Los periodistas no deberíamos escribir obituarios de las personas que queremos. Me pasó con mi amigo Gabriel Jackson (a quien quise juntar sin éxito con Andrés Cassinello cuando pasaba alguna temporada en nuestra casa). Y me ha pasado con el teniente general Cassinello. No escribimos como periodistas sino como amigos. Las palabras nos salen a borbotones del corazón. No tengo remedio.
Siempre pensé que Gabriel y Andrés, cada uno saliendo de su trinchera juvenil de izquierda y de derecha, se entenderían bien. Juan Marichal diría que ambos eran intelectuales «enteros». Para mí, el historiador riguroso y honesto se parecía mucho, en su gran humanidad, al militar ilustrado y generoso. Uno murió a los 96 años y el otro a los 97 dejando una huella maravillosa de su paso por el mundo que les tocó vivir y mejorar.
Gabriel fue perseguido por el mcartismo norteamericano porque tenía un hermano comunista. Andrés nunca quiso conocer el nombre del comunista que asesinó a su padre al estallar la guerra civil. No eran rencorosos. Todo lo contrario. De ambos aprendí a ponerme en los zapatos de quienes no piensan como nosotros y a comprender antes que a juzgar. Bonhomía de grandes hombres que son la sal de la Tierra. Firmes en sus convicciones y comprensivos con las del contrario. Al escribir ahora sobre ambos, no puedo evitar rendir homenaje también a mi amigo y maestro Fernando Abril Martorell, vicepresidente del Gobierno de Adolfo Suárez. En aquel tiempo, yo trabajaba para Abril y Andrés despachaba cada mañana, a las 9.00h, con Suárez. Lo recordaba el general Cassinello en el prólogo entrañable que escribió para mis memorias («La prensa libre no fue un regalo») que corrigió, editó y recortó de acuerdo con mi esposa Ana Westley. Ambos hicieron una escabechina con mi manuscrito y lo mejoraron.
Hace un rato me han llamado Pilar Cassinello (hija) y Pilar (su madre), una de las mujeres más guapas y sabias de Almería. Me consta que sin el apoyo y consejo de Pilar, su esposo Andrés no hubiera hecho ni la mitad de la mitad.
Madre e hija me agradecen mi conversación con Xabier Fortes en su programa «La noche en 24 horas (TVE) del 20-N que acaban de escuchar en RTVE Play. Hablamos de la contribución del general Cassinello a la Transición de la Dictadura a la Democracia, de su papel en la legalización del Partido Comunista, en traer del exilio al presidente Tarradellas, etc. y de la deuda enorme que los demócratas tenemos con el teniente general.
Pilar me habla del escrito que acaba de recibir de Andrés, uno de sus 14 nietos, que vive en Corea del Sur. Le ha emocionado. También a mí. Me recuerda a la prosa excelente de su abuelo. Con su permiso, copio y pego a continuación el escrito bellísimo de Andrés. De su abuelo, agudo e ingenioso, guardo como un tesoro nuestra correspondencia, en su mayoría sobre temas de ficción que disfrutamos durante años envueltos en risas.