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Ha muerto mi amiga Kathryn, reportera pionera en derechos civiles

English version follows below.

Nuestra muy querida amiga Kathryn Johnson, reportera pionera en cubrir derechos civiles en Estados Unidos, murió en Atlanta el 23 de octubre. Tenía 93 años. Lo acabo de saber por nuestro común amigo Bill Wheatly, Nieman`77 en Harvard.

Kathryn Johnson con Coretta King

Por su enfermedad y por la lejanía física, hacía algunos años que había perdido el contacto con ella. ¡Cuánto lo he lamentado hoy al perderla para siempre! Los recuerdos y los afectos se agolpan en mi mente. Kathryn vivirá mientras la recordemos quienes la queríamos y admirábamos.

Entre Kathryn Johnson y Louise Gubb durante el año Nieman en Harvard. Between Kathryn Johnson and Louise Gubb

Fue una amiga oportunísima. Apareció en mi vida cuando más necesitaba que alguien me devolviera la confianza en el periodismo y me explicara las contradicciones y excelencias de Estados Unidos, el país de Ana Westley, mi esposa. Yo era anti yanqui, desde que el presidente Eisenhower abrazó a Franco y sostuvo su Dictadura. Yo estaba en contra de la guerra de Vietnam. Kathryn, mi mujer y otros muchos norteamericanos, también.

En su cumpleaños, con Allie DorNer y Jamil Mroue/ Her birthday with Allie DorNer and Jamil Mroue

Ella me ayudó a conocer y amar al pueblo norteamericano y a comprender mejor la cultura de mi mujer, el amor de mi vida. Daba gusto estar a su lado. Le dolía la espalda, pero eso no le impedía sonreír. Pasamos mucho tiempo juntos: clases, tertulias, conferencias, seminarios, viajes, fiestas… Compartimos el curso 1976-1977 en la Universidad de Harvard como miembros de la Nieman Foundation for Journalism. Kathryn destacaba con sus preguntas certeras, incisivas, inteligentes que te dejaban huella. La visité varias veces en su casa de Washington y de Atlanta. Para mi hijo Erik ella era la tía Kathryn.

Con Ana Westley y conmigo en Harvard Square en 1976-1977/ With Ana Westley and with me in Harvard Square in 1976-77

Su trabajo como reportera de Associated Press (AP) marcó un antes y un después en la cobertura fiel de la larga y justa batalla por los derechos civiles en Estados Unidos. ¡Tanto dolor! Sus historias periodísticas, su lucha contra la injusticia y la ignorancia y su integridad moral se me quedaron grabadas para siempre. Pronto la adopté como mi maestra de periodismo de calidad.

En 1988, cuando cubría yo la Convención Demócrata de Atlanta (Georgia), que eligió a Dukakis como candidato a la Casa Blanca, Kathryn fue mi guía en el sur profundo. Me llevó ante la tumba de Martin Luther King. Allí guardamos ambos un largo silencio de respeto y gratitud por el líder de los derechos civiles asesinado en 1968. Ella estaba muy unida a la familia del reverendo King. El día que le asesinaron, ella fue la única periodista que pudo entrar en su casa, invitada personalmente por Coretta King, su viuda.

En 1963, George Wallace prohibió la entrada de estudiantes negros en la Universidad de Alabama. El presidente Kennedy envió al fiscal general adjunto. Kathryn Johnson y otros reporteros fueron encerrados en un cuarto, lejos del enfrentamiento entre el gobernador racista y el enviado de Kennedy. Ella le dijo al policía que tenía que usar el baño. Se escapó y se escondió bajo una mesa. Desde allí escuchó la bronca entre el fiscal general adjunto y el gobernador de Alabama. Pudo contarlo como nadie.

Cubrió la vida de los veteranos de Vietnam y de sus familias. Antes del veredicto del Consejo de Guerra, ella consiguió dos entrevistas con el teniente William Calley, acusado de la matanza de 22 civiles vietnamitas desarmados en la aldea de My Lai. Su libro sobre el asesino de My Lai fue una pieza fundamental en la época. Son imborrables mis conversaciones con ella y con mi suegro, el teniente coronel Westley, sobre la guerra de Vietnam y la política exterior de los Estados Unidos, tan pragmática como hipócrita.

