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De Franco a la carrera espacial

España ya no es lo que era. Lo cuenta, con orgullo merecido, mi paisano Antonio Abad, director técnico de Hispasat. Una amiga me comenta que en una reunión reciente de ingenieros espaciales europeos de alto nivel todos hablaban castellano. Cuando viajé a Europa por primera vez, en tiempos de la dictadura de Franco, me sentí avergonzado de ser español. Ya no. Al cabo de medio siglo sin Franco y, por fin en paz, gracias a la Constitución del 78, ahora viajo, con razón, con la cabeza bien alta. También lo cuento en el libro «Franco para jóvenes», escrito con mi hijo Erik, que presentamos en el Ateneo, y que ya va por la QUINTA EDICION (8.000 ejemplares) en un mes. Casi un «best seller». No me lo puedo creer. Los medios también ayudan. Gracias. Ayer nos entrevistó para su canal «RIUS TV» nada menos que Xavier Rius. Creó buen ambiente para tirarnos de la lengua. No te la pierdas, hablamos como si fuéramos libres. También hablamos de mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo. Cómo se gestó la Transicion». 

De Franco a la carrera espacial
Foto con Erik en 20 minutos, reproducida ayer en el canal RUIS TV

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Antonio Abad, compañero de tertulia de almerienses en Madrid, escribe sobre nuestro libro y sus satélites.
Antonio Abad, compañero de tertulia de almerienses en Madrid, escribe sobre nuestro libro y sus satélites.
Artículo de Antonio Abad en La Voz de Almería
Artículo de Antonio Abad en La Voz de Almería
Portada de la Quinta Edición de "Franco para jóvenes" (8.000 ejemplares) que me ha llegado hoy a casa.
Portada de la Quinta Edición de «Franco para jóvenes» (8.000 ejemplares) que me ha llegado hoy a casa.
Portada de mi libro de memorias "La prensa libre no fue un regalo. Cómo se gestó la Transición" (Marcial Pons)
Portada de mi libro de memorias «La prensa libre no fue un regalo. Cómo se gestó la Transición» (Marcial Pons)

«Franco para jóvenes», quinta edición en un mes

Mi hijo Erik y yo estamos emocionados y agradecidos por la acogida que nuestro libro «Franco para jóvenes» (Catarata) tiene entre los lectores y los medios de comunicación. Ya vamos por la QUINTA EDICIÓN (8.000 ejemplares). Con un tema tan espinoso como Franco (querido por unos, odiado por otros y temido por todos), no pude ni siquiera soñar con tan buena aceptación. Gracias.

El Plural ha seleccionado nuestro libro como el número uno de los más recomendados en 2024.

He recibido mensajes de amigos y conocidos que me dan alguna pista. Me hablan de abuelos que han comprado el libro como regalo de Navidad para sus hijos o nietos. Y viceversa. Nos cuesta hablar de Franco, de la guerra civil y de la Dictadura. Los mayores (por miedo o vergüenza) hemos callado demasiado y los jóvenes saben muy poco de lo que es vivir sin libertad y en un régimen de terror contra el que no piensa como manda el dictador.

Apenas se estudia en las escuelas e institutos. Sin embargo, notamos las huellas profundas que nos deja. El miedo a volver a las andadas aún habita entre nosotros. No debemos pasar página sin antes haberla leído, comprobado y analizado. Solo así podremos recuperar el espíritu de concordia de la Transición y volver a abrazarnos todos en torno a la Constitución del 78. Lejos de la extrema derecha y la extrema izquierda, la Ley de Memoria Democrática va en esa dirección. Ese espíritu impregna nuestro libro. Nos gustaría que sirviera a los jóvenes como una vacuna contra la desinformación y el blanqueamiento y lavado de imagen del mayor tirano español del siglo XX.

Cuarta edición en las librerías. La Quinta Edición ya está saliendo de la imprenta.

Luis Marchal, periodista y compañero de pupitre de Erik en el Colegio Mirabal, ha publicado una crónica sobre la presentación de nuestro libro en el Ateneo de Madrid.

El Plural nos ha seleccionado con el número uno de los libros recomendados de 2024.

El Plural CULTURA

Los 11 libros del 2024 que no debes dejar de leer

Desde el análisis al relato, desde la historia al futurible, en esta selección el lector hallará, lo que en nuestra opinión, es más destacable

JUAN LUIS VALENZUELA

17/12/2024 – 07:00

Libros para leer en navidades

Para gustos los colores. Evidentemente, las lecturas y la elección de los libros también dependen de aficiones a temáticas concretas o de la sensibilidad del propio lector.

Desde ElPlural.com hemos seleccionado diez libros de los publicados en 2024 y que recomendamos para estas Navidades. Son libros, en su mayoría relacionados con la política desde lo nacional a lo internacional. Desde la geopolítica a la denuncia del franquismo o de situaciones que hoy sufre la democracia en España. Desde el análisis al relato, desde la historia al futurible, en esta selección el lector hallará, lo que en nuestra opinión, merece la pena no perderse entre los libros que 2024 ha sumado a la amplia y rica industria editorial.

1-“Franco para jóvenes” de José Antonio Martínez Soler y Erik Martínez

Este libro recién publicado por la Editorial Catarata, no solo es recomendable, sino que debería ser difundido no solo entre los jóvenes por la claridad, y a la vez contundencia, con la que aborda el franquismo sirviendo de vacuna contra la posverdad que se está instalando a un ritmo vertiginoso sobre la figura del dictador Franco y la verdad sobre la criminal dictadura. Se trata de una obra de pedagogía para desmontar mitos y explicar a los jóvenes lo que fue el siniestro franquismo.

“No te das cuenta de lo valiosa que es la libertad hasta que te falta. Ojalá nunca os falte”. Esa es la apelación que los autores, José Antonio Martínez Soler y Erik Martínez Westley, padre e hijo respectivamente, envían a los jóvenes en defensa de los motivos que inspiraron este libro. No les falta razón a los autores de esta obra cuando critican que en la enseñanza actual se enseña mejor el periodo de la Edad Media que la etapa más reciente en la historia de España como fue el franquismo. Un texto que aborda este periodo histórico marcado por la represión con el objetivo de desmontar los mitos todavía arraigados y evitar la banalización de lo que supuso. Con “Franco para jóvenes”, sus dos autores intentan contribuir al desmontaje de ideas falsas y transmitir los horrores que supuso el régimen.

Cuando iba a publicar el anuncio de la Tercera Edición, salió la Cuarta. Mañana espero ver la portada que se está imprimiendo hoy de la Quinta.

Felipe VI cita a Carmen de Burgos en el «jardín del mundo»

No me lo podía creer. El rey Felipe VI cita en Nápoles a mi colega y paisana Carmen de Burgos, la mujer más odiada por Franco. Textualmente ha dicho: «Gracias de corazón por el alto honor que hoy recibo en esta ciudad que el poeta español Garcilaso de la Vega nombraba como “pulchra Parthenope” y que la escritora española Carmen de Burgos definió como “jardín del mundo”.

Felipe VI cita a Carmen de Burgos en el "jardín del mundo".
Felipe VI, descendiente de Carlos de Borbón, rey de Nápoles, (nuestro Carlos III) recibe el doctorado «honoris causa» en la universidad más antigua de Europa.

Nunca pensé que sería capaz de leer entero todo un discurso protocolario de un rey.  Sin embargo, lo hice. Os lo recomiendo. No me arrepiento de haberlo leído porque en el último párrafo cita nada menos que a Carmen de Burgos, Colombine, una de las personas más relevantes (y desconocidas) del primer tercio del siglo XX. Sobre ella hay ahora una Exposición en la Biblioteca Nacional. 

Carmen de Burgos, óleo donado por Ana Westley (awestley.com) al Hotel Catedral de Almería muy cerca de donde nació la gran "Colombine".
Carmen de Burgos, óleo donado por Ana Westley (awestley.com) al Hotel Catedral de Almería muy cerca de donde nació la gran «Colombine».
Asunción Valdés presentó en Almería su "Revivir", excelente biografía de Carmen de Burgos, junto a Ana Westley, autora del óleo que se expone en el Hotel Catedral cerca de donde nació la periodista pionera en defensa de los derechos de la mujer.
Asunción Valdés presentó en Almería su «Revivir», excelente biografía de Carmen de Burgos, junto a Ana Westley, autora del óleo que se expone en el Hotel Catedral cerca de donde nació la periodista pionera en defensa de los derechos de la mujer.

El dictador Francisco Franco, que reside ya en el basurero de la Historia, quiso destruir totalmente su memoria (le aplicó la «Damnatio Memoriae» de los romanos). No lo consiguió. La condenó después de muerta y mandó quemar todos sus libros. Ahora vuelven a brillar. Casi nadie lo sabe, pero mi paisana publicó su «Puñal de claveles» (sobre el crimen de Níjar, Almería) antes de que el grandísimo Federico Garcia Lorca escribiera su «Bodas de sangre». 

