Ayer fue un día feliz, cargado de emociones. Celebramos el domingo de Ramos (de nuestro amigo Ramos Perera, secretario vitalicio de los Niños Cantores). Hubo de todo: comida exquisita, ataques de nostalgia, canciones y toneladas de alegría por el reencuentro con personas tan queridas desde hace casi medio siglo.
El maestro Peridis entona bien. A los postres, se arrancó con un piadoso cántico religioso de su infancia palentina. Para no ser menos, yo concluí el concierto improvisado con «La Salvaora», de Manolo Caracol, que yo aprendí de mi madre.
Entre tanta alegría, nos emocionó el recuerdo de los fundadores fallecidos prematuramente: Pancho Novela, Uría, Broseta, Piera, Torbado, etc.). No pudimos callar a Peridis cuando se arrancó con Jorge Manrique hasta parar en «cuán presto se va el placer/cómo, después de acordado, da dolor/ cómo, a nuestro parecer/ cualquiera tiempo pasado fue mejor». Rebatimos a Manrique ya que, jubilados y abuelos profesionales, no estamos peor que ayer.
Felicidades amigo Ramos. Un gran día el de tu Santo.