Con Kathryn Johnson recorrimos Canadá en diez días. Inolvidable entrevista en Toronto con los desertores de la guerra de Vietnam./With Kathryn Johnson  we travelled around Canada in 10 days

En 1979, Kathryn pasó de AP a U.S. News & World Report y, en 1988, se unió a CNN en su sede de Atlanta donde se jubiló en 1999. Hablando con ella de sus experiencias profesionales y personales nunca te ibas de vacío. Me dio fuerzas para seguir en la brecha ejerciendo esta profesión tan hermosa y tan peligrosa, un año después de haber sufrido secuestro, torturas y fusilamiento simulado en una sierra de Madrid.

Gracias, querida y admirada Kathryn. Nunca olvidaré tus enseñanzas y tu bondad. Descansa en Paz.

English version follows below.

Kathryn Johnson, a pioneering reporter in civil rights, has died.

I just learned from Bill Wheatly, a fellow member of the Nieman Foundation for Journalism, class of 1976-77, that our very dear friend and fellow Nieman, Kathryn Johnson, died in Atlanta October 23.  She was a pioneering reporter in covering civil rights in the United States. She was 93.  Due to her illness and physical distance, I lost contact with her several years ago.  Today I am so sorry for her loss.  Fond memories of her run through my brain. She will live on in the hearts and minds of those of us who loved and admired her.

Kathryn was a very opportune friend who appeared in my life when I most needed someone to restore my confidence in journalism.  She also helped me understand the contradictions and excellences of the United States, the country of my wife, Ana Westley. At the time, I was anti-Yankee ever since President Dwight Eisenhower embraced Spain´s dictator, Francisco Franco, thereby supporting the 40 year Dictatorship. I was against the war in Vietnam. So was Kathryn, my wife Ana, and many other Americans.

Kathryn helped me to understand and love the American people and to understand better the culture of my wife, the love of my life.  It was a pleasure to be by her side. Her back ached, but this did not prevent her from smiling. We spent much time together: classes, discussions, conferences, seminars, trips, fiestas… We were part of the class of 1976-79 at Harvard University as members of the Nieman Foundation for Journalism. Kathryn stood out for her incisive and intelligent questions. 

I visited her several times at her home in Washington D.C. and Atlanta.  For our son Erik, she was Aunt Kathryn in America.

Her work as a reporter in the Associated Press (AP) marked a before and after in her compelling and well-informed coverage in the long and just battle for civil rights in America for African Americans.  Her journalistic reports, her fight against injustice and ignorance and her moral integrity were engraved in my mind forever. I would soon adopt her as my mentor of quality journalism.

In 1988, when I was covering the Democratic Convention in Atlanta (Georgia), that elected Michael Dukakis as the candidate for the White House, Kathryn was my guide to the Deep South. She took me before the tomb of Martin Luther King.  There we stood silent in respect and gratitude for the leader of the Civil Rights movement who was assassinated in 1968. Kathryn was very close to the family of Reverend King.  On the day of his assassination, she was the only journalist who could enter the King´s family house, invited personally by Coretta King, his widow.  

In 1963, Governor George Wallace of Alabama banned the entrance of African American students to the University of Alabama.  President Kennedy sent a Deputy Attorney General to order Governor Wallace aside.  Kathryn and other reporters were locked in a room, far from the confrontation between the racist governor and President Kennedy’s envoy. She told the police she had to use the bathroom. There she escaped and hid under a table where she could clearly hear the arguing and yelling between the Deputy General Attorney and the Governor of Alabama and the famous ultimatum, “Governor Wallace… step aside.” She had literal “inside information.”

She covered the life of the Vietnam veterans and their families Before the verdict of the Court Marshall against Lt. William Calley, she managed to get two interviews with him.  He was accused of killing 22 unarmed Vietnamese civilians in the village of My Lai. Her book about the murderer of My Lai was a fundamental journalistic book of that era.  My conversations with her and with my father in law, Lt. Col. Alph Westley, about the Vietnam war and the pragmatic as well as hypocritical foreign policies of the United States remain ingrained in my memory.

In 1979 Kathryn left AP and went to U.S. News & World Report and, in 1988, she joined CNN in it’s headquarters in Atlanta where she retired in 1999. Talking with her about her professional and personal experiences never left you empty handed. She gave me strength to carry on in this wonderful and sometimes dangerous profession of ours after my kidnapping, interrogation, and torturing in the mountains outside Madrid a year earlier.