En otra ocasión, ya me sorprendió el rey Felipe VI. Fue en el Bicentenario de nuestro Ateneo de Madrid (donde anteayer mi hijo y yo presentamos el libro «Franco para jóvenes»). En su discurso, el Rey citó a dos jefes de Estado que le precedieron en el cargo: la reina María Cristina y el presidente de la II República Manuel Azaña. No me lo podía creer. !Hasta dónde vamos a llegar con este hombre! Como demócrata y republicano (en ese orden), agradecí personalmente a Felipe VI que recordara a Manuel Azaña. «Qué menos!», me respondió. Intercambiamos sonrisas.

Hoy le vuelvo a dar también las gracias por haber recordado a Carmen de Burgos en Nápoles, el «jardín del mundo».  

Una tarde entrañable en el Ateneo de Madrid

Con la Biblioteca del Ateneo a tope, mi hijo Erik y yo, arropados por Paca Sauquillo y Fernando Martínez, secretario de Estado de Memoria Democrática, presentamos nuestro libro «Franco para jóvenes» (Ed.Catarata). Ya va por la Tercera Edición. Nos acompañaron grandes amigos, compañeros de tenis y de talla de madera y colegas de la prensa. El lugar, donde el joven Federico García Lorca descubrió libros maravillosos, encierra una magia literaria de siglos. Ayer la noté. Mis queridos Joaquín Estefanía y Pepe García Abad me emocionaron con sus palabras. El gran Peridis nos alegró con su imitación magistral de los discursos de Franco. Paca Sauquillo nos contagió su energía de activista eterna por la libertad y mi paisano Fernando Martínez tuvo una intervención impecable en favor de la Memoria Democrática que él lidera. Magnificas sensaciones en pro de la paz y la concordia entre los españoles, cualquiera que haya sido el bando de sus abuelos en la guerra civil y la Dictadura. Pero no podemos pasar página sin haberla leído, comprobado y analizado. Sobre todo, para no volver a las andadas. «Ocurrió. Y puede volver a ocurrir» (Primo Levi)

Tarde entrañable en el Ateneo de Madrid
Paca Sauquillo, mi hijo Erik Martínez Westley, un servidor y Fernando Martínez, secretario de Estado de Memoria Democrática.

El editor más joven de nuestro manuscrito, Bruno Martín Palacio, de 16 años, tuvo una intervención muy oportuna para recomendar a los de su edad el libro que él ha corregido tan primorosamente. Gracias a Bruno eliminamos las palabras más pedantes o eruditas que él nos iba marcando en color amarillo. Bruno nos recomendó que cambiáramos el título original «Franco para adolescentes» por «Franco para jóvenes». Le hicimos caso. Acertó. 

Bruno Martín Palacio (de 16 años), micrófono en mano, se dirige al público que abarrotó la espléndida Biblioteca del Ateneo de Madrid y recomienda su lectura a los de su edad. Bruno ha sido el editor más joven de nuestro libro. El editor mayor (que pasa de los setenta) ha sido mi gran amigo Manuel Saco. Un tribunal muy exigente (un abuelo y un nieto) para asegurar un leguaje asequible sin palabras pedantes o eruditas.
Bruno Martín Palacio (de 16 años), micrófono en mano, se dirige al público que llenó la espléndida Biblioteca del Ateneo de Madrid y recomienda su lectura a los de su edad. Bruno ha sido el editor más joven de nuestro libro. El editor mayor (que pasa de los setenta) ha sido mi gran amigo Manuel Saco. Un tribunal muy exigente (un abuelo y un nieto) para asegurar un lenguaje asequible sin palabras pedantes o eruditas.
José María Pérez, Peridis, amigo de muchos años, nos hizo una genial y jocosa interpretación del los discursos de Franco. Hubo risas. Falta nos hacían, pues nuestro libro para jóvenes es cosa seria y fácil de leer.
José María Pérez, Peridis, amigo de muchos años, nos hizo una genial y jocosa interpretación de los discursos de Franco. Hubo risas. Falta nos hacían, pues nuestro libro «Franco para jóvenes» es cosa tremendamente seria. Una vacuna contra la ignorancia y el miedo de casi un siglo.
Pronto se llenó de publico la Biblioteca del Ateneo. Algunos grupos aguantaron las intervenciones de pie.
Pronto se llenó de publico la Biblioteca del Ateneo. Algunos grupos aguantaron las intervenciones de pie.
Con un grupo de mis colegas de "mucha talla" que acudieron al acto. A mi lado está Sandra Krysiak (de tallasmadera.com), la mismísima maestra de talla y escultura en madera, mi terapia favorita.
Con un grupo de mis colegas de «mucha talla» que acudieron al acto. A mi lado está Sandra Krysiak (de tallasmadera.com), la mismísima maestra de talla y escultura en madera, mi terapia favorita.
Tercera edición en menos de un mes. Un regalo magnífico de abuelos a nietos para estas fiestas de Papá Noel y Reyes Magos. Lo que nunca nos contraron (y conviene saber para no repetirlo) de Franco y su larga y cruel Dictadura.
Tercera edición en menos de un mes. Un regalo magnífico de abuelos a nietos para estas fiestas de Papá Noel y Reyes Magos. Lo que nunca nos contraron (y conviene saber para no repetirlo) de Franco y su larga y cruel Dictadura.

Adiós al tte. general Andrés Cassinello

Anoche fui, por segunda vez en mi vida, a la catedral castrense de Madrid. ¡Qué diferencia! Hace décadas asistí allí al bautizo del nieto del general Gregorio Marcotegui. Alegría de una nueva vida. El abuelo del bebé me había amparado generosamente tras el secuestro y torturas que sufrí tres meses después de la muerte del dictador. Ayer asistí al funeral por mi amigo el tte. general Andrés Cassinello, a quien tanto quería. Tristeza por su muerte. En ambas ocasiones, los monaguillos vestían uniforme militar. La ceremonia funeraria, pese a no ser creyente, me emocionó. Pude abrazar a Pili, viuda de Andrés, y a varios de sus hijos y nietos. Por primera vez escuché el himno nacional tocado en el órgano catedralicio. Tronaba. Parecía cosa de Bach. Me gustó. 

Adiós al tte. genereal Cassinello
El tte. general Cassinello en la presentación de mis memorias que él prologó («La prensa libre no fue un regalo», ed. Marcial Pons) en el Ateneo de Madrid hace dos años.

Escribió Machado que «el golpe de un ataúd en tierra es algo tremendamente serio».  Ayer sentí ese golpe. Andrés amaba la música clásica. Él mismo podría haber elegido la música de su funeral. Sus piezas favoritas. Cuando sonó «Lascia la spina cogli la rosa» de Handel me estremecí. Adiós, mi querido general, jefe de los espías y arquitecto secreto de nuestra Democracia. Los demócratas siempre estaremos en deuda contigo.   

Una nieta del tte. general leyó la carta de San Pablo a los Corintios. "Si no tengo amor... no tengo nada". No pudo evitar unas lágrimas.
Una nieta del tte. general leyó la carta de San Pablo a los Corintios. «Si no tengo amor… no tengo nada». No pudo evitar unas lágrimas.

«Ocurrió. Y puede volver a ocurrir». (Primo Levi)

Cuando acabó la película «El ministro de Propaganda», con esta frase de Primo Levi, todos los espectadores seguimos, inmóviles, pegados a las butacas. Silencio sepulcral. Sin mediar palabra, solo cuando acabaron los créditos y se encendieron las luces, empezamos a movernos lentamente, sin apenas mirarnos, hacia la salida. La vida de Goebbles, el gran manipulador de las «fake news», al servicio de Hitler y del genocidio de 6 millones de judíos, nos había impactado. Sin la ayuda decisiva de Hitler a Franco, mi padre no habría perdido la guerra civil. Imposible no pensar en el exterminio que Franco hizo en la guerra y, sobre todo, en la postguerra, de quienes no pensaban como él y en la enorme inversión en terror que le valió para mandar casi 40 años y morir en la cama. Imposible no pensar también en Netanyahu y en los judíos maltratados por los nazis convertidos ahora en maltratadores de palestinos. «Ocurrió. Y puede volver a ocurrir» 

"Ocurrió. Y puede volver a ocurrir." (Primo Levi)
Niños judíos en un campo de exterminio nazi.

Fuimos al cine, con los amigos Guindal, para pasar una tarde entretenida. ¡Madre mía! 

Con Mar Díez Varela, Mariano Guindal y Ana Westley, en la puerta del cine... que nos heló la sonrisa
Con Mar Díez Varela, Mariano Guindal y Ana Westley, en la puerta del cine… que nos heló la sonrisa

Aunque no es comparable por las cifras de asesinatos (de decenas de miles por los franquistas a millones por los nazis), la naturaleza de los crímenes sí es comparable. ¿Para cuando una película sobre Ramón Serrano Suñer, el cuñado y ministro de Propaganda de Franco?

