Hoy he batido mi propio récord: estuve diez minutos sin hablar ante un micrófono abierto. Aún no me lo puedo creer.
Como raras veces me ocurre, hoy he preferido escuchar lo que decían mis colegas antes de opinar. El asunto lo merecía: 40 aniversario de las primeras elecciones libres después de 40 años de Dictadura. Javier del Pino, director del programa «A vivir que son dos días», de la Cadena SER, me había invitado a compartir mesa y micro con dos genios del humor gráfico: José María Pérez («Peridis») y Julio Rey.
Para los jóvenes que no conozcan la historia, copio y pego el enlace correspondiente a esta
Intervine cuando tuve la impresión de que mi amigo Peridis se deslizaba por la pendiente peligrosa de que «antes todo era mejor». Disentí y le corté:
-«Antes, éramos más jóvenes, más fuertes, más sanos y hacíamos cosas muy placenteras y, por cierto, con más frecuencia que ahora… Y no digo más».
Él matizó:
-«Me refería a que los líderes políticos de la transición hablaban mejor que los de ahora, estaban mejor preparados, etc.»
A micrófono cerrado, en eso, le di la razón. Le dije:
-«Cierto. Tras la muerte de Franco, la situación de España era muy grave: ruido de sables, amenazas de golpes militares, represión, manifestaciones masivas callejeras, detenciones, secuestros, torturas, asesinatos y matanzas de ETA y de la extrema derecha (Vitoria, Montejurra, Atocha, etc.). Ante un panorama tan excepcional, marcado por el miedo a otra dictadura y/o a otra confrontación civil, brotaron, surgieron y se dedicaron a la política personajes excepcionales (Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga, Santiago Carrillo, Fernado Abril, Alfonso Guerra, etc.). Hoy somos un país bastante normal y producimos políticos normales y corrientes, incluso mediocres. También, algunas estrellas radiantes como Irene Montero, la nueva Pasionaria, o José Luis Abalos, otro Besteiro mesurado y sensato. ¡Qué le vamos a hacer».
En lo fundamental, estuvimos de acuerdo. La tertulia me pareció una contribución interesante para quienes no vivieron aquella época tan convulsa como esperanzadora. Que oigamos a jóvenes universitarios, como Pablo Iglesias, hablar despectivamente de la Constitución (el «régimen del 78»), que se puede mejorar, desde luego, y que nos ha permitido vivir el período más libre y provechoso de la historia de España, es una prueba de su ignorancia o de su soberbia. Por ese camino, el pobre no llegará muy lejos.
Los jóvenes del 15-J, que votamos por primera vez en 1977, sufrimos la represión de la dictadura. Nos faltaba el aire. Los jóvenes del 15-M, como mis hijos, han votado siempre libremente y en paz. Nacieron y vivieron en libertad. Nunca les faltó. Por eso, no es extraño que desconozcan su valor. Y es que la libertad, como el oxígeno, la valoras mucho más cuando te falta.
Cervantes, que pasó 5 años preso en Argel, conocía muy bien el valor de la libertad. Así lo puso en boca de Don Quijote:
-«—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertadI así como por la honra se puede y debe aventurar la vida».
Por eso me gustó tanto el primer eslogan del PSOE, el partido de mis padres, en aquellas primeras elecciones libres del 15-J de 1977: «Socialismo es libertad».
La libertad no fue un regalo de la derecha franquista en el poder. Estaban tan asustados como los de la izquierda, 40 años clandestina. Unos temían y otros ansiaban el revanchismo. Ambos con razón. Sin embargo, las espadas se envainaron. Comprendo que ahora algunos jóvenes revolucionarios, que ven los toros desde la barrera, sientan que les traicionamos el 15-J por aceptar la reforma en vez de la ruptura. Me gustaría verles en el ruedo, hoy tan gallitos, frente a los pitones de la Dictadura.
