Ni un paso atrás en la libertad de prensa. Todo lo contrario. Los islamistas fanáticos han aterrorizado a los islamistas moderados (que los hay) pero muy pocos se atreven a hablar por miedo a ser señalados. El miedo es libre. Pero como me enseñó mi maestro Sam Beer (autor del discurso de Roosevelt) «debemos tener miedo al miedo mismo». Los islamistas moderados deben salir a la calle (ya lo han pedido varios colegas franceses) y manifestarse masivamente diciendo que los asesinos no les representan. Que no asesinan en su nombre.
Aunque jubilado hace menos de un año, y sin más medio que este blog personal, no pienso callarme. Desde pequeños nos han grabado profundamente, machaconamente, que debemos respetar primero la religión católica (pues es la actual) y después todas las demás religiones, todas las ideologías. Ese buenismo es tremendamente dañino. Es un tabú que nos hemos creído. Y así nos va.
No basta con condenar la tragedia de Francia. Tenemos que dar un paso más en la crítica de los fanatismos y de la intolerancia política y religiosa, en la crítica de la ideas dañinas, cualquiera que sea su origen.
¿Por qué tenemos que respetar a las ideas y a las religiones que han causado durante tantos siglos y causan hoy tanto daño, tanto dolor a tantas personas? Hoy son los fanáticos islamistas; antes fueron los fanáticos protestantes, católicos, animistas, hebreos, etc. etc. quienes provocaron baños de sangre en nombre de sus ideas religiosas…
Respetemos a las personas, si merecen nuestro respeto al margen de sus ideales, pero no tenemos por qué respetar las ideas políticas ni religiosas. Acabo de oir en la BBC las palabras (grabadas no hace mucho tiempo) de uno de los periodistas asesinados hoy en Paris. No las recuerdo textualmente pero, en resumen, quiso decir que «el respeto a las religiones es un eufemismo para disfrazar el miedo a las religiones; las religiones no merecen ningún respeto sino todo lo contrario».
Completamente de acuerdo.
¡Basta ya!