Todas las entradas de: JAMS
¿Por qué no rey Felipe Juan I?
Hay un pequeño debate soterrado entre legitimistas monárquicos y expertos en casas reales sobre el nombre que debería elegir el próximo rey de España. Casi todo el mundo da por hecho que el principe de Asturias, Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, jurará su cargo como Felipe VI. Pero aún no hemos oído la opinión del candidato a rey sobre este asunto.
Acabo de regar mis geranios y, antes del tenis, voy a enredar un poco y añadir confusión a este asunto, algo más que anecdótico, que ocupó ayer un espacio en nuestra tertulia almeriense.
En el Reino Unido los reyes pueden cambiarse de nombre. De hecho, el padre de la reina Isabel II (el tartamudo) adoptó el nombre de Jorge y enterró el suyo de toda la vida. Los papas se cambian de nombre al acceder al trono. Incluso muchos frailes y monjas cambian de nombre con sus votos. Por tanto, si el príncipe de Asturias quisiera adoptar la tradición de su tío abuelo, el rey Jorge del Reino Unido, podría reinar con el nombre que le diera la gana.
Su padre, Juan Carlos I, ya sentó un precedente. Cuando los españoles votamos mayoritariamente (yo entre ellos) entre la Constitución del 78, que incluía la monarquía parlamentaria, y la dictadura militar de la que veníamos, el entonces príncipe de España (nombrado así por Franco) eligió el nombre de Juan Carlos I y no el de Juan III (nombre que los monárquicos daban extraoficialmente a su padre, el conde de Barcelona) o Juan IV si hubiera querido respetar, por cortesía filial, el orden de su padre que nunca reinó.
Los franquistas y neodemócratas insistieron en que no se trataba de una «restauración» de la monarquía tradicional (como ocurrió con Alfonso XII) sino de una «instauración» de una nueva monarquía que nacía por voluntad de su caudillo Franco. Otros jugaron con la palabra «reinstauración». (Por cierto, en estos días de alabanzas a al rey saliente, no he visto en ningún medio de impreso foto alguna de Juan Carlos con su mentor el dictador Francisco Franco).
Quizás, por eso, el príncipe de España eligió (o le impusieron) el nombre de Juan Carlos I. primer rey de España con nombre compuesto que yo recuerde. Así, con el I, comenzaba una nueva dinastía, sin necesidad de contar con el órden dinástico que daba a su padre, don Juan (o Juan III) la corona de España.
Pero hay una razón histórica más para enredar en este debate de nombres reales. Los catalanes y los aragoneses no tuvieron ningún Felipe I. El marido de Juana I de Castilla y padre de Carlos I de España y V de Alemania, era rey de Castilla pero nunca fue rey de Aragón. Ese título lo conservó y ejereció su suegro, Fernando el Católico. Por tanto, para el reino de Aragón que incluye el condado de Barcelona, el Felipe II de Escorial sería su Felipe I (ya rey de Aragón por ser bisnieto de Fernando el Católico. O sea, que para Aragón y Cataluña, el orden dinástico impondría al próximo rey el nombre de Felipe V aunque para el resto de España podría ser Felipe VI.
Pero el nombre de Felipe V, de Anjou, el primer Borbón, tiene malos recuerdos para algunos catalanes. Recuerdo que, cuando yo vivía en Barcelona, algunos le llamaban «Felipe V» al retrete. Por tanto, por razones más que olorosas, queda descartado el nombre de Felipe V de Aragón.
Hay quien se aventura a decir que todos los españoles quedarían contentos con que el principe de Asturias decidiera llamarse Felipe Juan I.
Ahí queda eso.
Alguno me dirá que ¡vaya tontería! Y no le faltará razón. Pero yo le recordaría que Metternich, el cochero de Europa, afirmaba que valía la pena «morir por el protocolo».
El nombre del futuro rey de España lo sabremos muy pronto. Quizás el mismo día 24 de Junio, festividad de San Juan, santo del primer nombre de pila de su padre y de su segundo nombre de pila.
En todo caso, como buen republicano, le deseo mucha suerte. Por nuestro bien. Hasta que, por mayoría, reformemos la Constitución del 78 para elegir entre monarquía o república. En el 78 elegimos entre monarquía parlamentaria o dictadura militar. Lo tuvimos bastante claro.
—
Republicanos ex juancarlistas votamos por la Tercera
Acabo de brindar por el fin de la Transición. Y ya me arrepiento. La Transición de la Dictadura a la Democracia no ha concluido. Solo lo ha hecho el Primer Acto. Hoy comienza, cargado de esperanza, el día 1 del Segundo Acto.
