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Quien ha sido enseñado debe enseñar

He cumplido con este precepto universitario: «Quien ha sido enseñado debe enseñar». Invitado por el profesor Arturo Gómez Quijano (Periodismo, UCM), presenté mi libro de memorias («La prensa libre no fue un regalo») a sus estudiantes. Fue un placer, y un golpe de nostalgia, volver a pisar las aulas donde se forman mis futuros colegas. Aquí está mi intervención. Les advertí que, aunque Dictadura no es lo mismo que Democracia, la libertad siempre está en peligro y nadie te la regala. Es como el oxígeno. Solo la notas cuando te falta. Y hay que conquistarla cada día.

En la Sala de Conferencias de la Facultad de CC. de la Información, con los profesores Isabel Martín Sánchez y Arturo Gómez Quijano.
Ilustré mi presentación con algunas fotos que me sirvieron de guion. Esta, por ejemplo, con la cara magullada durante mi secuestro y torturas recién muerto el dictador.
Y esta otra, más guapo, de cuando fundé el primer informativo matinal «Buenos Días» en TVE.
Durante mi entrevista preelectoral con Aznar en 1993. La que le hice en 1996 me costó el puesto. No le gustaron mis preguntas. Ganó y me despidieron inmediatamente como corresponsal de TVE en EE.UU. Gané el juicio por despido improcedente y cobré la indemnización. Mis hijos la llamaron la «beca Aznar».
20 minutos fue el único diario de España que no mintió el 14-M-2004 a los españoles. Aznar mintió a los demás diarios, pero no llamó a 20 minutos con su mentira de ETA en el 11-M. ¡Menos mal!

Lo mejor de mi conferencia fueron las preguntas de los estudiantes. Fui a enseñar y salí aprendiendo. Gracias.

El miedo nos hizo demócratas

La Región de Ourense tituló así mi entrevista: «El miedo nos hizo demócratas». El jueves pasado, lo expliqué allí como pude. En su Foro, presenté mi libro de memorias periodísticas («La prensa libre no fue un regalo») y, con cena de lujo incluida, lo pasé muy bien. En Ourense reciben bien. Gracias.

Fotos del acto en el diario La Región de Ourense del domingo

¡Qué placer volver a Galicia y dar un abrazo a mi amigo Manolo Saco, casi coautor de mi libro y autor de su preámbulo (a favor) tan maravilloso!

Manolo Saco (Mozart) y un servidor (Salieri) celebrando mi libro, que él corrigió varias veces, y el suyo («No hay Dios») que, ampliado, está a punto de ser reeditado.

Para quienes no tengan la suerte de andar por tierras orensanas, les recomiendo esta entrevista que me ha hecho Sergio Conde para La Región en la que anticipo algunas notas de mi intervención y otros gajes del oficio.

Entrevista publicada por La Region de Ourense
Foto obligada, por mi admiración a Feijóo, el bueno, acompañado por Oscar Outeriño, editor de La Región de Ourense.

El acto fue emitido en directo por Internet y aquí está distribuido por youtube.

«Las matemáticas y la física son extranjeras en España», escribió el padre Feijóo, un cura ilustrado orensano del XVIII. Mi admirado maestro Juan Marichal hizo su tesis doctoral sobre Feijóo. Se la dirigió nada menos que don Américo Castro.

Además, el diario La Región publicó en papel y su web una crónica del acto.

Envuelto por un aroma embriagador de jazmín, me impresionó esta celosía visigótica (siglo IX), tallada en piedra, en San Xes de Francelos, que algún día me gustará tallar en madera noble.

Los Saco/Malpica fueron guías maravillosos por tierras gallegas. Nos llevaron a Combarro, a Saxenxo (antes de que llegara el emérito), a La Toja y al barrio judío de Ribadavia, donde una lápida recuerda los crímenes de la inquisición.

… vecinos condenados por sus creencias hace 400 años.

Vacaciones magníficas aderezadas con pulpo a feira en Carballiño, marisco en D´Berto y galleguismo en la casa museo de don Ramón Otero Pedrayo.

Ana Westley, Manolo Saco, Isabel Malpica y un servidor en la galería de la casa museo de don Ramón Otero.
Plato de Sargadelos dedicado a Otro Pedrayo, un católico conservador que fue diputado en las Cortes Constituyentes de la II República y luego perseguido por la Dictadura franquista.

¡Hay que ver lo que se aprende, se come y se bebe viajando por Galicia! Valió la pena. ¡Volveremos!

Como el oxígeno, notas la libertad solo cuando te falta

Peridis y yo hicimos un canto a la libertad de prensa en la Casa de Vacas del Retiro. Invitados por la Sociedad Española de Antropología, hablamos de mi libro de memorias («La prensa libre no fue un regalo») y de la Transición.  Aunque no se oye muy bien a mi amigo Peridis, pues se mueve mas que yo, os lo recomiendo. Y luego paseamos del brazo por el parque más bonito de Madrid. Una tarde espléndida, no solo por los aplausos (que tanto me engordan).

