Os parecerá mentira, pero hay gente buena incluso en los departamentos de atención al cliente. Sí, sí. Lo que oís. Algún creyente lo achacará al espíritu de la Navidad que saca brillo a lo mejor de la gente. No sé qué decir. ¿Nos habrían atendido igual en pleno verano? Claro que el frío y que se te rompa la calefacción en Nochebuena son cosas del invierno. Por primera vez en 15 años, ayer celebramos la Navidad con toda la familia (abuelos, hijos y nietos)… y sin calefacción. El calor humano, apelotonados todos en una habitación pequeña, la excitación de abrir los regalos de Papá Noel (mi familia es medio yanqui) y la contundente comida («Kømla») de los ancestros noruegos de mi chica nos salvaron el festín invernal. Hoy mismo, en plenas fiestas, los de Instalaciones Elípticas han atendido mi SOS y nos han arreglado la calefacción. ¡Aleluya!
Con Benjamín y Ricardo, de Instalaciones Elípticas, celebrando «el milagro» en la puerta de mi casa. Gratis total. Ni copa ni mantecados. Les dediqué el libro «Franco para jóvenes». !Qué menos!Advertí a mi nieto Leo que esos regalos, tan mal envueltos, no venían de Papá Noel sino de Grandpa que los había tallado a base de maza y gubia. Aunque eran regalos de encargo, no se los esperaba.Leo, feliz al descubrir mis tallas en madera de cedro tropical (muy astillosa). Cumplí su encargo. Es forofo del Real Madrid. Mi colega Rafa (de tallasmadera.com), que talla en la misma mesa que yo, no era partidario de mi trabajo. Es del Atlético de Madrid. ¡Qué le vamos a hacer!.Mi interpretación de la hebilla del cinturón de un vikingo, tallado para Ana Westley. Un cuervo lleva en su pico el ojo de Odín que todo lo ve. (El esmalte verde del ojo es obra generosa de mi colega Adelaida). Ya van tres tallas mías en el salón de casa. Relieve de un sello de Correos de don Nicolás Salmerón (salmeroniano soy), los inquisidores quemando libros y ahora el cuervo con el ojo de Odín. No me lo puedo creer. Otro milagro de la Navidad.Quinta edición de «Franco para jóvenes» en mes y medio. Un buen regalo de Reyes Magos para abuelos y nietos.
Ha muerto Abel La Calle, un sabio en Derecho Medioambiental y un colega generoso en la Universidad de Almería. Su fallecimiento, a los 67 años, me ha traído muchos recuerdos entrañables de los años y las nobles batallas que compartimos juntos en la Junta Rectora del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Descanse En Paz. Los almerienses (y los enamorados del Cabo de Gata) estamos en deuda con Abel. Mi primer acto en 2010, como presidente del Parque Natural, fue acudir con él al Cortijo del Fraile. Allí ocurrió el crimen de Níjar («Puñal de claveles» de Carmen de Burgos y, poco después, de «Bodas de sangre» de García Lorca). Allí rodó Sergio Leone «El bueno, el feo y el malo» con Clint Eastwood. Un montón de piedras y todo a punto de caer, casi en ruinas. Desolados por el abandono imperdonable de ese símbolo histórico, Abel y yo nos miramos y, allí mismo, nos comprometimos a luchar por salvar esa joya de la historia, la literatura y el cine almerienses. Teníamos que vencer no molinos sino gigantes. Y uno de los mayores podría ser la pusilanimidad y pereza de nuestras autoridades y de no pocos paisanos. Allí mismo nos pusimos manos a la obra. Abel nos ayudó mucho en la batalla jurídica y política. Merece reconocimiento por ello.
Así encontramos la ruinas del Cortijo del Fraile en el corazón del Parque Natural del Cabo de Gata.Con el profesor Abel La Calle, vocal de la Junta Rectora del Cabo de Gata, en nuestra primera visita al Cortijo del Fraile, en cuanto tomé posesión de la Presidencia del Parque Natural por decreto de Griñán, presidente de la Junta de Andalucía.