Agradezco a Juan Carlos I los servicios prestados a la Democracia, en especial en el 23-F. Sin él y sin Adolfo Suarez la Transición hubiera sido más complicada o, quizás, imposible.. Suárez ha muerto y el Rey ha abdicado. Pero aún nos quedan el espíritu y los valores de la Transición: diálogo, consenso, generosidad y respeto al imperio de la Ley. Suárez nos legó una experiencia singular y única en la histora de España: «De la Ley a la Ley pasando por la Ley»
Juan Carlos gozó del apoyo y el afecto de muchos republicanos (como yo mismo) puesto que, pese a haber heredado los poderes del Dictador, apoyó los ideales democráticos de la República. Por eso merece mi gratitud sincera y, por eso, le perdonamos su pecado original como heredero del ominoso general Franco. La historia seguramente le dará un balance positivo. Sin embargo, en los últimos años, por los escándalos de corrupción que le rodean y por su mala cabeza, el Rey ha ido agotando el crédito que le dimos.
Le deseo suerte y salud para disfrutar de su jubilación. No le deseo el exilio ni a él ni a su familia. Le recomiendo la jardinería. A mi me va de maravilla. Mirad qué flores tengo en mi jardín:
Su jubilación nos abre una camino de esperanza para renovar el material obsoleto de nuestras instituciones: la Constitución, los partidos políticos, la justicia…
El 14 de abril del año pasado decidí descolgar la foto del Rey dedicada a mi hija Andrea y la bajé al sótano.
Estas fueron las razones que me llevaron alquel día a salir del armario republicano-juancarlista y abrazar, abiertamente y sin disimulo, los ideales de la República, que siempre llevé en mi corazón y que aprendí de mis padres. Creo que la deuda que muchos democratas teníamos con el Rey, por haber cedido al pueblo los poderes heredados de Franco, ha quedado suficientemente saldada. Se abre ahora una nueva etapa cargada de emoción y de posibilidades imensas para las generaciones venideras. No las desaprovechemos.
—–
Copio y pego, a continuación, lo que publiqué el 14 de abril de 2013 en mi blog de 20minutos.es «Se nos ve el plumero».
14 de abril: a rey flaco todo son pulgas
14 abril 2013
A fuerza de mirar hacia arriba, a los elefantes, al rey Juan Carlos se le puede caer la corona. Por su mala cabeza y la de su familia. Menos mal que el juez Castro imputó a la infanta Cristina. ¿Qué es peor: ser cómplice o tonta de remate?
El rey Juan Carlos posando ante un alefante abatido en Africa
Arsenio Escolar nos recuerda en su blog que “El rey está hoy más desnudo”. El País publica la foto que conocimos hace un año -otro 14 de abril- de Juan Carlos de Borbón posando ante un elefanteabatido a tiros en Africa. Desde luego, parece que se cumple el refrán: “A perro flaco, todo son pulgas”.
Y Manuel Vicent dedica su columna dominical de El País al 14 de abril de 1931, el sueño republicano. Un artículo excelente que copio y pego a continuación:
14 de abril
El grave problema político que atraviesa la monarquía consiste en que no teniendo el rey ninguna responsabilidad política, tiene la obligación moral de no permitirse la más mínima quiebra
Manuel Vicent
(El País, 14 de abril de 2013)
“La corrupción de lo mejor es la peor, decían los latinos. Corruptio optimi pessima. Si se da por supuesto que lo mejor en el orden social es un rey, un príncipe, una infanta, los yernos y demás parentela, se entenderá por qué en la opinión pública causa tanta alarma, no exenta de morbo, cualquier escándalo que se derive de la Casa Real. En nuestra monarquía parlamentaria el rey no tiene ningún poder político. Solo ejerce el papel simbólico de cohesionar la unidad del Estado cuya jefatura ostenta. Precisamente por ser un símbolo, el rey no tiene otra responsabilidad que la de ser ejemplar, la de moverse dentro de una esfera platónica, limpia y transparente, que dé un sentido mágico a ese residuo histórico e irracional que es la monarquía. Los reyes están ligados al propio azar ovárico-seminal.
Dentro de esa granja dorada de reproducción en la que viven estos privilegiados individuos, la primera labor de un monarca consiste en engendrar un príncipe y sucesivos vástagos que aseguren el futuro de la dinastía a capricho de la genética. El grave problema político que atraviesa la monarquía en este país consiste en que no teniendo el rey ninguna responsabilidad política, tiene la obligación moral de no permitirse oficialmente la más mínima quiebra, puesto que una esfera, si no es perfecta, deja de ser esfera.
