Hoy me toca presumir de lo lindo. ¿Y cuándo no?, dirán quienes conocen mi tendencia al narcisismo. Pues, hoy, sí. Me acaban de nombrar vocal de la Agrupación Carmen de Burgos del Ateneo de Madrid.
A muchos les parecerá poca cosa, aunque me han nombrado por unanimidad, no por una nimiedad.
Y estoy muy contento. Hace años que pregono, sin mucho éxito, las excelencias de Carmen de Burgos (Colombine), paisana almeriense, primera redactora fija de España, primera corresponsal de guerra, autora de mas de 200 obras, defensora de la mujer, del voto y del divorcio, desconocida para muchos españoles y, muy especialmente, por haber tenido el honor de ser la mujer más odiada por el dictador Franco y toda su clerigalla. Su nombre fue prohibido desde el golpe de Estado de 1936 y sus obras quemadas. Gracias a la Biblioteca Nacional, que salvó algunas, y a Concha Núñez, su gran biógrafa, que resucitó su figura «descomunal y universal», quienes sobrevivimos a la censura del tirano hemos podido conocer a la grandísima feminista y progresista Carmen de Burgos.
El 9 de octubre de 2009, rendimos un primer homenaje a Carmen de Burgos, en el aniversario de su muerte en 1932, ante su tumba en el cementerio civil de Madrid. Concepción Núñez cantó como nadie la figura de nuestra colega. Muchos paisanos la ensalzaron. Federico Utrera hizo un programa espléndido para Canal Sur, la inigualable Nieves Concostrina (almeriense consorte, que vive en Rodalquilar, cerca de donde nació y creció la Colombine) la destacó en su serie Pioneras en Movistar, el Ateneo de Madrid (donde fue la segunda mujer socia después de la Pardo Bazán) y otros muchos se fueron sumando al coro de admiradores de esta pionera del feminismo.
Hasta el Ayuntamiento de Almería se dignó, por fin, poner su nombre a un espacio singular: el Paseo Marítimo Carmen de Burgos. Y pronto aparecerá publicado el primer tomo de la magna obra «Revivir. La nueva Carmen de Burgos» de mi colega Asunción Valdés. En mi primera sesión como vocal de la Agrupación Carmen de Burgos del Ateneo pude participar modestamente en la preparación del próximo homenaje que le dedicaremos el próximo octubre en el 90 aniversario de su muerte. El venerable salón de actos del Ateneo estará a rebosar. Ya podéis ir anotando este acto en vuestras agendas. Todos los seres humanos que creemos en la igualdad entre la mujer y el hombre estamos en deuda con Carmen de Burgos, la Colombine. Necesitamos imitadoras e imitadores para que la humanidad mejore como ella soñaba. Ella era, como diría Machado, una de esas personas «universales del corazón».