Archivo por meses: agosto 2022

La prensa libre siempre corre peligro

¿A qué Poder (del color que sea) no le gusta meter la cuchara para limitar la libertad de prensa? No conozco ninguno. Incluso a un gobierno de izquierdas, como el que tenemos, se le ve el plumero. Con nocturnidad y alevosía, en vísperas del puente de agosto, nos deja solo 7 días hábiles para «información ciudadana» sobre un peligroso proyecto de Ley de Secretos Oficiales que puede pisotear la Constitución del 78 y restablecer, por la puerta falsa, la censura de prensa.

El País, 12 de agosto de 2022.

La tendencia a conseguir un poder arbitrario, sin apenas limitaciones legales, es una pulsión intrínseca de todos los gobernantes. Por eso, los ciudadanos, no solo los periodistas, debemos estar en posición de alerta. Cuando menos lo esperas, salta la liebre contra la prensa libre. Es cierto que «la prensa libre no fue un regalo» (creo que lo demuestro en mi libro, perdón por este corte publicitario) pero, pese al coste que tuvo, siempre corre peligro de verse limitada… o censurada.

Suelo leer El País a diario, pero se me había escapado esta información interesante de Miguel González.  La he repescado hoy gracias a las alertas de Mar Díaz Valera, colega y amiga. Aún no conozco este proyecto de Ley, pero el procedimiento del Gobierno es preocupante en la forma y, por tanto, seguramente también lo será en el fondo. Tira la piedra y esconde la mano. Veremos lo que responde a las alegaciones que ha presentado la FAPE.

Mi carnet de la FAPE desde 1970. En 1970 tenía… ¡otra foto! Seguramente con algo más de pelo.

Me apunté a la Federación de Asociaciones de Periodistas hace 52 años en tiempos de la ominosa Dictadura de Franco y cuando la prensa libre era solo una quimera y una batalla peligrosa que debíamos ganar entre todos los ciudadanos demócratas. Ahora, al menos, la FAPE tiene voz.

No es la primera vez que los gobiernos intentan atentar contra la prensa libre. Mar me recuerda hoy que «nuestro amigo Manuel Conthe intentó una limitación en el ámbito de la comunicación empresarial en tiempos del presidente Zapatero que logramos parar con la ayuda de la APIE». La APIE, que entonces presidía Miguel Ángel Noceda, con Ángel Boixados de vicepresidente, es la Asociación de Periodistas de Información Económica que fundamos en tiempos de la Dictadura y para huir de los «sobre cogedores» (que cogían sobres) de la prensa financiera. ¡Qué tiempos! Lo dicho: cualquier tiempo pasado casi siempre fue peor.

Berna en el país de los garrotazos

Hoy me toca presumir de Berna González Harbour, subdirectora de El País, porque yo la vi primero hace 32 años, en 1990, (una profesional muy joven) y la contraté como redactora y cofundadora del diario El Sol.

Cubierta de "Goya en el país de los garrotazos" y solapa sobra Berna, su autora.
Cubierta de «Goya en el país de los garrotazos» y solapa sobre Berna, su autora.

Por eso, no me ha sorprendido la excelencia literaria e investigadora y la honestidad profesional, descarnada a veces, que muestra en su obra «Goya en el país de los garrotazos».

Contra cubierta de Goya en el pais de los garrotazos
Contra cubierta de Goya en el país de los garrotazos

La recomiendo vivamente para quien quiera hurgar en los males y disfrutar las bellezas de España. La obra es un viaje fantástico, de 200 años de continua ida y vuelta, a la Ilustración de finales del siglo XVIII y a la Transición del XX. Y viceversa. Nos lleva de la mano por la vida y la obra del pintor de la modernidad que anticipó nuestro presente. Pero es más que eso. Es una autobiografía deliciosa, casi desnuda, de la propia Berna, a través de su admiración, casi «embeleso y obsesión», por el genio de Goya. Y, como gran periodista, nos ofrece también una crónica agridulce del pasado en tiempos de Goya y del presente en tiempos de Berna. No te la pierdas.