Cuando esta figura platónica, que simboliza el Estado, se corrompe, la ficción política se convierte en una farsa y todo el tinglado del teatro se derrumba. En nuestro caso existe otro peligro añadido. En medio de los escándalos de la Casa Real se eleva un fantasma luminoso, que se aparece cada año en primavera, como una flor de acacia.
Saludo al rey en el Patio de los Leones con mi hija Andrea a cuestas (1986)
Hoy es 14 de abril. Puede que la Segunda República, ahogada desde el principio por sus enemigos, fuera un desastre, pero todavía hoy constituye un paradigma de racionalidad, modernidad y regeneración idealista cuya fuerza estriba en que muchos ciudadanos sin haberla vivido la han convertido en un sueño. Monarquía o república no es todavía el dilema.Antes de cambiar de caballo en mitad del río turbulento de la crisis la opinión pública exige primero que se limpien las caballerizas del monarca para que la esfera del Estado sea un espejo en el que los ciudadanos se reflejen sin avergonzarse.” (FIN)
——
Foto por foto. Con todas las emociones familiares (e históricas) contenidas en la fecha de hoy (“Salud y República“), debo reconocer que, por miedo o agradecimiento, me apunté en la lista de juancarlistas el 23 de febrero de 1981, cuando el rey utilizó su uniforme castrense para abortar el Golpe de Estado militar que amenazó con regresarnos a las cavernas de nuestra historia.
En aquel momento, hice un acto de fe en favor de esta monarquía parlamentaria. (Ya sabemos que recurrimos a la fe para creernos todo aquello que sabemos que no es verdad).
Pensamientos y petunias. (14 de abril de 2013).
Contra todo razonamiento, he procurado defender emocionalmente a esta monarquía hereditaria (“La razón de la sinrazón…”) que facilitó la transición liderada por Adolfo Suárez desde la Dictadura a laDemocracia y frenó el 23-F.
A medida que iba conociendo los escándalos de la realeza, el crédito emocional que yo había concedido al rey Juan Carlos se fue esfumando poco a poco. La razón, implacable, me pasó factura.
Hace hoy justamente un año -el 14 de abril de 2012- vi esta foto del cazador de elefantes y me di de baja de la lista de juancarlistas.
Ese día descolgué de la pared de mi casa una simpática foto que tenía con el rey y con mi hija Andrea en La Alhambra y la bajé al sótano.
En su lugar, voy a colgar esta foto tricolor, recién florecida, de mis “pensamientos”: “llevas sangre , llevas oro y, por tu penas, morada.”
Del sótano al salón…
¡Ay! 14 de abril…
Oído en la calle:
“Juan Carlos acelera…
… que viene al Tercera”
El 14 de abril en Almería, que es mi tierra.
—
« Sampedro nos reconcilia con la condición humana | Inicio | Aznar, sobrecogedor ¿Por qué no me sorprende? »
“No cambié de chaqueta, sólo la lavé”
“No cambié de chaqueta, sólo la lavé”
por Marta Rubí
La Voz de Almería
Recién empezada su jubilación, el pasado febrero, la agenda de JAMS se ha llenado de aficiones y familia. Y en ella un espacio especial para Almería, donde nunca ha dejado de trabajar para la promoción de una tierra llena de recuerdos del pasado y posibilidades de futuro. Aquí reflexiona sobre las elecciones del pasado domingo.
“Estoy ocupadísimo y encantado de la vida: tenis, talla de madera, pesca, huerta, blog…” “Espero que PP y PSOE entiendan que hay otra forma, más limpia, de hacer política”
Le ‘pillo’ en la Rambla de Almería, en un descanso “entre gestión y gestión”, con tan sólo tiempo para sentarse en la terraza de la Cafetería Colombia. Pero no duda a la hora de proponer otros sitios donde se podría haber realizado la entrevista: “El otro día probé la “marraná de pulpo” en el bar del Hotel Catedral y el “lomo al ajo” en el viejo Montenegro, en la Plaza Granero. Creo que allí ya no te dan vino de misa, como antes. Se lo servían al obispo”, recuerda, y evoca otros sabores de su niñez en la capital.
EL ALMERIENSE hace un descanso de “gestiones” en la Cafetería Colombia.