Estudiamos acciones jurídicas para la expropiación de lo que sin duda era un Bien de Interés Cultural. Al cabo de casi 14 años, aquella ruina ya es ahora un Sitio Histórico.
Obituario de Abel La Calle, publicado en El País de hoy, 21 de diciembre d3 2014
Y los políticos de la Junta de Andalucía, de la Diputación de Almería y del Ayuntamiento de Níjar se hacen fotos ante las obras de restauración. No hay nada que guste más a los políticos que inaugurar cosas para hacerse fotos. Ya es algo.
Foto de las tres patas del Acuerdo para salvar, por fin, el Cortijo del Fraile. Estoy seguro de que Abel, mientras luchaba contra su enfermedad, habrá sonreído al ver esta foto. Él nos ayudo con sus informes y dictámenes jurídicos a dar los primeros pasos.Constitución de la Comisión en 2014 para restaurar el Cortijo del Fraile.Comisión para restaurar el Cortijo del Fraile en 2014 (El Ideal)Abel era un gran experto en Derecho Medioambiental y un soñador del agua en una tierra semidesértica como Almería. Le encantaban los aljibes del Parque Natural.
España ya no es lo que era. Lo cuenta, con orgullo merecido, mi paisano Antonio Abad, director técnico de Hispasat. Una amiga me comenta que en una reunión reciente de ingenieros espaciales europeos de alto nivel todos hablaban castellano. Cuando viajé a Europa por primera vez, en tiempos de la dictadura de Franco, me sentí avergonzado de ser español. Ya no. Al cabo de medio siglo sin Franco y, por fin en paz, gracias a la Constitución del 78, ahora viajo, con razón, con la cabeza bien alta. También lo cuento en el libro «Franco para jóvenes», escrito con mi hijo Erik, que presentamos en el Ateneo, y que ya va por la QUINTA EDICION (8.000 ejemplares) en un mes. Casi un «best seller». No me lo puedo creer. Los medios también ayudan. Gracias. Ayer nos entrevistó para su canal «RIUS TV» nada menos que Xavier Rius. Creó buen ambiente para tirarnos de la lengua. No te la pierdas, hablamos como si fuéramos libres. También hablamos de mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo. Cómo se gestó la Transicion».
Foto con Erik en 20 minutos, reproducida ayer en el canal RUIS TV
Introduzca un título aquí
Antonio Abad, compañero de tertulia de almerienses en Madrid, escribe sobre nuestro libro y sus satélites.Artículo de Antonio Abad en La Voz de AlmeríaPortada de la Quinta Edición de «Franco para jóvenes» (8.000 ejemplares) que me ha llegado hoy a casa.Portada de mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo. Cómo se gestó la Transición» (Marcial Pons)
Mi hijo Erik y yo estamos emocionados y agradecidos por la acogida que nuestro libro «Franco para jóvenes» (Catarata) tiene entre los lectores y los medios de comunicación. Ya vamos por la QUINTA EDICIÓN (8.000 ejemplares). Con un tema tan espinoso como Franco (querido por unos, odiado por otros y temido por todos), no pude ni siquiera soñar con tan buena aceptación. Gracias.
El Plural ha seleccionado nuestro libro como el número uno de los más recomendados en 2024.
He recibido mensajes de amigos y conocidos que me dan alguna pista. Me hablan de abuelos que han comprado el libro como regalo de Navidad para sus hijos o nietos. Y viceversa. Nos cuesta hablar de Franco, de la guerra civil y de la Dictadura. Los mayores (por miedo o vergüenza) hemos callado demasiado y los jóvenes saben muy poco de lo que es vivir sin libertad y en un régimen de terror contra el que no piensa como manda el dictador.
Apenas se estudia en las escuelas e institutos. Sin embargo, notamos las huellas profundas que nos deja. El miedo a volver a las andadas aún habita entre nosotros. No debemos pasar página sin antes haberla leído, comprobado y analizado. Solo así podremos recuperar el espíritu de concordia de la Transición y volver a abrazarnos todos en torno a la Constitución del 78. Lejos de la extrema derecha y la extrema izquierda, la Ley de Memoria Democrática va en esa dirección. Ese espíritu impregna nuestro libro. Nos gustaría que sirviera a los jóvenes como una vacuna contra la desinformación y el blanqueamiento y lavado de imagen del mayor tirano español del siglo XX.
