Pierde el bipartidismo PP-PSOE y suben los partidos de izquierda (en España): ¡BIEN!.
Pero suben más los fascistas (en Francia e Inglaterra): ¡MAL!.
¡Que poco dura la alegría en la casa del pobre!
Pienso en unos versos de Rafael Alberti:
«¡Qué altos son los balcones de mi casa!
Pero no se ve la mar.
¡Qué bajos!»
Por eso, hoy me siento «alegriste«. Alegre, por un lado, y triste (y con miedo), por otro.