“El aroma que me embriaga cuando paso por la Puerta Purchena procede del recuerdo de “Los Claveles”, en la esquina de las Casa de las Mariposas. El sabor intenso de aquella jibia a la plancha, camino de mi casa, es inolvidable. La segunda parada, de joven, era en el Negresco de la Rambla Alfareros”. Ahora, confiesa, pasa más tiempo en Cuevas. “Allí frecuento las tapas del Mesón Pepa, en Terreros, (cordero al horno con patatas para chuparte los dedos, como el que hacía mi madre) y el bar “La Frontera” en el Pozo del Esparto, a la orilla del mar. Allí no te pierdas la jibia a la plancha con alioli y perejil”, apunta y demuestra su conocimiento de la provincia, a pesar de llevar tantos años viviendo fuera de ella, pero manteniendo su romance que le hacen implicarse en proyectos como la promoción del Parque Natural, de cuya Junta rectora ha sido presidente los últimos cuatro años. También del Milenio de Almería. En la mesa de la cafetería Colombia muestra un cenicero con la inscripción “Jayrán Research” y un dibujo a mano alzada de una fortaleza musulmana. “Es el nombre que puse hace muchísimos años a mi empresa; y es cierto que hace falta difundir la historia de Almería. Yo ya propuse en su día que la biblioteca de la UAL se llamara Maimónides y Averroes”. El cenicero es regalo para la Asociación de Amigos del Milenio, de la que JAMS (como es conocido) forma parte desde Madrid; de nuevo implicado en la actividad de su tierra, que ocupa un destacado espacio en su agenda de ‘jubilado’, copada desde el pasado 14 de febrero. “Estoy ocupadísimo y encantado de la vida. No doy abasto: Tenis, talla de madera, pesca, huerta, mi blog www.martinezsoler.com, otro blog con paisanos www.poralmeria.com, notas sobre memorias de Almería, viajes, tertulias, nuevos proyectos… Como ves, no paro”, ríe.
Corazón ‘partío’ De la sesión de tapas, el periodista se marcha a una reunión sobre el parque. Dejará la presidencia en verano, “porque fui nombrado para cuatro años y se acaban” y dice que se marcha “con el corazón partío”: “Contento por lo que hemos hecho en conservación y limpieza”; y destaca sobre todo “el Plan de Movilidad Sostenible, un auténtico Plan de Salvamento del Parque, que aprobamos en la última Junta Rectora”.
Pero en el otro lado de la balanza, “tristeza por haber fracasado en el segundo pilar de mi programa: menos ladrillo y más cultura. A pesar de los grupos de trabajo, de multitud de reuniones e informes, el Castillo de San Pedro sigue cayéndose a trozos. Menos mal que, en el último minuto de mi mandato, hemos conseguido un acuerdo de las tres partes (Ayuntamiento de Níjar, Junta de Andalucía y propietarios privados) para negociar el salvamento del Cortijo del Fraile. Ya están trabajando en ese acuerdo y espero y deseo que se concluya en este año. Me llevaría una gran alegría”.
Por último, una pregunta sobre las elecciones europeas, en las que declaró públicamente no haber votado al PSOE: “Celebro que los dos grandes partidos PP y PSOE se hayan dado este merecido batacazo para ver si espabilan y entienden que hay otra forma posible, y más limpia, de hacer política. En efecto, no he votado a ninguno de los dos. Fui más a la izquierda. Pero no me cambié de chaqueta. Esta vez, solo la llevé a lavar. Como simpatizante, yo sigo vistiendo la chaqueta de los ideales socialistas. Y si aciertan a limpiarlo de corrupción y de malas prácticas y a ilusionar al pueblo, estaré encantado de volver a votar al PSOE. Si no lo hacen, serán irrelevantes para el futuro de España”.
«Alegriste»: alegre y triste a la vez.
Pierde el bipartidismo PP-PSOE y suben los partidos de izquierda (en España): ¡BIEN!.
Pero suben más los fascistas (en Francia e Inglaterra): ¡MAL!.
¡Que poco dura la alegría en la casa del pobre!
Pienso en unos versos de Rafael Alberti:
«¡Qué altos son los balcones de mi casa!
Pero no se ve la mar.
¡Qué bajos!»
Por eso, hoy me siento «alegriste«. Alegre, por un lado, y triste (y con miedo), por otro.
¿Reflexión? Donde dije digo digo Diego
La suspensión de la campaña electoral en la Jornada de Reflexión siempre me pareció una medida paternalista, que trataba a los potenciales votantes como menores de edad y les protegía de las influencias “malignas” de última hora. También pretendía ahuyentar posibles brotes violentos entre votantes contrarios a pie de urna.
