Ya era hora. Gracias, Francine Armengol, por autorizar el uso de las cuatro lenguas de España en la sede de la soberanía popular. ¿Por qué la derecha y la extrema derecha no aplaudió ese anuncio? ¿Qué tienen, escondido, contra nuestras lenguas propias? La elección de Armengol como presidenta del Congreso ha sido, desde luego, un gran alivio.
Y su anuncio que reconoce, como la mismísima Constitución, que vivimos en un país plurilingüe me ha dado un ataque de nostalgia. Ya era hora, sí. Molt bé! Claro que puedo presumir y presumo de que, sin avisar a nadie, yo lo hice primero en Televisión Española.
Y José María Calviño (el padre de la vice) no me despidió. Arranqué el primer informativo matinal de TVE (el 13 de enero de 1986) con mi saludo, entonces original e inédito, que ya fue habitual durante todo aquel año: «Bon día, Bos días, Egunon y Buenos días».
Los cambiaba de orden, pero ese fue mi saludo diario para despertar a España hasta que me fui a la Agencia EFE. La presidenta del Congreso me ha hecho sonreír. Ella es más joven y yo le abrí el camino plurilingüe.
Copié la idea del parlamento canadiense. Asistí a una sesión en Ottawa, en 1977, y allí hablaban indistintamente en francés y en inglés. Algún día eso llegará a España, pensé. Han pasado 37 años y, al fin, ha llegado. España es hoy mejor, porque es más libre… y más rica.