Por el homenaje a Machado en Baeza (1966) los grises nos molieron a palos. Hoy lo recuerda el poeta Luis García Montero en un bonito artículo que publica en InfoLibre.
Dice Luis, con mucha razón, que «los dictadores y los demagogos hacen bien en temer a la poesía». Y dice más: «¿Lo contrario del bulo y del engaños? La poesía, el diálogo con la propia conciencia». Ya nos lo dijo Machado en su autorretrato: «Converso con el hombre que siempre va conmigo».
Cada aniversario de Antonio Machado recuerdo inevitablemente, no sin dolor ni emoción, el del 20 de febrero de 1966. No pude evitar incluirlo en mi libro de memorias personales y periodísticas («La prensa libre no fue un regalo», Ed. Marcial Pons) ya que aquel homenaje que quisimos rendir a Machado en Baeza, frustrado por las porras de los «grises» (la Policía Armada de Franco), marcó un antes y un después en mi proceso de politización acelerada, con 19 años recién cumplidos, en aquellos años universitarios tan convulsos.
Copio y pego el capítulo de mi libro dedicado al homenaje a Machado en Baeza en 1966. ¿Olvidar? Nunca.