¿Hubo nobleza y generosidad en el diálogo que hizo posible la transición de la dictadura a la democracia? No lo dudo. Pero la nota dominante, a mi juicio, fue el miedo. El miedo es buenísimo. Lo sé por experiencia. El miedo nos protege y nos permite sobrevivir. El miedo generalizado hizo posible el milagro: el entendimiento entre enemigos que parecían irreconciliables. Hubo una complicidad nacional, quizás irrepetible, para evitar la violencia y vivir en paz y en libertad. Y, a pesar de todos los males que aún nos agobian, ha funcionado de maravilla.
La guerra civil acabó el 15-J de 1977. El 1 de abril de 1939 no acabo la guerra ni empezó la paz. Empezó la victoria, que duró cuarenta años. La guerra acabó, de verdad, el día que puse mi voto libremente dentro de una urna el 15-J de 1977. ¡Que hermosa experiencia, mezcla de emoción y miedo! Ahora que lo pienso, somos un país muy ingrato con nuestros héroes, con los héroes excepcionales que nos ayudaron a parir la Democracia: Suárez, González, Fraga, Carrillo, Abril, Guerra, etc. Incluso con el rey Juan Carlos en su primera etapa, pues sirvió para tranquilizar a los menos demócratas. Luego, como otros, nos salió rana.
No quiero pecar de triunfalismo. Solo reconocer que vivimos el mejor período de la historia de España. Al menos, desde que, en las Cortes de Cádiz de 1812, fue reconocida la soberanía nacional como base del Estado moderno.
Desde 1977 a 2017 hemos vivido en libertad, con sobresaltos, sí, como el golpe del 23-F. Ahora, nuestros militares son profesionales eficaces que van a misiones de paz y hablan inglés. Nos cruzamos por la calle con policías y guardias civiles y no nos dan miedo. La Iglesia Católica pierde peso y no envenena la convivencia como solía hacer antes. Somos un país bastante normal, entre Marruecos y Francia, no solo geográficamente. Nos queda, eso sí, el grano del nacionalismo independentista, con resabios racistas, que está sin resolver desde Felipe V.
Cuando esta mañana iba camino de la Cadena SER para hablar del 15-J, me sentí razonablemente optimista. También cuando David, mi hijo menor, se iba a pasar la noche en la Puerta del Sol con sus colegas del 15-M para protestar, me decía, «contra todo». El 15-J y el 15-M. ¡Qué dos fechas tan bonitas!
Los gitanos de mi barrio almeriense, entre la Plaza Toros, el Quemadero y el Hoyo de los Coheteros, jugaban al bingo al aire libre, en las mañanas soleadas de los domingos de invierno. El patriarca cantaba los números con solemnidad. Nunca decía el 22 sino los «dos patitos». Tampoco llamaba 7 al 7 sino «el guardia civil». ¡Qué imaginación! A mí se me quedó grabado el número 15. Cuando salía del bombo, el patriarca guardaba unos segundos de respetuoso silencio y gritaba: «La niña bonita». Todos sabíamos que hablaba del 15.
Gran número para la historia de España que ya no es tan triste como antes porque antes, querido Peridis, siempre acababa mal. Ya no. Ahora acaba bien. Según se atribuye a Gil de Biedma, «la historia de España es como la morcilla; siempre se hace con sangre y se repite». Pues ya no. Mire usted. Desde el 15-J de 1977, las guerras civiles ya no se repiten en la España democrática.
Para que no quede ninguna duda quiero terminar, como homenaje al 15-J y al 15-M, con la frase que encabeza este blog, una de mis favoritas:
«La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitos más monstruos».
Pues eso.
A salir de la cadena SER, Julio Rey, Peridis y yo, tan amigos, nos dimos un paseo por la Gran Vía. Peridis me regaló su ultimo libro con una dedicatoria muy generosa, propia de su bonhomía. Gracias, amigo.
