Fernando Savater ha subido el tono furibundo de sus últimos artículos reaccionarios. Ha buscado el martirio y la directora de El País se lo ha regalado. Un error de mi admirada Pepa Bueno. Las declaraciones «traicioneras» de Fernando Savater en El Mundo contra El País, donde publica desde hace décadas su columna sabatina, ha provocado su despido. El sabio y astuto filósofo, progre evolucionado a carca, no deja a nadie indiferente. El desmoronamiento de su columna tan venenosa se veía venir. Pero yo creía que sería el propio autor de «Etica para Amador» quien, en un ejercicio de honestidad, dimitiría algún día por desacuerdo con la línea de El País que él combatía semanalmente con una mezcla de resentimiento, odio y rencor. El País ha entrado al trapo.
Los comentarios a favor y en contra del despido de Savater abundan en las redes sociales. El filósofo ha reaccionado con un artículo muy hábil en El Confidencial.
Esta ha sido hoy mi primera reacción en Facebook a la noticia de su despido de El País:
«Lo siento. Yo admiraba a Savater desde hace años. He sufrido su evolución hacia la derecha, pero me obligaba a leer su columna provocadora cada sábado en El País. Su despido es un error».
Mi querido Bernardo Pérez, que ilumina la última página de El País (junto a la columna de Vicent, puro néctar) con sus retratos magistrales (por cierto, la foto que tengo en mi perfil es suya), ha discrepado inmediatamente. Ya la tenemos liada. Réplica mañanera de Bernardo en Facebook:
«Querido jefe, permítame discrepar. No me parece un error.
Como estoy hace días fuera de todo, no me he enterado de esto pero encuentro plenamente justificada la decisión.
Las repuestas a las preguntas de Maite Rico contienen, graves e inaceptables falsedades sobre la publicación y sobre personas vinculadas a ella pronunciadas muy a sabiendas de que lo son por el entrevistado. Responden a un esquema claramente diseñado por enemigos, no adversarios de la misma para desprestigiarla y no es sostenible que alguien en esa posición continúe formando parte del equipo.
Por otra parte, no entiendo que Fernando, con esas convicciones qué manifiesta en sus respuestas, haya sido consecuente con la más elemental ética personal y profesional, si esas opiniones que manifiesta fueran sólidas y documentadas, sería inaceptable desde la honradez, permanecer ni un segundo más vinculado a El País. Sabe perfectamente que todo lo que dice es mentira y sin embargo lo mantiene en un medio que responde exactamente a las acusaciones de falta de rigor e imparcialidad de las que acusa al propio. Creo acertada la decisión de la directora, de no haberla tomado, sería ella quien sobraría.
Como bien sabes, llevo más tiempo en la publicación que este colaborador, crees que si hubiese faltado a la verdad de esta forma ofensiva en una sola ocasión en el desarrollo de mi trabajo seguiría ahí?. Tú mismo, en tu época de responsabilidad, me habrías fulminado inmediatamente querido, pero la mayor debilidad del periódico ha sido la falta de rigor con gente como esta a quienes ha encumbrado y sostenido como divos con pies de barro.
Sabater es y ha sido el mejor ejemplo de persona aprovechada personalmente de la posición de prestigio profesional que otorgaba formar parte de ese equipo en beneficio propio y hace mucho tiempo debería habérsele apartado del mismo, en mi opinión, es la esencia de la “paisítis”.
Veremos si Roma paga traidores querido JAMS».
Naturalmente, al minuto, yo he entrado al trapo de mi admirado Bernardo, en el mismo hilo:
«Querido Bernardo Perez: Desconozco lo que Savater dijo en El Mundo contra El País ya que huyo de ese periódico, que fundó Pedro Jeta, como del diablo. Y las columnas sabatinas de Savater me parecen vomitivas desde hace tiempo. Menos mal que, al día siguiente, Manolo Vicent nos reconciliaba con la condición humana con sus columnas dominicales tan balsámicas. Sin embargo, las opiniones savaterinas (que no hechos probados) en El Pais aumentaban la credibilidad de mi diario favorito y denigraban a quien las firmaba.