Thank you dear and much admired Kathryn. I will not forget your teachings and your kindness. Rest in Peace.

Stanley Meisler se quedó sin guerra civil

Su logotipo
Su logotipo

Los demócratas españoles estamos en deuda con el periodista Stanley Meisler. Este hombretón, riguroso y guasón, que tanto hizo por informar al mundo del milagro de nuestra transición pacifica, murió el domingo 26 de Junio en Washington a los 85 años. Nos conocimos en Madrid, hace 40 años, recién muerto el dictador Francisco Franco. Fue el primer corresponsal de Los Ángeles Times en España y yo era aún director del semanario Doblón.

El ruido de sables, los odios y resentimientos soterrados de las dos España y la tensión social creciente auguraban, para los grandes diarios del mundo, una segunda guerra civil española. Bandadas de periodistas volaron entonces hacia Madrid para cubrir tan sangrienta como previsible catástrofe. Stanley abrió su oficina junto a la de su colega James Markham, del New York Times, a dos pasos del Congreso de los Diputados.

Fue el primero y el último corresponsal de Los Angeles Times en España. Al cabo de cinco o seis años, sus crónicas, clarividentes y de finísima agudeza, convencieron a sus jefes de que nuestro país estaba entrando, con buen pie, por la senda democrática. El fracasado golpe de Estado del 23-F de 1981 fue el descabello a las ansias golpistas de los residuos franquistas. Con aquella vacuna contra golpistas, mi amigo (y maestro) Stanley Meisler cerró la oficina de Los Ángeles Times y se fue con su música a otra parte que ofreciera mayor dramatismo, o sea, más noticias de primera página.

Durante más de 30 años ha sido un corresponsal y un viajero incansable, cubriendo conflictos por medio mundo, pero nunca perdió su amor por España. Lo se. Nos visitaba con frecuencia en Madrid o en Almería. Cada año conocía mejor nuestra cultura, nuestro arte –en el que llegó a ser un experto-, nuestra gastronomía –era un comilón exquisito- y nuestra historia. ¡Cómo le gustaba la España de las tres culturas! Jocoso, como era, una vez publicó que yo mantenía esas “tres mitades”: judía, mora y cristiana.

Muchas veces coincidimos en viajes durante mis tres mudanzas a Estados Unidos (Harvard, Grupo Prisa, RTVE). Pasamos una semana espléndida con el pool de corresponsales que cubríamos la visita de Ronald Reagan a Mijail Gorvachov en Moscú. Conocía los mejores restaurantes y recetas rusas. Tenía un grandísimo sentido del humor. Sus carcajadas ruidosas son inolvidables. Gozaba de una finísima ironía, tierna no hiriente. Pero, si se trataba de defender principios, su cinismo podía llegar a ser durísimo, lacerante. Valoraba la amistad y, en una profesión tan difícil y competitiva, practicaba la lealtad con sus amigos aunque fueran colegas. Era un hombre cabal y, como Machado, en el buen sentido de la palabra, bueno. Su cara y su mirada franca y noble confirmaban su bonhomía.

Stanley Meisler
Stanley Meisler

Desde que nos conocimos no pasó ningún año sin que nos intercambiáramos mensajes, notas familiares, felicitaciones del año judío o del cristiano. Insistía: “Jose, dame un lead para que me envíen a España a escribir una historia”. Cuando Erik, mi hijo mayor, estudiaba en la Universidad de Maryland, la casa del tío Stanley y de la tía Elisabeth en Washington fue su refugio habitual.

El joven Stan Meisler acompañó a Martin Luther King en la marcha sobre Washington. Siempre mantuvo vivo su sueño. De mayor, vio caer el muro de Berlín. Su instinto de gran reportero le llevó a estar en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Mucho me enseñó sobre nuestro oficio el grandísimo Stanley. Ya le echo de menos.

Recuerdo el berrinche que se llevó cuando fui despedido como corresponsal en Nueva York de la Televisión Española del presidente José María Aznar, tras haber hecho yo, como otras veces, las entrevistas a los candidatos presidenciales. En esa etapa él era corresponsal de L.A. Times en la ONU y compartíamos muchas comilonas y tertulias en la Gran Manzana. Tenía crédito para escribir del caso y lo hizo bordeando los límites de la imparcialidad.

http://articles.latimes.com/1996-07-21/opinion/op-26437_1_aznar-s-popular-party

Así era Stanley Meisler: implacable, si estaba en juego la libertad de expresión, base de la democracia.