Con Peridis en la Casa de Vacas del Retiro.
Con Peridis y Mary y Ramos Perera que son el alma de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares,
José María Pérez, Peridis, durante su intervención.
Golpe de Estado. El País con la Constitución
…Y cuando yo tenía pelo en el «Buenos Días» de TVE. Esa foto no podía faltar.

«El miedo nos hizo demócratas». Mañana, en en Foro de La Región de Ourense

Mañana jueves pregonaré algunos secretos de mi libro de memorias («La prensa libre no fue un regalo») en el Foro de la Región de Ourense. ¡Qué placer volver a Ourense y dar un abrazo a mi amigo Manolo Saco, casi coautor del libro y autor de su preámbulo (a favor) tan maravilloso. Para quienes no tengan la suerte de andar por tierras orensanas, les recomiendo esta entrevista que me ha hecho Sergio Conde para La Región en la que anticipo algunas notas de mi intervención y otros gajes del oficio.

Entrevista publicada por La Región de Ourense

FORO LA REGIÓN

José Antonio Martínez Soler: «El miedo permitió la construcción del 78; fue lo que nos hizo demócratas»

José Antonio Martínez Soler protagonizará el Foro del jueves.
José Antonio Martínez Soler protagonizará el Foro del jueves.

Sergio Conde10/ABR./2023

Entrevista a José Antonio Martínez Soler, periodista

José Antonio Martínez Soler es uno de los periodistas fundamentales de la Transición en España. Ahora recuerda en su último libro cuanto costó alcanzar la libertad de prensa y todo lo que sufrió para conseguirlo.

La prensa libre no fue un regalo. ¿Cuánto costó esa libertad, si es que tiene precio?

La libertad vale tanto que no le podemos poner precio. “Por ella”, decía don Quijote, “se puede y se debe aventurar la vida”. Es como el oxígeno. Lo valoras solo cuando te falta. A mí y a muchos de mi generación nos faltó. Sin buscarlo, la lucha por la prensa libre casi me cuesta la vida. Gajes del oficio.

A usted le salió  cara, hasta llegaron a secuestrarle. ¿Cómo recuerda aquel episodio?

No es algo que me guste recordar. El 2 de marzo de 1976 pensé que iba a morir. Al cabo de tantos años, y una vez que, por fin, he publicado en mis memorias los detalles del secuestro, las torturas y el fusilamiento simulado por un comando franquista de la Guardia Civil, me siento más aliviado. Lo mantuve en secreto, durante décadas, por puro miedo.

¿Cuál fue la reacción de sus colegas periodistas y del público en general después de su secuestro?

A los tres meses de la muerte de Franco, la televisión de la Dictadura, controlada por Carlos Arias, atribuyó mi secuestro a ETA. Mis colegas periodistas sospecharon que era obra de la extrema derecha y tuvieron una emocionante reacción de solidaridad. Desde el Palacio de la Prensa, salieron en manifestación por la Gran Vía de Madrid hasta que los grises los disolvieron a palos. El público apenas se enteró de lo que me había ocurrido hasta que casi todos los medios publicaron un editorial común contra mi secuestro.

¿Cómo afectó  este secuestro a su carrera posterior?

Nunca llegué a saber si lo que había sufrido me metió más miedo en el cuerpo o bien todo lo contrario. “¿Qué más me pueden hacer?”, pensé en alguna ocasión. No soy ningún valiente. Y lo que me ocurrió a mí puede ocurrirle a cualquiera, y cosas mucho peores, sin quererlo ni buscarlo. De hecho, muchos periodistas, que solo cumplen con su deber de informar, son torturados y asesinados en todo el mundo.

¿Cómo era trabajar durante el régimen franquista en España?

Nuestro objetivo era contar lo que pasaba a nuestro alrededor y la dictadura sencillamente no nos permitía hacer bien nuestro trabajo. El choque entre los periodistas demócratas con los censores del régimen franquista era constante e inevitable. Yo fui procesado muchas veces por mis noticias y mis revistas fueron confiscadas frecuentemente por la policía.

¿Cuál era la censura en el periodismo y cómo afectaba a los periodistas? ¿Cómo la sorteaban?

Para someternos a la censura previa “voluntaria”, y evitar daños mayores, yo enviaba 10 ejemplares firmados a la oficina de la censura del Ministerio de Información. Cuando el Gobierno nos daba el visto bueno, entonces podíamos distribuir los ejemplares a los quioscos. Si algo no le gustaba al censor, debíamos cortarlo. Si consideraban algo delictivo, lo enviaban a la Justicia controlada por el dictador. No había escapatoria, pero aprendimos a sortear a la censura escribiendo entre líneas, con ironía, incluso con humor. El público sabía interpretar nuestro lenguaje.

Habla también de miedo durante la Transición. ¿Era solo en el periodismo o en toda la sociedad?

La conquista paulatina y lenta de la libertad de prensa, en mayor o menor grado, no fue obra solo de los periodistas sino de todos los demócratas de España. Conquistábamos la libertad palabra a palabra. Hubo una gran complicidad entre periodistas y lectores.

¿Cómo describiría la evolución del periodismo español desde la dictadura de Franco hasta la actualidad?