Francisco de Goya sobrevivió al esplendor del reinado de Carlos III, a los desastres de la guerra, a la caída de Jose Bonaparte, a la Inquisición y represión del rey Felón, a la muerte prematura de su íntimo amigo de la infancia Martín Zapater, con quien mantuvo correspondencia ambigua que roza lo homosexual, a las delicias de la pradera de San Isidro y a las crueldades de los mamelucos, a la enfermedad, a la sordera, al exilio, pero siempre aprendiendo, mejorando, reviviendo.

Alegoría de la villa de Madrid. Oportunamente, el 2 de mayo sustituyó a la imagen del rey José Bonaparte en el medallón.

Como erudita de Goya, Berna ha leído para nosotros una amplia bibliografía y nos regala citas muy certeras, como esta de Jeannine Baticle, que se agradecen: «Pronto aprendió a disimular sus sentimientos, para después sacarlos a relucir con trazos vengadores, crueles e indelebles en el lienzo o en el papel». El disimulo es un arte muy español (al taqiyya para los árabes), altamente recomendado para supervivientes. Por eso, el medallón dedicado al rey José I en su obra  «Alegoría de la villa de Madrid» cambio su contenido !7 veces!

«Duelo a garrotazos». Ayer y hoy.

De las grandísimas obras de Goya, este «Duelo a garrotazos» preside mi sótano donde escribo ahora precisamente sobre el título de Berna inspirado por este cuadro.

Copia descolorida del «Duelo» y libro de Berna

Merecería presidir la sala de estar de todos los españoles con el título «Para no olvidar» o bien «Para no volver a las andadas». Con esta idea escribí y publiqué mi último libro sobre memorias personales y profesionales «La prensa libre no fue un regalo» (que aprovecho para recomendar aquí).

Portada del libro de JAMS

(Perdón por el corte publicitario).

Ahora me toca también presumir de uno de mis hobbies de jubilado: la escultura en madera, que aprendo en tallasmadera,com. En madera semi noble de sapelly, tengo a medio tallar mi particular «Duelo» pero, en lugar de garrotes, los personajes enfrentados se golpean con sus respectivos periódicos enrollados y cargados de «fake news» o, al menos, de noticias sesgadas según su «cultura corporativa» o sus practicas de «trabuco» o «pesebre» con los anunciantes o los poderosos.

Talla en madera de sapelly (inacabada) de mi versión moderna del «Duelo a garrotazos» de Goya, pero entre dos periodistas con sus respectivos diarios enrollados. Al fondo, Las Torres KIO.

Que cada uno ponga el título que prefiera a los diarios enfrentados. Yo estoy dudando… Lo decidiré cuando vuelva a clase en octubre.

Nada más acabar de leer la obra de Berna (en dos tardes de sofá frente al ventilador) escribí hoy esta nota en mi agenda:

«URGENTE. Volver a visitar el Museo del Prado, aunque su temperatura esté a 27 grados».

Goya y Berna lo merecen.

Gracias, colega. ¡Y enhorabuena!

Querida Berna: ¡Qué buen ojo tuve al contratarte».

Berna González Harbour

1985: Cuando TVE temía a las privadas

«Las televisiones privadas están al caer y tenemos que preparar a TVE para resistir esa competencia». Eso fue lo primero que nos dijo José María Calviño, jefe de RTVE, en un rincón apartado de la cafetería del Palace. Trataba de contratarnos para que le diéramos la vuelta a los tres telediarios. José Luis Martinez (alias Flavio en la clandestinidad), de La Vanguardia, y Joaquín Estefanía y yo, de El País, nos miramos sorprendidos (y halagados) por la oferta. Hoy recibo por twitter un recuerdo extraordinario.

Los nuevos telediarios de TVE nacieron en enero de 1985. Le dimos la vuelta a la tortilla.

«No podemos dar en el Telediario lo que pasó ayer porque lo vemos publicado hoy en la portada de los diarios. Debe ser al revés. Los diarios deben publicar hoy lo que ya dio el Telediario de ayer». Ese fue el reto de Calviño.

José Luis Martínez, Julio Bernáldez y yo, al frente de los nuevos telediarios de TVE en enero de 1985.

