¡Aprobé, por fin, con mi «Quema de libros por la Inquisición! Claro que no tuve mucho mérito ya que la maestra Sandra Krysiak, siempre generosa, nos concedió un aprobado general.
Ayer terminó el curso de tallasmadera.com en los talleres de Villalba y Vadillo y hubo fiesta dulce en Vadillo y salada en Villalba.
Ya solo me falta lijar con cuidado las caras, las manos y los libros de los doce inquisidores dominicos quemadores de libros.
Comencé esta talla en madera de cerezo español antes de la pandemia. Me tomaron por loco. Y nos les faltó razón. La retomé este curso después del Covid. Y ahí está. ¡Aprobado! Con gubia y maza en la mano, me siento alguien. Tras mi jubilación, me alegro de haber cambiado la dirección general del diario 20minutos por la talla de madera y el tenis.
Ahora que se agota «La prensa libre no fue un regalo» no tendré más remedio que empezar otro libro con la esperanza de que los retrógrados franquistas de VOX no me lo quemen. ¡Miedo me dan! Pobres mujeres españolas y pobres hombres gobernados ya en muchos lugares por machistas, homófobos, xenófobos, odiadores y racistas declarados de VOX que exhiben, sin complejos, toda su ignorancia y su amor ciego por la represión franquista. Y pobres los demócratas del PP que no saben dónde se meten.
Acabo de leer el El País que Nicolás Franco, sobrino rebelde del tirano, ha donado toda su colección de caza al Museo de Ciencias Naturales.
Celebro su gesto que me ha traído, además, gratos recuerdos de nuestro paso conjunto desde la cruel Dictadura de su tío a la Democracia que él nos ayudo a traer para nuestro hijos y nietos…
Desde el aljibe del emir Jayrán, nos fuimos paseando a celebrar su visita a mi tierra -¡cómo no!- a Casa Puga. Entrañables recuerdos.
Ojalá que los de VOX (que están engatusando a algunos ingenuos del PP con su discurso retrógrado, machista y xenófobo) sigan el camino liberal y democrático de Nicolás Franco y no el rumbo dictatorial de su tío de tan triste y dramática memoria.
Tras leer el reportaje de El País, te tenido un ataque de nostalgia y me he puesto a leer las páginas que dediqué a Nicolás Franco en mi libro de memorias personales y periodísticas («La prensa libre no fue un regalo») cuya lectura os recomiendo. Copio y pego:
Hoy me quedé paralizado, inmóvil, de pie en mi cocina, con el café en la mano, mientras mi amigo Ramón Lobo, tan querido, hablaba con Javier del Pino en la SER sobre su vida y su muerte.
Una entrevista magistral que nadie sensible que ame la vida debería perderse. Las respuestas sosegadas del hermano Lobo son tremendamente útiles para transitar por esta vida, desde la nada a la nada. Os la recomiendo. Aquí podéis escuchar la entrevista de hoy en A vivir. A mí me ha resultado muy útil y, por ello, quedo muy agradecido a Ramón y a Javier, pareja de ases de mi profesión.
Y muy orgulloso y feliz por gozar de la amistad de Ramón, compañero del alma.
Victor López leyó mi libro «La prensa libre no fue un regalo» y me invitó a Capital Radio para hablar de la Transición de la Dictadura a la Democracia, algo que pasó hace casi medio siglo y que nos conviene no olvidar.
Si desconocemos u olvidamos nuestro pasado reciente corremos el riesgo de repetir los mismos errores y sufrir traumas semejantes. Por eso, me gustó la entrevista que me hizo Victor para Capital Radio y que podéis escuchar aquí. Hablé como si fuera libre.
Testigos de la Transición – José Antonio Martínez Soler
José Antonio Martínez Soler, JAMS, trabajó en Televisión Española en las décadas 80 y 90. Antes, había dirigido el semanario Doblón -siempre beligerante con la dictadura-, siendo secuestrado en marzo de 1976 para obtener de él información sobre dos generales y algunos jefes prodemocráticos de la Guardia Civil. Fundador de los diarios El Sol y La Gaceta de los Negocios, redactor jefe del diario El País, Cambio 16 y director general del periódico 20 minutos, es cum laude en Ciencias de la Información por la UCM y diplomado por la Nieman Foundation for Journalism de la Universidad de Harvard. En los estudios de Capital Radio (Madrid) nos habla de aquel suceso que pudo costarle la vida, de su etapa como empresario de la comunicación y de lo difícil que resultó conseguir la libertad de prensa en España. Con mirada aguda, voz vívida y vivida. Lo comprobamos en este decimoséptimo episodio de Testigos de la Transición. 50 años de Periodismo.
