¡Aprobé, por fin, con mi «Quema de libros por la Inquisición! Claro que no tuve mucho mérito ya que la maestra Sandra Krysiak, siempre generosa, nos concedió un aprobado general.
Ayer terminó el curso de tallasmadera.com en los talleres de Villalba y Vadillo y hubo fiesta dulce en Vadillo y salada en Villalba.
Ya solo me falta lijar con cuidado las caras, las manos y los libros de los doce inquisidores dominicos quemadores de libros.
En su margen superior, grabaré con pirógrafo la frase premonitoria del poeta Heine: «Empiezan quemando libros… y acaban quemando personas». Me recuerda el día en que mi padre y yo salvamos muchos libros de la hoguera. También me recuerda la quema de los libros de mi colega y paisana Carmen de Burgos, ordenada por el dictador Franco, otro cruel inquisidor.
Comencé esta talla en madera de cerezo español antes de la pandemia. Me tomaron por loco. Y nos les faltó razón. La retomé este curso después del Covid. Y ahí está. ¡Aprobado! Con gubia y maza en la mano, me siento alguien. Tras mi jubilación, me alegro de haber cambiado la dirección general del diario 20minutos por la talla de madera y el tenis.
Ahora que se agota «La prensa libre no fue un regalo» no tendré más remedio que empezar otro libro con la esperanza de que los retrógrados franquistas de VOX no me lo quemen. ¡Miedo me dan! Pobres mujeres españolas y pobres hombres gobernados ya en muchos lugares por machistas, homófobos, xenófobos, odiadores y racistas declarados de VOX que exhiben, sin complejos, toda su ignorancia y su amor ciego por la represión franquista. Y pobres los demócratas del PP que no saben dónde se meten.