Sus abuelos maternos huyeron a tiempo de los progroms de la Rusia imperial contra los judíos. Su padre huyó del Este de Polonia. Gran parte de su familia murió en los campos de concentración nazis y en los hornos del Holocausto. La tragedia del pueblo judío marcó su vida. ¿Y a quien no en semejantes circunstancias? Stanley nació en el seno de una familia modesta del Bronx. Estudió en Nueva York y en Berkeley (California) y fue profesor en Columbia University. Fue un autodidacta en arte. Escribió magistralmente de Miro, de Picasso, de Chagall y de otros artistas europeos.

Se jubiló en LA Times pero nunca dejó de escribir y publicar en numerosas revistas de prestigio. Miles de reportajes y más de una docena de libros. De hecho, su último reportaje fue publicado por su diario de toda la vida el mismo domingo de su muerte. Murió, como vivió, con las botas puestas. “Una parada cardiaca”, ha dicho Elisabeth Fox, su viuda. A ella, a sus hijos y nietos enviamos desde aquí nuestro más sentido pésame a memorial@stanleymeisler.com.

Descanse en paz.

 

EE.UU. e Israel, pueblo elegido y tierra prometida. Una mirada perturbadora

Sin repasar las primeras películas del Oeste (rostros pálidos, buenos; pieles rojas, malos), apenas podremos comprender lo que pasa por la cabeza de los colonos israelíes y otros expansionistas judíos que matan sin piedad a cientos, miles, de niños palestinos.

Y aplauden, con sillas en primera fila de su «frontera móvil», los actuales bombardeos siniestros sobre Gaza.

Tampoco podremos comprender del todo lo que pasa por la cabeza de los gazatíes que, en 2001, celebraron por sus calles el hundimiento de las Torres Gemelas de Nueva York causado por terroristas islamistas de Al Qaeda.

Fosa común con los cadaveres de indios sioux trasa la masacre de Wounded Knee (1890) en Dakota del Sur.
Fosa común con los cadaveres de indios sioux tras la masacre de Wounded Knee (1890) en Dakota del Sur.

custer y caballo loco¡Qué gritos de alegría no darían los colonos pioneros del Oeste norteamericanos tras la masacre de indios en Wounded Knee o qué fiesta no celebrarían los sioux que acabaron con el general Custer! —

Cobertura mediática de las matanzas de palestinos en Gaza.
Cobertura mediática de las matanzas de palestinos en Gaza.

Llevo días, semanas, pensando que si no escribo algo contra los crímenes cometidos por Israel en Gaza para qué quiero, a mi edad, tener un blog de desahogo personal. No voy a callarme precisamente ahora que, jubilado, casi puedo decir lo que pienso.

Si digo que tengo amigos judíos, musulmanes o gitanos, a los que quiero de corazón, algunos sospecharán que lo digo para encubrir que soy antisemita, antimusulmán o antigitano.  De la misma forma, si digo que mi país favorito, después de España, es Estados Unidos, me tomarán por antiyanqui.  Sin embargo, no soy antijudío ni antimusulmán ni antigitano ni, por supuesto, antiyanqui. Todo lo contrario.

Como Woody Allen, soy projudío y antisionista. También soy promusulmán y antiyihadista. Aunque les tachen de traidores, tengo la impresión de que solo los judíos antisionistas (como Hobsbawm) pueden criticar los crímenes de Israel. Pues yo voy a hacerlo libremente porque me siento medio judío (¿Soler?) y antisionista.   Y enamorado de los Estados Unidos.

Las imágenes de niños palestinos masacrados, con tan flagrante desporporción, por las bombas israelíes, y que nos muestran la televisión y las redes sociales, son terroríficas, truculentas y desgarradoras. Mi primera reacción ha sido, como otras veces, refugiarme en la lectura de análisis sobre el conflicto palestino-israelí, en busca de alguna luz.

Un libro clarificador sobre los colonos: "Los señores de la tierra".
Un libro clarificador sobre los colonos: «Los señores de la tierra».