El periodismo necesita la libertad para existir. Sin periodismo no hay democracia. Prensa y libre son dos palabras que tiene que estar necesariamente unidas, como en el título de mi libro. En la dictadura, nuestra profesión no se parecía en casi nada a la que practicamos ahora, con todos los defectos que queramos, en democracia. Es como pasar de la noche al día, de la oscuridad a la luz.

¿Y de la sociedad? ¿Cuánto hemos cambiado?

La sociedad española ha experimentado un cambio espectacular, a mejor. En todos los aspectos que consideremos. Hay más empatía, compasión y solidaridad, somos menos racistas, menos homófobos, más solidarios con discapacitados o enfermos mentales. No hay espacio aquí para celebrar las mejoras extraordinarias conseguidas por la sociedad española. Nuestra transición en paz de la dictadura a la democracia (creo que se hizo lo que se pudo) asombró al mundo entero y hemos sido un ejemplo a imitar. La debilidad mutua y el miedo de los franquistas (que temían la revancha de los vencidos en la guerra civil) y de los demócratas (que temíamos más represión y mano dura) permitió el gran acuerdo de la Constitución del 78, la mejor y más larga de la historia de España. El miedo nos hizo demócratas.

En otro momento importante tenía un puesto muy influyente en TVE como editor del Telediario cuando se celebró el referéndum de la OTAN. Cuenta en el libro que la campaña estuvo llena de “artimañas y chantajes sectarios”.

Pues sí. La campaña “OTAN, de entrada, NO” (y de salida tampoco) nos partió el corazón a muchos españoles, empezando por el propio Felipe González. El PSOE, entonces en el poder, hizo malabarismos al cambiar de posición. Después de ganar las elecciones del 82 con el “No a la OTAN”, nos pidió que votáramos “Sí a la OTAN”. Nuestra conciencia chirriaba, chocaba con la cultura corporativa de TVE, de las emisoras o de los diarios. Fue un cambio brutal.

¿Esa campaña de prestigio pública fue lo que le hizo votar que no a la OTAN?

Mi voto contra la OTAN obedeció a varias razones que cuento en mi libro y que son difíciles de resumir. Al poco tiempo me percaté de que me había equivocado al votar “No”. Yo estaba seguro de que ganaría el “Sí”. Por eso, me permití votar en contra. Fue un error por mi parte.

También fue pionero en matinales y debates televisivos. ¿Han perdido valor estos formatos de cara al público general?

Me encantó ser el fundador, director y presentador del “Buenos Días”, el primer informativo matinal de TVE. Por el gran equipo que pude reunir, fue uno de los trabajos más hermosos de mi vida. La televisión de hoy se parece muy poco a la de los años 80. Ahora la oferta televisiva es casi ilimitada. No hay comparación posible. Y la evolución es a mejor. Hay periodistas jóvenes espléndidos. Nosotros hacíamos periodismo de trinchera hasta que acabó la dictadura.

¿Cómo eran aquellos primeros debates y cómo son ahora? Siempre se habla de que había más respeto.

Yo creo en el progreso, aunque a veces hay marcha atrás pasajera. Por eso, no creo que cualquier tiempo pasado fuera mejor que el actual. No quiero caer en la nostalgia ni en la melancolía. No había más respeto que ahora. Y ahora hay más y mejores periodistas que antes. Sobre todo, mujeres.

¿Por qué y a quién le recomendaría leer su libro?

Lo escribí durante el confinamiento por el covid pensado en mis hijos y nietos, para que no se duerman jamás si ven peligrar la libertad. No es un libro de texto para forjar periodistas, pero casi. Lo recomiendo a mis colegas jóvenes. Y a los carrozas de mi edad se verán retratados.

El Rey cita a Azaña en el Ateneo. «¡Qué menos»!, me dice.

¡Feliz Bicentenario, Ateneo! Con el espíritu liberal de la Constitución de 1812 («La Pepa»), el Ateneo fue fundado en 1820. La pandemia nos impidió celebrarlo en 2020. Hoy, en cambio, ha tenido un arranque emocionante ya que en 1823, hace justo 200 años, Fernando VII, el rey felón, antepasado de Felipe VI, lo cerró, recuperó la Inquisición y persiguió a los liberales socios fundadores, muchos de los cuales huyeron al exilio para salvar su vida. El Rey actual no cito hoy al felón (un detalle) sino a Manuel Azaña, presidente del II República, y a su tatarabuela la reina Maria Cristina, quienes ocuparon la jefatura del Estado antes que él. Como republicano de corazón, me gustó el gesto. Y se lo agradecí personalmente. «¡Qué menos!», me respondió con amplia sonrisa.

El Rey («socio de cuota», dijo) compartió una copa con los ateneistas en La Cacharrería del Ateneo de Madrid.
Esperando al Rey en la venerable Cátedra Mayor del Ateneo

Me llamó la atención el cajón flamenco que había en medio del escenario. ¿Sería una invitación al Rey, tan aficionado a este instrumento?