Nos pusimos manos a la obra y creo que, no sin leves conflictos iniciales entre fijos y contratados, entre veteranos de la Casa y nuevos paracaidistas de la prensa impresa, lo conseguimos. Debo reconocer que muy pronto los veteranos nos ayudaron muchísimo a los recién llegados.

Entrevista a Felipe Gonzalez, candidato presidencial en las elecciones de 1986, en el Buenos Dias de TVE. ¡Qué jóvenes! Página 410 de mi libro «La prensa libre no fue un regalo» que os recomiendo para este verano.
José A. Martínez Soler, Director-presentador del informativo Buenos Días de TVE en TP. (1986)
Portada de mi libro «La prensa libre no fue un regalo» (Ed. Marcial Pons). Ahí cuento mis múltiples pasos por Televisión Española.

De mi paso por la prensa de la Dictadura y la Democracia hablé como si fuera libre, con Javier del Pino en A vivir de la Cadena SER antes de que se fuera de vacaciones.

Ley de Justicia Democrática

Hace muchos años que digo y escribo que la guerra civil no acabó en el 1 de abril de 1939, con la victoria militar de Franco, con la ayuda de Hitler y Mussolini y el abandono de la II República por parte de las democracias europeas. Para mí, acabó el 15 de junio de 1977 con las primeras eleciones libres. La guerra civil continuó hasta entonces con la persecución implacable y persistente de los vencidos y el exterminio de muchos miles de ellos cuyos cuerpos siguen enterrados en fosas comunes o en cunetas. Ahora compruebo que coincido con Javier Cercas. Para él, la guerra civil acabó en 1978 con la Constitución democrática. Por tanto, según publica hoy en El Pais, la Ley de Memoria Democrática en, en realidad, una Ley de Justicia Democrática. Buen artículo.

Articulo de Javier Cercas en El Pais Semanal de hoy, 7 de agosto de 2022

Franco no la pudo silenciar del todo

El 18 de julio (¡mal día!) compré por Amazon un libro sobre Carmen de Burgos (Colombine), famosa periodista, feminista y republicana universal, y la mujer más odiada por Franco. Al día siguiente recibí, a la misma hora, dos mensajes contradictorios de Amazon. Uno decía que ya me habían entregado el libro y el otro que. lamentablemente, no me lo habían podido entregar. El libro se había perdido en el camino.

Dos libros sobre Colombine, mejor que uno.
Dos libros sobre Colombine, mejor que uno.

Desesperado frente a la web infernal de Amazon, armé la de san Quintín y, al fin, me llamó por teléfono un ser humano y prometió devolverme el dinero. Compré otro ejemplar, más barato, en todocolección.net. Hace unos días, un vecino regresó de sus vacaciones y encontró mi libro de Amazon extraviado en su buzón de correo. Dije a Amazon que no me devolvieran el dinero, pues ya tenía el libro. Ayer recibí el ejemplar de todocoleccion.net. Por tratarse de esta paisana universal, dos libros mejor que uno. Uno para mi hija y otro para mi chica.

El 9 de octubre de 2009, un grupo de admiradoras y admiradores llevamos claveles rojos a su tumba en el Cementerio Civil de Madrid.
El homenaje a Colombine en La Voz de Almería

He leído el libro (es un cómic) y me encanta. Lo recomiendo, aunque sea por Amazon, sobre todo a los hombres. Su título es «Carmen de Burgos «Colombine». Una figura clave en la emancipación de la mujer». Sus autores: María Carmen Amate y J. M. Beltrán.

Tumba
Tumba de Carmen de Burgos

Carmen de Burgos, junto a Emilia Pardo Bazán, fue una de las cuatro primeras mujeres admitidas como socias de Ateneo de Madrid. Fue un hito en la historia de esta venerable institución.

El Ateneo no sería solo para hombres

Los ateneistas y los feministas estamos en deuda con Carmen de Burgos. Por eso, nos preparamos para homenajear su memoria en el 90 aniversario de su muerte el próximo mes de octubre. Es preocupante que después de 44 años de democracia muy pocos conozcan la vida y la obra de Colombine.  ¿Quién conoce hoy a Carmen de Burgos?

