Aún hay quien se sorprende al ver la obra pictórica, casi completa, de Ana Westley. Yo no. Yo la vi primero, en sus ojos, el 8 de enero de 1968, el día que la conocí al cumplir 21 años. Amor a primera vista. Ella tenía 20. Al año siguiente, nos casamos.
Ya le gustaba la pintura. Mejor dicho, los colores. En su adolescencia, ganó concursos pictóricos en el área de Boston.
La universidad (Sicología y Literatura), su viaje a España (¡su boda!), su dedicación al periodismo (New York Times, Wall Street Journal, etc.) y la crianza (compartida, ¡oiga!) de tres hijos maravillosos (Erik, Andrea y David) alejaron temporalmente a Ana Westley de los pinceles.
David, nuestro hijo menor, heredó su gusto por el dibujo y la pintura. Su trazo infantil, pero firme, cuando apenas tenía 7 u 8 años, nos conmovió a todos. Le apuntamos a la Escuela Municipal de Pintura de Villanueva de la Cañada (Madrid). Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que allí renació en mi esposa su pasión por el arte. Tras llevar y/o recoger a David los sábados por la mañana, Ana soñaba con volver a pintar. Por animar a nuestro hijo, cayó en la tentación…
David siguió dibujando y pintando, en el taller «Acuarela» del maestro Angel Torres (Boadilla del Monte, Madrid) al que su madre le llevaba y le traía.
Durante los años de la transición española de la Dictadura a la Democracia, Ana Westley fue una destacada corresponsal para la prensa de habla inglesa. Enamorada de España e implicada desde muy joven en la lucha por la libertad en nuestro país, que también era el suyo, contribuyó muchísimo a divulgar por todo el mundo el proceso ejemplar de nuestra doble transición política y económica para recuperar las libertades y pasar del tercer mundo al primer mundo. Siempre estaremos en deuda con Ana Westley por lo que hizo en favor de la Democracia en España.
Cuando yo fui trasladado a Nueva York, como corresponsal de Televisión Española, Ana dejó su puesto de corresponsal del New York Times en Madrid para mudarse a Estados Unidos con toda la familia. Su plena dedicación al periodismo la había alejado del arte… solo parcial y temporalmente.
Angel Torres, el maestro de David, se interesó por la pintura de Ana y la animó a sumarse a su taller. Desde entonces, la vi renacer como artista plena. Al regresar a España, se olvidó del periodismo y se entregó a los pinceles. Me maravillaban su progreso y su audacia.
Ella misma lo reconoce en su web:
-«Mi obra pictórica no es ajena a mi experiencia como periodista durante décadas. El periodismo separa hechos de opiniones. El arte, no. Mi vocación artística actual me permite interpretar la realidad y embellecerla o ensombrecerla con cierta fantasía creativa. Sin abandonar mis raíces figurativas, experimento con nuevas formas, colores y materiales que me permiten fusionar lo figurativo con lo abstracto, lo tranquilizador con lo inquietante.«
Así es el cuadro («Encrucijada») que tengo colgado en el salón de nuestra casa frente a mi sillón de lectura. Unas veces me tranquiliza y otras, me inquieta. Con razón, fue seleccionado y catalogado por el Jurado del 85 Salón de Otoño de la AEPE (Asociación Española de Pintores y Escultores) de la que ambos somos miembros. Yo fui admitido en la AEPE (con perdón) como escultor en madera (aficionado) del taller de la maestra Sandra Krysiak.
Durante un cuarto de siglo, Ana Westley ha ido atesorando (y vendiendo) verdaderas obras de arte.
Algunos dirán, y no les faltará razón, ¿qué va a decir de ella si es su marido desde hace medio siglo? ¡Ah! pero no lo digo solo yo. Lo ha dicho, y con voz muy alta, clara y sonora, el Jurado del 86 Salón de Otoño de la AEPE al concederle el segundo premio de España en la Exposición de la Casa de Vacas del Retiro en noviembre de 2019. Su obra «Marea Baja es espectacular:
Ella misma lo reconoce en su web:
«Nunca pensé que el reconocimiento de un jurado pudiera producirme tanta satisfacción. La verdad que el segundo premio del 86 Salón de Otoño (AEPE), patrocinado por la ciudad de Getafe me hizo muy feliz. Estoy deseando mostrar mis últimas obras en la exposición individual que tendrá lugar en la Vieja Fabrica de Harina en la ciudad de Getafe entre los días 04 y 22 de Mayo de 2020 .
El Ayuntamiento de Getafe, la AEPE y la prensa se hicieron eco del premio.
«La artista Ana Westley se ha alzado con el premio ‘Ciudad de Getafe’ por su obra ‘Marea Baja’. El concejal de Cultura de Getafe, Luis Domínguez, fue el encargado de entregar este premio que ha celebrado su IV edición, en el marco del 86 Salón de Otoño que organiza la Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE).
Enlace noticia Ayto. Getafe
PREMIO CIUDAD DE GETAFE, Dotado con la realización de una exposición individual, con su correspondiente catálogo, en la Sala Municipal de Exposiciones “Lorenzo Vaquero”, en la Antigua Fábrica de Harinas y diploma de la AEPE. Entregó el premio el Concejal de Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Getafe, Luis Domínguez, a Ana Westley Benson.
Enlace AEPE
20 minutos / 09-11-2019
La Asociación Española de Pintores y Escultores entrega los premios del 86 Salón de Otoño La Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE) entregó el pasado jueves los premios del 86 Salón de Otoño, organizado por esta entidad en colaboración con la Fundación Maxam. El premio Ciudad de Getafe, dotado con una exposición individual, recayó en Ana Westley Benson.
Enlace 20 minutos
Yo no me la pierdo. Faltaría más.
Allí está el Centro de las Artes Ciudad de Getafe (Sala Lorenzo Vaquero) en la calle Ramón y Cajal, 22. Tel. 91 208 04 61. Horarios: de L a V de 10 a 14 y de 17 a 21 h. Entrada gratuita.
Si no podéis ir, visitad su web. Ya es algo. Gracias.