El sabio Emilio Lledó, el ateneista vivo más antiguo (con 96 años) nos emocionó con su canto al Ateneo («mi segunda casa», dijo), a la lectura y a los libros de su biblioteca con los que él tanto ha dialogado desde que se hizo socio en 1949. El filósofo citó, cómo no, a su colega Aristóteles: «La amistad es lo más necesario de la vida». Lledó incluyó a los libros leídos entre sus amigos.

Los actores Miguel Rellán y Leire Marín (abuelo y nieta) iluminaron, con gracia y talento, el acto inaugural del Bicentenario.

Miguel Rellán, que nos ha enganchado con «Sentimos las molestias» junto a Antonio Resines, le echó un capote al Rey al cederle la palabra. Le ofreció el cajón flamenco del escenario como una oportunidad para lucirse. El actor arrancó aplausos del público y risas del monarca. El Rey le replicó:

«Me temo que voy a llevar eso para toda la vida».

No es para menos. Más risas y aplausos de los ateneistas. A eso se le llama empezar con buen pie. Equivale a la «captatio benevolencia» de los clásicos. A partir de ahí, Felipe VI pronunció un discurso cargado de valores cívicos («libertad, solidaridad e igualdad») que firmaría cualquier republicano que se precie.

Miquel Iceta, ministro de Cultura, estaba en su salsa.

A Miquel Iceta, ministro de Cultura, también le gustó el discurso real. Le pregunté si lo había escrito él. Lo negó.

Chupando cámara con los actores Miguel Rellán y Leire Marín (abuelo y nieta).

Recordé al joven Rellán cuando llegó a Madrid y empezó a colaborar con el semanario Doblón que yo dirigía entonces. ¡Qué tiempos!

Con Antonio Garrigues Walker

Cada vez que me cruzo con Antonio Garrigues Walker no puedo evitar recordar mi infancia en mi casa de La Rumina (Mojacar). Su familia veraneaba en un palacete impresionante (Marina de la Torre) al otro lado de río Aguas, muy cerca de mi casa. A escondidas, me bañaba desnudo en la balsa de los Garrigues hasta que el guarda me quitó la ropa y se la llevó a mi abuela, mientras yo escapaba en pelota picada por el río. A las niñas de la familia Garrigues (guapísimas) las llamábamos «las madrileñas». Otro ataque de nostalgia.

Bueno. Me voy a la Casa de Vacas del Retiro donde hoy predico a las 19.00h. en favor de la libertad con mi libro «La prensa libre no fue un regalo». Felipe VI se me adelantó hoy celebrando la libertad, con mucho fundamento, en el Ateneo de Madrid (donde presenté mi libro). A su antepasado, el rey felón, le habría disgustado mucho el discurso de nuestro rey constitucional. A mi gustó.

Mis colegas (aún en activo) cuchicheaban en un corrillo aparte sobre la visita del rey emérito, Juan Carlos I, a las regatas gallegas. ¡Qué diferencia! Lo siento, señor, me quedo con Felipe VI.

Feliz domingo de Ramos… Perera

Ayer fue un día feliz, cargado de emociones. Celebramos el domingo de Ramos (de nuestro amigo Ramos Perera, secretario vitalicio de los Niños Cantores). Hubo de todo: comida exquisita, ataques de nostalgia, canciones y toneladas de alegría por el reencuentro con personas tan queridas desde hace casi medio siglo.

Con Peridis, Ramos Perera, Ismael Fdz. de la Cuesta. El núcleo duro de los cantores.

El maestro Peridis entona bien. A los postres, se arrancó con un piadoso cántico religioso de su infancia palentina. Para no ser menos, yo concluí el concierto improvisado con «La Salvaora», de Manolo Caracol, que yo aprendí de mi madre.

Ramos, Peridis, Luis Berenguer, Ana Westley y Remedios. Ismael (académico de San Fernando y cantor auténtico de Silos) está detrás.

Entre tanta alegría, nos emocionó el recuerdo de los fundadores fallecidos prematuramente: Pancho Novela, Uría, Broseta, Piera, Torbado, etc.). No pudimos callar a Peridis cuando se arrancó con Jorge Manrique hasta parar en «cuán presto se va el placer/cómo, después de acordado, da dolor/ cómo, a nuestro parecer/ cualquiera tiempo pasado fue mejor».  Rebatimos a Manrique ya que, jubilados y abuelos profesionales, no estamos peor que ayer.

Con Pancho Novela, cuando yo tenía más pelo, en el autobús de los Niños Cantores que nos llevaba a cantar en Alicante.
En la mesa del Museo Ramos no podía faltar la procesión del Domingo de Ramos.

Felicidades amigo Ramos. Un gran día el de tu Santo.

Goya entra en el Ateneo de Madrid

Con 200 años de retraso, Goya entró, por fin, en el Ateneo de Madrid con la firma de 40 ateneístas y la venia de nuestro presidente Luis Arroyo. Fue un acto apasionante, sin exceso de erudición y cargado de admiración y amor al genio aragonés y a su obra. Si digo la verdad, yo acudí esta semana al acto de presentación oficial de la Agrupación Francisco del Goya del Ateneo principalmente para aplaudir a Paco Forte, su presidente/fundador, que es un amigo y paisano almeriense a quien admiro. No me arrepentí. Valió la pena.