Cuarta edición en las librerías. La Quinta Edición ya está saliendo de la imprenta.
Para gustos los colores.
Evidentemente, las lecturas y la elección de los libros también dependen de aficiones
a temáticas concretas o de la sensibilidad del propio lector.
Desde ElPlural.com hemos
seleccionado diez libros de los publicados en 2024 y que recomendamos para
estas Navidades. Son libros, en su mayoría relacionados con la política desde
lo nacional a lo internacional. Desde la geopolítica a la denuncia del
franquismo o de situaciones que hoy sufre la democracia en España. Desde el
análisis al relato, desde la historia al futurible, en esta selección el lector
hallará, lo que en nuestra opinión, merece la pena no perderse entre los libros
que 2024 ha sumado a la amplia y rica industria editorial.
1-“Franco para
jóvenes” de José Antonio Martínez Soler y Erik Martínez
Este libro recién publicado
por la Editorial Catarata, no solo es recomendable, sino que debería ser
difundido no solo entre los jóvenes por la claridad, y a la vez contundencia,
con la que aborda el franquismo sirviendo de vacuna contra la posverdad que se está instalando
a un ritmo vertiginoso sobre la figura del dictador Franco y la verdad sobre la
criminal dictadura. Se trata de una obra de pedagogía para desmontar mitos y
explicar a los jóvenes lo que fue el siniestro
franquismo.
“No te das cuenta de lo valiosa que es la libertad hasta que te falta. Ojalá nunca os falte”. Esa es la apelación que los autores, José Antonio Martínez Soler y Erik Martínez Westley, padre e hijo respectivamente, envían a los jóvenes en defensa de los motivos que inspiraron este libro. No les falta razón a los autores de esta obra cuando critican que en la enseñanza actual se enseña mejor el periodo de la Edad Media que la etapa más reciente en la historia de España como fue el franquismo. Un texto que aborda este periodo histórico marcado por la represión con el objetivo de desmontar los mitos todavía arraigados y evitar la banalización de lo que supuso. Con “Franco para jóvenes”, sus dos autores intentan contribuir al desmontaje de ideas falsas y transmitir los horrores que supuso el régimen.
Cuando iba a publicar el anuncio de la Tercera Edición, salió la Cuarta. Mañana espero ver la portada que se está imprimiendo hoy de la Quinta.
No me lo podía creer. El rey Felipe VI cita en Nápoles a mi colega y paisana Carmen de Burgos, la mujer más odiada por Franco. Textualmente ha dicho: «Gracias de corazón por el alto honor que hoy recibo en esta ciudad que el poeta español Garcilaso de la Vega nombraba como “pulchra Parthenope” y que la escritora española Carmen de Burgos definió como “jardín del mundo”.
Felipe VI, descendiente de Carlos de Borbón, rey de Nápoles, (nuestro Carlos III) recibe el doctorado «honoris causa» en la universidad más antigua de Europa.
Nunca pensé que sería capaz de leer entero todo un discurso protocolario de un rey. Sin embargo, lo hice. Os lo recomiendo. No me arrepiento de haberlo leído porque en el último párrafo cita nada menos que a Carmen de Burgos, Colombine, una de las personas más relevantes (y desconocidas) del primer tercio del siglo XX. Sobre ella hay ahora una Exposición en la Biblioteca Nacional.
Carmen de Burgos, óleo donado por Ana Westley (awestley.com) al Hotel Catedral de Almería muy cerca de donde nació la gran «Colombine».Asunción Valdés presentó en Almería su «Revivir», excelente biografía de Carmen de Burgos, junto a Ana Westley, autora del óleo que se expone en el Hotel Catedral cerca de donde nació la periodista pionera en defensa de los derechos de la mujer.
El dictador Francisco Franco, que reside ya en el basurero de la Historia, quiso destruir totalmente su memoria (le aplicó la «Damnatio Memoriae» de los romanos). No lo consiguió. La condenó después de muerta y mandó quemar todos sus libros. Ahora vuelven a brillar. Casi nadie lo sabe, pero mi paisana publicó su «Puñal de claveles» (sobre el crimen de Níjar, Almería) antes de que el grandísimo Federico Garcia Lorca escribiera su «Bodas de sangre».