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También tenéis la entrevista en la web de Capital Radio y en plataformas digitales (Spotify, iVoxx, Spreaker…)
Me llegó por Instagram y me dio un escalofrío de miedo. Conozco al monstruo… y reconozco que me estoy asustando. Los nazis dan la cara sin disimulo. ¿Quién firma esta lona? ¿Acaso es de VOX? ¿Qué podemos hacer si la Policía aún no ha detenido a los autores? Esta lona temible no está protegida por la libertad de expresión. Es un delito de odio contra quienes no piensan como ellos e incita a la violencia. El cubo de basura podría convertirse algún día en cámara de gas. La Inquisición no murió con el rey felón en el siglo XIX. Solo quedó dormida… hasta que la resucitó el tirano en la postguerra con decenas de fusilados diarios sin juicio cuyos cuerpos siguen en las cunetas. ¿Nos falla la memoria? ¿Qué hacer con estos fanáticos nostálgicos del franquismo?
Ahora, sus votos resultan útiles para los conservadores moderados y civilizados del PP. Pero, ¿quién frenará a estos racistas, xenófobos, machistas, etc. cuando su odio se convierta en violencia impune contra quienes no pensamos como ellos? ¿Será demasiado tarde?
La derecha alemana confió en los nazis para acabar con los comunistas… Cuando acabaron con los comunistas, los nazis echaron del poder a los conservadores civilizados y ya sabemos lo que pasó. Pasaron del cubo de basura a las cámaras de gas. Ojalá me equivoque. Les veo asomar la patita del odio…. contra el sanchismo y más allá. Para ellos, el fin justifica los medios. Miedo me da.
La muerte de Berlusconi, mi ex jefe, un sinvergonzón descarado y golfo, me ha traído recuerdos tristes como director fundador del diario El Sol, uno de mis sueños y el mayor fracaso de mi vida periodística. El artículo de Vallespín, en El País de hoy, ha removido mis tripas. Me pregunto lo mismo: ¿Qué estamos haciendo mal los demócratas para que gentuza como Berlusconi o Trump, que desprecian las leyes, obtengan tantos votos populares? No te lo pierdas. Vallespín da muchas claves. Lo copio y pego.
‘Berluscotrumpismo’
Cuando se observa la extraña trayectoria de estos privilegiados pillos posmodernos el calificativo de populistas se nos queda corto
Que no nos engañen las diferencias entre el “simpático” personaje mediterráneo de la amplia sonrisa y el hosco wasp del ceño fruncido permanente; o las que existen entre la cultura política de cada uno de sus dos países de origen. No nos fijemos tampoco en exceso en algunos de sus muchos puntos en común, como su origen empresarial, aunque aquí el italiano tuvo un éxito considerablemente mayor, ni en su patológica personalidad narcisista o sus veleidades en temas de faldas.
No, el aspecto más relevante y misterioso, el que nos permite asociarlos a un mismo fenómeno, es —era, en el caso de Berlusconi— que las reglas que rigen para todos no sirven para ellos. Su comportamiento como políticos es tan inmune a consideraciones de moral general como al sometimiento a las leyes; es más, el apoyo de sus seguidores parece intensificarse cuanto más severa sean las acusaciones en su contra; curiosamente, el escándalo juega a su favor, cuanto más transgreden más se aprietan las filas de sus partidarios; estos son, en un sentido literal, “incondicionales”. Se dirá que esto ocurre con todos los partidismos, pero lo habitual en otros lugares es que cuando un político o un partido quiebra las normas se acuda a la clásica cortina de humo del “y tú más”. Aquí hay al menos una forma implícita de reconocer la culpa, se es consciente de la falta, aunque acabe manchando a la clase política como un todo. Nuestros dos protagonistas no lo necesitan, se saben, sabían, exentos. Quizá por eso mismo se metieron en política, abrazándose a la retórica populista de su enfrentamiento con el sistema establecido, el pueblo contra un defectuoso e inmoral Estado de derecho. Si este se vuelve contra ellos siempre les queda la justificación, como ahora hace Trump, de imputarlo a una reacción de defensa del “Estado profundo” y sus élites frente a quien eleva la denuncia, el fácil recurso a la victimización del supuesto rebelde frente al establishment.
