Con su razonado voto negativo, Andrés Palomo, juez del Supremo, deja en ridículo a Julián Sánchez Melgar y Eduardo de Porras, sus compañeros de Sala que avalan al juez Hurtado/ EFE

• Desde el primer momento, el juez instructor Ángel Hurtado me pareció inadecuado, por sesgado, para instruir la causa contra el fiscal general del Estado, Álvaro Ortíz. Sus sucesivos polémicos autos, indignos de un juez del Supremo, no han hecho más que confirmar mi primera impresión. Hurtado carece de la más mínima imparcialidad. Ni siquiera pretende parecer imparcial en esta causa. No soy jurista, pero leo y  escucho a dignos magistrados y catedráticos de Derecho que han criticado muy duramente la instrucción de Hurtado que podría rozar la prevaricación por encausar sin pruebas al fiscal general de Estado.  El prestigioso magistrado Martín Pallín ha llegado a hablar de «un golpe de Estado judicial permanente, sin tanques pero con togas». Miedo me da.