Francisco Forte (de Instinción, Almería), presidente fundador de la Agrupación Goya del Ateneo de Madrid, invidente desde los 10 años.

La pintora Mayte Pedraza presentó a los participantes (Luis Arroyo, Paco Forte, Francisco Castañón y Antonio Chazarra) y nos lanzó una pregunta: «¿Era Goya un genio porque estaba loco o se volvió loco porque era un genio?».

Francisco Castañón, Mayte Pedraza, Francisco Forte y Antonio Chazarra

El discurso inaugural de mi paisano, el economista Paco Forte, fue una biografía apasionada del pintor, cuya obra él no podía ver, y sobre los males y bellezas de España que Goya inmortalizó. Me impactó. De no ser por su bastón de la ONCE y sus gafas oscuras, nadie hubiera adivinado que el promotor de la Agrupación de Estudios Pictóricos y Sociales Francisco de Goya, es invidente desde los 10 años. También Goya, por sordo, hubiera sido, como él, un miembro ilustre de la ONCE.

Con Paco Forte y Emilia Mtz. Garrido, concejala de Madrid por el PSOE.

Forte nos describió a muchos Goyas: el de los cartones para tapices, murales y grabados, el de los desastres de la guerra, el de las fiestas populares y las pinturas negras, el pintor de Cámara, el académico, el amante (¿bisexual?), el crítico contra el fanatismo religioso y la Inquisición, el afrancesado, fiel a los ideales de la Ilustración, que alaba al rey José I, el patriota que, con el corazón roto, sufre y reacciona contra la invasión napoleónica, el sordo, que nunca perdió la curiosidad por aprender… A sus 80 años, sordo y exiliado en Burdeos, huyendo del rey felón, escribió «aún estoy aprendiendo».

El profesor Chazarra celebró la creación de esta agrupación en el Ateneo porque sobre Goya, pese a los cientos de libros publicados sobre él y su obra, no está todo dicho. Hay mucho por descubrir, «mucha tela que cortar», porque es un genio inabarcable, lleno de enigmas, que nos hace pensar.

El profesor Castañón nos dio una visión del genio poliédrico y de su época, cargada de erudición, ciencia y arte: la razón frente a la superstición, la Ilustración frente a la intolerancia y la intransigencia, el progreso frente al oscurantismo, las luces frente a las sombras, el reformismo frente a la revolución, el liberalismo frente al absolutismo, la libertad frente a la cadenas del rey felón, la búsqueda de la felicidad, el amor a la patria, el conocimiento frente a la ignorancia… En verdad, los temas de Goya son los de hoy. Nos afectan, nos muerden.

El libro de Berna con el «Duelo a garrotazos» de fondo (y descolorido) en mi mesa de trabajo.

En todas las intervenciones sobrevoló la última obra recién publicada («Goya en el país de los garrotazos) por mi colega Berna González Harbour (de El País y ex redactora de El Sol) que os recomiendo vivamente. Berna excusó su asistencia por estar fuera.

Todas las intervenciones alabaron las excelencias del genio aragonés, pero Goya no era tan perfecto como lo pintan. ¿Quién lo es?La sordera le aisló y agrió su carácter. Nadie mencionó su corazón roto por la lucha interior entre sus ideales ilustrados de la revolución francesa (Libertad, Igualdad y Fraternidad) y la rebelión popular del 2 de mayo de 1808 contra los franceses. Nadie, salvo Berna en su libro, sugiere la homosexualidad (o bisexualidad) de Goya descubierta en su correspondencia con su más que amigo Martín Zapater.

Goya fue también el gran reportero de su época que, con sus luces y sombras, retrató de maravilla. Al concluir el acto, me quedé con la voracidad del genio por aprender… y con el valor intelectual de mi amigo Paco Forte quien, pese a su ceguera física, nos iluminó a todos. Gracias, Paco, por tu iniciativa.

Duelo a «fake news», mi pequeño homenaje al «Duelo a garrotazos» de Goya, en madera de sapeli.

En cuanto acabe con la talla, en madera de cerezo, sobre de la «quema de libros por la Inquisición» (una escena negra tan española y tan goyesca), trataré de terminar la talla inacabada, en madera de sapeli, sobre el «duelo a fake news» entre dos periodistas.

Ya me falta poco para terminar de tallar esta «Quema de libros por la Inquisición», en madera de cerezo, inspirada en la obra monumental de Juan de Juni (Museo de León)

Ambas obras quedaron abandonadas en mi sótano desde el confinamiento por el Covid (que nos dejó sin las clases de tallasmadera.com) y por escribir mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo» (Ed. Marcial Pons) que tanta paz y alegrías me ha dado.

El 19 de abril, a las 9.00h., #NewPaper28, en la Sala de Conferencias de la Facultad de Ciencias de las Información de la Universidad Complutense.

Después de la velada de esta semana sobre Goya en el Ateneo, prometo volver pronto al Museo del Prado. Me lo debo.

François, mi mejor amigo francés. ¡Vuelve pronto!