La mujer silenciada, en el 150 aniversario de su nacimiento

Carmen de Burgos, Colombine, fue odiada por Franco desde que conoció sus crónicas de la guerra de África. Fue la primera mujer corresponsal de guerra. Murió en octubre de 1932, en la cumbre de su carrera periodística y literaria. Autora de más de cien novelas cortas y largas, cuarenta traducciones, cientos de conferencias y miles de artículos de prensa, esta gran feminista, defensora de los derechos de la mujer, del divorcio y del voto femenino era conocida, admirada y querida por medio mundo.

Al terminar la guerra civil, Franco incluyó su nombre, con el número 9, en la lista de autores prohibidos en España. Un asesinato de su carácter en toda regla. Nadie podía mencionar su nombre. Carmen de Burgos, que se había codeado con Emilia Pardo Bazán, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío, Pío Baroja y Blasco Ibáñez, ente otros, fue condenada al ostracismo junto a Voltaire, Rousseau y Zola y sus obras fueron buscadas, requisadas y quemadas por orden del dictador.

Con cierto riesgo, muchos de sus escritos fueron escondidos y salvados de la quema inquisitorial franquista por sus admiradores. Afortunadamente, muerto el dictador y recuperadas las libertades democráticas en España, las obras de esta ilustre almeriense universal emergieron de sus cenizas y salieron de sus escondites con una fuerza tan merecida como inusitada.

Hoy no puede hablarse de la historia del feminismo, de la lucha por la igualdad entre géneros, sin recurrir a ella como la más destacada pionera en la defensa de los derechos de la mujer. Tampoco puede hablarse de la historia del periodismo sin reconocer su valor profesional como primera redactora y primera corresponsal de guerra de un periódico.

Por todo ello, y mucho más, Carmen de Burgos es merecedora de que la recordemos en su Ateneo de Madrid, en octubre de este año, con motivo del 90 aniversario de su muerte. En cuanto sepa la fecha y hora del acto os la diré para que lo anotéis en vuestras agendas.

Nació en Almería en 1867 y se crió en Rodalquilar, en el Cabo de Gata.
Con su hija en brazos, huye a Madrid y deja en Almería a su esposo maltratador

Ontiveros y el modesto «Círculo de Rascafría»

El profesor Emilio Ontiveros me enseñó, como Bernard Shaw, que la Economía es una ciencia que sirve para sacarle el mayor provecho posible a la vida. Nuestro Emilio también nos decía que servía para entender el comportamiento humano y para que fuéramos más felices, más prósperos. Y ahora, Joaquín Estefanía titula así su obituario en El País: Economía como si la gente importase. No podía haber elegido mi compadre un titular más acertado ya que Emilio amaba la Economía porque amaba a la gente.

Joaquín Estefanía en memoria de Emilio Ontiveros en El País
Joaquín Estefanía en memoria de Emilio Ontiveros en El País

Llevo varios días de luto por la muerte, tan prematura, de nuestro amigo y maestro. Y no paro de leer reflexiones magníficas, largas y breves, de derechas y de  izquierdas, sobre su vida y su obra. Ya sea en las redes sociales o en los diarios de postín de varios colores (El País, La Vanguardia, ABC, etc.) todos celebran la excelencia personal y científica del profesor Ontiveros.

Sus compañeros de AFI (Analistas Financieros Internacionales, que él fundó) destacan su carácter emprendedor. Lorenzo Bernaldo de Quirós le describe en ABC como «maestro de Economía, sabio de la vida».  Nuestro Xavi Vidal Folch titula su obituario en El País: Emilio Ontiveros, un economista sabio y sobrio. Y el profesor Rafa Myro, de su círculo académico más íntimo, que nos acompañó muchos años en el Consejo de la Revista Economistas que dirigía Emilio, dedica su blog a la memoria de Emilio Ontiveros. No caben aquí los elogios que, merecidamente, recibe Ontiveros en la prensa, la radio y la televisión. Lo que la letra impresa no transmite es el vacío que nos produce su ausencia. Dice Joaquín Estefanía que aún no la hemos digerido. Un papel escrito siempre es ingrato por incompleto. Más aún si es que escribimos, como hago yo ahora, en una fría pantalla. Una lágrima deja huella sobre el papel. Corre la tinta. Aquí, no. Lástima.

