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Pujol y Felipe suben el ICA (Indice de Corrupción Ambiental)

Felipe González ha dicho que no piensa que Jordi Pujol sea «un corrupto». Con todos los condicionantes que queramos, lo he leído y lo he escuchado en 20minutos.es.

Felipe Gonzalez y Susana Díaz
Felipe Gonzalez y Susana Díaz

Esta ha sido su declaración pública, según su propia voz y tal como lo recoge 20minutos.es :

«El expresidente del Gobierno Felipe González ha asegurado este viernes que «nunca» ha pensado que el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol sea «un corrupto» y que, aunque le cuesta creer todo lo que está pasando en torno a este caso, cree que está en «una operación de cobertura hacia los que tiene debajo», es decir, sus hijos».

Su declaración me ha sentado como un golpe en el estómago.  Una traición. Yo le voté varias veces y, como simpatizante, me sentí orgulloso de su obra política al frente del PSOE (el partido de mis padres) hasta su penúltimo mandato.

Este hombre de ayer, que hoy excusa al Pujol corrupto y confeso, no es mi Felipe. Una de dos: o se está volviendo chocho por la edad o está poniendo sus barbas a remojar… Y no se qué es peor.

Espero que -superada la soberbia natural de los que han sido poderosos- Felipe González sea capaz de rectificar sus palabras sobre Pujol y disculparse públicamente.

Para empezar, le recomiendo a Felipe González la lectura sosegada del artículto que el historiador José Alvarez Junco publicó el 4 de septiembre en El Pais titulado «Nacionalismo y dinero». Es muy clarificador y no tiene desperdicio.

Destacaré dos párrafos:

«El nacionalismo se combina mal con el capitalismo y se explica difícilmente en términos de clase, pero, en cambio, se combina y se explica muy bien, como tantas otras pugnas identitarias, en términos de corporativismo y clientelismo».  (…)

Y concluye así:

«El caso de la familia Pujol no es, pues, excepcional, como pretenden Mas o quienes quieren salvar el nacionalismo. Es una prolongación del corporativismo y el clientelismo practicados sin escándalo por CIU (y por cualquier Gobierno apoyado en políticas identitarias, sea catalán, vasco o andaluz). Y del clientelismo -favores por apoyo político- a la corrupción -favores por dinero- no hay más que un paso. Un paso difícil de evitar.»

 

La Vanguardia, 19 de febrero de 1992.
La Vanguardia, 19 de febrero de 1992.

Me temo que después de la guerra civil y la Dictadura, hemos entroncado con lo mejor y lo peor de la Restauración de Cánovas y Sagastala alternancia pacífica en el Poder (el turno de los dos grandes partidos a nivel nacional) y el caciquismo (o clientelismo) a nivel local.   

Estamos en medio de un círculo vicioso. Los líderes del Gobierno y de la oposición, que tienen la capacidad legal para cambiar las leyes electorales, de control de los partidos políticos y su financiación ilegal, de transparencia financiera, de regeneración democrática, de anticorrupción, etc. son los menos interesados en tirar piedras contra su propio tejado. Entre bueyes no hay cornás. Y lo están demostrando.

Sube el Indice de Corrupción Ambiental (ICA), a niveles insoportables, y aquí nunca pasa nada.  La corrupción ambiental, en mayor o mejor grado según la posición de cada uno en términos de poder, está bastante metida bajo la piel de todos nosotros. Siguen enfrentadas, por ejemplo, las dos Españas: una con IVA y otra sin IVA.

El general Franco nos dejó mucha peor herencia de lo que pensamos al hacer la Transición. Durante casi 40 años, y en base al terror y al favor, había corrompido a varias generaciones de la sociedad española hasta la médula. Claro que, cada día que  pasa, Franco tiene menos la culpa de nuestros males.

Forges en El Pais de hoy (7-IX-14).
Forges en El Pais de hoy (7-IX-14).

Es posible que tengamos que remontarnos mucho más atrás, a la picaresca medieval, (como ya sugiere hoy el propio Forges) para entender mejor los males de España.

No se quien está libre de corrupción o es capaz de tirar la primera piedra para mejorar (y quizás, salvar) nuestra democracia. ¿Cuando se jodió la Democracia en España? De verdad, visto lo visto, no lo se. Y lo siento por nuestros hijos y nietos.