Los demócratas aún no hemos agradecido a la prensa extranjera, como se merece, la ayuda que nos prestó para pasar en paz de la Dictadura a la Democracia. Contaron la verdad al mundo entero y tenemos esa deuda pendiente con ellos. Hoy pude mostrar mi gratitud personal a François Raitberger, mi mejor amigo francés, agasajándole con jamón ibérico (del caro), chuletas, espárragos, tomates raf con aceite de Tabernas (Almería), buen rioja, etc., en la misma terraza de nuestra casa donde solíamos celebrar las paellas de la Transición con la crema de los corresponsales extranjeros. Fueron destinados a cubrir España por si volvíamos a las andadas. Cuando se convencieron que, esta vez, no nos mataríamos a tiros, muchos se fueron con la música a otra parte.

Con mi amigo François Raitberber, hoy, en la terraza de mi casa donde solíamos celebrar las paellas de la Transición. (Lindos colores 14 de abril en mis macetas).

François Raitberger fue el director en España de la oficina de la agencia de noticias Reuter durante los años clave de la Transición. Nos conoce bien y le gusta España. Se maravilla de lo que hemos conseguido en estos 45 años de Democracia. En ocasiones, necesitamos que alguien de fuera nos los diga para darnos cuenta de ello sin caer en la auto complacencia ni en el masoquismo. Tenemos el vicio nacional de hurgar en nuestras heridas históricas, en los males de la patria, sin atender apenas a los progresos conseguidos. Seguramente, no somos los únicos.

Con François Raitberger, paseando hoy por las trincheras de la batalla de Brunete (35.000 muertos en 2 semanas en 1937).

Agradezco su visita y el ataque de nostalgia que me han producido tantos recuerdos entrañables que hemos compartido juntos. Paseando por las trincheras de la batalla de Brunete (35.000 muertos en dos semanas de 1937), que me descubrió Gabriel Jackson, he recordado al poeta Ángel González cuando decía: «La historia de España es como la morcilla de mi pueblo. Se hace con sangre y se repite». Pues, mira por dónde, esta vez no se hizo con sangre. Y tampoco se repitieron las guerras civiles que asolaron nuestro país durante el sigo XIX y tres cuartos del XX. La última guerra civil (1936-1975) terminó cuando murió el dictador y acabó la represión de los vencedores contra los vencidos.

Con François sobre un bunker nazi construido en el camino de Brunete al río Guadarrama.

Naturalmente, hemos recuperado nuestras viejas conversaciones sobre la ilustración francesa (¡Vuelve Voltaire!), los afrancesados españoles (¡Ay, mi Francisco de Goya) y los cien mil hijos de san Luis que nos devolvieron la Inquisición con el rey felón. Yo me declaré entonces afrancesado, y no solo porque tuve una novia francesa, antes de cambiar el francés de París por el inglés de Boston. Con 16 años fui a Francia y, de pronto, allí conocí otro mundo. Me gustó. Los jóvenes se besaban por la calle y podías hablar como si fueras libre y la policía no te detenía ni te torturaba. ¡Quién fuera francés!, pesaba yo entonces.

También hemos recordado que la noche del domingo, 1 de marzo de 1981, nos refugiamos en la casa de François y Marie Christine (corresponsal de Liberation). El miedo volvió a habitar entre nosotros. En este capítulo de mis memorias («La prensa libre no fue un regalo»), que copio y pego, cuento esa anécdota.

«La prensa libre no fue un regalo» Pag. 375
«La prensa libre no fue un regalo» Pag. 376
«La prensa libre no fue un regalo» Pag. 377
«La prensa libre no fue un regalo» Pag. 378

Gracias, mi querido amigo, por tu visita. A mí también me gusta Francia. Vuelve pronto.

Artículo publicado en La Voz de Almería sobre mi primer viaje al extranjero.

11-M-2004. Terrorismo islámico y puñalada de Aznar a la Democracia

El 11-M de 2004, tras la matanza en Atocha por terroristas islámicos, Aznar dio una puñalada a la Democracia. Mintió (no fue ETA sino el yihadismo inspirado por Al Qaeda) y quitó la legitimidad a la victoria electoral de Zapatero. «Presidente por accidente», dijeron. Antes que Trump, Aznar quebró la alternancia legítima en el Poder, base de la Democracia. Y para mantener la mentira y no enmendarla, el sector más duro del PP, su prensa adicta (Pedro J. Ramirez, Jiménez Losantos, la pecaminosa COPE, etc) y algunos jueces inmorales (como el juez Hidalgo del «Caso Bono») alimentaron una conspiración maliciosa que atribuía a Rodolfo Ruiz, comisario de Vallecas, una presunta manipulación de las pruebas que llevaron a la identificación de los yihadistas islámicos autores de la mayor matanza terrorista de la historia reciente de España.

Artículo publicado en La Voz de Almería.