El «círculo» de la Tía Carlota

Y ahora, un recuerdo. En el último tercio del siglo XX, un grupo de amigos, economistas y periodistas en su mayoría, ligados a los montes y valles de Rascafría (Madrid) y a Los Calizos, hicimos muchas bromas sobre lo que entonces llamamos, con éxito inesperado, la «beautiful people», un grupo de economistas y empresarios, mayores que nosotros, que nació al calor del «círculo » de la Tía Carlota (los Bustelo, los Boyer Salvador, los Rubio, los Calvo Sotelo, los Salas, los del Pino, etc.). Ellos se consideraban, seguramente sin razón, los herederos de la burguesía ilustrada de la Restauración y la II República. O sea, que si no hubiera sido por el Golpe de Estado del general Franco, la guerra civil y la Dictadura, ellos deberían haber sido la élite política e intelectual encargada, por herencia, de gobernar España.

Algunos engatusaron a Felipe González y formaron parte de sus gobiernos. Otros prefirieron hacerse ricos. Algunos de nuestra pandilla llegamos a apuntar (¡qué error!) que aquellos «beautiful» pretendían emular entonces al prestigioso «Círculo de Bloomsbury» (John M. Keynes, Bertrand Russel, Gerald Brenan, Viginia Wolf, E. T. Eliot, etc.), que tanto influyó en Gran Bretaña en el primer tercio del siglo XX.

Cuando Miguel Boyer Salvador, nieto de Amós Salvador, ministro de Alfonso XIII, cayó en desgracia ante el presidente González y ante los jueces que investigaron su feo asunto de Ibercorp y Sistemas Financieros, se apagó su estrella. Su socio Mariano Rubio Jiménez (ex gobernador del Banco de España, que firmaba los billetes del banco emisor como Mariano Rubio y sus estafas como Mariano R. Jiménez) acabó en la cárcel. Miguel Boyer Salvador (ex superministro de Economía y Hacienda, que firmaba los decretos como Miguel Boyer y sus estafas como Miguel B. Salvador) se libró de ir a cárcel. Firmaban como gobernantes, por parte de padre, y estafadores, por parte de madre. ¡Qué escándalo! Luego, Boyer solo brilló en las revistas del corazón de la mano de Isabel Preysler, ex condesa consorte de Griñón. La «beautiful people» se desvaneció.

En el modesto «Círculo de Rascafría» (Emilio Ontiveros, Joaquín Estefanía, Lorenzo Ruiz, las tres Anas (Ramírez Cañil, Kuntz y Westley) Iñaki y María Santillana, Xavi Vidal Folch, Andreu Misé, Rafa Myro, José Luis García Delgado, Paco Ros, Clemen Millán, Marijé Orbegozo, José Luis Martínez, alias Flavio en la clandestinidad, etc.) nos producía risa (y tristeza, ¿por qué no?) la historia de aquella «gente guapa». Nosotros éramos más de pueblo y nos definíamos por todo lo contrario de lo que representó la «beautifull». Aunque algunos no ocultaban sus pecados de juventud (Partido del Trabajo, Bandera Roja, etc.) nos movíamos entre el liberalismo progresista y la socialdemocracia. Y siempre nos unía una gran amistad. Así como los de Bloomsbury estaban unidos contra la hipócrita moral victoriana, los de Rascafría éramos y somos claramente laicos y demócratas anti franquistas.

Un amigo francés me decía que cada pueblo tiene sus preferencias a la hora de comer castañas. En Francia hacían «marrón glacé» y en España, «castañas pilongas».  Los del Círculo de la Tía Carlota eran de «marron glacé». En el de Rascafría éramos y somos de «castañas pilongas». Estudiamos y escribimos de Economía, querido Joaquín, «como si importase la gente». Eso nos enseñó el maestro Ontiveros. Gracias, maestro y amigo. DEP.

Hace tres días que mi hermano Emilio no trabaja…

Su hijo Nacho nos lo anunció: «Se lo llevan». Luego se hizo un silencio profundo en torno a su ataúd y su última foto. Del velatorio de Emilio Ontiveros, mi amigo y maestro, me sobresaltó el silencio. Diez minutos de un silencio espeso, tan pesado como si la lápida de una tumba cayera sobre tantos bellos recuerdos compartidos.

