«Es triste ver a chicas y chicos
cantando el ‘Cara al sol'». Un libro
explica a los jóvenes quién era Franco
• «Era un tipo frío, sin empatía, un poco psicópata»,
destaca José A. Martínez Soler, autor junto a su hijo de
‘Franco para jóvenes’ (Editorial Catarata)
• Erik Martínez Wesley, hijo del periodista: «Estamos todos
mucho más cerca de gente represaliada de la dictadura
de lo que creemos»
David Gallardo es el autor de este reportaje que publicó Infolibre el 6 de noviembre sobre nuestro libro que acaba de ser distribuido a la librerías. .
6 de noviembre de 2024 20:54h Actualizado el 07/11/2024 12:16h
@davidgallardo78
Unos le querían, otros le odiaban, pero todos le
temían. No es de extrañar después de cuatro largas
décadas de férrea dictadura, aunque incluso el miedo con
el tiempo se desdibuja. No se olvida, pero se difumina. Sin
embargo, tal fue el imperio de terror impuesto por el
‘caudillo de España por la gracia de dios’ que todavía a
día de hoy sigue provocando cierto pavor. Los más
ancianos todavía le mencionan en voz baja, si acaso se
atreven a mentarlo sin bajar las persianas. Al mismo
tiempo, la ignorancia activa de los más jóvenes, para los
que el mundo en blanco y negro nunca existió, les lleva a
reivindicar en las calles su siniestra figura con una
desvergüenza que abruma.
«Ver a chicas y chicos cantando el Cara al sol me produce
mucha tristeza. Es triste, y es por desconocimiento. Esas
chicas no saben que durante la dictadura no podían viajar
sin permiso del marido, ni tener cuenta corriente en el
banco, que eran un cero a la izquierda y no podían hacer
nada sin permiso del padre o el marido. Si supieran todo
eso, esas niñas no estarían cantando esa canción», apunta
a infoLibre el periodista José A. Martínez Soler (Almería,
1947), autor ahora junto a su hijo Erik Martínez
Westley (Madrid, 1978) de Franco para
jóvenes (Editorial Catarata, 2024), un libro con vocación
de objetividad didáctica para retratar en este caso negro
blanco al tirano para que los más jóvenes puedan verle al
menos en technicolor.
«Cada vez que pasaba por la calle Marqués de Urquijo
esquina con Ferraz, veía ahí hace meses niñas y niños
jóvenes con banderas de la Falange, con banderas de
Franco con la gallina, cruces gamadas…», continúa
Martínez Soler, que empezó a sentir entonces la necesidad
de hacer algo para hablarles directamente a ellos. «Estaban
reivindicando a Franco. ¿Pero saben estos jóvenes quién
era Franco? No tienen ni idea. ¿Pero qué está pasando?»,
plantea, para luego añadir: «El crecimiento de la extrema
derecha y el populismo me animó a trabajar en este libro,
hecho junto a mi hijo a cuatro manos. Él nació en libertad, y
yo quería transmitir que la libertad vale muchísimo pero
no la valoras hasta que realmente te falta. Es como el
oxígeno, cuando te falta te ahogas. Cuando te falta la
libertad es cuando la valoras y espero que a mis hijos no
les falte nunca».
Franco ganó la Guerra Civil con la ayuda
de Hitler y Mussolini y los efectos del franquismo todavía
perduran medio siglo después de su último estertor de
muerte. La historia de las guerras y las dictaduras la
escriben los vencedores, pero que hayan ganado no
significa que tuvieran razón o que los hechos sean buenos
o inalterables. La historia cambia a medida que
descubrimos más datos. A Martínez Soler, periodista de
larguísima trayectoria –director de los telediarios de TVE,
redactor jefe de ‘El País’ y ‘Cambio16’, así como
corresponsal en Estados Unidos de RTVE y del Grupo
Prisa o fundador de los diarios ’20minutos’, ‘El Sol’ y ‘La
Gaceta de los Negocios’– le secuestró y torturó un
comando de la Guardia Civil franquista en 1976, tres
meses después de la muerte del dictador, por un artículo
que escribió. Casi no vive para contarlo, aunque a otros les
pasaron cosas todavía peores.
En estas cinco décadas desde la muerte del dictador,
España ha vivido una transición a la democracia. Cuesta
imaginar que nuestros padres, abuelos y bisabuelos, no
hace tanto, se estuvieran matando entre ellos. Ahora que
aumenta el populismo y la desinformación, con el auge
de la extrema derecha en toda Europa, incluida España,
es bueno conocer nuestra historia reciente, saber de dónde
venimos y poder tomar decisiones que nos lleven hacia un
futuro mejor. Las nuevas generaciones heredan
esta democracia de apenas medio siglo de vida todavía.
«Y deben saber la verdad, porque la verdad nos hará
libres», apostilla el periodista, cuyo padre fue teniente en la
milicia republicana: «Me crié en una familia muerta de
miedo porque había perdido la guerra, por lo que cuando
era niño no se hablaba de estos temas, no querían que
supiéramos nada por si lo contábamos en algún sitio.