Cuesta creérselo de quienes ostentaban tal condición de privilegio, pero funciona. Y lo hace porque previamente ambos consiguieron establecer la visión de la realidad que mejor encajaba en sus designios. Desde su control de la televisión, Berlusconi provocó un verdadero destrozo de la cultura política italiana. Cuando la situación estuvo madura creó su propio partido político. Trump se construyó también un personaje gracias a los medios y luego a través de su peculiar uso de las redes sociales. No precisó recurrir a un partido, se apropió del republicano y casi consigue hacerse con el Estado. Puede que la clave para entender el misterio de su impunidad entre los suyos resida, pues, en esta extraña reestructuración de la comunicación política a la que estamos asistiendo. Sin embargo, cuando se observa la extraña trayectoria de estos privilegiados pillos posmodernos el calificativo de populistas se nos queda corto. Entran más bien en la categoría de los caraduras que toman al pueblo por idiota y, esto es lo extraordinario, ¡aciertan! Deberíamos hacérnoslo ver, averiguar qué diablos estamos haciendo tan mal los ciudadanos en los sistemas democráticos.
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Los recuerdos de mi etapa (errónea) con Berlusconi los he recogido en mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo». Copio algunas páginas del capítulo de Berlusconi y el diario El Sol.
Me lo dijeron ayer, en broma, y sonreí. Ortega Schmidt, ministro del Interior con el presidente Feijóo. ¿Qué pensará el PNV? ¿Una fragata en La Concha? ¡Menuda broma!
Inmediatamente surgieron en las redes nuevas bromas… de muy mal gusto.
¿Dónde está el límite o la línea roja para frenar el ascenso de la extrema derecha, que augura el retorno al fantasma del franquismo? El franquismo, por lo que veo en Valencia y quizás pronto en la Moncloa, no está muerto sino mal enterrado. Miedo me da. La abstención o el voto en blanco el próximo 23-J es abrirle la puerta a ese fantasma franquista (xenófobo, machista, liberticida…) que los jóvenes españoles, afortunadamente, no sufrieron.
¿Qué pensarán las mujeres que votan a VOX? Porque ya saben que el número 1 de la lista de VOX al Congreso es un condenado (condenado, no solo acusado) por maltrato machista. Ya no disimulan. No lo esconden. Lo lucen y sacan pecho. ¡Madre mía!
Ya no estamos para bromas, sino para repasar nuestra historia reciente o, mejor aún, para preguntar a los abuelos quién era aquel tirano genocida que gobernó España durante 40 años basado en el terror. Por si acaso, el 23 -J, antes de votar, preguntad al abuelo quién era ese tal Franco y que hacía.
No me lo pierdo. Esta tarde, a las 20.00h, Berna González Harbour presentará en el Ateneo de Madrid (Prado, 23) su obra «Goya en el país de los garrotazos». Entrada libre. Berna, subdirectora de El País, juega muy bien con los garrotazos en la época de Goya y en nuestros días. Aprendemos poco de nuestro pasado y lo olvidamos. Quizás, por eso, lo repetimos. El coloquio promete.
El acto lo organiza la Agrupación Goya del Ateneo que preside mi amigo (y paisano) Paco Forte, un apasionado de la vida y la obra de Goya, aunque él solo puede disfrutar sus pinturas por el recuerdo que tiene de ellas cuando podía verlas con sus propios ojos. Hoy es ciego.
El eslogan maquiavélico y perverso “Sanchismo o España” de Feijóo, el derogador, (“que le vote el del bote”, digo yo) es enemigo de la España que construimos entre todos con la Constitución del 78. Dudo que alguien de la derecha me gane a patriotismo. Sin embargo, por sentirme socialista a fuer de liberal, la derecha dura me coloca en la anti España, junto a los heterodoxos de Menéndez Pelayo. Desentierran el hacha de la dos Españas. Ya veo por qué. Todo le vale y el fin justifica los medios. A algunos les resulta rentable la tierra quemada con tal de alcanzar el poder. A mí no. Y a muchos amigos y conocidos de derechas, tampoco. ¿Qué hacer?