Foto de Emilio
Foto de Emilio Ontiveros, puesta en un atril junto a su ataúd.

Antonio Machado escribió, en el entierro de un amigo, que «un golpe de ataúd en tierra es algo perfectamente serio». Eso era antes. Anoche, 2 de agosto, a las 23,10, no sentimos ningún golpe ataúd en tierra. Tampoco se rasgó la cortina del Templo, según dicen los evangelistas que ocurrió tras la muerte de Jesús. Lo que sí ocurrió es que un funcionario severo y ceremonioso del Tanatorio madrileño de La Paz dio a un botón y cerró lentamente la cortina que separaba a unos cincuenta amigos del féretro que contenía el cuerpo muerto de nuestro Emilio.

En ese mismo instante, nos estremeció el resplandor de varios relámpagos seguidos de rayos y truenos. ¡Ay, aquel rayo! Te estremece, sí, pero te ilumina a la vez. No hubo discursos. No hacían falta. Los llevábamos por dentro. Algunos no pudieron contener las lágrimas. Otros liberamos la tensión con un resoplido y algún suspiro. Nos faltaba el aire.  Luego, se despidió el duelo con abrazos, muchos abrazos, fuertes como los que nos daba Emilio. ¡Qué temple el de Mencha y Montse, la primera y la segunda esposa de Emilio y el de sus hijos!

Salimos del Tanatorio en silencio, arrastrando los pies, a paso lento, conscientes del crepitar del honro en el que, en esos momentos, ya estaban incinerando el cuerpo del maestro Ontiveros. Al salir a la intemperie del parking, una lluvia pesada, de gotas gordas, nos empapó a todos. Rayos y truenos en Tres Cantos, tras una tarde tórrida de agosto. Si Emilio tuviera evangelistas, en lugar de economistas y periodistas, narrarían la tormenta tremenda de anoche como un signo sobrenatural que marcó la hora de su entierro. Pero allí no abundaban evangelistas ni creyentes en cuestiones religiosas. Habíamos despedido a un hombre bueno, a un científico, que profesaba la investigación y la duda, y, como Pascal, también a un amante de «las razones del corazón que la razón ignora».

Por la lluvia, tan intensa, casi no veía la carretera. Aflojé la marcha hacia la M-40 y me puse en el carril de los lentos. Fui repasando de memoria mis poemas favoritos sobre la muerte de un amigo. La Elegía de Miguel Hernández en la muerte de Ramón Sijé y el de Antonio Machado dedicado a Giner de los Ríos. Me los aprendí de memoria cuando a los 20 años perdí a Manolo Do Campo, mi mejor amigo de la infancia. Los refresqué cuando en 2007, en trágico accidente de tráfico, murieron de golpe mi hermana, mi cuñado y mi sobrina. A los entierros acudes, lo quieras o no, con todos tus muertos a cuestas. Eso me pasó anoche. Un triple duelo.

Me costó dormir. Pensaba en la vida de Emilio, tan plena, tan llena de bondad, de ternura, de generosidad. Y otra vez, recordé a Machado: «Lleva quien deja y vive el que ha vivido». Pues sí. Emilio nos ha dejado mucho de él dentro de nosotros y seguirá vivo mientras le recodemos.

Al despertar me encuentro con este mensaje de Ana R. Cañil, la madrina de mi hijo David, que nos anima «a gestionar la orfandad en que nos ha dejado Onti».  Lo opio y pego:

«Qué fotos Jams! Qué jóvenes éramos. El reencuentro en  la despedida de ayer, la entereza de Montserrat Domínguez, esa compañera de Emilio que nos ha animado hasta el último segundo, y la fuerza de toda la familia Ontiveros.  Ah, y tu memoria y charla, querido JAMS. Como no te gustan los silencios los llenaste todos. Gracias Ahora, a gestionar la orfandad en que nos ha dejado Onti.»

Gracias, comadre. En efecto, Onti nos deja huérfanos… y un poco más solos.