Cartel de la película alemana "El ministro de Propaganda"
Cartel de la película alemana «El ministro de Propaganda»
El auténtico monstruo, Goebbles, frente a un micrófono. Recurrió a la radio y al cine como armas de propaganda tan eficaces entonces como hoy son la redes sociales para Donald Trump y similares de extrema derecha.
El auténtico monstruo, Goebbles, frente a un micrófono. Recurrió a la radio y al cine como armas de propaganda tan eficaces entonces como hoy son la redes sociales para Donald Trump y similares de extrema derecha.

Interesante merienda y tertulia con los Guindal sobre el efecto que nos causó la película de Goebbles y los peligros reales y palpables que amenazan hoy a las democracias.  La pregunta era: ¿Qué estamos haciendo mal los demócratas para que compatriotas moderados, que nos parecían amantes de la libertad y defensores de los derechos humanos, se estén apuntando hoy al nacional populismo de la extrema derecha, antesala de nazis y fascistas? 

Al llegar a casa me puse a leer el libro que el magistrado Joaquín Bosch presentó hace poco con Martín Pallín en la Biblioteca del Ateneo, donde este jueves vamos a presentar el de «Franco para jóvenes». Hoy lo sigo leyendo y ciertamente ofrece algunas pistas para responder a nuestra inquietante pregunta: ¿Qué estamos haciendo mal?

Cubierta del libro del magistrado Joaquin Bosch que recomiendo.
Cubierta del libro del magistrado Joaquin Bosch que recomiendo.
Contra cubierta de libro de Bosch
Contra cubierta de libro de Bosch
Cartel de la presentación de "Franco para jóvenes" para este jueves, 12-D a las 19:30h, en la Biblioteca del Ateneo. Entrada libre. Calle Prado, 21, Madrid
Cartel de la presentación de «Franco para jóvenes» para este jueves, 12-D a las 19:30h, en la Biblioteca del Ateneo. Entrada libre. Calle Prado, 21, Madrid

«Viva la Constitución, vecino!»

 Tal día como hoy, en 1978, mi vecino el coronel Lisarrague se acercó a nuestra casa: «¿Qué hace usted con mi bandera en su puerta?». Le repliqué: «Ya lo ve, vecino. Ayer solo era suya y no mía, pero hoy, aprobada la Constitución, es también mi bandera». Compartimos emocionados el aperitivo y dimos un «Viva la Constitución, vecino! Mantuvimos la amistad hasta su muerte. Aquel 6 de diciembre fue, y sigue siendo, un día inolvidable ya que firmamos la paz entre nuestras dos Españas. Al escribir con mi hijo Erik «Franco para jóvenes» (ya va por la Tercera Edición) tuve presente este recuerdo entre un franquista y un republicano animados por «garantizar la convivencia democrática» entre los españoles, tal como manda la Carta Magna en su preámbulo.  El próximo jueves, 12 de diciembre a las 19,30, presentaremos nuestro libro «Franco para jóvenes» en el Ateneo de Madrid. (Entrada libre, calle Prado, 21)

!Viva la Constitución, vecino!

Recorte de la página 349 de mis memorias «La prensa libre no fue un regalo» (Marcial Pons, 2022) que presentamos hace un par de años en la Cátedra Mayor de esta misma docta casa.

Tal día como hoy (auténtica Fiesta Nacional de España) suelo recordar también las tormentas (el 23-F, el 11-M, etc) que, con cierto éxito incompleto, ha superado nuestra Democracia. 

En más de una ocasión tuve miedo de perder la libertad. Sobre ello, publiqué un articulo premonitorio («Tengo un sueño») en el diario El Sol, el 8 de julio de 1990. Unos días después fui despedido como director-fundador de El Sol, la aventura periodística más hermosa de mi vida y mi mayor fracaso profesional. Lo copio y pego a continuación.

"Tengo un sueño", 8 de julio de 1990, en el diario El Sol
«Tengo un sueño», 8 de julio de 1990, en el diario El Sol

 Tengo un sueño

José A. Martínez Soler, director del diario El Sol

El Sol 9 de julio de 1990

“Tengo un sueño, como Martin Lutero King, en el que veo a mis hijos y nietos comportándose como si fueran libres. Viven en la patria de Gracián, de Quevedo y de Cervantes, un país todavía llamado España, donde el miedo a decir y a escribir lo que se siente solo es un recuerdo literario del pasado. Cuando se cruzan por la calle con algún conocido no dicen como antes: “Vaya con Dios vuesa merced” o simplemente Adiós”. En mi sueño se saludan con un respetuoso “Libertas habemus” o “somos libres”.

Hubo un tiempo en el que los más piadosos monjes se cruzaban el saludo cuaresmal (“Morire habemus”) y se decían pertinazmente que eran polvo y en polvo se iban a convertir. Ahora estoy seguro de que aquel recuerdo, siquiera fugaz, de tener que morir (el mismísimo miedo a la muerte) les hacía sentirse vivos y les llenaba de gozo en su valle de lagrimas. Quizá por pura comparación entre el ser y el no ser.

Lo mismo me pasa con la libertad. Es un placer tan dulce como la sensación de vivir, y se goza más con ella cuanto más se teme su ausencia o se recuerda su existencia.

Tengo un sueño en el que veo a los niños recitando de memoria (voluntariamente) un pasaje de Cervantes, el más hermoso de cuantos se han escrito en lengua castellana. Dice así: “La libertad, Sancho, es uno de los dones más preciosos que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”.

Lugo, en clase de Historia, repasan, llenos de perplejidad, la epístola satírica de Quevedo al poderoso conde-duque de Olivares: “No he de callar, por más que con el dedo, / ya tocando la boca, o ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo. / ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente? / Hoy, sin miedo que el libre escandalice, / puede hablar el ingenio, asegurado/ de que mayor poder le atemorice.”

Tengo un sueño en el que mis descendientes guardan respetuoso silencio, unas veces por sabiduría y otras por ignorancia, pero nunca por miedo. Oigo a los niños preguntar si Quevedo y Cervantes eran también espíritus libres, en aquel oscuro siglo de las luces. Y observo que los mayores no entienden por qué Gracián, Feijóo, Jovellanos, Unamuno, Azaña y tantos otros que soñaron con regenerar y adelantar la civilización en España se atormentaban tanto hurgando en nuestras heridas históricas.

Tengo un sueño en el que los nuevos ricos no me toman por tonto por no haber ganado mil millones en un fin de semana. Como persona (y también, con perdón, como periodista) hablo de buscar la verdad, apasionadamente, la belleza, y la justicia y, en mi sueño, nadie me llama trasnochado, ingenuo o utópico. Los intelectuales (Dios, qué alegría) no tienen pánico a disentir ni a romper el marco establecido para aventurarse por el camino espléndido de la innovación. Les da igual no salir en la foto del gran poder, porque hay una sociedad vertebrada con muchos otros poderes más pequeños que, juntos, suman tanto o más que el grande. Saben, como los inquisidores de la España negra, que la disidencia es escrita. Pero escriben sin pavor, como si fueran libres. Y nadie les persigue o les señala por ello como judaizantes o herejes sospechosos. Tampoco temen perder el empleo.

Cuando recuerdan la última transición de la dictadura a la democracia dicen, como Durrenmat, que “es triste una época en la que hay que luchar por cosas evidentes”. En mi sueño no hay un solo partido hegemónico, sino varios que se alternan higiénicamente cada equis años en el poder. Así el sobaco izquierdo, lleno de bichos, se lava y oxigena un poco mientras gobierna el derecho. Y viceversa.

Tengo un sueño, ¡ay! en el que gobierna la derecha por que el ABC y su versión juvenil han dejado de ser panfletos sectarios. Los conservadores no se sienten ya herederos directos del inquisidor Torquemada y ejercen el poder con tolerancia y prudencia. No corrompen, secuestran ni torturan a los disidentes. Los progresistas tampoco aspiran al revanchismo ni a ponerse las botas con un enriquecimiento rápido y, por tanto, golfo. Y los gobernantes no viven aislados en el limbo, sino que quieren saber, hasta el fondo, los detalles relacionados con la corrupción y la subversión de valores que sus ayudantes suelen promover desde las cloacas del partido.

Cuando despierto y compruebo la lentitud con que avanzamos en el ejercicio de las libertades me dan ganas de llorar. Inmediatamente miro hacia atrás, hacia la España negra, intolerante e inquisitorial, y mi corazón se llena de alegría. “Cuando me considero- decía San Agustín- soy un pecador; cuando me comparo, soy un santo”. Oigo tertulias en la radio, leo columnas de algunos periódicos y el recuerdo del pasado me estremece. Hasta me dan ganas de defender al Gobierno; pero me aguanto. ¿Viviremos en el mismo país aún llamado España?