Ahora ha pasado el tiempo y nadie tiene la culpa de lo que
hiciera su abuelo o su bisabuelo, a cada uno le tocó en un
sitio en la guerra, pero sí hay unos agresores y unos
agredidos».
Nunca tuvo legitimidad democrática y siempre tuvo miedo
de que le fueran a quitar del poder, por eso salía y
hablaba poco, además de ser un hombre muy
acomplejado
José A. Martínez Soler
Y prosigue: «Me preocupa que cincuenta años después de
la muerte de Franco hay todavía miedo a saber qué
pasó. Después de medio siglo todavía hay quien tiene
vergüenza de hablar del pasado o reconocer que sus
abuelos eran franquistas. Ellos no tienen la culpa de lo que
hicieran sus abuelos y creo que ya es hora de hacer las
paces con la memoria histórica al cabo de medio siglo de la
muerte del tirano. Pero para eso, para hacer las paces, no
podemos pasar página sin saber lo que pasó. Es que
incluso poca gente sabe que Franco fue un general que se
rebeló contra la República legítima, que no aceptó el
resultado de las urnas de febrero de 1936, donde ganó la
izquierda y perdió la derecha. ¿Por qué duró tanto Franco y
no pudimos quitarle si era tan malo? Por miedo, porque la
gente estaba muy asustada, era la paz de los
cementerios. Este hombre murió en la cama protegido por
esa inversión en terror. Nunca tuvo legitimidad democrática
y siempre tuvo miedo de que le fueran a quitar del poder,
por eso salía y hablaba poco, además de ser un hombre
muy acomplejado».
Pío XII, el papa nazi que bendijo a Hitler y Mussolini, es
una estación de Metro, una avenida y un barrio de Madrid
Erik Martínez Westley
Al no haber vivido la dictadura, Martínez Westley se
reconoce «más moderado» que su padre, por lo que de su
propia unión emerge esa deseada objetividad, que no es
en absoluto equidistancia. «Nuestro pasado más inmediato
es lo que más influencia nuestro futuro más cercano.
Conviene saber de donde venimos, sobre todo para saber
adónde vamos», señala, al tiempo que cuenta
a infoLibre que a medida que fueron profundizando en su
investigación y documentación para este libro se dieron
cuenta de que «hay muchas cosas del franquismo que
perduran hoy en día». «Si estudias Historia del Arte te das
cuenta de los detalles en los cuadros. Si sabes un poco la
Historia reciente, te darás cuenta de los privilegios y
las actitudes del franquismo que permanecen en España
hoy en día», destaca, poniendo un ejemplo en absoluto
baladí: «Ahí tenemos el caso de Pío XII, un papa
defenestrado, vergonzoso, que ni el Vaticano quiere
reconocer, pero en Madrid tiene una estación de Metro. El
papa nazi que bendijo a Hitler y Mussolini es una
avenida y un barrio de Madrid».
«Hay muchos que tratan de lavar la cara de Franco y eso
no puede ser. Tenemos que poner pie en pared, no pueden
lavar la cara de un tirano», tercia su padre, quien pretende
también con este título «desmentir los bulos y las
leyendas falsas», como la de que «Franco era bueno». «No,
hombre, eso de la paz de Franco», puntualiza, recordando
que «los más masacrados por la dictadura fueron las
mujeres, los maestros y los homosexuales», y por eso hoy
día «los fascistas y los franquistas ven la evolución que hay
en libertades y se quedan perplejos, porque no aman la
libertad». «También hay que desmentir que Franco creara
la clase media, porque no es así. Él se negaba a acabar
con la autarquía y a reconocer el mercado libre y abrir
fronteras, pero no tuvo más remedio porque no
había divisas ni para gasolina», apostilla.
Nunca fue demócrata, siempre creyó que el ejército debía
tener el poder
José A. Martínez Soler
Además, advierte Martínez Soler, Franco «nunca fue
demócrata, siempre creyó que el ejército debía tener el
poder», por lo que, desde que perdió las elecciones la
derecha en la República, él «se puso en marcha para
la conspiración». «Después, en la Guerra Civil es verdad
que los dos bandos hicieron barbaridades. Los milicianos
republicanos mataron a 6.000 curas y monjas y 50.000
ciudadanos de derechas, pero en el otro bando los
franquistas mataron a 150.000 que no pensaban como
ellos e iban fusilando a los disidentes. En la zona nacional
no había guerra, había exterminio. Esto es muy grave y
por eso era tan importante que se aprobara la Ley de
Memoria Histórica, porque es un tema pendiente, ya que
no podemos pasar página sin saber lo que pasó», defiende,
para luego compartir una triste anécdota que refleja
perfectamente lo malvado del personaje: «Una historia que
cuenta en sus memorias su primo hermano, el general
Francisco Franco Salgado Araújo, es que mandó fusilar a
un legionario delante de todos sus compañeros porque
protestó por el plato de comida del rancho. Franco era
un tipo frío, sin empatía, yo creo que un
poco psicópata por lo que he leído, que ha sido mucho».
