La traición del presidente Donald Trump a Ucrania y a sus tradicionales aliados europeos, poniéndose del lado del líder dictatorial ruso Vladimir Putin, ha tenido una consecuencia benéfica e inesperada para el futuro político de España. Igualmente, sin el giro del narcisista patológico norteamericano hacia Rusia, los países de la Unión Europea y de la OTAN aún estarían dormidos, sin atender a sus necesidades de defensa. Salvo el pro ruso líder de Hungría, la derecha y la izquierda europeas se han despertado y unido para rearmarse ante peligros inminentes para su larga paz y la seguridad de sus fronteras. «La bandera de la UE es la única del mundo que no está manchada de sangre». Nos lo recuerda Miguel Ángel Aguilar, columnista de 20 minutos. Dicen que el aleteo de una mariposa en Oriente puede ocasionar un cataclismo en Occidente. Ese milagro ya se ha producido en España. Este jueves, Sánchez y Feijóo se reunirán, por primera vez desde diciembre de 2023, parar acordar sus políticas pro europeas. Hace unos días, ambos utilizaron las mismas palabras por separado: Rusia en el país invasor de Ucrania y Ucrania, el país invadido. Por causa mayor, Donald Tump los ha unido. Podría ser el principio de una hermosa amistad si no fuera porque Podemos, Junts y VOX ya se encargarán de poner palos en las ruedas. El ex ministro socialista de Justicia, Tomás de Quadra Salcedo, me lo ha dicho en un almuerzo: «Es una gran ocasión para el acuerdo entre la derecha y la izquierda de la Unión Europea». Ojalá.

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