Con buenas notas, ayer celebramos el fin de curso con la exposición de nuestras tallas de madera, que merecieron algo más que aprobado general. A algunos no jubilados les parecerá una minucia esta Expo. Para otros ha sido un gran día. La acompañamos con un espectacular asado argentino. Nuestra maestra Sandra Krysiak (tallasmadera.com) y nuestro colega tallista Hector Molina, asador oficial, son argentinos. Ya es tradición.
En la fiesta de fin de curso de este año nos hemos reunido en mi casa casi 50 artistas y acompañantes, casi el doble que el año pasado.
La talla que terminé este curso, con nota alta, («Quema de libros por la Inquisición») la dejé expuesta en el salón de casa, en el camino al baño. De este modo, después de un par de cervezas, mis colegas no tuvieron más remedio que verla de nuevo. Pablo (galardonado en el Salón de Otoño), más cómico que yo, me regaló algunos piropos exagerados… que le agradezco.
Ha sido una reunión de camaradería por amor al arte, en la que nos juntamos los alumnos de las distintas clases y niveles de Sandra, incluidos los de Primero de Cuenco. También se sumaron algunos veteranos, como Pablo Redondo («Odnoder»), que ya vuelan solos con exposiciones y premios de categoría.
Al día siguiente de jubilarme como director general/fundador del diario 20 minutos, empecé el Primero de Cuenco en Bellas Artes Coronado (junto al gran Odnoder) y ya tengo talladas más de 30 obras.
Ayer presumí de algunas tallas ante los colegas que saben lo que he sufrido y disfrutado con ellas. La talla y la escultura en madera es mi mejor terapia para «pensar con las manos» y seguir escribiendo como si fuera libre.
De hecho, sin la talla «con mascarilla» no hubiera podido acabar mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo», en plena pandemia. Por eso, a los postres, hicimos la tradicional rifa con tres premios: un ejemplar de mi libro, un rollo de lijas Abranet y un lápiz de carpintero de 10 centavos «Made in USA». El libro le tocó a Ana, que la lo había leído y lo cambió por la lija Abranet grano 240. Luego, la afortunada fue Mar quien compartió su suerte con Hector, el tallista asador.
Ayer recordé que en una fiesta parecida con los colegas fundadores del «Buenos Días» en TVE (1986), rifé un jamón de Jabugo y le tocó a nuestro meteorólogo José Antonio Maldonado. Buen amigo. Al día siguiente, lo compartió de madrugada con todos en el Pirulí. Algunos colegas hubieran preferido ayer el sorteo de un jamón mejor que mi libro o unas lijas de 5 euros. Claro que, desde que me jubilé, soy un «has been» y no recibo jamón por Navidad. ¡Qué le vamos a hacer!
Gracias, maestra. Gracias, colegas unidos por el arte. Si lo llego a saber, me jubilo antes. Fue un placer teneros en casa.