El origen y desarrollo del conflicto es complejo y tiene mil caras, como la propia realidad cervantina. ¿Son gigantes o molinos?  Ya se que la realidad es poliédrica. Pero hoy me voy a fijar en una de sus caras: la que me resulta más perturbadora.

Según se mire este crimen contra la Humanidad, sobre todo si rascamos en nuestra piel, como hizo Lawrence de Arabia, ninguno de nosotros es inocente.

Sin pretensiones científicas, pretendo establecer una relación de semejanza entre la creación de Estados Unidos e Israel para tratar de describir, explicar y, si fuera posible, predecir lo relativo a un aspecto -solo uno- de este complejo asunto: el «pueblo elegido», la «tierra prometida», los pioneros de la «frontera móvil» (go West) y la doctrina del «destino manifiesto» de ambas naciones.

Según la BBC, el gobierno de EE.UU. sabe que «una parte importante de la población simpatiza con Israel. Una encuesta de esta semana, realizada por el Centro de Investigación Pew, reveló que el 40% de los estadounidenses considera que Hamas es el culpable de la violencia actual en Gaza, mientras el 19% cree que es Israel. Además, el 25% opina que Israel se ha excedido en su respuesta al conflicto, mientras el 35% asegura que ha sido adecuada.»

Cartle de la pelicula del Oeste"Murieron con las botas puestas"
Cartel de la pelicula del Oeste»Murieron con las botas puestas»

¿Por qué piensa así una parte tan importante, aunque decreciente, de los estadounidenses?. Muchos se han identificado con Israel a través de la leyenda «heróica» de la conquista del Oeste por sus antepasados. Como consecuencia de ello, y por otras razones estratégicas y económicas,  EE.UU. apoya incondicionalmente con armas y dólares al gobierno de Israel.

Permitidme que me remonte a mediados del siglo XIX.  Las tesis de los sionistas, pioneros judíos, colonos y fanáticos religiosos partidarios de la guerra parecen seguir anclados en el siglo XIX. No se han enterado de que el mundo ha cambiado. Curiosamente, en 1948 nace el nuevo Estado de Israel justo un año después del fin del colonialismo británico en India. Van con el paso cambiado.

A mediados del siglo XX, la Humanidad ha hecho algunos progresos para acabar con el colonialismo y combatir el racismo, el machismo y la xenofobia. Los ejemplos de Gandi, Martin Luther King y Nelson Mandela, así como los movimientos de liberación anticolonial, los derechos humanos y el Tribunal Penal Internacional, que juzga los crímenes contra la Humanidad, son ya un legado (¿irreversible?) del siglo XX.  Además, las ONG nos muestran a los «nativos» como personas y no como «salvajes». 

Con la mentalidad imperialista y expansionista, propia del siglo XIX,  los colonos israelíes siguen ocupando ilegalmente las tierras de los nativos palestinos, como si aún vivieran en aquella era colonial cuando los europeos masacraban sin piedad a negros, indios o asiáticos.

Israel se van quedando con toda Palestina... Los palestinos, a las revervas de Gaza y Cisjordania.
Israel se van quedando con toda Palestina… Los palestinos (en verde), quedan confinados en las «reservas» de Gaza y Cisjordania.

 

Destino manifiesto de EE.UU. John Gast, 1872
Destino manifiesto de EE.UU. John Gast, 1872

El periodista John O´Sullivan publicó en Democratic Review de Nueva York (1845) un artículo sobre el «destino manifiesto» de Estados Unidos como pueblo elegido por Dios para extenderse  «….por todo el continente que nos ha sido asignado por la Divina Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino.» 

Recuerdo lecturas de sionistas del siglo XX  que trataban de colonizar Palestina y establecer allí el Estado de Israel como progresistas, socialistas y laicos, llevando los ideales democráticos modernos de Occidente a las «tribus» medievales (¿bárbaras?, ¿salvajes?) del mundo árabe.

La mala conciencia de los europeos por el Holocausto judío de los nazis (de los españoles no diré nada, pues ahí está la Inquisición) permitió el nacimiento en 1948 del nuevo Estado de Israel en tierras palestinas. Y tuvo la bendición de la ONU y la simpatía de muchos europeos y de casi todos los norteamericanos. soldier-blue-online-free-putlockerA mi me gustaban entonces (amigo Abraham, amigo Maimónides) las historias de los kibutz y de la convivencia casi pacífica entre palestinos y judíos.