La mochila de Vallecas, con la bomba que no explotó, dio la puntilla a las mentiras burdas de José María Aznar y sus acólitos políticos y periodísticos. Si el público llegaba a creer la mentira aznarista de que fue ETA, el PP ganaría las elecciones del 14-M. Si se descubría que había sido obra de terroristas islámicos ligados a Al Qaeda, como venganza por la invasión ilegal de Irak por Bush, Blair y Aznar, el PP perdería las elecciones.

Rodolfo Ruiz 2

Cada 11-M, el recuerdo de la injusticia que sufrió el comisario encargado de la «mochila de Vallecas» me subleva. Y la entereza y nobleza del comisario Rodolfo Ruiz para vencer a «los malos», ser absuelto de todo en el Supremo y rehacer su vida con honor y dignidad, me conmueve. Gracias, Rodolfo Ruiz, por no rendirte jamás.

Primera página de 20 minutos, el único diario de España que no publicó, el 14-M, la mentira de Aznar.

Texto en word del artículo de La Voz de Almería:

Un policía, solo, frente a los dioses

José A. Martínez Soler y

Erik Martínez Westley

Un policía ejemplar, galardonado, aplaudido y luego abandonado y machacado injustamente por los dioses, me recuerda a la ascensión, caída y redención de personajes propios de Shakespeare. Esa injusticia, como una espina en el corazón, la llevo clavada desde la tragedia del 11-M en Atocha, el mayor atentado terrorista de la historia de España. Mi hijo Erik, con quien comparto esas líneas, ha criticado este silencio sonoro que brota de mis memorias de la Transición (“Y seguimos vivos”). He cortado el capítulo dedicado al comisario Rodolfo Ruiz, el encargado de la línea de custodia de la mochila de Vallecas que incriminaba a Al Qaeda y no a ETA en el 11-M.

Erik me interpeló: ¿Dónde están los daños irreparables sufridos por el comisario Rodolfo Ruiz, el guardián de la mochila de Vallecas, perseguido con saña por los grupos mediáticos afines al Partido Popular, para justificar el bulo de que fue un atentado ETA y no de Al Qaeda? El daño que le causó el vacío que le hicieron también los políticos de izquierdas y los grupos mediáticos afines, que no querían generar ruido, es igual de imperdonable. Acusaciones infames. Silencio cobarde.Los dos grandes partidos y sus grupos mediáticos afines colisionaron en un incidente, la mochila de Vallecas, y en un hombre mortal de carne y hueso, el comisario que la custodiaba. A este hombre le tocó estar en el sitio y en el momento en que el partido que gobernaba hizo palanca para mover sus intereses colosales (las elecciones y el Poder). Pensamos que, si le pasó a Rodolfo, nos podría haber pasado a cualquiera de nosotros. Nos echamos a temblar. Un hombre cabal y su familia, sin haberlo buscado, están de golpe en el ojo que te mira desde el Poder. La presión miserable de unos y el abandono cobarde de otros, cercándole por todos lados, solo ante los dos partidos y sus medios, le pasaron una factura durísima. Rodolfo ha rehecho su vida, no sin heridas. Han pasado varios años y esta injusticia colosal aún me conmueve. Hay circunstancias, decía Unamuno, en las que callarse es mentir.

Me sentí mal por haber recortado en mis memorias los párrafos del bulo sobre la custodia de “la mochila de Vallecas”, esa herida tan mal cerrada de la historia reciente de nuestra democracia. Ayer mismo me disculpé con el comisario Ruiz quien, afortunadamente, está rehaciendo su vida y prefiere olvidar tantos sufrimientos pasados. Recuerdo muy bien el día que Rodolfo Ruiz me visitó en mi despacho del diario 20 minutos. Venía de parte de mi hijo Erik y de su hijo Pablo. Ambos se conocían por amigos comunes y eso cimentó nuestra confianza mutua. El comisario estaba muy afectado, casi abatido, por la campaña insidiosa, terrorífico bullying, que machaconamente difundía el Gobierno de Aznar y su prensa afín contra él. Le habían convertido en el muñeco a tumbar. Nadie le recibía. Su versión de los hechos no importaba. No sabía a quién acudir. Al final, como padre de un conocido de su hijo, mostré interés en su caso. Me impresionó. Las confidencias entre un policía y un periodista suelen estar sometidas al off the record. Sin su permiso no podré contar algunas de ellas que me llenaron de rabia contra tamaña injusticia. ¡Ay, si pudiera!

Me encontré con un hombre entero pese a estar solo, indefenso, frente a los poderes del Estado y a sus medios próximos. Desprestigiando su labor policial en la custodia de la mochila de Vallecas, cuyo contenido incriminaba a Al Qaeda, los partidarios del bulo de ETA en los trenes Atocha, creían ganar posiciones. El comisario Ruiz era la pieza a abatir. Como un junco imposible de quebrar, aguantó, solo, contra viento y marea. Después de ganar todos los pleitos, la acción profesional y heroica de Rodolfo Ruiz solo fue celebrada y premiada, hace unos años, por la “Asociación 11-M de Afectados por el Terrorismo”. Aunque insuficiente, algo es algo. Allí nos dimos un abrazo.