Es verdad que los socialistas han fracasado en el ritmo de su proyecto político y en su mensaje ético; es cierto que comenten abusos, pero no son como Franco. Tiene (lo escribiré cien veces) la legitimidad democrática que el dictador nunca tuvo. Yo les voté, y no me da rubor reconocerlo hasta el 82. También Felipe González, como Martin Lutero King, tuvo un sueño: que un día sonaba el timbre de su puerta, en la madrugada, y no era la Brigada Político-Social de la dictadura sino el lechero. Aquella utopía ha sido ya superada por la realidad. Hoy suena el timbre de nuestra puerta, en la madrugada, y ni siquiera es el lechero. Es nuestra hija mayor que vuelve tarde de un guateque y olvidó la llave.

La primera vez que me acerqué, con el corazón encogido, a la tumba del reverendo Martin Lutero King, recordé su sueño (“I have a dream”) y miré alrededor. Negros y blancos compartían autobuses, barrios, escuelas, y se cogían de las manos por las calles de Atlanta. No estuvo tan loco el reverendo King cuando rompió el maleficio de un fatalismo histórico y soñó con la utopía de la igualdad de razas.

También yo tuve un sueño de libertad y de igualdad en los estertores de la Dictadura franquista. Mientras mis secuestradores, un escuadrón paramilitar franquista armado de metralletas y porras, me interrogaba y torturaba en el Alto de los Leones, soñé con poder escribir algún día en libertad, como lo estoy haciendo ahora mismo. Y ya es hoy aquel mañana de ayer machadiano. No fue una utopía. Somos libres (“Libertas habemus”) pero no lo ejercemos ni lo recordamos persistentemente como debiéramos. ¿Miedo, prudencia, tolerancia, indiferencia?

Cuando los católicos de la Alemania nazi vieron pasar el cadáver del primer judío no se inmutaron; creyeron que no iba con ellos. Al día siguiente, era demasiado tarde. Si hoy pensamos que los ataques sistemáticos de los restos de la decrépita España negra contra el sistema democrático no van con nosotros, estamos apañados. Hay que escribirlo y recitarlo cien veces: somos libres, podemos ser libres, pero no siempre lo fuimos. Y, si no defendemos con uñas y dientes y ejercemos sin miedo nuestra libertad, podemos y merecemos perderla.

Hasn Modrow, el impulsor de la transición alemana oriental, me dijo hace unos días en EL SOL que envidiaba y soñaba con la tolerancia de los españoles. No quise desengañarle. En nuestra transición hubo nobleza y tolerancia, pero hubo, sobre todo, miedo, mucho miedo. Miedo de quinientos años.

También yo tengo un sueño en el que los españoles hemos perdido el miedo a la libertad, “el don más precioso que a los hombres dieron los cielos.”

Pagina 480 de "La prensa libre no fue un regalo" (Marcial Pons, 2022)
Pagina 480 de «La prensa libre no fue un regalo» (Marcial Pons, 2022)
Pagina 481 de "La prensa libre no fue un regalo"
Pagina 481 de «La prensa libre no fue un regalo»
Cubierta de mis memorias "La prensa libre no fue un regalo" (Marcial Pons, 2024)
Cubierta de mis memorias «La prensa libre no fue un regalo» (Marcial Pons, 2024)
Pag. 349 de mis memorias "La prensa libre no fue un regalo"
Pag. 349 de mis memorias «La prensa libre no fue un regalo»
Pag. 350 de "La prensa libre no fue un regalo"
Pag. 350 de «La prensa libre no fue un regalo»
Presentación de "Franco para jóvenes" (Catarata) el próximo jueves, 12 de diciembre a las 19,30h, en el Ateneo de Madrid (Entrada libre, calle Prado, 21)
Presentación de «Franco para jóvenes» (Catarata) el próximo jueves, 12 de diciembre a las 19,30h, en el Ateneo de Madrid (Entrada libre, calle Prado, 21)

«Thanksgiving» a los lectores de «Franco para jóvenes»

La fiesta estadounidense de Thanksgiving (dar gracias), que celebramos con un buen pavo al horno y tartas desde que me casé con Ana Westley (en 1969), la dedicamos mi hijo Erik Martínez Westley y yo este año a los lectores que han permitido a Catarata publicar la Tercera Edición de «Franco para jóvenes» en solo tres semanas. Ya se han distribuido 6.000 ejemplares a las librerías y piden más. Ayer dimos las gracias especialmente a los abuelos que están regalando nuestro libro a sus nietos para que valoren la libertad que nunca les faltó. Gracias.

Recorte de la cubierta de la TERCERA EDICIÓN de «Franco para jóvenes»
CubierTa de la TERCERA EDICIÓN de nuestro libro
Contra cubierta del libro

Este es el primer año que nuestro hijo David Martínez Westley, su esposa Chaz Gabriel y su hija Ana Isabel residen en España procedentes de Santa Fe (New Mexico, EE.UU.). David es un gran pintor reconvertido en chef de cocina en un restaurante genial de Boadilla del Monte (Madrid). Los colores de sus platos parecen cuadros al óleo. Ayer nos hizo un pavo al horno con guarniciones ricas en sabores, colores y texturas propios del suroeste de EE.UU. Triunfó. Felicitaciones, hjjo.

Nuestro hijo David Martínez Westley, gran chef.
Mi plato con pavo y guarniciones.
Repetí y tripetí. He ganado más de un kilo.

Como éramos muchos a comer un pavo de 8 kilos en casa de David, preparé en mi casa 4 muslos de pavo por si alguno se quedaba con hambre. Sobraron mis 4 muslos y me los traje a casa para comer pavo durante una semana. Menos mal que solo es una vez al año. Esta fiesta tradicional es nuestra Navidad familiar.

Mis 4 muslos sobraron. Me los traje a casa.
Mis dos esculturas en madera lucen en el salón de David junto a uno de sus óleos. Talle la «Paternidad» cuando nació nuestra nieta Ana Isabel.
Óleo de David inspirado en un festival de música.

«Franco para jóvenes» ya va por la 3ª edición. Gracias

 Mañana, al comernos en familia el pavo de Thanksgiving (Acción de Gracias), mi hijo Erik y yo daremos gracias a los lectores que han comprado nuestro libro para sus hijos y nietos. Estamos felices por la aceptación que ha tenido: en apenas tres semanas Catarata ha repartido 2.500 ejemplares en 1ª edición, 1.000 en 2ª y otros 2.500 en la 3ª que salió ayer de la imprenta. Gracias también a 20 minutos, eldiario.es, Infolibre, RNE, La Ventana de la SER, La Noche en 24 horas de TVE, La Voz de Almería, etc, por la crítica y las entrevistas sobre el libro. En torno al 20-N, aniversario de la muerte del dictador, con razón, ha sido noticia. Unos querían a Franco, otros le odiaban. Todos le temían. 
Ojalá lo lean los jóvenes que nacieron en libertad y nunca tuvieron que sufrir el terror y la falta de libertad del franquismo. La libertad, como el oxígeno, la valoras más cuando te falta. A mí me faltó durante 30 años. Es bueno conocer nuestro pasado para que no se repita lo malo.

"Franco para jóvenes" ya va por la 3ª edición. Gracias
Recorte de la cubierta de la Tercera Edición de «Franco para jóvenes» que salió ayer la imprenta

Hoy nos toca cortar manzanas y preparar el relleno del pavo para asarlo mañana al horno. Cuando vivíamos en Estados Unidos, celebrábamos Thanksgiving el último jueves de noviembre. Pero ese día aquí es laborable por lo que lo cambiamos al sábado que sigue el Black Friday (que mis niños llaman Black Fraude).

Nuestro hijo David nos ha pedido prestada la mesa de plástico para comer todos en su casa. Es fuerte y la lleva, desde nuestra casa a la suya, con un trapo en la cabeza. Eso hacía mi prima Isabel para llevar el cántaro de agua en Mojacar. La tradición familiar continúa.

Nuestro hijo David lleva la mesa de plástico sobre su cabeza.
Nuestro hijo David lleva la mesa de plástico sobre su cabeza.

«Franco para jóvenes», un libro que vuela


 Mi hija Andrea fue ayer a El Corte Inglés de Pozuelo para comprar el libro «Franco para jóvenes» escrito por su hermano Erik y yo. «Lo siento. Ese libro vuela», le dijo la encargada del departamento. «Una señora se acaba de llevar los últimos cuatro ejemplares. Tengo que pedir más». Cuando nos lo contó después de ver juntos Gladiator II, no nos lo podíamos creer. Emocionado, llamé a Mercé Rivas de Catarata. Me dijo que ya habían encargado a la imprenta la segunda edición. No sé si es por el libro mismo o por la semana de agitación y propaganda que mi hijo y yo hemos hecho esta semana en prensa, radio y TV. ¡Ojalá sea por el boca a oreja! 

"Franco para jóvenes", un libro que vuela
Artículo que provocó mi secuestro y torturas. Lo cuento en el libro «Franco para jóvenes»

En 20 minutos

Entrevista José Antonio y Erik Martínez«La democracia tiene que protegerse de los antidemócratas porque la pueden destruir desde dentro»

ALEJANDRO TOBALINA

Cubierta del libro "Franco para jóvenes" (Catarata)
Cubierta del libro «Franco para jóvenes» (Catarata)

El periodista y fundador de 20minutos publica junto a su hijo, director y guionista, ‘Franco para jóvenes’.