En otra ocasión, ya me sorprendió el rey Felipe VI. Fue en el Bicentenario de nuestro Ateneo de Madrid (donde anteayer mi hijo y yo presentamos el libro «Franco para jóvenes»). En su discurso, el Rey citó a dos jefes de Estado que le precedieron en el cargo: la reina María Cristina y el presidente de la II República Manuel Azaña. No me lo podía creer. !Hasta dónde vamos a llegar con este hombre! Como demócrata y republicano (en ese orden), agradecí personalmente a Felipe VI que recordara a Manuel Azaña. «Qué menos!», me respondió. Intercambiamos sonrisas.
Hoy le vuelvo a dar también las gracias por haber recordado a Carmen de Burgos en Nápoles, el «jardín del mundo».
Con la Biblioteca del Ateneo a tope, mi hijo Erik y yo, arropados por Paca Sauquillo y Fernando Martínez, secretario de Estado de Memoria Democrática, presentamos nuestro libro «Franco para jóvenes» (Ed.Catarata). Ya va por la Tercera Edición. Nos acompañaron grandes amigos, compañeros de tenis y de talla de madera y colegas de la prensa. El lugar, donde el joven Federico García Lorca descubrió libros maravillosos, encierra una magia literaria de siglos. Ayer la noté. Mis queridos Joaquín Estefanía y Pepe García Abad me emocionaron con sus palabras. El gran Peridis nos alegró con su imitación magistral de los discursos de Franco. Paca Sauquillo nos contagió su energía de activista eterna por la libertad y mi paisano Fernando Martínez tuvo una intervención impecable en favor de la Memoria Democrática que él lidera. Magnificas sensaciones en pro de la paz y la concordia entre los españoles, cualquiera que haya sido el bando de sus abuelos en la guerra civil y la Dictadura. Pero no podemos pasar página sin haberla leído, comprobado y analizado. Sobre todo, para no volver a las andadas. «Ocurrió. Y puede volver a ocurrir» (Primo Levi)
Paca Sauquillo, mi hijo Erik Martínez Westley, un servidor y Fernando Martínez, secretario de Estado de Memoria Democrática.
El editor más joven de nuestro manuscrito, Bruno Martín Palacio, de 16 años, tuvo una intervención muy oportuna para recomendar a los de su edad el libro que él ha corregido tan primorosamente. Gracias a Bruno eliminamos las palabras más pedantes o eruditas que él nos iba marcando en color amarillo. Bruno nos recomendó que cambiáramos el título original «Franco para adolescentes» por «Franco para jóvenes». Le hicimos caso. Acertó.
Bruno Martín Palacio (de 16 años), micrófono en mano, se dirige al público que llenó la espléndida Biblioteca del Ateneo de Madrid y recomienda su lectura a los de su edad. Bruno ha sido el editor más joven de nuestro libro. El editor mayor (que pasa de los setenta) ha sido mi gran amigo Manuel Saco. Un tribunal muy exigente (un abuelo y un nieto) para asegurar un lenguaje asequible sin palabras pedantes o eruditas.José María Pérez, Peridis, amigo de muchos años, nos hizo una genial y jocosa interpretación de los discursos de Franco. Hubo risas. Falta nos hacían, pues nuestro libro «Franco para jóvenes» es cosa tremendamente seria. Una vacuna contra la ignorancia y el miedo de casi un siglo.Pronto se llenó de publico la Biblioteca del Ateneo. Algunos grupos aguantaron las intervenciones de pie.Con un grupo de mis colegas de «mucha talla» que acudieron al acto. A mi lado está Sandra Krysiak (de tallasmadera.com), la mismísima maestra de talla y escultura en madera, mi terapia favorita.Tercera edición en menos de un mes. Un regalo magnífico de abuelos a nietos para estas fiestas de Papá Noel y Reyes Magos. Lo que nunca nos contraron (y conviene saber para no repetirlo) de Franco y su larga y cruel Dictadura.
