Hoy me toca presumir de Berna González Harbour, subdirectora de El País, porque yo la vi primero hace 32 años, en 1990, (una profesional muy joven) y la contraté como redactora y cofundadora del diario El Sol.
Por eso, no me ha sorprendido la excelencia literaria e investigadora y la honestidad profesional, descarnada a veces, que muestra en su obra «Goya en el país de los garrotazos».
La recomiendo vivamente para quien quiera hurgar en los males y disfrutar las bellezas de España. La obra es un viaje fantástico, de 200 años de continua ida y vuelta, a la Ilustración de finales del siglo XVIII y a la Transición del XX. Y viceversa. Nos lleva de la mano por la vida y la obra del pintor de la modernidad que anticipó nuestro presente. Pero es más que eso. Es una autobiografía deliciosa, casi desnuda, de la propia Berna, a través de su admiración, casi «embeleso y obsesión», por el genio de Goya. Y, como gran periodista, nos ofrece también una crónica agridulce del pasado en tiempos de Goya y del presente en tiempos de Berna. No te la pierdas.
Francisco de Goya sobrevivió al esplendor del reinado de Carlos III, a los desastres de la guerra, a la caída de Jose Bonaparte, a la Inquisición y represión del rey Felón, a la muerte prematura de su íntimo amigo de la infancia Martín Zapater, con quien mantuvo correspondencia ambigua que roza lo homosexual, a las delicias de la pradera de San Isidro y a las crueldades de los mamelucos, a la enfermedad, a la sordera, al exilio, pero siempre aprendiendo, mejorando, reviviendo.
Como erudita de Goya, Berna ha leído para nosotros una amplia bibliografía y nos regala citas muy certeras, como esta de Jeannine Baticle, que se agradecen: «Pronto aprendió a disimular sus sentimientos, para después sacarlos a relucir con trazos vengadores, crueles e indelebles en el lienzo o en el papel». El disimulo es un arte muy español (al taqiyya para los árabes), altamente recomendado para supervivientes. Por eso, el medallón dedicado al rey José I en su obra «Alegoría de la villa de Madrid» cambio su contenido !7 veces!
De las grandísimas obras de Goya, este «Duelo a garrotazos» preside mi sótano donde escribo ahora precisamente sobre el título de Berna inspirado por este cuadro.
Merecería presidir la sala de estar de todos los españoles con el título «Para no olvidar» o bien «Para no volver a las andadas». Con esta idea escribí y publiqué mi último libro sobre memorias personales y profesionales «La prensa libre no fue un regalo» (que aprovecho para recomendar aquí).
(Perdón por el corte publicitario).
Ahora me toca también presumir de uno de mis hobbies de jubilado: la escultura en madera, que aprendo en tallasmadera,com. En madera semi noble de sapelly, tengo a medio tallar mi particular «Duelo» pero, en lugar de garrotes, los personajes enfrentados se golpean con sus respectivos periódicos enrollados y cargados de «fake news» o, al menos, de noticias sesgadas según su «cultura corporativa» o sus practicas de «trabuco» o «pesebre» con los anunciantes o los poderosos.
Que cada uno ponga el título que prefiera a los diarios enfrentados. Yo estoy dudando… Lo decidiré cuando vuelva a clase en octubre.
Nada más acabar de leer la obra de Berna (en dos tardes de sofá frente al ventilador) escribí hoy esta nota en mi agenda:
«URGENTE. Volver a visitar el Museo del Prado, aunque su temperatura esté a 27 grados».
Goya y Berna lo merecen.
Gracias, colega. ¡Y enhorabuena!
Querida Berna: ¡Qué buen ojo tuve al contratarte».