Estados Unidos (la verdadera tierra de promisión para este pueblo elegido, según el genial Manuel Vicent) apenas ayudó al incipiente Estado de Israel. Hasta que, a principios de los 70, las siete hermanas petroleras vieron las orejas al lobo, estalló la guerra de los seis dias y la subida brusca del precio petróleo (y de otras materias primas) sumió a Occidente en la primera gran crisis económica desde que acabó la II Guerra Mundial.

pequeño gran hombre 1970A partir de ahí, creció el apoyo masivo de EE.UU. a Israel. En esas fechas, creció también el movimiento contra la invasión norteamericana de Vietnamhaz el amor, no la guerra»). En 1970 se filmaron dos películas pioneras revisionistas de la leyenda del Wild West (Oeste Salvaje): Soldado azul y Pequeño gran hombre. En ellas, los indios parecían seres humanos e, incluso, víctimas de genocidio. No eran exclusivamente tribus salvajes que cortaban cabelleras a los colonos del Oeste y quemaban sus cosechas.  ¡Qué lejos queda todo aquello! 

——

Hace unos días, Peter Beinart publicó un artículo en el diario israelí Haaretz (31 de julio 2014) en el que dice que «Israel está perdiendo el apoyo de quienes apoyaron a Obama (jóvenes, minorías y progresistas e, incluso, jóvenes judíos que antes eran progresistas excepto en el tema de Israel)».  «A medida que América se va haciendo menos nacionalista, menos belicista y menos religiosa, tendrá menos empatía con un Israel que se define exactamente por estas características».

John Stewart, productor y presetador de TV de origen judío.
John Stewart, productor y presetador de TV.

Algunos artículos de Beinart han conmocionado a buena parte de la comunidad judía más progresista/humanista de los Estados Unidos. Básicamente dice que ser judío no significa apoyar incondicionalmente a Israel y que si hay que elegir entre ser progresista/humanista y ser judío, muchos elegirán lo primero. Según él, «ya mismo, Israel ha perdido a John Stewart, el portavoz mas influyente de los jóvenes progresistas normeamericanos».  John Stewart es productor de TV de origen judío y presentador de un programa satírico de noticias (The Daily Show) de gran éxito en Estados Unidos

Manifestación pro Palestina ante la Casa Blanca.
Manifestación pro Palestina ante la Casa Blanca.

Israel incumple hoy sistemáticamente todas las resoluciones condenatorias de la ONU, el articulo 49 de la Convención de Ginebra y los acuerdos de paz. Lo mismo hizo Estados Unidos: incumplió en el siglo XIX, uno tras otro, todos los tratrados de paz con las tribus indias que los colonos y el Ejército iban sistemáticamente diezmando y confinando en reservas. (Hoy son practicamente reductos para aficionados al casino).

Los colonos que, apoyados por uno de los ejércitos más potentes del mundo, avanzan desde Israel hacia el Oeste palestino (rifles, misiles y tanques contra piedras y cohetes primitivos) se sorprenden de las manifestaciones críticas en Europa y EE.UU. (incluso dentro de Israel)  contra lo que ellos consideran su «derecho a defenderse». No hacen algo distinto de lo que hicieron (un siglo antes) los británicos en India (antes de Gandi), o los norteamericanos con los indios  o los holandeses en Suráfrica (antes de Nelson Mandela) o, desde el siglo XVI, los españoles en América (antes del padre Bartolomé de las Casas) …

Los colonos judíos dicen que «se defienden» de los ataques de las tribus nativas. Eso mismo hacían los cowboys y granjeros del Oeste americano (europeos que huían del hambre o la persecución religiosa) contra los indios salvajes.

Si los indios cortaban la cabellera a un blanco, los colonos y el Ejército mataban a toda una tribu. Para ello, también pactaban con otras tribus vecinas y/o enemigas (¿Arabia Saudita, Egipto...?).

Yihadista muestra las cabezas de sus víctimas.
Yihadista muestra las cabezas de sus víctimas.

Desde luego, las imágenes tremendas de los yihadistas de Al Qaeda, degollando a occidentales o disidentes nativos con sus alfanjes medievales, ante las cámaras, no ayudan precisamente a la causa palestina. Los yihadistas siguen en la Edad Media.