Anoche fui, por segunda vez en mi vida, a la catedral castrense de Madrid. ¡Qué diferencia! Hace décadas asistí allí al bautizo del nieto del general Gregorio Marcotegui. Alegría de una nueva vida. El abuelo del bebé me había amparado generosamente tras el secuestro y torturas que sufrí tres meses después de la muerte del dictador. Ayer asistí al funeral por mi amigo el tte. general Andrés Cassinello, a quien tanto quería. Tristeza por su muerte. En ambas ocasiones, los monaguillos vestían uniforme militar. La ceremonia funeraria, pese a no ser creyente, me emocionó. Pude abrazar a Pili, viuda de Andrés, y a varios de sus hijos y nietos. Por primera vez escuché el himno nacional tocado en el órgano catedralicio. Tronaba. Parecía cosa de Bach. Me gustó.
El tte. general Cassinello en la presentación de mis memorias que él prologó («La prensa libre no fue un regalo», ed. Marcial Pons) en el Ateneo de Madrid hace dos años.
Escribió Machado que «el golpe de un ataúd en tierra es algo tremendamente serio». Ayer sentí ese golpe. Andrés amaba la música clásica. Él mismo podría haber elegido la música de su funeral. Sus piezas favoritas. Cuando sonó «Lascia la spina cogli la rosa» de Handel me estremecí. Adiós, mi querido general, jefe de los espías y arquitecto secreto de nuestra Democracia. Los demócratas siempre estaremos en deuda contigo.
Una nieta del tte. general leyó la carta de San Pablo a los Corintios. «Si no tengo amor… no tengo nada». No pudo evitar unas lágrimas.
Cuando acabó la película «El ministro de Propaganda», con esta frase de Primo Levi, todos los espectadores seguimos, inmóviles, pegados a las butacas. Silencio sepulcral. Sin mediar palabra, solo cuando acabaron los créditos y se encendieron las luces, empezamos a movernos lentamente, sin apenas mirarnos, hacia la salida. La vida de Goebbles, el gran manipulador de las «fake news», al servicio de Hitler y del genocidio de 6 millones de judíos, nos había impactado. Sin la ayuda decisiva de Hitler a Franco, mi padre no habría perdido la guerra civil. Imposible no pensar en el exterminio que Franco hizo en la guerra y, sobre todo, en la postguerra, de quienes no pensaban como él y en la enorme inversión en terror que le valió para mandar casi 40 años y morir en la cama. Imposible no pensar también en Netanyahu y en los judíos maltratados por los nazis convertidos ahora en maltratadores de palestinos. «Ocurrió. Y puede volver a ocurrir»
Niños judíos en un campo de exterminio nazi.
Fuimos al cine, con los amigos Guindal, para pasar una tarde entretenida. ¡Madre mía!
Con Mar Díez Varela, Mariano Guindal y Ana Westley, en la puerta del cine… que nos heló la sonrisa
Aunque no es comparable por las cifras de asesinatos (de decenas de miles por los franquistas a millones por los nazis), la naturaleza de los crímenes sí es comparable. ¿Para cuando una película sobre Ramón Serrano Suñer, el cuñado y ministro de Propaganda de Franco?
Cartel de la película alemana «El ministro de Propaganda»El auténtico monstruo, Goebbles, frente a un micrófono. Recurrió a la radio y al cine como armas de propaganda tan eficaces entonces como hoy son la redes sociales para Donald Trump y similares de extrema derecha.
Interesante merienda y tertulia con los Guindal sobre el efecto que nos causó la película de Goebbles y los peligros reales y palpables que amenazan hoy a las democracias. La pregunta era: ¿Qué estamos haciendo mal los demócratas para que compatriotas moderados, que nos parecían amantes de la libertad y defensores de los derechos humanos, se estén apuntando hoy al nacional populismo de la extrema derecha, antesala de nazis y fascistas?
Al llegar a casa me puse a leer el libro que el magistrado Joaquín Bosch presentó hace poco con Martín Pallín en la Biblioteca del Ateneo, donde este jueves vamos a presentar el de «Franco para jóvenes». Hoy lo sigo leyendo y ciertamente ofrece algunas pistas para responder a nuestra inquietante pregunta: ¿Qué estamos haciendo mal?