Con Erik en 20 minutos (Foto de Sergio García)
Con Erik en 20 minutos (Foto de Sergio García)

«La transición nos hizo demócratas a todos: a los franquistas y a los antifranquistas», dicen al cumplirse 49 años de la muerte de Franco.

Los hijos quedan unidos para siempre a los padres por una ley natural inexorable, pero son las experiencias las que ayudan a reforzar los vínculos paternofiliales, y nunca es tarde para hacerlo.

A José Antonio Martínez Soler (Almería, 1947), mítico periodista español y fundador de 20minutos, El Sol, La Gaceta, Doblón o Buenos Días (TVE), le ha ayudado a «conocer mejor» a su hijo, Erik Martínez Westley (Madrid, 1978), un proyecto que «los abuelos deberían legar a los nietos»: la escritura, a cuatro manos, de Franco para jóvenes, un libro que huye de las trincheras y ayuda a «saber de dónde venimos para poder tomar decisiones que nos lleven hacia un futuro mejor».

Pero, sobre todo, un libro escrito para condenar sin ambigüedades el papel de un dictador feroz y «liberar» a muchos de cualesquiera de las ataduras ideológicas que aún hoy puedan tener: «Porque tus abuelos hayan luchado en tal sitio o porque tu familia se beneficiase del régimen no debes verte obligado a defender ciertas cosas ni a sentirte avergonzado», cuenta Erik, quien con su experiencia como director y guionista (ha trabajado durante 15 años en Hollywood y dirigido documentales como ¿Preparados para el tsunami?) ha sido el encargado de poner orden en la obra.

«Franco para jóvenes», en Ateneo de Madrid, (entrada libre) jueves 12-Dic. a las 19.30h.

Cartel del acto en el Ateneo de Madrid (Prado, 21)el  12 de diciembre a las 19:30. Entrada libre.
Cartel del acto en el Ateneo de Madrid (Prado, 21)el 12 de diciembre a las 19:30. Entrada libre.

A raíz de los 49 años que este miércoles se cumplen de la muerte de Francisco Franco, padre e hijo, dos generaciones, conversan con 20minutos. Se interrumpen y difieren. «Durante la escritura nos hemos peleado mucho», dicen entre risas. Quién sabe si para que tras la lectura de la obra dejen de pelearse tantos.

¿Qué se le dice a esa gente, especialmente mayor, que todavía hoy afirma que no vivió tan mal durante la dictadura?

Erik y yo en la redacción de 20 minutos
Erik y yo en la redacción de 20 minutos

José Antonio Martínez Soler (J. A. M. S.): Tras la guerra vienen dos décadas que son terribles. Son los años del hambre. Mis padres decían que fueron peores que la guerra: mortalidad infantil, represión, exterminio, depuración de maestros, homosexuales… Dos décadas que nadie honesto puede defender. Franco era muy astuto y tuvo una suerte enorme a mi juicio: estalló la guerra de Corea en los años 50, cuando España estaba sumida en la miseria, aislada… EEUU vio que España era un punto estratégico para la guerra fría. Entonces, apoya a Franco para que entre en la ONU, instala las bases militares… Yo creo que eso salvó a Franco. Con la liberalización del sistema, España empieza a ir bien a pesar de Franco. Y los que recuerdan que con Franco se vivía muy bien tienen razón. No mejor que ahora, eh, pero se vivía bien, ¿por qué? Porque veníamos de dos décadas de hambre y comienza a aplicarse el plan de estabilización, a abrirse la fronteras… y España crece una barbaridad.

¿Cómo puede hoy un joven de 20 años ensalzar la dictadura franquista? ¿Qué creen que van buscando realmente los jóvenes que lo hacen?

Erik Martínez (E. M.): Como individuos nos corresponde buscar los hechos y ser verídicos con ellos, y estos jóvenes han escuchado una versión blanqueada y glorificada del pasado.

J. A. M. S.: Yo no puedo comprender, por ejemplo, a las jóvenes que van por ahí celebrando el franquismo, ¿acaso saben lo que significaba para una mujer vivir con Franco en el poder? No podían viajar sin permiso del marido, no podían abrir una cuenta corriente, no podían tener un negocio, no podían hacer nada. Eran esclavas del hombre. A poco que investigas te das cuenta de cómo gran parte de la sociedad estaba severamente castigada. Entonces, no sé qué pueden llegar a ver esos jóvenes, no sé cómo pueden glorificar una cosa tan horrorosa, un crimen, un genocidio.

E. M.: Por ejemplo, a los de nuestra generación, por miopías del momento, no nos enseñaron nada del franquismo ni del comunismo, nada. Fue de adulto cuando, de repente, empecé a descubrir las matanzas… Las matanzas de Stalin y Pol Pot, la Revolución Cultural de Mao. Lo mismo me ocurrió con el franquismo.

J. A. M. S.: Cuando vives sin libertad es terrible. Los más jóvenes habéis nacido en ella y la libertad solo la valoras como el oxígeno, cuando te falta. Hoy se piensa que viene de serie y es gratis. No, no, no es gratis, o la defiendes en cada milímetro o la pierdes. Ahora estamos en un momento de desinformación, de nacionalpopulismo, de desprestigio de las democracias y de crecimiento de los totalitarismo. Desde Trump, Putin, Orbán, Meloni, Vox… Me preocupa un poco ese desconocimiento de la juventud sobre lo que es la libertad de verdad.

Mi hijo Erik en 20 minutos.
Mi hijo Erik en 20 minutos.

Preocupa ese desconocimiento de la juventud sobre lo que es la libertad de verdad

A raíz de esto último, ¿piensan que tienden a la banalización quienes comparan la efervescencia reaccionaria actual con la registrada en los años 20 y 30 del siglo pasado?

J. A. M. S.: Sí. No es lo mismo, yo creo que no es lo mismo. No podemos comparar el periodo actual con el de entreguerras.

E. M.: Pero hay rimas. Si no son rimas consonantes, son asonantes.

J. A. M. S.: (Ríe) Eso lo hemos discutido mucho. Yo soy optimista.

E. M.: No, yo también, pero hay una ola de proteccionismo, ahí está Trump con los mandatos del hombre fuerte… Hacemos la metáfora en el libro: esta es la casa de todos. Conviene saber que si hay un avispero en una esquina o una gotera es mejor atenderlos que ignorarlos. España ya ha pasado por ciertas inclinaciones nacionalistas anteriormente y viene bien reconocerlas. Hay que saber un poco de dónde venimos y saber que esta literatura fascista se encuentra en Europa y se encuentra en España. Hay que estar siempre atentos.

¿Puede un país avanzar con sus muertos perdidos en cunetas?

J. A. M. S.: No, creo que esa herida hay que cerrarla. La derecha española se ha resistido siempre a hacerlo. España es uno de los países que más muertos tiene en las cunetas. Yo creo que es muy importante que el PP asuma la Ley de Memoria Democrática como propia, porque está aprobada por el Congreso, por todos los españoles, y eso sería un paso importante para llegar a ese pacto de Estado entre PP y PSOE del que tanto se habla. Cerrar las heridas del franquismo ayudaría a que España pudiera tener ese gran Gobierno de coalición a la alemana.

Con mi hijo Erik y con la camisa que me trajo de Hawai cuando fue a rodar para su documental ¿Preparados para el tsunami? (RTVE Play y Movistar).
Con mi hijo Erik y con la camisa que me trajo de Hawai cuando fue a rodar para su documental ¿Preparados para el tsunami? (RTVE Play y Movistar).

El Congreso, con el apoyo del PP, aprobó en verano la proposición de ley para ilegalizar la Fundación Francisco Franco. En este punto se plantea una doble vertiente: la moral, porque el recuerdo y homenaje a un dictador es moralmente reprobable; pero también la legal, porque, ¿hasta qué punto una democracia puede permitirse ilegalizaciones políticas?

J. A. M. S.: Creo que en este caso sí es acertado. En Alemania, por ejemplo, hablar bien de Hitler es un delito. En España empieza ahora a estar, de alguna forma, no perseguido pero sí mal visto. Creo que la Fundación Francisco Franco está limpiando la imagen de un genocida, y eso deberá ser delito algún día. La democracia tiene que protegerse y esta fundación jamás debería haber constituido tras la Transición. Es más, pienso que el propio espíritu de la Constitución es contrario al ensalzamiento de un genocida. La democracia tiene que protegerse de los muy antidemócratas porque la pueden socavar desde dentro y destruirla.

La democracia tiene que protegerse de los muy antidemócratas porque la pueden socavar desde dentro y destruirla

La amnistía de 1977 resultó esencial para que España pudiese mirar hacia adelante. Con el tiempo, ¿ha acabado volviéndose perniciosa? ¿Ha provocado que queden aún muchas heridas abiertas?