Cuando conocí a Rodolfo, Aznar había sido sustituido por Zapatero y Acebes por Rubalcaba. Sin embargo, el vía crucis del comisario de Vallecas continuó durante demasiados años. El diario El Mundo seguía sacando portada tras portada con falsedades sobre la mochila de Vallecas. Abundaron las teorías conspiratorias.  Jiménez Losantos y sus calumnias infames… Millones de personas consumían estas teorías del odio, aceptando disparates antes de admitir que el presidente Aznar había mentido miserablemente por aferrarse al Poder.

Antes del 11-M, cuando Rodolfo era jefe de la Brigada de Información de la Policía, en la cumbre de su carrera, desarticuló con su equipo peligrosas bandas criminales. Él y todos sus colaboradores fueron galardonados con medallas al mérito por aquella acción policial. Cuando la propuesta de concesión de esas medallas llegó a la mesa del ministro del Interior, mi admirado Rubalcaba, el nombre de Rodolfo, el jefe del equipo, fue eliminado del grupo de condecorados. No fue borrado de la lista por arte de magia.

Ese clavo agravó la depresión de la esposa del comisario que, al poco tiempo, la llevó al suicidio. (Quizás, quién sabe, agotada por esta pesadilla, esta injusta persecución que no parecía acabar nunca…) Intercedí ante el ministro Rubalcaba para que le devolvieran la medalla que, nunca supimos por qué, le habían quitado. Las respuestas evasivas escritas por mi querido Alfredo, poco valeroso por no decir cobarde, me llenaron de tristeza y decepción.  ¡Ay, la política y el miedo a la prensa canalla!

El presidente Aznar precedió al presidente Trump en la invención de bulos de gran calibre para conservar el Poder y deslegitimar a su sucesor. Ambos demostraron no ser demócratas. A veces, conviene hacer memoria. No olvidar. Lo que le pasó al comisario Ruiz podría pasarnos a cualquiera de nosotros. Todos corremos el peligro de ser víctimas de la injusticia.

Pasados los años, Rodolfo ha ganado todos los juicios por calumnias, ha sido restituido en su puesto, cobra su pensión y, pese al daño sufrido, ha rehecho su vida con éxito. Aprendimos de él -y de Don Quijote, cómo no- que no hay que ceder si la razón y la justicia están de tu parte. Claro que, con todos los dioses en contra, la integridad tiene un precio. Es un héroe anónimo que sobrevivió a una tormenta que ni te cuento. Por eso, merece el reconocimiento de los demócratas.

En esta hora de revisión de memorias, Erik y yo ofrecemos estos párrafos a nuestro amigo Rodolfo, el comisario que salvó la línea de custodia de la mochila de Vallecas y, de paso, el honor de muchos demócratas. De aquel primer encuentro en el diario 20 minutos, propiciado por nuestros hijos, surgió una gran amistad entre un policía integro, que aguantó en solitario la embestida de los dioses, y un periodista miedoso. Gracias, Rodolfo. Los demócratas estamos en deuda contigo.

La patria es el interés general, señor del Pino

La patria, señores de Ferrovial, es el interés general de España. Lo ha dejado bien claro la vicepresidenta Nadia Calviño en Onda Cero, entre unos colegas míos tan sesgados que se les veía el plumero.

Nadia Calviño, vicepresidenta del Gobierno.
Nadia Calviño, vicepresidenta del Gobierno.

No me sorprenden la valentía, firmeza y coherencia de nuestra vicepresidenta, sin perder la sonrisa. Claro que tampoco yo soy objetivo. Su padre, uno de mis jefes favoritos, confió en mí para que, en 1986, fundara el Buenos Días en TVE. Estoy en deuda eterna con él. Le debía también una copia de mi libro «La prensa libre no fue un regalo».

Gran tertulia y buen menú ayer, 2 de marzo, en El Marqués con José María Calvino, mi jefe en TVE. Celebramos juntos el 47 aniversario de mi secuestro por los guardias civiles del general Campano.

Nadia Calviño ha heredado el afecto que tengo a su padre. Pero no sólo por eso me gustó su entrevista. Fue valiente y clara. Mis colegas no pudieron con ella. Y eso que Carlos Alsina es bueno entrevistando en Onda cero. Gran entrevista. No te la pierdas.

Un Gobierno patriótico.

Enhorabuena, señora vicepresidenta. ¡Qué suerte ha tenido Pedro Sánchez, el gran superviviente, con tenerte a su lado!

Lo que ha hecho Rafael del Pino Calvo Sotelo (crecido entre la beautiful people de la Dictadura y la Transición), al llevar la sede social de Ferrovial a los Países Bajos, puede ser incluso legal, pero es un gesto muy feo, que puede tener un coste de imagen para España. La buena reputación exterior de España nos interesa y conviene a todos los españoles. Con ese gesto tan desleal, Del Pino va contra la imagen de país y, por tanto, contra los intereses generales de España, nuestra verdadera patria. También va contra los empresarios que no huyen de aquí. Tendrá que explicar muy bien por qué lo hace. Ya sabemos que la avaricia es el lubricante del capitalismo, pero dentro de un orden. En exceso, va en contra de la solidaridad y el interés general. No todo vale.