Mal que les pese a los colonos extremistas judíos, tampoco estamos en el siglo XIX. Las ONG, que conviven con los indígenas, denuncian hoy los abusos y crímenes en TV y redes sociales como antes hacían, tímidamente y sin medios, los misioneros europeos en el Tercer Mundo.

Rabin y Arafat firman la paz en presencia de Clinton.
Rabin y Arafat firman la paz en la Casa Blanca en presencia de Clinton.

Como corresponsal de TVE, en agosto de 1995, tuve el privilegio de cubrir la firma del Acuerdo de Paz entre Isaac Rabin y Yaser Arafat en la Casa Blaca, en presencia del presidente Bill Clinton. Aún lo recuerdo con emoción.

El mundo entero lo celebró como una oportunidad extraordinaria para la paz, después de 40 años de guerra entre judios y palestinos y siglos de enemistad, de dimensiones bíblicas, entre hebreos y filisteos. (En árabe no existe el sonido de la «P«. Unas veces se sustituye por el de la «B» -Babá en lugar de Papá- y otras por el de la F –Filistina por Palestina.)

Bill Clinto llora la muerte de Rabin
Bill Clinto llora la muerte de Rabin

Apenas dos meses después (4-XI-95), un fanático extremista judío asesinó a Isaac Rabin. YaserArafat murió más tarde envenado, según su viuda, por polonio radiactivo.  

Y la guerra -tan desigual y tan escandalosamente desproporcionada como fue la de los colonos contra los indios- siguió su curso…

Con el paso de siglos y milenios, el gigante Goliat es hoy el poderoso Ejército de Israel y los pequeños David, con sus impotentes tirachinas de corto alcance, mueren masacrados en las escuelas que la ONU mantiene en Gaza.  Por cada bombardeo israelí brotan nuevos yihadistas, llenos de odio y deseos de venganza contra los «cruzados» de Israel, y, por extensión, contra Occidente. Aún hay fanáticos islamistas anclados en las Cruzadas de los siglos XI y XII y otros nostálgicos que reclaman la reconquista de Al Andalus.

Francia y Alemania pasaron de ser enemigos milenarios, con millones de muertos a cuestas, a ser socios pacíficos en la Unión Europea. Sueño con un Mercado Común en Oriente Medio que de paso, algún día, a una paz duradera entre Israel y Palestina y, quizás, a la Unión Arabe-Israelí en Oriente Medio.

Estado de un barrio de Gaza por donde pasaron las bombas de los colonialistas israelíes.
Estado de un barrio de Gaza por donde pasaron las bombas de los colonialistas israelíes.

Aunque Obama no ha cambiado la posición de EE.UU sobre Israel, sus votantes sí lo han hecho durante esta guerra. Según Peter Beinart, la mayoría de los norteamericanos defiende a Israel y culpa a Hamas, pero entre los grupos demográficos que apoyaron a Obama es al revés:

1) Los mayores de 60 años apoyan a Israel con un margen de 24 puntos. Los menores de 30 años se oponen con un margen de 26 puntos.

2) Los grupos étnicos y minorías se oponen a Israel con un margen de 24 puntos, mientras que los blancos  apoyan a Israel con  un margen de 16 puntos.

3) Progresistas. Según el Centro de Investigación Pew, un 54 % de los conservadores acusan a Hamas de esta guerra y apoyan a Israel. Entre los progresistas hay empate.

Por eso mismo digo, sin pecar de optimisa, que la evolución imparable de los jóvenes progresistas de los Estados Unidos, incluidos los judíos humanistas/progresistas que cita Peter Beinart en el diario Haaratz, hará posible ese sueño.

Shalom/Salam

¡Ojalá!

La guerra es bárbara.

P.S. Acabo de leer una entrevista extraordinaria con Eva Illouz, profesora de sociología en la Universidad Hebrea de Jerusalem. Recomiendo mucho su lectura.

También recomiendo la lectura de este artículo del NYT de un ex ministro palestino. Muy bueno. Pide el fin al colonialismo (de los poquísimos que quedan) y describe cómo el colonialismo convierte a los colonialistas en racistas y exterminadores de los subyugados incómodos.

Y otro artículo espléndido es el del escritor israelí Etgar Keret: «Pedir acuerdos no es sabotear la victoria».