E. A.: Yo no he vivido la violencia de la dictadura como mi padre. Entonces, solo puedo hablar del tema de la amnistía en el sentido de que la historia de mi familia es una historia violenta [a su padre, José Antonio, lo secuestró y torturó en 1976 un comando franquista de la Guardia Civil]. Hay un punto de injusticia en que los criminales que agredieron a mi padre no tuvieran que rendir cuentas, y están identificados, sabemos quiénes son. Mérito y valor son dos palabras distintas. Tienen mucho mérito los franquistas que cedieron a favor de la democracia y tienen mucho valor las víctimas que aceptaron que los criminales que les habían agredido salieron impunes. ¿Es justo? No, no es justo: nadie tuvo que pedir perdón ni devolver cosas robadas ni pagar por sus crímenes.

J. A. M. S.: Creo que la amnistía fue un bálsamo. A mí me vino muy bien, ¿eh? Yo tenía 30 pleitos por mi trabajo como periodista y por persecuciones políticas. Eso no quita que fuera un precio que tuvimos que pagar los demócratas. Los jóvenes piensan que fue demasiado alto. Pablo Iglesias, por ejemplo, habla de la ruptura del régimen del 78. ¿Pero qué sabe Pablo Iglesias del miedo que teníamos en el cuerpo? La transición, el miedo, nos hizo demócratas a todos: a los franquistas y a los antifranquistas.

La transición nos hizo demócratas a todos: a los franquistas y a los antifranquistas

¿Existe una intención política por que la muerte de una generación sepulte las reivindicaciones de miles de familias que denuncian la represión?

J. A. M. S.: Yo no creo que eso se haga a conciencia. Pienso que el miedo persiste. El miedo se queda grabado y es paralizante. Lo que sí creo de verdad es que cada día que pasa Franco tiene menos culpa de lo que nos pasa hoy. Somos nosotros los responsables de lo que nos pasa. Hoy día ya no te tienes que avergonzar porque tu padre haya sido de la CNT, del Partido Comunista o de Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Ha pasado mucho tiempo. Y creo que este es un país maduro. Yo soy muy optimista con España. Tenemos todos la capacidad de cerrar las heridas del franquismo y enseñar sin miedo a los jóvenes quién fue Franco, qué hizo y por qué lo hizo. Y bueno: entender también que la mitad del país le quería y la otra mitad le odiaba, pero todos le temían.

En el escaparte de una librería junto a Paul Preston y Juan Eslava Galán... ¡Qué más puedo pedir!
En el escaparte de una librería junto a Paul Preston y Juan Eslava Galán… ¡Qué más puedo pedir!

Entrevista en Infolibre

«Es triste ver a chicas y chicos cantando el ‘Cara al sol'», un libro explica a los jóvenes quién era Franco

• «Era un tipo frío, sin empatía, un poco psicópata», destaca José A. Martínez Soler, autor junto a su hijo de ‘Franco para jóvenes’ (Editorial Catarata)

• Erik Martínez Wesley, hijo del periodista: «Estamos todos mucho más cerca de gente represaliada de la dictadura de lo que creemos»

David Gallardo

6 de noviembre de 2024 20:54h Actualizado el 07/11/2024 12:16h

@davidgallardo78

Unos le querían, otros le odiaban, pero todos le temían. No es de extrañar después de cuatro largas décadas de férrea dictadura, aunque incluso el miedo con el tiempo se desdibuja. No se olvida, pero se difumina. Sin embargo, tal fue el imperio de terror impuesto por el ‘caudillo de España por la gracia de dios’ que todavía a día de hoy sigue provocando cierto pavor. Los más ancianos todavía le mencionan en voz baja, si acaso se atreven a mentarlo sin bajar las persianas. Al mismo tiempo, la ignorancia activa de los más jóvenes, para los que el mundo en blanco y negro nunca existió, les lleva a reivindicar en las calles su siniestra figura con una desvergüenza que abruma.

«Ver a chicas y chicos cantando el Cara al sol me produce mucha tristeza. Es triste, y es por desconocimiento. Esas chicas no saben que durante la dictadura no podían viajar sin permiso del marido, ni tener cuenta corriente en el banco, que eran un cero a la izquierda y no podían hacer nada sin permiso del padre o el marido. Si supieran todo eso, esas niñas no estarían cantando esa canción», apunta a infoLibre el periodista José A. Martínez Soler (Almería, 1947), autor ahora junto a su hijo Erik Martínez Westley (Madrid, 1978) de Franco para jóvenes (Editorial Catarata, 2024), un libro con vocación de objetividad didáctica para retratar en este caso negro blanco al tirano para que los más jóvenes puedan verle al menos en technicolor.

Entrevista en InfoLibre con David Gallardo.
Entrevista en InfoLibre con David Gallardo.

«Cada vez que pasaba por la calle Marqués de Urquijo esquina con Ferraz, veía ahí hace meses niñas y niños jóvenes con banderas de la Falange, con banderas de Franco con la gallina, cruces gamadas…», continúa Martínez Soler, que empezó a sentir entonces la necesidad de hacer algo para hablarles directamente a ellos. «Estaban reivindicando a Franco. ¿Pero saben estos jóvenes quién era Franco? No tienen ni idea. ¿Pero qué está pasando?», plantea, para luego añadir: «El crecimiento de la extrema derecha y el populismo me animó a trabajar en este libro, hecho junto a mi hijo a cuatro manos. Él nació en libertad, y yo quería transmitir que la libertad vale muchísimo pero no la valoras hasta que realmente te falta. Es como el oxígeno, cuando te falta te ahogas. Cuando te falta la libertad es cuando la valoras y espero que a mis hijos no les falte nunca».

Franco ganó la Guerra Civil con la ayuda de Hitler y Mussolini y los efectos del franquismo todavía perduran medio siglo después de su último estertor de muerte. La historia de las guerras y las dictaduras la escriben los vencedores, pero que hayan ganado no significa que tuvieran razón o que los hechos sean buenos o inalterables. La historia cambia a medida que descubrimos más datos. A Martínez Soler, periodista de larguísima trayectoria –director de los telediarios de TVE, redactor jefe de ‘El País’ y ‘Cambio16′, así como corresponsal en Estados Unidos de RTVE y del Grupo Prisa o fundador de los diarios ’20minutos’, ‘El Sol’ y ‘La Gaceta de los Negocios’– le secuestró y torturó un comando de la Guardia Civil franquista en 1976, tres meses después de la muerte del dictador, por un artículo que escribió. Casi no vive para contarlo, aunque a otros les pasaron cosas todavía peores.

En estas cinco décadas desde la muerte del dictador, España ha vivido una transición a la democracia. Cuesta imaginar que nuestros padres, abuelos y bisabuelos, no hace tanto, se estuvieran matando entre ellos. Ahora que aumenta el populismo y la desinformación, con el auge de la extrema derecha en toda Europa, incluida España, es bueno conocer nuestra historia reciente, saber de dónde venimos y poder tomar decisiones que nos lleven hacia un futuro mejor. Las nuevas generaciones heredan esta democracia de apenas medio siglo de vida todavía. «Y deben saber la verdad, porque la verdad nos hará libres», apostilla el periodista, cuyo padre fue teniente en la milicia republicana: «Me crie en una familia muerta de miedo porque había perdido la guerra, por lo que cuando era niño no se hablaba de estos temas, no querían que supiéramos nada por si lo contábamos en algún sitio. Ahora ha pasado el tiempo y nadie tiene la culpa de lo que hiciera su abuelo o su bisabuelo, a cada uno le tocó en un sitio en la guerra, pero sí hay unos agresores y unos agredidos».

Nunca tuvo legitimidad democrática y siempre tuvo miedo de que le fueran a quitar del poder, por eso salía y hablaba poco, además de ser un hombre muy acomplejado

José A. Martínez Soler

Y prosigue: «Me preocupa que cincuenta años después de la muerte de Franco hay todavía miedo a saber qué pasó. Después de medio siglo todavía hay quien tiene vergüenza de hablar del pasado o reconocer que sus abuelos eran franquistas. Ellos no tienen la culpa de lo que hicieran sus abuelos y creo que ya es hora de hacer las paces con la memoria histórica al cabo de medio siglo de la muerte del tirano. Pero para eso, para hacer las paces, no podemos pasar página sin saber lo que pasó. Es que incluso poca gente sabe que Franco fue un general que se rebeló contra la República legítima, que no aceptó el resultado de las urnas de febrero de 1936, donde ganó la izquierda y perdió la derecha. ¿Por qué duró tanto Franco y no pudimos quitarle si era tan malo? Por miedo, porque la gente estaba muy asustada, era la paz de los cementerios. Este hombre murió en la cama protegido por esa inversión en terror. Nunca tuvo legitimidad democrática y siempre tuvo miedo de que le fueran a quitar del poder, por eso salía y hablaba poco, además de ser un hombre muy acomplejado».