Por todo eso, estuve en contra de tal Jornada. Muchos países democráticos no la tienen. Pero, mira por donde, en esta ocasión me ha servido para estudiar, analizar y reflexionar sobre el sentido del voto que había decidido hace un par de días y anunciado precipitadamente -ahora lo veo más claro- por Facebook.
Mantengo mi decisión, largamente meditada y sufrida, de votar contra el bipartidismo. Ni el PP ni el PSOE tendrán mi voto por ahora. Pero, en plena Jornada de Reflexión, he decidido no votar lo que anuncié hace un par de días y, por tanto, mañana cambiaré el sentido de mi voto. Así pues, “donde dije digo digo Diego”. Y lamento los daños colaterales de mi decisión.
Mantendré mi voto secreto de izquierdas hasta que las actuaciones (no las palabras) delPSOE me convenzan de volver a votarles como hice durante casi toda mi vida.
—
Mi voto (no sin dolor), contra el bipartidismo
Pagina de La Voz de Almería de hoy (23-mayo-2014)
Mi compadre comprende que esta vez no vote al PSOE (“Si tu padre levantara la cabeza”, me dice). También me dice que tenía que haber reaccionado mucho antes contra la corrupción de los grandes partidos. Pero antes no estaba jubilado y, por tanto, no tenía tanta libertad para decir lo que pienso o lo que voto. Ahora estoy jubilado, tengo los niños criados y la casa pagada y mis palabras o mis actos no causan daño al diario 20 minutos para el que trabajé desde hace 14 años.
Los de la cadena SER de Almería: “¡Vaya pollico que has montado”, me dicen. Les cuento que he decidido no votar esta vez al PSOE (al que voté casi siempre) por puro cabreo. Nunca milité en ningún partido político, pero comparto los ideales del PSOE y fui simpatizante suyo desde siempre. Lo que ya no puedo compartir son sus prácticas corruptas o el silencio de los militantes y líderes honrados (que los hay y muchos) que prefieren mirar para otro lado o no se enteran de lo que pasa en su partido, convertido en simple agencia de colocación de partidarios o parientes.
Ya se que el PP es más corrupto que el PSOE, pero eso no me vale. Los dos grandes (con su defensa acérrima de las listas cerradas, la opacidad de sus cuentas, su nepotismo exagerado, su financiación sucia, etc.) están bastante podridos. En el PP, mucho más. Ahí están los “sobrecogedores” de Bárcenas. Eso era y es lo nomal. La derecha roba por millones y PSOE lo hace por migajas cutres. Pero al PSOE no le consiento que robe ni un adarme. Lo que me preocupa es que quienes comparten conmigo los ideales de solidaridad y de justicia del PSOE convivan con la corrupción cutre de su partido o no se enteren.
No me cambio de chaqueta. Mi chaqueta es y seguirá siendo socialdemócrata. Así lo he mamado de mis padres y compartido con mis mejores amigos. Si el PSOE mantiene sus ideales, se reforma y limpia su mierda, volveré a votarle encantado. Pero esta vez, ya no puedo votarle, como hice antes, tapándome la nariz. ¿Qué hacer ahora que soy más libre que antes?
Primero, para castigar al bipartidismo corrupto, tomé la decisión de no votar a nadie. Luego me dio pena desperdiciar mi voto, después de haber pasado media vida sin poder votar durante la Dictadura. Y, no sin dolor, me puese a buscar donde depositar mi voto, como el que va de compras.
Tengo amigos del PCE en Izquierda Unida a los que siempre agradecí su lucha antifranquista y con los que hicimos la Junta Democrática y tantas acciones clandestinas contra la Dictadura. Pero ahora veo a IU muy confundida. Como en tiempos de la pinza de Anguita y Aznar contra Felipe González. En Andalucía apoyan a PSOE y en Extremadura apoyan al PP. Los descarté en el mismo paquete de los dos grandes.
Me hubiera gustado dar mi voto a los herederos de los indignados de 15-M (Equo, Podemos, etc.), a quienes tanto animó el maestro José Luis Sampedro. Me gustan sus dosis de utopía que tanto echo de menos en el PSOE. Pero aún los veo pequeños, nada concretos y poco eficaces. Recuerdo que mI hijo menor me decía, al volver de pernoctar en la Puerta del Sol, que “iban contra todo”.
-”¿Podrías ser algo más concreto?, le pregunté. Y él me insistió: “¡Contra todo, Papá, contra todo!”. Poco después, sin empleo, emigró lejos de España.