Adiós, Emilio, amigo y maestro. Descansa en Paz.

Estas son las fotos que menciona la Cañil en su mensaje:

Emilio en mi casa con media pandilla. Mi hijo David, en primer plano, ya tiene 34 años.
Con mi suegra, Solita Salinas y Juan Marichal, en primera fila. Lorenzo, Flavio, Joaquín y Emilio, al fondo. Ana Cañil da de comer a mi hijo David, su ahijado
Emilio nos dirige en La Magdalena
Con Ollora, Ontiveros y Santillana en Rascafría
Así eran los abrazos de Emilio.
Con Emilio en algún acto del diario 20 minutos antes de jubilarme.

Lida y Cervantes

Raimundo Lida y Cervantes

Los apuntes que tomé del profesor Lida sobre El Quijote no están incluidos en mis memorias («La prensa libre no fue un regalo»). No sin dolor, tuve que recortar páginas.

José A. Martínez Soler

3 de agosto de 2018  · Compartido con: Tus amigos

Amigos

El curso sobre El Quijote, del profesor Lida (Harvard, 1976-77) me cambió, bastante, la vida. Al concluir el libro de don Miguel de Cervantes, me atreví a decir, como su hidalgo, «yo sé quién soy». Estos fueron sus apuntes que uno a mis memorias.https://t.co/GecpI1Oz4F

Lida

Emilio Ontiveros, una herida difícil de cerrar

Ha muerto Emilio Ontiveros, nuestro Emilio, amigo y maestro. Su ausencia nos deja una herida muy difícil de cerrar. Entre los amigos de la pandilla de hace medio siglo, nos hemos cruzado mensajes y llamadas de desolación y dolor.

Con Emilio Ontiveros en algún acto de 20 minutos.

Luego vinieron las noticias. Muchos colegas del periodismo económico y catedráticos de primera fila han celebrado sus méritos académicos, pedagógicos, y han destacado su excelencia para la divulgación de los asuntos más intrincados de esta ciencia que, no sin razón, llamaron «lúgubre». Porque Emilio nos daba digerida la información económica para que nos fuera útil y nos hiciera más felices y prósperos. No solo era un gran economista, era mucho más que eso: era una buena persona.

Emilio nos dirige en un curso de La Magdalena en Santander. Soy el último de la fila.

Muchos, más sabios que yo, se quedarán cortos en este día tan triste que llaman de las alabanzas. Otros, por modestia, no mostrarán sus lágrimas por la pérdida del amigo. Fijaos. Toda la vida escribiendo y ahora me faltan las palabras justas que Emilio merece en ese obituario lleno de dolor y tristeza.

Así eran los abrazos y francos y cariñosos de Emilio Ontiveros

Pocos habrán resaltado que cuando Emilio te daba un abrazo era un abrazo fuerte, de los de verdad. Y cuando te apretaba el brazo y te atraía hacia sí era una muestra de cariño inigualable. Tantas risas compartidas en más de 50 años… Tantos recuerdos que se agolpan en mi memoria cargados todos de ternura y generosidad. Porque Emilio era tierno y generoso. Firme, también, en la defensa de sus principios éticos y políticos que tengo el orgullo de compartir.

Emilio en mi casa con media pandilla de amigos.

Recién licenciado del Ejército, a punto de fundar el semanario Cambio 16, allá por 1971, le conocí en una taberna, modesta pero limpia, de la calle Toledo. Era de mi quinta. Fue un flechazo a primera vista. Él era entonces más rojo que yo, pero ambos queríamos cambiar el mundo. Con la potencia de sus argumentos y su gracia y sencillez para divulgar sus profundos conocimientos científicos, Emilio ha contribuido a dejarnos un mundo mucho mejor. Ya lo creo. Le debemos gratitud eterna.

Con mi suegra, Solita Salinas y Juan Marichal, en primera fila. Lorenzo, Flavio, Joaquín y Emilio, al fondo. Ana Cañil da de comer a mi hijo David, su ahijado.