Pío XII, el papa nazi que bendijo a Hitler y Mussolini, es una estación de Metro, una avenida y un barrio de Madrid

Erik Martínez Westley

Al no haber vivido la dictadura, Martínez Westley se reconoce «más moderado» que su padre, por lo que de su propia unión emerge esa deseada objetividad, que no es en absoluto equidistancia. «Nuestro pasado más inmediato es lo que más influencia nuestro futuro más cercano. Conviene saber de donde venimos, sobre todo para saber adónde vamos», señala, al tiempo que cuenta a infoLibre que a medida que fueron profundizando en su investigación y documentación para este libro se dieron cuenta de que «hay muchas cosas del franquismo que perduran hoy en día». «Si estudias Historia del Arte te das cuenta de los detalles en los cuadros. Si sabes un poco la Historia reciente, te darás cuenta de los privilegios y las actitudes del franquismo que permanecen en España hoy en día», destaca, poniendo un ejemplo en absoluto baladí: «Ahí tenemos el caso de Pío XII, un papa defenestrado, vergonzoso, que ni el Vaticano quiere reconocer, pero en Madrid tiene una estación de Metro. El papa nazi que bendijo a Hitler y Mussolini es una avenida y un barrio de Madrid».

«Hay muchos que tratan de lavar la cara de Franco y eso no puede ser. Tenemos que poner pie en pared, no pueden lavar la cara de un tirano», tercia su padre, quien pretende también con este título «desmentir los bulos y las leyendas falsas», como la de que «Franco era bueno». «No, hombre, eso de la paz de Franco», puntualiza, recordando que «los más masacrados por la dictadura fueron las mujeres, los maestros y los homosexuales», y por eso hoy día «los fascistas y los franquistas ven la evolución que hay en libertades y se quedan perplejos, porque no aman la libertad». «También hay que desmentir que Franco creara la clase media, porque no es así. Él se negaba a acabar con la autarquía y a reconocer el mercado libre y abrir fronteras, pero no tuvo más remedio porque no había divisas ni para gasolina», apostilla.

Nunca fue demócrata, siempre creyó que el ejército debía tener el poder

José A. Martínez Soler

Además, advierte Martínez Soler, Franco «nunca fue demócrata, siempre creyó que el ejército debía tener el poder», por lo que, desde que perdió las elecciones la derecha en la República, él «se puso en marcha para la conspiración». «Después, en la Guerra Civil es verdad que los dos bandos hicieron barbaridades. Los milicianos republicanos mataron a 6.000 curas y monjas y 50.000 ciudadanos de derechas, pero en el otro bando los franquistas mataron a 150.000 que no pensaban como ellos e iban fusilando a los disidentes. En la zona nacional no había guerra, había exterminio. Esto es muy grave y por eso era tan importante que se aprobara la Ley de Memoria Histórica, porque es un tema pendiente, ya que no podemos pasar página sin saber lo que pasó», defiende, para luego compartir una triste anécdota que refleja perfectamente lo malvado del personaje: «Una historia que cuenta en sus memorias su primo hermano, el general Francisco Franco Salgado Araújo, es que mandó fusilar a un legionario delante de todos sus compañeros porque protestó por el plato de comida del rancho. Franco era un tipo frío, sin empatía, yo creo que un poco psicópata por lo que he leído, que ha sido mucho».

Tercia Martínez Westley para hablar de Rescate, un libro de David Malouf, que cuenta la historia de Aquiles y el rey de Troya, Priamo. El primero mata al hijo del segundo, y éste le pide su cadáver para poder enterrarlo. «Esto hace ya 2.800 años, porque se entiende como una compasión mínima», recalca, relacionándolo con la Ley de Memoria, la exhumación de las fosas y la reparación de las víctimas del franquismo. «Hasta en Ucrania y en Rusia, y en Israel y Palestina, se entregan los muertos para que puedan enterrarlos. Pedimos un poco de compasión y, por lo menos, la no obstrucción. Por lo menos que no nos pongan palos en las ruedas, que dejen que la gente pueda enterrar a sus muertos y cerrar esas heridas. ¿Qué culpa tienen los familiares de nada?», plantea, aprovechando para mencionar otro asunto bien importante: «Nos ha costado encontrar información de los 30.000 bebés robados de mujeres pobres o familias rojas, algo que perduró hasta 1989 o 1992, según se cree».

El miedo nos hizo demócratas a todos

José A. Martínez Soler

Martínez Soler opina, por su parte, que a la derecha les asusta la palabra ‘memoria’ porque «también tienen miedo ellos, se sienten culpables, y los que se dicen herederos de la dictadura no quieren que se destape esa dictadura». «No quieren que se conozca la verdad y por eso tienen entre miedo y vergüenza», asegura, remarcando en este punto que la supuestamente modélica transición democrática fue posible por un equilibro de temores: «Los franquistas no sabían la fuerza que teníamos los demócratas, y los demócratas no sabíamos la fuerza que tenían los franquistas cuando se murió el tirano. Llegamos a acuerdos entre las dos partes por miedo. Los franquistas por miedo a la revancha de los vencidos, y los vencidos a que los franquistas pusieran otro dictador militar como Iniesta. El miedo nos hizo demócratas a todos».

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Eso sí, transcurrido el tiempo, como decíamos, el miedo no se olvida pero se difumina. Lo tiene claro Martínez Soler, quien recuerda que con la andadura hacia la ansiada democracia «los más franquistas se fueron a la caverna y no molestaron hasta recientemente, quizás unos veinte años». Y sitúa en el calendario una fecha muy concreta como punto de inflexión a partir del cual empezó cierto resurgimiento, que fue creciendo y creciendo poco a poco, al principio fuera de los radares: «Hasta el 11-M no había visto yo un florecimiento de la extrema derecha tan grande. Desde el 11-M se ha exacerbado la violencia verbal, y me parece que la era de la vileza empezó cuando Aznar no reconoció la victoria legítima de Zapatero. Al mismo tiempo, ellos no quieren que se hable de la dictadura. Incluso el líder de Vox dijo que el de Sánchez es el peor gobierno de los últimos ochenta años. Un gobierno democrático peor que todos los de Franco… dice eso porque quieren dictadura y por esos sus chicos llevan la bandera con la gallina. Y ahí está el peligro de que no se conozca la historia, porque la ignorancia activa es terrible».

Por todo ello, recalca Martínez Soler que «ya no vale» lo que se escribió de Franco cuando él estaba vivo, que era «todos haciéndole la pelota». Transcurrido el tiempo, después de tantos lustros de investigaciones, «ya se sabe bastante» de cómo era en realidad el franquismo y todas las atrocidades que cometió están documentadas. Sin embargo, considera «muy grave» que en los colegios aún a día de hoy se hable muy poco del dictador: «Quien no conoce lo peor de su historia corre el riesgo de repetirlo, y en los colegios dan mucha Edad Media o los Reyes Católicos, pero no se llega a Franco en los libros, cuando sin embargo la huella de Franco está más viva que la de la Edad Media o la prehistoria. La huella de Franco sigue vigente, la gente está todavía asustada porque invirtió mucho en terror, estamos marcados, pero no se estudia y no se habla. De aquellos barros tenemos estos lodos de la extrema derecha y estos riesgos de violencia, incluso del ambiente que hay en el Congreso entre el gobierno y la oposición. Desde entonces se ha roto la alternancia legítima en el poder de que la oposición reconoce al vencedor».

Venimos de una historia muy violenta y viene bien atenderlo, no mirar hacia otro lado

Erik Martínez Westley

«Si preguntas un poco, estamos todos mucho más cerca de gente represaliada de la dictadura de lo que creemos», termina Martínez Westley, admitiendo que «cuesta imaginar que nuestros abuelos se estaban matando». «No son ni mejores ni peores, simplemente les tocó, pero no por eso tienen que defender ahora cosas como la corrupción del franquismo. Es importante poder identificar estas cosas, esta es la casa en la que vivimos todos e ignorar las goteras o las grietas no solucionan nada», argumenta, antes de rematar: «España y Europa en general tiene una tendencia a mucha literatura fascista, ya hemos pasado por estas aguas. Viene bien saber de dónde venimos y estar atentos. Venimos de una historia muy violenta y viene bien atenderlo, no mirar hacia otro lado».

En La Ventana de Cadena SER con Carlos Francino y ¡caramba! el gran Isaías.

En La Ventana (SER) en el 20-N a las 16:15.
En La Ventana (SER) en el 20-N a las 16:15.
En La Ventana (SER) el 20-N. ¡Qué buen rato y que gran ambiente!
En La Ventana (SER) el 20-N. ¡Qué buen rato y que gran ambiente!
Con Erik en Las mañanas de RNE de Josep Cuní.
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Con Josep Cuní en Las mañanas  de RNE. Nada como volver a casa en La casa de la radio en Prado del Rey
Con Josep Cuní en Las mañanas de RNE. Nada como volver a casa en La casa de la radio en Prado del Rey

Entrevista en eldiario.es con Marta Borrás.

