Tal día como hoy, hace 44 años, colgué la bandera de España en la puerta de mi casa. Sin la gallina de Franco, claro. Desde aquel día, ya era la bandera de todos.
No me daba repelús. Eso le dije al mi vecino, el coronel Lisarrague, franquista de toda la vida, cuando llamó a mi puerta. Hace 4 años, en el 40 aniversario de la Constitución del 78, la más larga y provechosa de la historia de España, un puñado de periodistas publicamos un libro de recuerdos y nos reunimos en el Congreso de los Diputados para celebrar ese feliz acontecimiento.
La anécdota del coronel Lisarrague, tan entrañable, la he incluido en mi libro de memorias (La prensa libre no fe un regalo. Cómo se gestó la Transición). La recuerdo con ternura cuando, en días como hoy, coloco la bandera española en la mesa del comedor.
De hecho al Partido Popular, heredero directo de la Alianza Popular de Fraga, que se abstuvo en el referendo, sigue incumpliendo el mandato de la Constitución, con mil excusas extravagantes, al bloquear, desde hace 4 años, la renovación del Poder Judicial que exige la Carta Magna. Ojalá no se cumpla eso de que «la cabra tira al monte» y los del PP vuelvan pronto a la senda constitucional. Las posiciones de la extrema derecha de VOX se parecen mucho a las de Fuerza Nueva que voto NO a la Constitución.
A pesar de todo, ahí está a Constitución del 78 garantizando nuestra libertad que tanto nos costó conquistar, después de la ominosa y larga Dictadura de Franco. Desde luego, la libertad no nos tocó en una tómbola. Cuidémosla y celebremos, con alegría, este día de fiesta democrática.