El 13 de julio pasado nos intercambiamos mensajes sobre su salud que parecía mejorar y para preparar una de nuestras tradicionales paellas con Iñaki, Joaquín, Paco, etc. ¡Qué golpe tan duro![13/7 20:41] E. Ontiveros: JA, venga esa paella celebratoria!!! Nos la merecemos: desde luego tu. Abrazo muy fuerte!![13/7 21:00] José A. Martínez Soler: Iñaki y Paco van a buscar fechas. Y nos dirán. Tengo muchas ganas de darte un abrazo[13/7 21:01] E. Ontiveros: Yo también!! Enhorabuena por tu libro![13/7 21:15] José A. Martínez Soler: 

❤

Pocos días después me escribió un mensaje… que borró nada más enviarlo. Decía: «Este mensaje ha sido borrado». El resto de mi vida me estaré preguntando que quiso y no quiso decirme Emilio con sus últimas palabras. Hoy he sabido que en esos días sufrió el último ataque que acabó con su vida tan fértil y generosa. Emilio era de esas personas que te ayudan a restaurar la confianza en el ser humano.

Con Ollora, Ontiveros y Santillana en Rascafría

Adiós Emilio, amigo y maestro. Mi más sentido pésame para toda su familia. No hay lágrimas para cerrar esta herida. Descansa en Paz.

Pagan justos por pecadores

Si no fuera porque hace tiempo que desconfío de casi toda la justicia española, tan politizada como desvergonzada, exclamaría como el jefe de Policía de Casablanca: «¡Qué escándalo! ¡Aquí se juega!» La ex presidenta Esperanza Aguirre, sin cargos. El ex presidente Griñán, a la cárcel.  «Pero, ¿qué broma es ésta?», diría un colega.

Chaves y Griñán, ex presidentes de la Junta de Andalucía, condenados.Ninguno de ellos se llevó un solo euro.

A Esperanza Aguirre, presidenta de una banda de ladrones de dinero público (Francisco Granados, Ignacio González, etc.), no hay quien la toque. Sus subordinados se llenaron sus bolsillos con el dinero de todos, pero la Justicia no ve a la jefa de los que robaron. Mira para otro lado.

Francisco Granados, Ignacio González y Esperanza Aguirre.
Francisco Granados, Ignacio González y Esperanza Aguirre.

A los de la caja B (dinero robado) del PP, con su M. Rajoy y sus compañeros sobre cogedores (que cogían sobres) no les pasa nada. En cambio, José A. Griñan pudo cometer irregularidades y prevaricación, dando ayudas urgentes a empresas en crisis, algunas muy próximas al PP, para garantizar la paz social, pero no se llevó ni un duro.  Cumplió normas aprobadas por el Parlamento de Andalucía. Pudo haber prevaricación, pero no hubo malversación. Hoy, la Justicia (3 jueces contra 2) le condena a 6 años de prisión. ¡Qué escándalo! Esperemos que el Tribunal Constitucional lea atentamente los 2 votos particulares que han negado la malversación e impida la entrada en prisión de Griñan. De lo contrario, habrá indulto seguro. Y con razón. Ya vemos por qué el PP se niega a cumplir con la Constitución y bloquea durante más de 3 años la renovación del actual Consejo General del Poder Judicial en funciones que impúdicamente controla. Algún cómico lo ha llamado, no sin razón, del Joder Pudicial.

Pablo Juliá, uno de los grandes de la fotografía, lo ha clavado, en caliente, mejor que yo. Copio y pego:

«¿Justicia?  anda ya…

No es bueno escribir en caliente cuando algo te parece totalmente injusto. Es una sentencia política que no tiene que ver ni por asomo con la justicia. Escandalosa, mi capacidad de sorpresa e indignación va en aumento según van pasando las horas y veo las grietas que tiene este desafuero judicial que no solo lo veo yo.  Esta sentencia esta avalada solo por un voto más. De los 5 jueces, dos están en contra, síntoma de que la mala política ha hecho su trabajo, pero no ha convencido ni llevado a la unanimidad. Es una vergüenza que tres jueces contra dos quieran llevar a Pepe Griñán a la cárcel y que deshonren su nombre y el de Manuel Chaves, y el de otros condenados en esta causa, que son demócratas y socialistas. A lo mejor ese es el problema…»

No cambio ni una coma. Gracias, Pablo.