La coronación faraónica, casi mitológica, del rey Carlos III nos ha recordado la muerte de su madre Isabel II y la de nuestro querido Truso. La reina y nuestro gato murieron a la vez, en septiembre de 2022. Hoy hemos visitado su tumba, que mi nieto Leo ha adornado con alegrías frescas.
Truso, un gato precioso con rasgos de lince, murió atropellado por un coche que no respetó el límite de velocidad. Lo enterramos en el jardín y mi nieto Leo decoró su lápida. A los pocos días, después de seguir los funerales de la reina inglesa, omnipresentes en televisión, encontré a Leo firme, en silencio. ante la tumba de Truso. Al término de su minutos de silencio, Leo dedicó a Truso la misma reverencia que había observado en el público inglés al despedir a su reina muerta. Inclinó su cabeza, con cierta solemnidad, y se alejó de la tumba.
Cada vez que alguien recuerda los funerales de Isabel II o, como hoy, la coronación de su hijo Carlos III, no puedo evitar un ataque de ternura por la reacción de mi nieto Leo y el recuerdo de nuestro querido Truso.