Entre mis admirados José Luis Sampedro y Fernando Sabater, opté por votar al partido de este último: la UPyD. Aunque no me gustan los partidos personalistas (y me parece que éste aún lo es para Rosa Díez), el nº 1 de su candidatura al Parlamento Europeo es el profesor Francisco Sosa Wagner, a quien conocí una vez (sin saber entonces quien era) en una reunión para defender una nueva Ley de Partidos Políticos.
He leído algunos escritos de Sosa y, lo que dice, me suena bien. Le votaré esta vez. Pero es un voto prestado, condicionado a ver qué hace con mi voto cuando esté en elParlamento Europeo y qué hace su partido en el Congreso de los Diputados. Si me gusta lo que hacen, repetiré y si no, me buscaré otro partido al que votar. Y seguiré mirando de reojo al PSOE, por si cambian a mejor. No voy a tropezar más veces en la misma piedra. Ya no. Como dice un proverbio árabe:
“La primera vez que me engañes será culpa tuya; la segunda vez que me engañes será culpa mía”.
Creo que si viviera mi padre (del PSOE de antes de la guerra) estaría de acuerdo conmigo. He votado demasiadas veces con el corazón. Ya es hora de ponerle al voto unas gotas de cerebro.
—
Copio y pego, a continuación, lo publicado por La Voz de Almería y la cadena SER, a raiz de la polémica en Facebook.
Martínez Soler da un ‘portazo’ al PSOE y Fernando Martínez responde | |||||||||||
Polémica en las vísperas del fin de campaña | |||||||||||
|
|||||||||||
|
|
Aunque casi siempre he votado al PSOE (el partido de mis padres y cuyas ideas comparto, no sus prácticas) esta vez no voy a votarle. Acabo de comunicarle por Facebook a Francisco Sosa, un caballero de UPyD que me parece que está limpio, que ya tiene mi voto.
“Muchas gracias, Francisco. Y ánimo. He votado casi siempre al PSOE pero esta vez iré contra el bipartidismo. Los dos grandes están bastante podridos. Haz algo. Ya tienes mi voto. Un abrazo. Jose”.
Mi voto, contra el bipartidismo
Aunque casi siempre he votado al PSOE (el partido de mis padres y cuyas ideas comparto, no sus prácticas) esta vez no voy a votarle.
Acabo de comunicarle por Facebook a Francisco Sosa, un caballero de UPyD que me parece que está limpio, que ya tiene mi voto.
Este ha sido mi mensaje:
«Muchas gracias, Francisco. Y ánimo. He votado casi siempre al PSOE pero esta vez iré contra el bipartidismo. Los dos grandes están bastante podridos. Haz algo. Ya tienes mi voto. Un abrazo. Jose».
Espero que los corruptos del PP y del PSOE aprendan algún dia que no pueden seguir haciendo lo contrario de lo que dicen, mientras sus correligionarios honrados (que los hay) miran para otro lado o no se enteran.
¡Basta ya!
Ha muerto Gary Becker, el Nobel que inspiró mi tesis
Gary Becker, premio Nobel de Economía 1992, falleció el pasado 3 de mayo en Chicago. He pasado unas vacaciones por la Inglaterra profunda, sin periódicos y sin apenas conexión a Intenet, y no me enteré de su muerte hasta hoy. Pese a mi desacuerdo con su línea neoliberal, las enseñanzas del profesor Becker me obligaron a cambiar el rumbo de mi tesis doctoral sobre «El mercado de la prensa: factores que determinan el precio de una noticia». Tuve interés en conocerle personalmente y, desde luego, no me defraudó.
Una buena amiga mia fue ayudante en su cátedra y varios ilustres economistas españoles han valorado estos días su contribución al estudio de la conducta humana, mediante el uso de herramientas propias del análisis económico. Juan José Toribio, con quien tuve la suerte de coincidir en el equipo del vicepresidente económico Fernando Abril Martorell, ha escrito un excelente obituario en El Pais: «Gary Becker, el Nobel que diseccionó el comportamiento»
La agudeza, ingenio y atrevimiento del profesor Becker me cautivaron. Sobre todo su contribución al conociemiento del «Capital humano» (su gran obra). Estudió cómo se comportaban los presos, desde el punto de vista de la racionalidad económica, y analizó como nadie la familia, la discriminación, el resultado de los premios y los castigos así como del coste y de la utilidad de nuestros actos. La maximización del beneficio, como objetivo del comportamiento economico racional, fue otra de sus aportaciones, junto con sus colegas Milton Friedman, Buchanan, Trulloc, McKensey, etc.
