Que el nuevo Rey entre mañana en el hemiciclo de Las Cortes vestido con uniforme militar es un pésimo gesto que, algún día, le pasará factura. Un error garrafal. Basta con recordar que Felipe VI será mañana el primer ciudadano español que subirá a la tribuna del Congreso de los Diputados con ropa militar después de que el 23-F lo hiciera, pistola en mano, el golpista teniente coronel Tejero y su gente.
Mal precedente. ¿Se quiere recordar precisamente al pueblo español aquel hecho terrorífico luciendo mañana estrellas de capitán general?
El nuevo Rey debería jurar o prometer la Constitución vestido de civil y rodeado de civiles. Es lo suyo. Para empezar con buen pie.
Y luego podría presidir los desfiles o paradas militares o la recepciones cortesanas en el Palacio Real vestido de militar o de lo que le plazca. A cada uno lo suyo.