen de un minuto y pico del libro y algunos enlaces sobre la cobertura que ha recibido en algunos medios de prensa y radio.
Con entrada libre, el próximo martes, 27 de septiembre, a las 19.00h, se presenta mi libro («La prensa libre no fue un regalo») en el Ateneo de Madrid, calle Prado, 21. Me repito, sí, pero es que, sinceramente, me gustaría ganar lectores jóvenes… No te lo pierdas. Pásalo. Gracias.
Cartel del Ateneo sobre la presentación de mi libro.
¡Hala! Al Ateneo… ¡Qué nervios!
Para quien quiera saber algo más del libro, antes de ir Ateneo, copio y pego aquí un resumen de un minuto y pico del libro y algunos enlaces sobre la cobertura que ha recibido en algunos medios de prensa y radio.
Ya sé que las noticias sobre arte deben comenzar con el ganador del primer premio del concurso, Jesús Alcolea, a quien, siendo seguramente muy bueno, no tengo el gusto de conocer. Sí conozco, en cambio, la vida y la obra de Mayte Pedraza Guzmán, colega del Ateneo de Madrid, que ha ganado un merecido 2º Premio en la 8ª Exposición Mundart 2002. Por eso, presumo más de ella. No soy objetivo.
Con Mayte Pedraza, ganadora del 2º Premio Mundart 22 del Ateneo de Madrid, por su obra «Un rincón para soñar», colgado detrás de nosotros.
Jesús Alcolea (primer premio) y Mayte Pedraza (segundo premio) se abrazan, tras conocer la decisión del Jurado, en presencia de Sergio Estévez, comisario de la Exposición.
«Pasarela política» es el título de la obra de Jesús Alcolea.
«Pasarela política» de Jesus Alcolea, Primer Premio Mundart 2022
Uno de los admiradores de la obra de Mayte Pedraza, que no se ha perdido la Exposición del Ateneo, ha sido Enrique Barón, ex ministro, ex presidente del Parlamento Europeo y viudo de Sofía Gandarias, grandísima pintora y amiga.
Enrique Barón, entre Mayte Pedraza y Sergio Estévez, comisario de la Expo.
Quique Barón es un amigo mío a quien quiero y admiro de hace más de 50 años y a quien, desde el 15-J-1977, siempre he votado en todas las elecciones a las que se ha presentado.
Ojo por ojo y libro por libro. Con Enrique Barón intercambiando nuestros libros en una cena/tertulia de 5 horas este verano en la terraza de su casa.
Hoy es un día muy triste para nuestra familia. Acabamos de dar sepultura a Truso, un gato abandonado que recogimos hace más de 15 años con el nombre «Intruso».
Retrato de Truso sobre la bolsa de tenis de mi hijo Erik.
Se colaba en nuestro jardín hasta que lo adoptamos. Mejor dicho, hasta que él nos adoptó a nosotros como sus leales siervos. Dormía con nosotros en nuestra cama.
Artículo publicado en La Voz de Almería.
Aunque tenía gotas de lince salvaje, en la terminación de sus orejas, era dócil, amable, tierno y cariñoso.
Truso dormía sobre mis apuntes.
Truso era el más anciano de nuestros cuatro gatos y era paciente y resignado con los más jóvenes, sobre todo con el pequeño Moisés al que salvamos de las aguas en Almería.
Truso, Chanti, Gatilla y Moisés, por orden de edad.
Cuando se entere nuestro nieto Leo lo va a sentir mucho. Gloria, su gata almeriense, ya ha visitado la tumba de Truso.
Gloria, la gata de Leo, sobre la tumba de Truso.
En el último medio siglo, con gran dolor, hemos dado sepultura a varios gatos y perros muy queridos. Pero, esta tarde, la muerte tan trágica de Truso, destrozado por el golpe de un coche, pienso que me ha afectado más que la de los otros. Herido, se fue arrastrando hasta la puerta de nuestra casa donde falleció. Un día muy triste, sí, para nuestra familia.
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Para los parientes y amigos de habla inglesa, Ana Westley ha escrito este obituario que copio y pego. Our beloved Truso is dead. He was hit by a car that was racing down our streetZ he managed to drag himself to Andy’s driveway which she had just opened a few minutes earlier. He made it to the steps and collapsed and mercifully died. He suffered maybe just 5 minutes dragging himself to safety and his domain. We are all heartbroken. Just 15 minutes before We we’re eating in the kitchen terrace. I had given him some bites of my merluza. We shoos him off the table. He left and aparently went outside our gate door or went out Andy’s door. We don’t know. Andy didn’t see him get hit, but saw a grey car racing away. She was driving down our street, opened the gate and saw Truso dragging himself. She called us immediately. We ran out just in time to see him die. His eyes were open and glazed. I petted him and there was a reflex tiny meow and his body shook. That is when the heart stops. Blood came out of his mouth. We all cried: Andy, Papa, Paula and her husband who had just arrived and stopped to see the commotion. They gave us hugs. We knew this was the risk of allowing cats out to roam. He was gentle “old gentleman” over 15 years old. His time would soon end within a few years, though cats can live up to 20 years. Perhaps it’s better El end this quickly than have cancer or liver failure and have to euthanize them. Truso had a long life.This morning he woke me up purring loudly and nudging me to get up. He used to sleep wrapped around by bad shoulder and after the shoulder replacement. The purring and warmth always felt so good. Then he quit after months of rehab. We will miss our dear cuddly Truso as we have missed many cats, and dogs, before him. Each had his or her own personality and were a part of our lives. All pets are members of our family. Like Andrea said as a child, “son personas no humanas.” They love us unconditionally and we love them too. They demand so little of us: food, shelter, and affection.