Hoy madrugué y valió la pena. Javier del Pino me había invitado su programa «A vivir que son dos días» de la SER. Llegué pronto y sin saber muy bien el motivo de la entrevista. Se había encontrado en Washington con Bill Kovak, un amigo común ex New York Times y ex Harvard,y me mandaba saludos.
Contra mi costumbre, de cuando trabajaba en la radio o en la televisión, esta vez no iba preparado para enfrentarme a las ondas. Quizás por eso, Javierdel Pino y José Martí-Gómez me pillaron desprevenido y, en una atmósfera tan cordialy con la guardia baja, hablé como si fuera libre… de mi vida y milagros.
No se por qué, fuí con la idea de que íbamos a hablar de periodismo en general… al año casi de jubilarme. Pero no. Hablamos de mi tema favorito, con perdón, o sea de mi. Tampoco se si fue más fuerte el ataque de vanidad, por preguntarme sobre mi curriculum, o el ataque de nostalgia por verme de nuevo ante un micrófono… El caso es que me sentí tan cómodo con los viejos colegas, los cascos y el micro que me solté el pelo y conté cosas sobre mi secuestro, al final de la Dictadura, que no había contado nunca en la radio ni en la televisión. Aunque sí en este blog.
También me comprometí a seguir dando guerra, a no jubilarme del todo, en honor a mi nieto Leo, que ayer cumplió tres meses. Como sabéis algunos, desde que nació este bebé yo creo y practico el ¡Leocentrismo!…
Esta es la primera entrevista que mi hija Andrea le ha hecho a su hijo Leo:
Por un lado, después de diez meses de pensionista y (¿merecido?) relajo casi total (tenis, talla de madera, jardinería, huerta, pesca, etc.) me siento algo culpable de pasarlo tan bien cuando parece que el mundo se nos cae encima a pedazos. Puede ser un reflejo del sentimiento judeo-cristiano de culpabilidad que nos inculcaron los frailes de La Salle. Parece que todo aquello que nos produce placer es pecado, engorda o da cáncer.
Por otro lado, el pasado 23 de octubre nació Leo Jiménez Martínez, mi primer nieto, y ese acontecimiento tan singular trastornó mis planes de jubilado feliz y despreocupado. ¿Como no seguir la actualidad y no estar al día de lo que pasa en el mundo que se va a encontrar este niño? La verdad es que Leo, sin ningún mérito por su parte, ha tenido doble suerte: nació varón y en Occidente. Las mujeres lo tienen todo más difícil, incluso en Occidente.
¿Acaso los abuelos (o yayoflautas) no tenemos el deber de intentar mejorar este mundo para entregarlo a las generaciones venideras mejor de como lo recibimos?
Estas fueron mis reflexiones cuando salí esta mañana de la cadena SER, al concluir esta entrevista que copio y pego aquí mismo, camino de las pistas de tenis de Villanueva de la Cañada.
Jugué como nunca y perdí como siempre (4-6, 0-6). Mantengo estable mi posición en el ranking de tenis de mi pueblo. Ni subo ni bajo: sigo siendo el último. Claro que hoy me enfrenté a un joven de la Policía Nacional, que está en plena forma física para perseguir a los malos y que me ha hecho correr de lo lindo. Lo pasé tan bien tanto en la pista como en la SER. Gracias a Hugo y a Javier.
Mi compadre comprende que esta vez no vote al PSOE (“Si tu padre levantara la cabeza”, me dice). También me dice que tenía que haber reaccionado mucho antes contra la corrupción de los grandes partidos. Pero antes no estaba jubilado y, por tanto, no tenía tanta libertad para decir lo que pienso o lo que voto. Ahora estoy jubilado, tengo los niños criados y la casa pagada y mis palabras o mis actos no causan daño al diario 20 minutos para el que trabajé desde hace 14 años.