 

 

 

 

 

 

 

Alejandra, futura duquesa de Suárez

El mes pasado compartí mesa, sin saberlo, con Alejandra Romero Suárez, la futura duquesa de Suárez. Y hoy estoy triste por el «inminente» desenlace fatal de la enfermedad de su abuelo, el primer presidente de la Democracia.

La nieta de Adolfo Suárez saluda al principe Felipe. el abogado Mohedano, en segundo plano.
Alejandra Romero, nieta de Adolfo Suárez, saluda al principe Felipe. El abogado Mohedano, en segundo plano. La foto corresponde a la audiencia del Príncipe a la Asociación para la Defensa de la Transición que preside mi paisano el tte. general Andrés Casinello.

Primero, durante la Dictadura, ataqué al presidente Suárez todo lo que pude. Luego acabé admirándole, trabajando para él y teniéndole un gran afecto. Ahora me gustaría que le dejaran morir en paz.

En 1976, el Rey eligió a dedo a Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, para suceder a Carlos Arias, franquista hasta médula. Entonces criticamos la real decisión. Era fruto de los poderes totalitarios de Juan Carlos I, heredados del dictador, y no de la voluntad popular. Además, Suárez era nada menos que el ministro secretario general ¡del Movimiento!. (Habrá jóvenes a quienes todo esto les sonará a chino: el Movimiento Nacional era el partido único creado por el general Franco a imagen y semejanza de los partidos nazi y fascista de Hitler y Mussolini, respectivamente.)

Como director de semanario Doblón, publiqué en portada (nº 91, 10-16 de julio de 1976) la foto de Adolfo Suárez con uniforme del Movimento (naturalmente, con la camisa azul falangista y corbata negra) y con el siguiente titular:

OTRO GOBIERNO A DEDO

Portada del semanario DOBLON, 10-16 de Julio de 1976.
Portada del semanario DOBLON, 10-16 de Julio de 1976.

Los demócratas de entonces pediamos a gritos elecciones libres para que una nueva constitución y los sucesivos gobiernos fueran fruto de la soberanía popular, no del capricho del Rey. Por eso, recibimos a Suárez con los más duros ataques y descalificaciones que nos permitía la censura franquista que seguía vigente.

¡Qué equivocados estábamos!

En estos días, me vienen a la mente multitud de recuerdos compartidos con el hombre que más hizo por devolver la libertad a los españoles. Y la memoria se llena de tristeza.

Adolfo Suárez Illana, candidato del PP, con Jose M. Aznar y Adolfo Suárez en la campaña electoral de Castilla La Mancha.
Adolfo Suárez Illana, candidato del PP, con Jose M. Aznar y Adolfo Suárez en la campaña electoral de Castilla La Mancha.

Comprendo la pena que sienten sus hijos, nietos, hermanos y demás familiares y amigos. La agonía de un padre puede nublarnos el juicio. Y no es disculpa pequeña. Pero no me ha gustado la forma en que Adolfo Suárez Illana ha comunicado, en multitudinaria y prematura rueda de prensa, el «inminente» final de su padre. No se muy bien por qué, pero siento un cierto desasosiego. O perplejidad. Quizás por respeto y agradecimiento a la gigantesca figura del presidente Suárez, no me ha gustado la precipitación de su hijo al comunicar eso de contemplar «el horizonte temporal de 48 horas».

La forma de comunicarlo, las palabras escogidas, el momento tan prematuro, los obituarios -merecidos, sí- publicados aún en vida del mayor héroe de nuestra Democracia, los preparativos de las honras fúnebres en el Congreso y -cómo no- en la Catedral. … me han dejado una basurilla en el corazón. El ciudadano Suárez, grande de España por ser duque, y mucho más grande por haber defendido nuestra libertad, merece un tratamiento más delicado. Han faltado finura y mesura. Pero hay que ponerse en la piel de su hijo, en momentos tan dramáticos, para comprender, y seguramente disculpar, sus errores de comunicación.

Afortunadamente, el hijo del presidente Suárez ha dicho que no piensa discutir ahora el ducado de su padre  que, según la Ley 33/2006, corresponde en herencia a su sobrina Alejandra Romero Suárez, hija mayor de Maria Amparo Suárez Illana, primogénita del matrimonio Suárez-Illana, fallecida en 2004.

Al parecer, Adolfo Suárez Illana ha rectificado su posición de 2009 cuando, según el diario Público, pidió al Rey que le quitara el ducado de Suárez a su sobrina y se lo diera a él.

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