Lo primero, escuchar a los que no piensan o juegan como yo. Si pierdo al tenis es porque he jugado peor que mi adversario. ¿Qué hice mal y qué hizo bien el vencedor?
El coste de pacificar la parte sediciosa de Cataluña, de arreglar los platos rotos por los separadores Rajoy y Aznar, antes de la declaración de independencia de los separatistas del Parlament, ha sido muy alto. Quizás no había alternativa, pero en el resto de España el acercamiento de Sánchez a ERC (quitar la sedición, reducir la malversación, etc.) ha tenido un coste electoral muy alto en municipales y autonómicas. Lo entiendo. No hay mal que por bien no venga. Cataluña se separa hoy de España mucho menos que en tiempos de Rajoy.
No digamos el gran error de la Ley del “sí es sí” y el empecinamiento de Podemos para no remediar inmediatamente el desaguisado. Ahí creo que murió la coalición PSOE-Podemos. El PP tuvo el acierto genial de votar con el PSOE contra Ione Bellara e Irene Montero, dos nombres quemados y que serán disuasorios en cualquier lista electoral. Con el “sí es sí” acertó el PP y erró el PSOE.
A mi juicio, acierta el PSOE cuando vota con el PNV para cerrar el paso a Bildu en Álava, por ejemplo. Aunque el eslogan le fue muy rentable, a fuer de hipócrita, se equivocó el PP con eso de “que te vote Chapote”. Iba dirigido, con mala fe, a las tripas, no al cerebro ni al corazón de los españoles. Las emociones (y las tripas) son traicioneras. ¿Acaso no negoció Aznar con ETA a la que definió como Movimiento Vasco de Liberación y autorizó cientos de traslados de etarras al País Vasco? ¿A qué viene ahora eso de “que te vote Chapote” contra el partido que acabó, de verdad, con el terrorismo de ETA?
El PSOE acertó con sus medidas de fondo de carácter social (subida del salario mínimo, pensiones, reforma laboral, etc.). Muy oportuno el artículo sobre “¿Qué hicieron los romanos por nosotros?” Se equivocó al vender chuches de última hora (cine más barato, inter rail para jóvenes, etc.). Ir del brazo del populismo de Podemos (que critica a los empresarios con nombres y apellidos, que se emperra en dividir al feminismo con minucias de la ley Trans, etc.) ha tenido un coste electoral muy alto para el PSOE. Dime con quien andas y te diré quien eres.
Para mí el error más gordo del PSOE es no haber sumado a los socialistas liberales que, aunque ya van rozando la ancianidad, adelantaron la civilización y cambiaron España durante 14 años: Felipe González no puede faltar en la foto con Pedro Sánchez. Y algo habrá que hacer para que Alfonso Guerra, artífice principal en la sombra de la Constitución del 78, junto con mi amigo y maestro Fernando Abril Martorell, no vuelva a recomendar nunca más que votemos en blanco.
Muchos vecinos de mi pueblo (Villanueva de la Cañada) nos seguimos queriendo después de votar al centro derecha o al centro izquierda, y me pregunto ¿qué les pasa a nuestros dos grandes líderes políticos emperrados en radicalizar y tirar de nosotros hacia los extremos?
Ni Feijóo es un narco ni Sánchez un etarra. ¿A qué esperamos para luchar decentemente por el centro? Y que gane el mejor. Tengo envidia por las grandes coaliciones derecha/izquierda que los alemanes hacen en caso de apuro. Imaginemos un debate en televisión sobre el futuro de la economía española entre las dos cabezas más singulares del PP y del PSOE, Luis Garicano (ex Ciudadanos) y Nadia Calviño (nº 2 del PSOE en el Gobierno). Sus márgenes de maniobra serían pequeños y sus discrepancias no tendrían nada que ver con las “gamarradas” de Cuca, la rabiosa monja alférez del PP, o los golpes bajos que MAR (Miguel Ángel Rodríguez, el Rasputín de Aznar y Ayuso) dirige, sin pudor, a las tripas de los españoles más ignorantes o apáticos.»¿Comunismo o libertad?» ¡Vamos, hombre!
Falta alguien como Adolfo Suárez, Felipe González, Fraga Iribarne o, incluso, Santiago Carrillo (padres de la Democracia) que les diga a los suyos, a voz en grito: ¡Sosegaos!