Cubierta del libro del magistrado Joaquin Bosch que recomiendo.Contra cubierta de libro de BoschCartel de la presentación de «Franco para jóvenes» para este jueves, 12-D a las 19:30h, en la Biblioteca del Ateneo. Entrada libre. Calle Prado, 21, Madrid
Tal día como hoy, en 1978, mi vecino el coronel Lisarrague se acercó a nuestra casa: «¿Qué hace usted con mi bandera en su puerta?». Le repliqué: «Ya lo ve, vecino. Ayer solo era suya y no mía, pero hoy, aprobada la Constitución, es también mi bandera». Compartimos emocionados el aperitivo y dimos un «Viva la Constitución, vecino! Mantuvimos la amistad hasta su muerte. Aquel 6 de diciembre fue, y sigue siendo, un día inolvidable ya que firmamos la paz entre nuestras dos Españas. Al escribir con mi hijo Erik «Franco para jóvenes» (ya va por la Tercera Edición) tuve presente este recuerdo entre un franquista y un republicano animados por «garantizar la convivencia democrática» entre los españoles, tal como manda la Carta Magna en su preámbulo. El próximo jueves, 12 de diciembre a las 19,30, presentaremos nuestro libro «Franco para jóvenes» en el Ateneo de Madrid. (Entrada libre, calle Prado, 21)
Tal día como hoy (auténtica Fiesta Nacional de España) suelo recordar también las tormentas (el 23-F, el 11-M, etc) que, con cierto éxito incompleto, ha superado nuestra Democracia.
En más de una ocasión tuve miedo de perder la libertad. Sobre ello, publiqué un articulo premonitorio («Tengo un sueño») en el diario El Sol, el 8 de julio de 1990. Unos días después fui despedido como director-fundador de El Sol, la aventura periodística más hermosa de mi vida y mi mayor fracaso profesional. Lo copio y pego a continuación.
«Tengo un sueño», 8 de julio de 1990, en el diario El Sol
Tengo un sueño
José A. Martínez Soler, director del diario El Sol
El Sol 9 de julio de 1990
“Tengo un sueño, como Martin Lutero King, en el que veo a mis hijos y nietos comportándose como si fueran libres. Viven en la patria de Gracián, de Quevedo y de Cervantes, un país todavía llamado España, donde el miedo a decir y a escribir lo que se siente solo es un recuerdo literario del pasado. Cuando se cruzan por la calle con algún conocido no dicen como antes: “Vaya con Dios vuesa merced” o simplemente Adiós”. En mi sueño se saludan con un respetuoso “Libertas habemus” o “somos libres”.
Hubo un tiempo en el que los más piadosos monjes se cruzaban el saludo cuaresmal (“Morire habemus”) y se decían pertinazmente que eran polvo y en polvo se iban a convertir. Ahora estoy seguro de que aquel recuerdo, siquiera fugaz, de tener que morir (el mismísimo miedo a la muerte) les hacía sentirse vivos y les llenaba de gozo en su valle de lagrimas. Quizá por pura comparación entre el ser y el no ser.
Lo mismo me pasa con la libertad. Es un placer tan dulce como la sensación de vivir, y se goza más con ella cuanto más se teme su ausencia o se recuerda su existencia.
Tengo un sueño en el que veo a los niños recitando de memoria (voluntariamente) un pasaje de Cervantes, el más hermoso de cuantos se han escrito en lengua castellana. Dice así: “La libertad, Sancho, es uno de los dones más preciosos que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”.
Lugo, en clase de Historia, repasan, llenos de perplejidad, la epístola satírica de Quevedo al poderoso conde-duque de Olivares: “No he de callar, por más que con el dedo, / ya tocando la boca, o ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo. / ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente? / Hoy, sin miedo que el libre escandalice, / puede hablar el ingenio, asegurado/ de que mayor poder le atemorice.”