Aunque no compartía buena parte de sus teorías conservadoras sobre la aplicación del análisis económico al comportamiento humano, sus enseñanzas me perturbaron, mientras investigaba tras pasar por la Universidad de Harvard como Nieman Fellow (1976-77), hasta el punto de que sus obras se convirtieron en fuente de inspiración para concluir mi tesis doctoral. Fue un gran innovador y, desde la discrepancia ideológica, admiro su obra y estoy en deuda con él.
Descanse en paz.
—
“Oír o no oír…” en el Globe de Shakespeare
To hear or not to hear! That is the question!
Mis vacaciones en Inglaterra (1)
En Londres he descubierto otra forma de leer y/o escuchar las obras de Shakespeare. Una ambulancia atiende en el Globe a quienes se desmayan en plena representación.
Como si la maestra me hubiera puesto la tarea de escribir la obligada redacción de “cómo pasé mis vacaciones en el pueblo”, voy a resumir, sin intención alguna de dar envidia, lo que hice en Inglaterra en 7 días de primavera. Lo último es, naturalmente, lo que tengo más fresco y, quizás, una de las visitas más recomendables de Londres. Pasen y vean…
El teatro Globe quedó reconstruido en 1997 con donativos por iniciativa de Sam Wanamaker, un actor y director yanqui. Por fuera parece una plaza de toros de pueblo. Paredes encaladas, sostenidas por grandes vigas, listones y travesaños de roble verde, dan un aspecto casi medieval a la reproducción fiel del Globe, el teatro donde se representaban principalmente las obras de William Shakespeare desde 1599 hasta 1642. El yeso va reforzado con pelos de vaca. (La entrada cuesta 11 libras para estudiantes y jubilados y, desde luego, se amortiza en risas).
En 1613, para imitar fielmente el sonido de un cañonazo en “Enrique VIII”, utilizaron un cañón de verdad. Pero la industria de los efectos especiales con cañones de atrezo no había avanzado lo suficiente. El disparo incendió el tejado de paja y junco y convirtió el Goble en ruinas. Fue reconstruido inmediatamente y aguantó todas inclemencias del tiempo meteorológico. Pero no las del tiempo político ni religioso. No sobrevivió a los cañonazos del Gobierno puritano de Inglaterra que, en 1642, mandó clausurar, por inmorales, todos los teatros. Cromwell demolió el Globe en 1644.
Londres había crecido lejos del pecado (que se sepa) en el lado Norte del río Támesis, una orilla llena de puritanos serios y aburridos. Y de abogados, en Temple, casi enfrente del Globe. Para divertirse un poco había que cruzar al lado Sur y pecaminoso del río.
Si no te bastaba con el teatro, ofrecían peleas brutales de osos y toros contra perros (“bears and bulls”, hoy sublimados en Wall Street). El oso, atado con una cuerda a una estaca, era atacado por perros a los que despedazaba. Algo parecido ocurría con el toro. El oso, un bien más escaso que el toro, siempre ganaba la pelea. Al Sur del Támesis no faltaban el alcohol, la música, las risas ni los burdeles. Hasta los niños bebían entonces cerveza pues el agua de Londres no era potable.
Como en el escenario del Globe, el río separaba ambos mundos. Los ángeles y dioses del teatro bajaban del Cielo/ático mediante una trampa de poleas bastante ingeniosa. Los diablos, fantasmas y brujas del Averno eran elevados desde una trampilla del sótano. Los mortales de la Tierra caminaban por el escenario.
En el patio (yard) caben cómodamente 600 espectadores de pie. Hasta 1.000, un poco apretados. Sentados en los palcos que rodean el escenario, como los tendidos de un coso taurino, caben 900. No hay techo ni luces artificiales, por lo que las representaciones se hacían, y se hacen, de día, a partir de las 2 de la tarde. Ese detalle luminoso, solo con luz natural, ayuda a comprender mejor las obras del genio inglés.
En aquel tiempo (y no como ahora, que el patio del butacas está oscuro), los actores veían las caras del público. Y viceversa. Y oían sus réplicas. Había diálogo entre actores y público. “¡Mátalo!”, le gritaban a Bruto. O bien, “No vayas”, le advertían a voces a Julio César. ”¡Mata a tu padrastro!”, le gritaban a Hamlet.