Estoy de acuerdo contigo en que Savater debería haber dimitido de su columna venenosa hace tiempo. Yo la leía, tapándome la nariz, casi por obligación, para mantenerme alerta ante la evolución de tantos personajes que envejecen mal. Son casos dignos estudio. ¿Qué será de nosotros sin los bárbaros? Decía el padrino: «Ten cerca a tus amigos, pero mucho más cerca a tus enemigos». Savater subía el tono de odio de sus columnas buscando el martirio. Mi querida y admirada Pepa se lo ha regalado. Un error. No me gustaría rellenar el vacío que deja el falso Savater. ¿Qué pensará su hijo Amador de la evolución de su padre desde que murió su madre? Desconozco la causa, pero yo creo que Savater perdió la chaveta. Pobre».
Esta ha sido la dúplica de mi colega Bernardo:Querido José Antonio, a Fernando ya se le pegó el olor a naftalina en los ochenta cuando jugaba a ser vedette en el hipódromo entre una clase que le despreciaba y le admitía como bufón.Fui testigo de los primeros momentos de la fundación de Gesto por la Paz y ya se percibía incomodidad en el grupo, una neta incomodidad ante ese mismo olor que desprendían algunos de los que se acercaban a él para salir en las fotos. Es patente que fundadoras como María San Gil y Maite Pagazaortudúa se han rebelado contra la manipulación posterior de sus posiciones por arribistas.La deriva ha sido larga, es cierto que le afectó dramáticamente la pérdida de su mujer. Le hizo encerrarse en si mismo como refleja la fotografía que te dejo, forma parte de mi exposición, espero que puedas leer en ella algún signo.
Claro que sus columnas que han sido escrupulosamente respetadas en el periódico aportaban el punto de vista de la barbarie, no veo en otros medios la misma generosidad albergando ideas discordantes con la cabecera. En la noticia que publicas están bien reflejados los motivos (ese medio cuenta con grandes profesionales entre los que tengo buenos amigos) que moverían a cualquier responsable a tomar decisiones. Tápate bien la nariz y revísalos, él era bien consciente sin duda, de diciendo esas cosa en un medio que no ha cambiado y sigue fiel a los objetivos de su fundación, se cagaba en el convento. Ahora podrá mostrarse como víctima ante los mismos antiguos clientes del hipódromo que seguirán viéndole como en los ochenta. Patético».
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Gracias, Bernardo. No te falta razón.
La polémica sobre la libertad de prensa y la cultura corporativa de los medios de comunicación está que arde. No me sorprende. Veo al anciano Savater (que es de mi edad) frotándose las manos ante el regalo que le acaba de hacer Pepa Bueno al enviarlo a la hoguera… Justo lo que él quería. No ha debido ser fácil para la directora de El País tomar la decisión de destruir la columna infecta de Savater. Como fundador y director de varios medios, la comprendo. Fui cocinero antes que fraile.
El ascenso y caída de un ídolo intelectual como Savater me afecta. Me recuerda otros autores geniales (Quevedo sin ir más lejos) cuyas obras admiro y cuya vida detesto. Ahora hay grandes personajes a quienes admiré que envejecen muy mal. Tengo el lujo de contar con queridos amigos muy críticos que me avisan a tiempo de mi posible y no deseable mal envejecer. Mis fracasos en el tenis y en la talla de madera me ayudan a controlar el ego herido por el paso de los años.
Hace tiempo, contribuí de buena fe a conceder a Fernando Savater el Premio Abril Martorell a la Concordia. Como miembro de aquel Jurado voté a favor. Hoy hubiera votado en contra. Recuerdo al gran Keynes:
“Cuando los hechos cambian, cambio de opinión. ¿Qué hace usted?”
Pues eso. Copio y pego aquí las página que dediqué en mis memorias («La prensa libre no fue un regalo») al Premio a la Concordia que concedimos, entonces con razón, a Fernando Savater.