Tengo un sueño en el que mis descendientes guardan respetuoso silencio, unas veces por sabiduría y otras por ignorancia, pero nunca por miedo. Oigo a los niños preguntar si Quevedo y Cervantes eran también espíritus libres, en aquel oscuro siglo de las luces. Y observo que los mayores no entienden por qué Gracián, Feijóo, Jovellanos, Unamuno, Azaña y tantos otros que soñaron con regenerar y adelantar la civilización en España se atormentaban tanto hurgando en nuestras heridas históricas.
Tengo un sueño en el que los nuevos ricos no me toman por tonto por no haber ganado mil millones en un fin de semana. Como persona (y también, con perdón, como periodista) hablo de buscar la verdad, apasionadamente, la belleza, y la justicia y, en mi sueño, nadie me llama trasnochado, ingenuo o utópico. Los intelectuales (Dios, qué alegría) no tienen pánico a disentir ni a romper el marco establecido para aventurarse por el camino espléndido de la innovación. Les da igual no salir en la foto del gran poder, porque hay una sociedad vertebrada con muchos otros poderes más pequeños que, juntos, suman tanto o más que el grande. Saben, como los inquisidores de la España negra, que la disidencia es escrita. Pero escriben sin pavor, como si fueran libres. Y nadie les persigue o les señala por ello como judaizantes o herejes sospechosos. Tampoco temen perder el empleo.
Cuando recuerdan la última transición de la dictadura a la democracia dicen, como Durrenmat, que “es triste una época en la que hay que luchar por cosas evidentes”. En mi sueño no hay un solo partido hegemónico, sino varios que se alternan higiénicamente cada equis años en el poder. Así el sobaco izquierdo, lleno de bichos, se lava y oxigena un poco mientras gobierna el derecho. Y viceversa.
Tengo un sueño, ¡ay! en el que gobierna la derecha por que el ABC y su versión juvenil han dejado de ser panfletos sectarios. Los conservadores no se sienten ya herederos directos del inquisidor Torquemada y ejercen el poder con tolerancia y prudencia. No corrompen, secuestran ni torturan a los disidentes. Los progresistas tampoco aspiran al revanchismo ni a ponerse las botas con un enriquecimiento rápido y, por tanto, golfo. Y los gobernantes no viven aislados en el limbo, sino que quieren saber, hasta el fondo, los detalles relacionados con la corrupción y la subversión de valores que sus ayudantes suelen promover desde las cloacas del partido.
Cuando despierto y compruebo la lentitud con que avanzamos en el ejercicio de las libertades me dan ganas de llorar. Inmediatamente miro hacia atrás, hacia la España negra, intolerante e inquisitorial, y mi corazón se llena de alegría. “Cuando me considero- decía San Agustín- soy un pecador; cuando me comparo, soy un santo”. Oigo tertulias en la radio, leo columnas de algunos periódicos y el recuerdo del pasado me estremece. Hasta me dan ganas de defender al Gobierno; pero me aguanto. ¿Viviremos en el mismo país aún llamado España?
Es verdad que los socialistas han fracasado en el ritmo de su proyecto político y en su mensaje ético; es cierto que comenten abusos, pero no son como Franco. Tiene (lo escribiré cien veces) la legitimidad democrática que el dictador nunca tuvo. Yo les voté, y no me da rubor reconocerlo hasta el 82. También Felipe González, como Martin Lutero King, tuvo un sueño: que un día sonaba el timbre de su puerta, en la madrugada, y no era la Brigada Político-Social de la dictadura sino el lechero. Aquella utopía ha sido ya superada por la realidad. Hoy suena el timbre de nuestra puerta, en la madrugada, y ni siquiera es el lechero. Es nuestra hija mayor que vuelve tarde de un guateque y olvidó la llave.
La primera vez que me acerqué, con el corazón encogido, a la tumba del reverendo Martin Lutero King, recordé su sueño (“I have a dream”) y miré alrededor. Negros y blancos compartían autobuses, barrios, escuelas, y se cogían de las manos por las calles de Atlanta. No estuvo tan loco el reverendo King cuando rompió el maleficio de un fatalismo histórico y soñó con la utopía de la igualdad de razas.