Cuando estrenaron la tele en mi casa, mi madre solía hablar a los actores en medio de la película. Les llamaba de todo. “Guarra, que eres una guarra”, les decía a las más descocadas de la pequeña pantalla. Así como los niños avisan a la señá Rosita para que se esconda de don Cristobita, el malo de las marionetas de García Lorca, así mismo los londinenses advertían a gritos a los actores de los peligros que corrían sus personajes o los increpaban. Cuando Hamlet dice, por ejemplo, “To be or not to be…” (“Ser o no ser”) una parte del público podía interrumpirle al grito de “¡Not to be, not to be!”. Un crítico de la época cuenta que le resultaba difícil entender a los actores a causa del griterío del público. Con razón, en Julio César, Marco Antonio reclama la atención del público cuando grita a los del patio: «¡Amigos, romanos, compatriotas, prestadme atención!» .
Las obras no eran inocuas. Tenían una carga política de actualidad y daban al público (y, sobre todo, al mecenas) lo que éste quería oír. Los mecenas encargaban y financiaban las obras de Shakespeare como hoy imprimen panfletos o producen videos electorales. La gran joroba y exagerada fealdad de Ricardo III (el ultimo rey inglés de la dinastía Plantagenet) no eran casuales. Ni tampoco la belleza o la bondad de los nuevos Tudor.
De pie en el patio (1 penique) o sentados en un tendido frente al escenario (2 peniques), los más pobres, vestidos con su mejor gabán o sayal de lino bruto o lana basta y sucia (que lavaban dos veces al año) podían ver la cara y la expresión de los actores pero (¡ay!) también podían verle la cara (y sus ropajes de fina seda) a los aristócratas y otras gentes principales del reino. Los pobres tenían prohibido usar la seda. Los palcos que hay a los lados y detrás del escenario, de cara al público, eran los más caros (6 peniques, más 3 por cojín). Sus nobles abonados no iban solo a ver el teatro sino a ser vistos por la plebe maloliente.
Cabían mil personas apretujadas en el patio: los “penny stinkers” o “apestosos de perra gorda”, que bebían cerveza y meaban allí mismo. Para sus necesidades de arte mayor (o sea, cagar) disponían de una fila de cubos abiertos en los bordes del patio.
Otro detalle relevante: el teatro no se hacía entonces solo para ser visto sino, sobre todo, para ser oído. No podían ver bien las expresiones de los actores. En cambio, sí podían oír sus voces y los pensamientos que expresaban en voz alta. Así se entienden mejor los monólogos o soliloquios de Hamlet o de lady Macbeth. No eran tales sino, más bien, diálogos con el público. Cuando un actor muere apuñalado en el escenario del Globe, cae muerto pero, además, tiene que gritar, sin micro, en voz muy alta: “I am dead” (“Estoy muerto”) . Para que el público se entere. Y entonces, el recién asesinado se levanta y hace mutis caminando tranquilamente por el entablado.
Grandísimas obras… para ser oídas. (To hear or not to hear, that is the question). Por eso, por razones acústicas, el coso de Shakespeare era redondo: para servir mejor a los oídos que a los ojos. Las obras seguían su curso pese al aguacero tradicional de Londres que lavaba las ropas y diluía la orina del público. Para el olfato solo había un remedio eficacísimo: alto consumo de ajos.+
Las mujeres no podían actuar. Los hombres lo hacían en su lugar, con voz de falsete y maquillaje a base de plomo. Eso explica, al cabo del tiempo, la parálisis de sus nervios y el envejecimiento prematuro de su rostro. Quienes habían actuado de bellas mujeres acababan interpretando a brujas feas y demonios terroríficos.
Al salir del edificio, poco antes de que empezara “Titus Andronicus”, la primera tragedia de Shakespeare, que está hora en cartel, llama la atención una ambulancia a la puerta del teatro. “Todos los días se desmaya alguien del público”, me dicen. Las crónicas del Times me lo confirman. En el escenario cortan manos y lenguas y brota sangre por doquier. Demasiada carnicería para los sensibles espectadores de hoy.
Me refugié en la tienda turística del Globe. Compré varias chucherías y una ingeniosa goma de borrar con manchas color sangre y la frase más famosa de lady Macbeth tras el crimen regio, al final, poco antes de morir: «Out, damned spot! Out, I say!» Y también: «Here’s the smell of the blood still. All the perfumes of Arabia will not sweeten this little hand».
“Out damned spot! Out, I say”! (“¡Fuera mancha maldita! ¡Fuera, digo yo!”).
Y, felizmente impresionado, salí corriendo de allí.
—