Los de la cadena SER de Almería: “¡Vaya pollico que has montado”, me dicen. Les cuento que he decidido no votar esta vez al PSOE (al que voté casi siempre) por puro cabreo. Nunca milité en ningún partido político, pero comparto los ideales del PSOE y fui simpatizante suyo desde siempre. Lo que ya no puedo compartir son sus prácticas corruptas o el silencio de los militantes y líderes honrados (que los hay y muchos) que prefieren mirar para otro lado o no se enteran de lo que pasa en su partido, convertido en simple agencia de colocación de partidarios o parientes.
Ya se que el PP es más corrupto que el PSOE, pero eso no me vale. Los dos grandes (con su defensa acérrima de las listas cerradas, la opacidad de sus cuentas, su nepotismo exagerado, su financiación sucia, etc.) están bastante podridos. En el PP, mucho más. Ahí están los “sobrecogedores” de Bárcenas. Eso era y es lo nomal. La derecha roba por millones y PSOE lo hace por migajas cutres. Pero al PSOE no le consiento que robe ni un adarme. Lo que me preocupa es que quienes comparten conmigo los ideales de solidaridad y de justicia del PSOE convivan con la corrupción cutre de su partido o no se enteren.
No me cambio de chaqueta. Mi chaqueta es y seguirá siendo socialdemócrata. Así lo he mamado de mis padres y compartido con mis mejores amigos. Si el PSOE mantiene sus ideales, se reforma y limpia su mierda, volveré a votarle encantado. Pero esta vez, ya no puedo votarle, como hice antes, tapándome la nariz. ¿Qué hacer ahora que soy más libre que antes?
Primero, para castigar al bipartidismo corrupto, tomé la decisión de no votar a nadie. Luego me dio pena desperdiciar mi voto, después de haber pasado media vida sin poder votar durante la Dictadura. Y, no sin dolor, me puese a buscar donde depositar mi voto, como el que va de compras.
Tengo amigos del PCE en Izquierda Unida a los que siempre agradecí su lucha antifranquista y con los que hicimos la Junta Democrática y tantas acciones clandestinas contra la Dictadura. Pero ahora veo a IU muy confundida. Como en tiempos de la pinza de Anguita y Aznar contra Felipe González. En Andalucía apoyan a PSOE y en Extremadura apoyan al PP. Los descarté en el mismo paquete de los dos grandes.
Me hubiera gustado dar mi voto a los herederos de los indignados de 15-M (Equo, Podemos, etc.), a quienes tanto animó el maestro José Luis Sampedro. Me gustan sus dosis de utopía que tanto echo de menos en el PSOE. Pero aún los veo pequeños, nada concretos y poco eficaces. Recuerdo que mI hijo menor me decía, al volver de pernoctar en la Puerta del Sol, que “iban contra todo”.
-”¿Podrías ser algo más concreto?, le pregunté. Y él me insistió: “¡Contra todo, Papá, contra todo!”. Poco después, sin empleo, emigró lejos de España.
Entre mis admirados José Luis Sampedroy Fernando Sabater, opté por votar al partido de este último: la UPyD. Aunque no me gustan los partidos personalistas (y me parece que éste aún lo es para Rosa Díez), el nº 1 de su candidatura al Parlamento Europeo es el profesor Francisco Sosa Wagner, a quien conocí una vez (sin saber entonces quien era) en una reunión para defender una nueva Ley de Partidos Políticos.
He leído algunos escritos de Sosa y, lo que dice, me suena bien. Le votaré esta vez. Pero es un voto prestado, condicionado a ver qué hace con mi voto cuando esté en elParlamento Europeo y qué hace su partido en el Congreso de los Diputados. Si me gusta lo que hacen, repetiré y si no, me buscaré otro partido al que votar. Y seguiré mirando de reojo al PSOE, por si cambian a mejor. No voy a tropezar más veces en la misma piedra. Ya no. Como dice un proverbio árabe:
“La primera vez que me engañes será culpa tuya; la segunda vez que me engañes será culpa mía”.
Creo que si viviera mi padre (del PSOE de antes de la guerra) estaría de acuerdo conmigo. He votado demasiadas veces con el corazón. Ya es hora de ponerle al voto unas gotas de cerebro.