Tercia Martínez Westley para hablar de Rescate, un libro
de David Malouf, que cuenta la historia de Aquiles y el rey
de Troya, Priamo. El primero mata al hijo del segundo, y
éste le pide su cadáver para poder enterrarlo. «Esto hace
ya 2.800 años, porque se entiende como una compasión
mínima», recalca, relacionándolo con la Ley de Memoria, la
exhumación de las fosas y la reparación de las víctimas del
franquismo. «Hasta en Ucrania y en Rusia, y en Israel y
Palestina, se entregan los muertos para que
puedan enterrarlos. Pedimos un poco de compasión y, por
lo menos, la no obstrucción. Por lo menos que no nos
pongan palos en las ruedas, que dejen que la gente pueda
enterrar a sus muertos y cerrar esas heridas. ¿Qué culpa
tienen los familiares de nada?», plantea, aprovechando
para mencionar otro asunto bien importante: «Nos ha
costado encontrar información de los 30.000 bebés
robados de mujeres pobres o familias rojas, algo que
perduró hasta 1989 o 1992, según se cree».
El miedo nos hizo demócratas a todos
José A. Martínez Soler
Martínez Soler opina, por su parte, que a la derecha les
asusta la palabra ‘memoria’ porque «también tienen miedo
ellos, se sienten culpables, y los que se dicen herederos de
la dictadura no quieren que se destape esa dictadura». «No
quieren que se conozca la verdad y por eso tienen entre
miedo y vergüenza», asegura, remarcando en este punto
que la supuestamente modélica transición democrática fue
posible por un equilibro de temores: «Los franquistas no
sabían la fuerza que teníamos los demócratas, y los
demócratas no sabíamos la fuerza que tenían los
franquistas cuando se murió el tirano. Llegamos a acuerdos
entre las dos partes por miedo. Los franquistas por miedo a
la revancha de los vencidos, y los vencidos a que los
franquistas pusieran otro dictador militar como Iniesta. El
miedo nos hizo demócratas a todos».
Eso sí, transcurrido el tiempo, como decíamos, el miedo no
se olvida pero se difumina. Lo tiene claro Martínez Soler,
quien recuerda que con la andadura hacia la ansiada
democracia «los más franquistas se fueron a la
caverna y no molestaron hasta recientemente, quizás unos
veinte años». Y sitúa en el calendario una fecha muy
concreta como punto de inflexión a partir del cual empezó
cierto resurgimiento, que fue creciendo y creciendo poco a
poco, al principio fuera de los radares: «Hasta el 11-M no
había visto yo un florecimiento de la extrema
derecha tan grande. Desde el 11-M se ha exacerbado la
violencia verbal, y me parece que la era de la vileza
empezó cuando Aznar no reconoció la victoria legítima de
Zapatero. Al mismo tiempo, ellos no quieren que se hable
de la dictadura. Incluso el líder de Vox dijo que el de
Sánchez es el peor gobierno de los últimos ochenta años.
Un gobierno democrático peor que todos los de Franco…
dice eso porque quieren dictadura y por esos sus chicos
llevan la bandera con la gallina. Y ahí está el peligro de
que no se conozca la historia, porque la ignorancia activa
es terrible».
Por todo ello, recalca Martínez Soler que «ya no vale» lo
que se escribió de Franco cuando él estaba vivo, que era
«todos haciéndole la pelota». Transcurrido el tiempo,
después de tantos lustros de investigaciones, «ya se sabe
bastante» de cómo era en realidad el franquismo y todas
las atrocidades que cometió están documentadas. Sin
embargo, considera «muy grave» que en los colegios aún a
día de hoy se hable muy poco del dictador: «Quien no
conoce lo peor de su historia corre el riesgo de repetirlo,
y en los colegios dan mucha Edad Media o los Reyes
Católicos, pero no se llega a Franco en los libros, cuando
sin embargo la huella de Franco está más viva que la de
la Edad Media o la prehistoria. La huella de Franco sigue
vigente, la gente está todavía asustada porque invirtió
mucho en terror, estamos marcados, pero no se estudia y
no se habla. De aquellos barros tenemos estos lodos de la
extrema derecha y estos riesgos de violencia, incluso del
ambiente que hay en el Congreso entre el gobierno y la
oposición. Desde entonces se ha roto la alternancia
legítima en el poder de que la oposición reconoce
al vencedor».
Venimos de una historia muy violenta y viene bien
atenderlo, no mirar hacia otro lado
Erik Martínez Westley
«Si preguntas un poco, estamos todos mucho más cerca
de gente represaliada de la dictadura de lo que
creemos», termina Martínez Westley, admitiendo que
«cuesta imaginar que nuestros abuelos se estaban
matando». «No son ni mejores ni peores, simplemente les
tocó, pero no por eso tienen que defender ahora cosas
como la corrupción del franquismo. Es importante poder
identificar estas cosas, esta es la casa en la que vivimos
todos e ignorar las goteras o las grietas no solucionan
nada», argumenta, antes de rematar: «España y Europa en
general tiene una tendencia a mucha literatura fascista, ya
hemos pasado por estas aguas. Viene bien saber de dónde
venimos y estar atentos. Venimos de una historia muy
violenta y viene bien atenderlo, no mirar hacia otro lado».