Un libro para explicar el franquismo a los jóvenes: “Estudian a la perfección la Edad Media pero no saben nada de la dictadura”

El periodista José A. Martínez Soler, que sufrió un secuestro tres meses después de morir el dictador, y su hijo Erik Martínez Westley escriben a cuatro manos ‘Franco para jóvenes’, con el que buscan contribuir a desmontar mitos y transmitirles “los horrores” que supuso el régimen

— Mucho Seat 600 y playas en Benidorm pero poca represión: los libros de texto “edulcoran” el segundo franquismo en las aulas

MEMORIA HISTÓRICA

Erik Martínez Westley y su padre, José A. Martínez Soler.

Erik Martínez Westley y su padre, José A. Martínez Soler. Foto cedida

Marta Borraz

2 de noviembre de 2024 22:48 h 18

“¿Quién es Franco?”. Es la primera pregunta que lanza a modo de título del capítulo uno el libro que José A. Martínez Soler y Erik Martínez Westley han escrito para intentar acercar el franquismo a la población más joven, que arrastran las carencias de un sistema educativo que aún otorga un papel residual a los contenidos sobre la dictadura. Con lenguaje asequible y un tono pedagógico, Franco para jóvenes (Catarata) aborda este periodo histórico marcado por la represión con el objetivo de desmontar los mitos todavía arraigados y evitar la banalización de lo que supuso.

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El libro, que llegará a las librerías el próximo 4 de noviembre, sigue con las preguntas: “¿Qué tengo yo que ver con Franco? ¿Para qué remover la historia? ¿Por qué ahora?”, se cuestiona Erik Martínez en la introducción, como queriendo anticiparse a los interrogantes habituales que intentan justificar la creencia más o menos generalizada de que estos temas deben quedar arrinconados. “Se suele argumentar mucho que qué necesidad de hablar de algo que forma parte del pasado, pero ha transcurrido suficiente tiempo, 50 años desde la muerte del dictador, para que podamos mirar los hechos con objetividad”, esgrime Martínez Westley.

Cuatro son las manos que hay detrás de Franco para jóvenes, dos autores que no por casualidad comparten apellido: son padre e hijo. Un padre, José A. Martínez Soler, que es un renombrado periodista en España que ha pasado por varios medios –y fundado algunos, como 20 minutos– y que sufrió los estragos del franquismo en su propia piel. Y un hijo, Erik, director y guionista de documentales, que reconoce que, si no fuera por eso, no sabría casi nada de la dictadura: “Ahora no es igual, pero a la gente de mi generación (1978) no nos enseñaron nada de los horrores del franquismo”.

Erik creció sabiendo que a su padre creció a su vez siendo el hijo de un republicano en un momento en el que ser rojo era ser señalado y relegado al ostracismo social. También que fue detenido varias veces y que con 29 años fue secuestrado y torturado por haber publicado un artículo en el semanario Doblón sobre la purga de moderados que estaba impulsando Ángel Campano, nombrado director general de la Guardia Civil en el último Consejo de Ministros de Franco y de ideología falangista. Lo que buscaban quienes siempre sospechó que eran un comando del ala franquista del cuerpo era que el periodista les revelara sus fuentes, pero Martínez había podido escribir la pieza buceando en el Boletín Oficial del Estado tras una pista anónima.

Franco “pasó hace mucho”, pero no se quedó ahí

La historia, que cuenta en un capítulo del libro que llama Mi secuestro. Pienso que voy a morir, sirve a Erik para cuestionar la idea extendida de que “Franco pasó hace mucho” y no hay nada que decir sobre él hoy. “Mi padre, como tantos otros, está vivo. Su generación sentó las bases sobre las que caminamos nosotros”, expone. El guionista también alude a las “decenas de miles de asesinados” que permanecen en fosas –“¿Qué culpa tienen sus familiares? Permitamos que cierre esta herida”, les dice a los lectores– y a la amnistía de la Transición. “No hubo que pedir perdón, devolver lo robado o responder ante los crímenes. Esto incluye a los torturadores de mi padre”.

Ambos, además, pretenden dar a entender a los jóvenes cómo los efectos del franquismo “todavía perduran”. José A. Martínez Soler no solo se refiere a la falta de condena unánime del franquismo social y políticamente hablando o a la pervivencia de símbolos o actos de exaltación, sino que habla de algo más invisible pero muy latente. “Creo que el miedo subsiste todavía y habita entre nosotros. Vamos con cuidado, los mayores callan, no quieren hablar de ello y el no te signifiques sigue vigente. Cada vez que sale un tema relacionado con la dictadura saltan chispas y tenemos a un partido, Vox, que de alguna manera la reivindica”.

La del secuestro no es la única experiencia personal que se puede leer en Franco para jóvenes, que está plagado de anécdotas particulares de Martínez Soler. Esto es, dice, una concesión que le ha hecho a su hijo, que insistía en el valor de “hablar de vivencias que golpean el corazón y no son teoría sino realidad”, justifica Martínez Westley. Así, el periodista cuenta, por ejemplo, cómo cuando Franco fue a Almería –él tenía nueve años– colocaron vallas provisionales de escayola o yeso para que “no viera la miseria de mi barrio” o cómo, ya en el semanario Cambio 16, estaba sometido a la censura y no podía utilizar la palabra “huelga” en sus noticias en un momento de enorme conflictividad laboral.

Lagunas en las aulas

Los avances de las últimas décadas en las aulas son palpables, pero las lagunas perviven en el sistema educativo, coinciden varios estudios publicados recientemente, que apuntan a una “minimización” de la represión franquista, una “escasa extensión” relativa al tema en los libros de texto o una falta de referencias a dimensiones como los campos de concentración, el papel colaboracionista que desempeñó la Iglesia –Franco fue caudillo de España por la gracia de Dios, recuerdan los Martínez en el libro– o la represión económica. Además, dibuja un segundo franquismo “edulcorado”, casi tolerable, gracias al cual el desarrollo acabó llegando a España.

Esta es precisamente una de las cuestiones que aborda Franco para jóvenes, que busca entre otras cosas “romper con las leyendas falsas y la desinformación” que hay en torno a su figura, explica Martínez Soler. “Hay mucho de que sí, que Franco fue muy malo al principio pero luego trajo a la clase media y en los 60 y 70 mejoró la economía, pero la realidad es que fue a pesar de él. Partíamos de dos décadas de hambre y miseria que hundieron el país pese a que antes de la Guerra Civil estaba entre los más avanzados, pero él nunca quiso cambiar el sistema autárquico que defendía. Sin embargo, se vio obligado porque no había divisas ni para gasolina”, describe el también economista.

A Martínez Soler le preocupan especialmente algunas creencias que escucha, como la que afirma que “con Franco había más orden y paz”. “Esto no es verdad, había la paz de los cementerios, del silencio sepulcral”, ilustra el periodista, que considera peligroso cómo muchos de estos mensajes pueden acabar calando en la juventud si no hay “una vacuna” en las aulas ante la desinformación. “Han estudiado a la perfección la Edad Media pero no saben lo que supuso la dictadura ni lo cruel y tenebrosa que fue. A mí me da mucha lástima ver a jóvenes en Ferraz con el brazo en alto y cantando el cara al sol cuando Franco lo que hizo fue una inversión brutal en terror”.

Si hay algo que caracteriza al libro es la mesura y el intento por transmitir la información “de la forma más objetiva posible”. Eso pasa también por explicar cómo la Guerra Civil “fue horrible en ambos lados”, que hubo ejecuciones por parte tanto de los republicanos –unas 55.000 personas– como de los franquistas –150.000– o admitir que entre los sublevados “seguro que hubo gente honrada que callaba por miedo”, ejemplifica Martínez Soler. Pero tampoco todo eso “es comparable” con la persecución, violencia e intento de exterminio desplegado durante la dictadura en lo que los franquistas llamaron “tiempos de paz”.

“De la misma manera que yo no justifico dictaduras de izquierdas ni los excesos del bando republicano en la guerra civil española, nadie razonable debería sentirse obligado a defender hoy la dictadura de Franco”, afirma Erik Martínez. Para Martínez Soler la clave es también “no ser equidistante” porque “no hay equidistancia posible entre el agresor y el agredido”. Para el periodista, ya jubilado, la lección más importante que la juventud (y no solo) podría entresacar de entre las páginas del libro es una sobre la libertad. Y por eso les dice: “Heredáis esta democracia de medio siglo. Viene bien que sepáis sobre qué cimientos está alzada porque la libertad es como el oxígeno, no sabes lo valiosa que es hasta que te falta”.

Con mi hijo Erik terminando el manuscrito en Dalías (Almería)
Con mi hijo Erik terminando el manuscrito en Dalías (Almería)
Texto de Isaías Lafuente en La Ventana (SER). "La palabra del día", broche de oro ingenioso y agudo (como es el gran Isaías) al término de nuestra entrevista.
Texto de Isaías Lafuente en La Ventana (SER). «La palabra del día», broche de oro ingenioso y agudo (como es el gran Isaías) al término de nuestra entrevista.

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