Hoy he vivido la democracia en acción. Y, para mi sorpresa, no ha ido mal. Nada que ver con la intolerancia y/o el odio personal y ramplón que preside eso del «Sanchismo o España» de Feijóo. La Junta General, presidida por una Junta Directiva elegida por sorteo, ha transcurrido en paz, con debates, sí, pero en paz. Después de un periodo de crispación, al parecer insoportable, la Junta anterior dimitió y ningún vecino escaldado quiso presentarse a las elecciones. Por eso, el azar ha querido que un grupo de vecinos, sin ansias de mandar ni de complicarnos la vida, tuviéramos que aceptar el veredicto de la suerte. Por fuerza mayor… y -¿por qué no?- también por amor a La Raya del Palancar, urbanización de Villanueva de la Cañada (Madrid) donde mi esposa y yo compramos la parcela en tiempos de Franco y hemos criado a nuestros tres hijos.
Seguramente por mi edad y mi buena relación con Luis Partida, nuestro alcalde del PP, casi vitalicio, que ha vuelto a ganar las elecciones, me han adjudicado el cargo no solicitado de Vocal de Relaciones Institucionales. Sin hacer campaña, el azar me ha concedido el primer cargo político de mi vida. Ahí es nada. Y hasta un vecino me ha confiado su voto para la asamblea de hoy.
En mi Urbanización hay 391 parcelas con derecho a voto. Como en toda comunidad de vecinos, tal como manda la Ley, votan los propietarios de las parcelas y no quienes habitan en ellas. Ya sabemos que se trata de un voto censitario, como antes de la Revolución Francesa, pero eso es lo que hay.
Hemos empezado con buen pie, pues la asamblea de propietarios ha aprobado hoy las dos propuestas que hemos presentado: la contratación de una nueva administradora, para nuestra tranquilidad, y la apertura del restaurante del Club Social antes del verano para satisfacer las demandas permanentes de muchos vecinos. El presupuesto ha quedado pospuesto a una próxima asamblea pues ya era la hora de comer.
Recuerdo la primera y única vez que asistí a una Junta General de mi Comunidad de Propietarios, allá por 1977, cuando regresé de Estados Unidos para votar el 15-J por primera vez en mi vida. En Nueva Inglaterra había asistido a varias asambleas semejantes (llamadas «Town meeting») y me escandalizó el feroz enfrentamiento que había en los debates entre las dos concepciones del mundo, entre la derecha y la izquierda norteamericanas. Pues bien, la incapacidad para dejar hablar, con cierto orden, a los vecinos y los gritos e insultos que presencié en aquella primera experiencia de «democracia en acción» me escandalizaron mucho más que los que vi en Estados Unidos. Aún estaban vigentes la leyes del dictador y, quizás, también sus usos y costumbres.
La democracia aún no había llegado a España y la Constitución no había sido aprobada. Durante casi 500 años, no tuvimos la costumbre de convivir en libertad ni de escuchar al otro. La intolerancia era la norma. Aquella asamblea de vecinos, que tanto me deprimió y enfadó, fue un ejercicio de barbarie y enfrentamientos a cara de perro. Por eso, decidí entonces, quizás irresponsablemente, no volver a asistir a ninguna más. Hasta hoy, 46 años después.
¡Madre mía! Hay que ver cómo ha mejorado la convivencia en liberad en España. Daba gusto escuchar los debates, las discrepancias y, más aún, las disculpas por si alguna opinión sobre personas pudiera haber ofendido la sensibilidad de alguien. La asamblea de mi Urba ya no era pasto de bárbaros, como en 1977. Más bien, parecía una reunión de finos y educados diplomáticos salidos de Versalles. Salí contento por no haber rechazado, con alguna excusa, mi nombramiento por sorteo. Creo que fue Virgilio quien escribió en su Eneida que «La suerte acompaña a los audaces». Reconozco que, en esta ocasión, no he sido audaz. Solo un propietario con suerte, ya que hoy he comprobado que la democracia no corre peligro entre mis vecinos. Hubo respeto. ¡Quién lo diría!
Nuestros líderes políticos podrían tomar nota. Si no llegan a acuerdos, podríamos probar a elegir a los siguientes por sorteo. A veces, el azar ordena el caos.