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Copio y pego, a continuación, lo publicado por La Voz de Almería y la cadena SER, a raiz de la polémica en Facebook.
Martínez Soler da un ‘portazo’ al PSOE y Fernando Martínez responde
El periodista y presidente de la Junta Rectora del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, José Antonio Martínez Soler, se ha convertido en protagonista de una polémica política a escasas horas del cierre de la campaña electoral de las europeas.El origen de la polémica se sitúa en la noche del miércoles cuando Martínez Soler, desde su perfil de Facebook, declara abiertamente que el domingo no votará al PSOE. Votará a UPyD, cuya candidatura la vuelve a encabezar Francisco Sosa Wagner.“Aunque casi siempre he votado al PSOE (el partido de mis padres y cuyas ideas comparto, no sus prácticas) esta vez no voy a votarle. Acabo de comunicarle por Facebook a Francisco Sosa, un caballero de UPyD que me parece que está limpio, que ya tiene mi voto. Muchas gracias, Francisco. Y ánimo. He votado casi siempre al PSOE pero esta vez iré contra el bipartidismo. Los dos grandes están bastante podridos. Haz algo. Ya tienes mi voto. Un abrazo. Jose”, se indicaba textualmente en la entrada de Martínez.En un posterior mensaje, el presidente de la Junta Rectora de Cabo de Gata y que tiene decidido no seguir en el cargo, decía lo siguiente: “Donde no hay riesgo no hay beneficio. No se si me equivocaré o no votando ahora a Francisco Sosa, un caballero de UPyD, a quien solo conozco de vista en un par de reuniones (para cambair la Ley de Partidos). Le he seguido ultimamente y lo que dice me suena bien. Tendré que comprobar si como eurodiputado hace lo que dice. Lo que desgraciadamente ya tengo comprobado es que el PSOE dice una cosa y hace otra. Y me ha decepcionado. Ya no volveré a votar tapandome las narices”.A José Antonio Martínez le respondieron varios seguidores, entre ellos el exalcalde y actual secretario municipal del PSOE en Almería capital, Fernando Martínez López.“Amigo José Antonio, somos muchos, la mayoría, los que en el PSOE estamos limpios, no estamos podridos, y hemos desempeñado cargos institucionales”, resaltó Martínez López.“Vamos a votar PSOE porque creemos que solo una fuerza politica como ésta, con su defectos pero con muchas virtudes tiene posibilidades reales de seguir transformando este pais (…). Tu opción de voto, que por descontado respeto, no se si se guía por esos principios y valores”, añadía.
El periodista y por pocos meses, presidente de la Junta Rectora del Parque Natural, José Antonio Martínez Soler, ha atendido a la cadena SER tras convertirse en protagonista de una polémica política. El origen de la polémica se sitúa en la noche del miércoles cuando Martínez Soler, desde su perfil de Facebook, declara abiertamente que el domingo no votará al PSOE. Votará a UPyD, cuya candidatura la vuelve a encabezar Francisco Sosa Wagner.
“Aunque casi siempre he votado al PSOE (el partido de mis padres y cuyas ideas comparto, no sus prácticas) esta vez no voy a votarle. Acabo de comunicarle por Facebook a Francisco Sosa, un caballero de UPyD que me parece que está limpio, que ya tiene mi voto.Esta mañana en la cadena SER, insistía en su cabreo con el PSOEEscuche la entrevista en la Cadena SER.
Aunque casi siempre he votado al PSOE (el partido de mis padres y cuyas ideas comparto, no sus prácticas) esta vez no voy a votarle. Acabo de comunicarle por Facebook a Francisco Sosa, un caballero de UPyD que me parece que está limpio, que ya tiene mi voto.
“Muchas gracias, Francisco. Y ánimo. He votado casi siempre al PSOE pero esta vez iré contra el bipartidismo. Los dos grandes están bastante podridos. Haz algo. Ya tienes mi voto. Un abrazo. Jose”.