Si miramos al futuro con las luces largas, nadie podrá llamarme loco por proponer hoy, en plena guerra, que Ucrania y Rusia entren, el mismo día, en la Unión Europea… naturalmente sin Putin. Basta con que ambos países hermanos firmen la paz y acepten las reglas de la democracia europea. ¿Acaso Gogol y Dostoyevski no son tan europeos como Cervantes, Moliere, Dante o Goethe?
¿Acaso se odian más los ucranianos y los rusos que lo que se odiaban los franceses y los alemanes en plena II Guerra Mundial?