También yo tuve un sueño de libertad y de igualdad en los estertores de la Dictadura franquista. Mientras mis secuestradores, un escuadrón paramilitar franquista armado de metralletas y porras, me interrogaba y torturaba en el Alto de los Leones, soñé con poder escribir algún día en libertad, como lo estoy haciendo ahora mismo. Y ya es hoy aquel mañana de ayer machadiano. No fue una utopía. Somos libres (“Libertas habemus”) pero no lo ejercemos ni lo recordamos persistentemente como debiéramos. ¿Miedo, prudencia, tolerancia, indiferencia?
Cuando los católicos de la Alemania nazi vieron pasar el cadáver del primer judío no se inmutaron; creyeron que no iba con ellos. Al día siguiente, era demasiado tarde. Si hoy pensamos que los ataques sistemáticos de los restos de la decrépita España negra contra el sistema democrático no van con nosotros, estamos apañados. Hay que escribirlo y recitarlo cien veces: somos libres, podemos ser libres, pero no siempre lo fuimos. Y, si no defendemos con uñas y dientes y ejercemos sin miedo nuestra libertad, podemos y merecemos perderla.
Hasn Modrow, el impulsor de la transición alemana oriental, me dijo hace unos días en EL SOL que envidiaba y soñaba con la tolerancia de los españoles. No quise desengañarle. En nuestra transición hubo nobleza y tolerancia, pero hubo, sobre todo, miedo, mucho miedo. Miedo de quinientos años.
También yo tengo un sueño en el que los españoles hemos perdido el miedo a la libertad, “el don más precioso que a los hombres dieron los cielos.”
Pagina 480 de «La prensa libre no fue un regalo» (Marcial Pons, 2022)Pagina 481 de «La prensa libre no fue un regalo»Cubierta de mis memorias «La prensa libre no fue un regalo» (Marcial Pons, 2024)Pag. 349 de mis memorias «La prensa libre no fue un regalo»Pag. 350 de «La prensa libre no fue un regalo»Presentación de «Franco para jóvenes» (Catarata) el próximo jueves, 12 de diciembre a las 19,30h, en el Ateneo de Madrid (Entrada libre, calle Prado, 21)
La fiesta estadounidense de Thanksgiving (dar gracias), que celebramos con un buen pavo al horno y tartas desde que me casé con Ana Westley (en 1969), la dedicamos mi hijo Erik Martínez Westley y yo este año a los lectores que han permitido a Catarata publicar la Tercera Edición de «Franco para jóvenes» en solo tres semanas. Ya se han distribuido 6.000 ejemplares a las librerías y piden más. Ayer dimos las gracias especialmente a los abuelos que están regalando nuestro libro a sus nietos para que valoren la libertad que nunca les faltó. Gracias.
Recorte de la cubierta de la TERCERA EDICIÓN de «Franco para jóvenes» CubierTa de la TERCERA EDICIÓN de nuestro libroContra cubierta del libro
Este es el primer año que nuestro hijo David Martínez Westley, su esposa Chaz Gabriel y su hija Ana Isabel residen en España procedentes de Santa Fe (New Mexico, EE.UU.). David es un gran pintor reconvertido en chef de cocina en un restaurante genial de Boadilla del Monte (Madrid). Los colores de sus platos parecen cuadros al óleo. Ayer nos hizo un pavo al horno con guarniciones ricas en sabores, colores y texturas propios del suroeste de EE.UU. Triunfó. Felicitaciones, hjjo.
Nuestro hijo David Martínez Westley, gran chef. Mi plato con pavo y guarniciones. Repetí y tripetí. He ganado más de un kilo.
Como éramos muchos a comer un pavo de 8 kilos en casa de David, preparé en mi casa 4 muslos de pavo por si alguno se quedaba con hambre. Sobraron mis 4 muslos y me los traje a casa para comer pavo durante una semana. Menos mal que solo es una vez al año. Esta fiesta tradicional es nuestra Navidad familiar.
Mis 4 muslos sobraron. Me los traje a casa. Mis dos esculturas en madera lucen en el salón de David junto a uno de sus óleos. Talle la «Paternidad» cuando nació nuestra nieta Ana Isabel.Óleo de David inspirado en un festival de música.